En la primera catequesis hicimos una descripción detallada del corazón del ser humano, herido y necesitado de redención. En la segunda dimos un paso más, para descubrir en el Corazón de Cristo la fuente de sanación para
Un poco de historia
Dado que nos disponemos a renovar la Consagración de España al Corazón de Jesús, realizada hace 90 años en el Cerro de los Angeles (Getafe), conviene que comencemos por hacer un poco de historia sobre la espiritualidad del Corazón de Jesús.
Son muchos los santos que a lo largo de la tradición bimilenaria de la Iglesia han cultivado esta espiritualidad del Corazón de Cristo, pero los inicios de la historia “moderna” de esta devoción los situamos en el siglo XVII.
+ Margarita Mª de Alacoque (1647-1690).
Religiosa en el monasterio de la Visitación de Paray le Monial (Francia). Jesús se le manifiesta en la Eucaristía, revelándole el misterio de su Corazón: "He aquí el Corazón que ha amado tanto a los hombres y que no recibe más que ingratitudes y afrentas”.
En estas revelaciones particulares, el Señor le comunica unas promesas de bendición para quienes sigan esta devoción al Corazón de Jesús:
* Pondré paz en sus familias.
* Les consolaré en sus penas.
* Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
* Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
* Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente de la misericordia.
* Las almas tibias se volverán fervorosas.
* Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
* Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones endurecidos.
* Bendeciré las casas en las que la imagen de mi Corazón se exponga y sea honrada.
* Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
* A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado.
* Prometo que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia.
A lo largo de su vida, Santa Margarita enseñó a amar al Corazón de Jesús, acompañándole en la Eucaristía por medio de
+ San Claudio de
Fue el director espiritual de Sta Margarita Mª. Será el encargado de propagar el mensaje del amor del Corazón de Cristo por los lugares más lejanos. Gracias a él, la orden religiosa de los jesuitas acometerá la tarea de la propagación de la devoción al Corazón de Jesús.
+ Bernardo de Hoyos (1711-1735)
Nacido en Torrelobatón (Valladolid). Dios mediante, probablemente será beatificado en Valladolid en la primavera de 2010. Está considerado como el principal apóstol del Corazón de Jesús en España. Son palabras suyas las siguientes: «Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mi solo, sino para que por mi las gustasen otros. Me dijo Jesús: 'Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».
2) Sentido de la consagración
El sentido de la consagración tenemos que entenderlo como nuestra respuesta coherente al amor de Dios. Pero en realidad no es una iniciativa nuestra, sino que es Dios mismo quien nos invita a consagrarnos, es decir, a introducirnos plenamente en su intimidad
+ Consagración bautismal: La consagración básica y fundamental de nuestra vida es el bautismo. En el bautismo nos hacemos partícipes de la filiación divina de Jesucristo; es decir, somos configurados como “hijos en el Hijo”. Gracias a la consagración bautismal podemos decir que Dios es nuestro Padre, y que Cristo es nuestro hermano. De esta forma, los cristianos somos plenamente “consagrados”, somos “revestidos” de Cristo (Cfr Gal 3, 26-27).
+ Renovación de la consagración: Siempre es bueno y necesario que renovemos a lo largo de nuestra vida la consagración bautismal, porque tenemos el peligro de no valorar ese tesoro que llevamos escondido en nuestra fragilidad. Es en este sentido en el que ahora realizamos la consagración al Corazón de Jesús. Cuando realicemos esta “consagración”, estamos renovando y reviviendo existencialmente lo que es la esencia de nuestra vida: ¡Totus tuus!... Es decir, somos totalmente de Cristo.
María es el modelo de la perfecta consagración. Por ello, Juan Pablo II hizo suyo el lema “Totus tuus Maria” (somos totalmente de María, como ella es de Cristo, y Cristo es de Dios Padre).
+ Consagración personal y comunitaria: La consagración puede hacerse en varios niveles, no solamente a nivel personal. Hoy en día está muy difundido el error de circunscribir la religiosidad a la esfera interior de la conciencia, de forma que el resto de las realidades sociales quedarían fuera de la esfera de la consagración a Dios.
Sin embargo, nosotros confesamos a Cristo como Rey del Universo. Es decir, le consagramos también la familia, nuestra ciudad, nuestra diócesis, nuestra patria, el mundo entero, etc… Todo tiene que ser fundado en Cristo, puesto que Él es el Creador de todo lo visible e invisible. (Si bien lo anterior no obsta para que la fe católica confiese los principios de “autonomía del orden temporal” y el de “libertad religiosa”).
Para entender por qué consagramos nuestros bienes, nuestra familia, nuestra nación, nuestro trabajo, nuestro estudio, etc, etc… baste entender el texto de San Pablo: “Todo es vuestro; y vosotros, de Cristo; y Cristo de Dios” (1 Co 3, 23).
La renovación de la consagración de España al Corazón de Cristo, en el momento presente, tiene un sentido muy especial: somos conscientes del avance del materialismo, del hedonismo y del laicismo, que corren el peligro de borrar las raíces cristianas de nuestra cultura. La tarea de
3) Reparación
La consagración se realiza en el espíritu de la reparación, y al mismo tiempo, de la consagración se desprende un deseo de reparación. Vamos, por lo tanto, a intentar explicar el sentido de esta palabra. San Francisco de Asís decía vivamente impresionado: "¡El Amor no es amado!". Pues bien, sólo entienden la reparación los que han descubierto el amor del Señor:
+ Reparar es vivir nuestra vida en intensidad de amor a Dios y al prójimo, con la intención de "compensar" nuestra anterior frialdad, así como el dolor provocado en Dios por nuestros pecados y el de nuestros hermanos, del que también nos sentimos corresponsables. Reparar es dar “alegrías” al Corazón de Dios.
+ Bien es verdad que lo que le disgusta a Dios, no es otra cosa que lo que hace daño al hombre; mientras que, lo que le complace a Dios es que el hombre sea feliz y santo. Dicho de otro modo, no tenemos que entender la reparación, como si nosotros le hiciésemos un favor a Dios; sino que es Él quien nos da el honor de participar de sus sentimientos internos: sufrir con sus sufrimientos, y gozarnos de sus alegrías.
+ Tanto la “cruz” como la “gloria” de nuestra vida, se convierten en la ocasión propicia para expresar a Dios el amor que le tenemos. Las mismas "cruces" cotidianas, resultan ser un tesoro, cuando las ofrecemos a Dios Padre, unidas al sacrificio redentor de Cristo.
4) Fórmula de Consagración
Ofrecemos a continuación la fórmula, compuesta por Juan XXIII, que será utilizada en la ceremonia de renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús, el día 21 de junio de 2009, en el Cerro de los Angeles:
Hijo eterno de Dios y Redentor del mundo, Jesús bueno, tú que al hacerte hombre te has unido en cierto modo a todo hombre y nos has amado con tu corazón humano, míranos postrados ante tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser y, para vivir más estrechamente unidos a ti, todos y cada uno nos consagramos hoy a tu Sagrado Corazón.
De tu corazón traspasado brota el Amor de Dios, hecho allí visible para nosotros y revelado para suscitar nuestro amor. Ante la generación del nuevo milenio, tan esperanzada y tan temerosa al mismo tiempo, la Iglesia da testimonio de la misericordia encarnada de Dios dirigiéndose a tu Corazón.
Muchos, por desgracia, nunca te han conocido; muchos, despreciando tus mandamientos te han abandonado. Jesús misericordioso, compadécete de todos y atraélos a tu Corazón.
Señor, sé rey no sólo de los hijos fieles, que jamás se han alejado de ti, sino también de los hijos pródigos que te han dejado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sé rey de aquéllos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de ti: devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto se forme un solo rebaño de un solo pastor.
Concede, Señor libertad a tu Iglesia; otorga a todos pueblos y, en particular, a España la paz y la justicia; que del uno al extremo de la tierra no resuene sino esta voz; bendito sea el Corazón divino, causa de nuestra salvación; a él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén
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