lunes, 17 de junio de 2019

DR. LUIS PEDRO LENGUAS, TESTIGO DE LA FE (1862-1932)

Libro de Ricardo Pou Ferrari y Fernando Mañé Garzón. Montevideo, 2005.
Por Antonio L. Turne

Nacido en Paysandú el 4 de abril de 1862, fueron sus padres Pedro Lenguas e Isabel Algorta. Tuvo tres hermanos: María Isabel, Ema  y Juan Vicente, que murió del  mal de los siete días, luego de ser bautizado en la Iglesia del Paso del Molino.
                                               
Su familia se radicó en Montevideo luego del nacimiento de Luis Pedro, donde éste último recibe la confirmación en la Matriz el 27 de abril de 1865. Su traslado a Montevideo obedeció a que su padre debió ocuparse de los intereses de la sucesión Villademoros de la familia de su esposa.   

De su educación escolar no se poseen datos, pero sí de su ingreso al Colegio Pío de Villa Colón, en 1877, integrando la primera generación de alumnos pupilos de esa institución, fundada por Monseñor Luis Lasagna, enviado expresamente por Don Bosco a pedido del entonces Obispo de Montevideo, Monseñor Jacinto Vera.  Allí cursa Luis Pedro Lenguas sus cuatro años de secundaria y egresa con el título de bachiller...

Ingresa a la Facultad de Medicina en 1881.  Inicia su práctica hospitalaria el 6 de julio de 1885 como practicante meritorio y efectivo en el Hospital de Caridad, siendo separado de dicha actuación cuando llegaron los heridos de la Revolución del Quebracho, en marzo de 1886, retomándola posteriormente.  Se gradúa el 20 de febrero de 1888, siendo autorizado para el ejercicio por el Consejo Nacional de Higiene  cuatro días más tarde.... Su  madre  le pidió que hiciera de su profesión un apostolado. Esta rogativa materna marcaría sin duda, junto a su intensa devoción cristiana, una vida consagrada a la atención de sus semejantes, con el mayor desprendimiento, haciendo gala de humildad, sabiduría y caridad. 

El 15 de enero de 1889 contrae matrimonio con María Antonia Veiga , en el hogar paterno de su esposa, Rincón 276; él con 26 años, ella con 19, estableciéndose primero en la casa de sus suegros, y más tarde en una casa propia en Agraciada 239.  El 28 de febrero de 1891 es designado Jefe de las Salas de Medicina y Cirugía en el Departamento de Mujeres del Hospital de Caridad , servicio que conservaría hasta su muerte y en el que trabajó durante 40 años. El 2 de mayo de 1892 el Ministerio de Gobierno – ejercido por Francisco Bauzá -  lo designa miembro del  Consejo de Higiene Pública, junto a Elías Regules, Joaquín de Salterain, Carlos A. Berro..

Bauzá le encarga a Lenguas la dirección del nuevo Consejo.  Pero la mayoría
de sus integrantes renuncia en 1893, a consecuencia de que el mismo Ministerio oculta y niega la existencia de casos de cólera en Montevideo, que habrían de devenir en epidemia.

Entre 1891 y 1897 su actividad se concreta especialmente como cirujano del Hospital de Caridad y su participación destacada en la fundación y organización del Círculo Católico de Obreros, y la expansión de esta obra médico – social, expresión del mutualismo y la acción social de la Iglesia, por todos los rincones del país.

Su familia, que desde siempre había tenido tradición nacionalista, ganó también su adhesión, si bien en la Revolución de 1897 participó como Jefe de la Expedición de
la Cruz Roja de las Señoras Cristianas, concurriendo a recoger y asistir a los heridos de la batalla de Tres Árboles... Allí se encuentra en Paso de los Toros, en un improvisado hospital de sangre, con Enrique Pouey, quien había concurrido al mando de una expedición sanitaria de la Cruz Roja Oriental, regresando a Montevideo con el primer contingente de heridos, trasladados por ferrocarril, para ser ingresados al Hospital de Caridad.  El número total de pacientes fueron 604, en su mayoría heridos de bala, de los que fallecieron 32, lo que permite valorar la eficacia de la atención sanitaria con una relativamente baja mortalidad. 

Los tiempos turbulentos que siguieron a la Revolución de 1897, determinaron que en junio de 1898 Lenguas revalidara su título en Buenos Aires.  

El 1º de enero de 1899 aparece el primer número de  “El Amigo del Obrero”, órgano de los Círculos Católicos, del que fue su principal animador, redactor y contribuyente.   
                                               
Su vida diaria comenzaba asistiendo a la misa en la iglesia de la Aguada, donde hizo amistad con el padre Bimbolino, párroco con quien gestó la idea de ese periódico que se llamó  “El Amigo del Obrero”, que tendría larga vida, de distribución gratuita en los Círculos Católicos y los ámbitos parroquiales. También  trabó por entonces amistad con el presbítero Tomás G. Camacho, futuro Obispo de Salto y con Mariano Soler, inspirador de las ideas en materia social de la Iglesia, a nivel local, tomando base firme en la Encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum,  del 15 de mayo de 1891, que marcaría un punto de inflexión en las relaciones entre la Iglesia y los trabajadores, en un mundo conmocionado por las ideas del Anarquismo y el Socialismo que irrumpían en Europa y también en América, y cuya controversia presidiría la mayor parte del siglo siguiente, con suerte dispar.

La actividad quirúrgica de Luis Pedro Lenguas, tanto privada como para los socios del Círculo Católico de Obreros, la desarrollaba  en su sanatorio privado, que fundó en 1906 junto a Fausto Veiga, atendido por las Hermanas Capuchinas como colaboradoras de enfermería y asistentes espirituales, ubicado en la calle Nueva Palmira 1428 (hoy Luis Pedro Lenguas). 

Su dedicación familiar era muy intensa y afectuosa, consagrándose al contacto con sus hijos, a quienes leía clásicos literarios en su tiempo libre, y a su esposa, cuya temprana muerte debió sufrir el 25 de setiembre de 1917, a consecuencia de un cáncer de mama, por la cual fue intervenida en su propio domicilio, por el amigo y colega Dr. Luis P. Bottaro. 

Por concesión papal, con la mediación de Monseñor Mariano Soler, que había trabado estrecha amistad y admiración por la actitud religiosa de Luis P. Lenguas, obtuvo la autorización para tener en su residencia un Oratorio, consagrado al Beato Diego de Cádiz .... Monseñor Soler acostumbraba celebrar Misa al inicio de cada año, en el domicilio de Lenguas, como lo testimonian numerosos documentos. Este Oratorio le permitió a su esposa seguir diariamente las plegarias, desde su lecho convaleciente, sin duda de gran ayuda espiritual. Era Luis Pedro Lenguas un hombre tan devoto, que antes de finalizar cada jornada,  hacía la  “preparación de la buena muerte” , para lo cual se acostaba, con un crucifijo entre las manos sobre su pecho y se cubría con una sábana, reflexionando luego.

En sus raras vacaciones, en el verano de 1932, fue a pasar unos días a Punta del Este, en la  British House, hotel muy frecuentado de dicho balneario, acompañado de su dilecto discípulo y amigo José Iraola. Éste contrae una neumonía durante su estadía, y Lenguas pasa toda la noche circulando por los pasillos expuestos a la intemperie, sólo cubierto por su camisón de seda. A su regreso encuentra su salud más comprometida, (algunos allegados lo habían notado decaído o tal vez deprimido) afectado también por una grave neumonía, que al cabo de pocos días, lo llevaría a la muerte.

Falleció el 4 de marzo de 1932, a las 4 y 15 de la madrugada, “en olor de santidad”, asistido por sus seres queridos, y sus sacerdotes más amigos, que le dieron la extremaunción y le vistieron con el humilde sayal franciscano con el que fue sepultado.   Como él mismo había dicho:  “La misión del médico creyente, no se reduce sólo al alivio de las miserias de la carne, porque allí donde el arte de curar no alcanza, es donde precisamente empieza la sublime medicina que se encamina a la salud del alma”.

Resulta curioso que a tantos años de su muerte, este hombre médico ilustre uruguayo, devoto y caritativo, a quien incluso se le atribuyen milagros, no haya sido promovido con fuerza suficiente, para ascender a los altares. El tiempo, que todo lo salva, y a veces lo  esconde,  le  ha  dejado  olvidado  en  la  senda  de  su elevación, como uno de los hijos más consagrados, fieles y valiosos, de la grey uruguaya

domingo, 16 de junio de 2019

JULIO ALONSO AMPUERO: LA IMPORTANCIA DE UN PAPEL SECUNDARIO


Si preguntamos por san Pablo todo el mundo sabrá contarnos algo de él (su conversión, sus viajes, sus cartas…). En cambio, a la inmensa mayoría de los cristianos probablemente no les dice nada el nombre de Bernabé. Y sin embargo, en buena medida Saulo llegó a ser lo que fue gracias a Bernabé.
 
Era levita y natural de Chipre. No sabemos si llegó a conocer y a escuchar a Jesús en su existencia terrena. En todo caso, pronto quedó fascinado por el atractivo que el Resucitado y su Evangelio desplegaban en la primera comunidad cristiana de Jerusalén. Y se adhirió a ella. Con tal decisión y radicalidad que incluso un campo que poseía lo vendió y entregó el importe a los apóstoles.
 
Cuando el convertido Saulo llegó a Jerusalén, intentaba juntarse a los discípulos. Pero éstos –conociendo su pasado de perseguidor furioso– no se fiaban de él; le tenían miedo, pues dudaban de que su conversión hubiera sido real; temían que se tratase de una estratagema para introducirse entre los discípulos y así poder espiarlos, denunciarlos y conducirlos a la cárcel.
 
En esas circunstancias Bernabé resultó providencial. Fue él quien acogió a Saulo, le presentó a los apóstoles de Jerusalén y le introdujo en la comunidad cristiana. Saulo –marcado por la experiencia de encuentro con el Resucitado– se integraba así en la Iglesia: participaba en sus reuniones de oración, escuchaba la enseñanza de los apóstoles, vivía con ellos la celebración de la eucaristía y experimentaba la profunda unión de corazones que reinaba entre ellos, así como el espontáneo compartir los bienes, tanto materiales como espirituales. Más aún, se lanzó a realizar en la capital religiosa de Israel lo que ya había hecho en Damasco con entusiasmo y valentía: predicar el nombre de Jesús.
 
Bernabé era hombre de plena confianza para los apóstoles. Por ello, cuando surja un gran número de discípulos en Antioquía de Siria –primera gran comunidad cristiana fuera de tierra santa– no dudarán en enviarle para supervisar lo que estaba ocurriendo.
Bernabé discernió rápidamente la acción de Dios entre aquellos paganos. Más aún, su presencia contribuyó al crecimiento de la comunidad y su docilidad al Espíritu Santo acrecentó considerablemente el número de conversiones.

Era evidente que la gracia del Resucitado actuaba con poder. Pero era necesario formar e instruir a toda esa masa de recién convertidos que provenían del paganismo. Y entonces tuvo una intuición genial: incorporar a esa labor apostólica al converso Saulo. Bernabé había descubierto en él dotes muy notables; además, su condición de rabino versado en las Escrituras le predisponía para esta labor catequética. Y partió en su busca a su ciudad natal, Tarso, en donde había tenido que refugiarse por las amenazas de muerte recibidas tanto en Jerusalén como en Damasco.
 
Durante un año entero instruyeron a una gran muchedumbre en Antioquía. Ese fue un tiempo de entrenamiento para Pablo. Al lado de Bernabé fue aprendiendo las tradiciones cristianas primitivas y el modo como leían las Escrituras referidas a Jesús.
 
Juntos Bernabé y Saulo subieron a llevar socorros materiales a los hermanos de Jerusalén. Y a su regreso a Antioquía fueron enviados a la primera gran misión organizada para llevar el Evangelio a nuevas regiones. Pablo ya estaba capacitado y partió con Bernabé. En este primer viaje misionero Pablo pudo desplegar toda su capacidad de predicador y juntos fueron testigos de las maravillas que Dios realizaba por medio de ellos convirtiendo a los gentiles y suscitando nuevas comunidades cristianas por doquier.
 
También juntos sufrieron la persecución por Cristo y el Evangelio; y juntos defendieron en la asamblea de Jerusalén, frente a los judaizantes, que a los nuevos cristianos provenientes del paganismo no había que imponerles el cumplimiento de la Ley de Moisés.
A la vuelta de la asamblea de Jerusalén decidieron emprender un nuevo viaje misionero. Surgió entonces una tirantez que hizo que se separasen: Bernabé partió con Juan Marcos hacia Chipre, y Pablo, tomando como nuevo compañero de misión a Silas, partió hacia el Asia Menor.

Al parecer, Bernabé murió en su tierra natal. Pero Pablo siguió predicando por los caminos interminables del Imperio romano. Ya podía volar solo. Y llegaría a ser el gran san Pablo, «el primero después del Único». Gracias a aquel hombre que había confiado en él y le había capacitado para ser el gran Apóstol de los gentiles. Como Juan Bautista ante Jesús, Bernabé podía exclamar: «Es preciso que él crezca y que yo disminuya».
(Textos bíblicos: Hch 4,36–37; 9,26-30; 11,19-30; 13-15)

lunes, 10 de junio de 2019

DIÁCONO JORGE NOVOA: CÓMO HAS UTILIZADO LOS DONES QUE EL SEÑOR TE ENCOMENDÓ?

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. ...( Mt 25, 14-30).

El centro de nuestra meditación lo ocupa una conocida parábola enseñada por Jesús, la de "los talentos", en ella se habla de un patrón que antes de marcharse entregó a tres trabajadores suyos un número diverso de talentos ( moneda) , y al volver les pidió cuentas de lo que les había confiado... El Señor ha enriquecido con dones a su comunidad para realizar la misión que le ha encomendado...

El contexto de esta enseñanza, es el tema del juicio final, antes se nos presentan dos enseñanzas que van en la misma dirección,  primero un grupo de mujeres imprudentes, que cargando  aceite para sus lámparas de modo insuficiente, al llegar el novio no pudieron recibirlo  con las lámparas encendidas. Luego estará la enseñanza en la que Jesús, invita a los suyos a reconocerlo en los que sufren; tuve hambre, sed, estaba en la cárcel...

En medio de estas dos enseñanzas está nuestra parábola. Qué aprendemos con relación a los talentos?

Vamos a enumerar varias cosas:

1) Los talentos son dones que recibimos de Dios. Dios es el dador de todo bien. Recibimos dones materiales y espirituales, que se manifiestan en cualidades, habilidades, aptitudes, etc...

Habiéndolos recibido de Él, no somos dueños, sino administradores, y si algo compete al administrador es ser responsable de  lo que recibió. Se sabe depositario de un bien que debe cuidar y ejercitar. No dueño que dispone según su antojo sin dar cuentas a nadie, sino administrador de algo que se le ha entregado y de lo cual deberá dar cuentas a su Señor. Este punto es clave.

2) Dios da los  dones según su sabiduría. Lo hace en virtud de un designio sabio, que refiere al amor que tiene por sus criaturas.  Por ellos, da a cada uno, según conoce que es lo mejor para Él, y para que haga el mayor bien a los demás.

El enemigo busca sembrar envidia, tentando con una suerte de  valoración diabólica,  "el don de fulano es mejor que el mío", dicen algunos, sembrando la destrucción por medio de la valoración inadecuada de los dones y  propone sutilmente olvidar el fundamento del designio de Dios.

Los dones que recibimos de Dios, y que expresan su bendición, son para el enemigo los lugares de la tentación, sabe que su ejercicio puede ser muy fecundo, porque el Señor ha prometido multiplicarlos, y sembrando la envidia quiere inhibirlos .

3) El patrón (Jesucristo) al partir, dotó de dones a los que debían atender su hacienda (viña),  aquí estaba la finalidad, para que realizarán, según su voluntad, la tarea adecuadamente. Los dones son complementarios y expresan el misterio de la comunión, ninguno  considerado aisladamente, por importante que parezca,  será adecuado para atender la viña del Señor, porque todos son necesarios para la edificación común.

4) Los dones al utilizarlos adecuadamente se multiplican. El Señor ha dado a cada uno según le conviene, dice el texto, que a uno dio cinco, y otro dos... Ambos multiplicaron lo que habían recibido, pero, no se le exigió al que se le entregaron dos, que rindiera como el de cinco, ambos recibieron el mismo reconocimiento: " entra en el gozo de tu Señor"...

Los dones están al servicio del bien común. El enemigo nos tentará para que los utilicemos en beneficio propio. Buscando reconocimientos  materiales o espirituales: una donación material, o  elogios y reconocimientos espirituales, que van a impactar suscitando la vanidad o vanagloria.

La parábola pone como eje, el regreso del Señor y  su actitud, dice que " pidió cuentas". Cómo has utilizado los dones que te he confiado? Los dones que recibiste, estaban ordenados al buen funcionamiento de mi viña, dirá el Señor, por qué no los has ejercitado?

Aparece como trágica la respuesta del tercero de los servidores del Señor. Los dones estaban destinados a ser entregados y han sido guardados, debía dar frutos y los han vuelto infecundos.

viernes, 7 de junio de 2019

SAN AGUSTÍN : ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

ORACIÓN PARA INVOCAR LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

San Agustín, Meditaciones ( trad. del P. Rivadeneyra )
 
Oh amor divino y comunicación santa del Eterno Padre y de su Hijo benditísimo; Espíritu poderoso y consolador clementísimo de todos los afligidos, penetra con tu virtud lo más íntimo de mis entrañas, y con tu luz alumbra mi tenebroso corazón. 

Riégalo, que está seco, con el riego de tu gracia, para que fructifique; hiérelo con las saetas de tu amor, y abrázalo con tus saludables llamas, para que encendido todo, lo más íntimo de mi alma y de mi cuerpo, con tu fuego, se derrita y transforme en Vos. 

Beba yo de aquel río caudaloso de tu dulzura, para que con mi mano tire lejos todos los gustos venenosos de este mundo. Juzga mi causa, y apártame de la gente no santa, y enséñame a hacer tu voluntad, pues sos mi Dios. Bien se que consagras el alma, en que Vos habitas, en templo y morada del Padre y del Hijo, y por tanto es bienaventurado el que te tiene por huésped, porque juntamente el Padre y el Hijo moran con él.

 Ven ya, ven buenísimo consolador del alma afligida, y defensor y ayudador cierto y oportuno en la tribulación. 

Ven, santificador de los pecadores, médico de los enfermos, fortaleza de los flacos, esfuerzo de los caídos, maestro de los humildes, espanto de los soberbios, padre piadoso de los huérfanos, juez justo de las viudas, remedio de los pobres, alivio de los cansados. 

Ven, norte de los que navegan, y puerto seguro de los que han dado a la mar en este mundo. Ven, Señor, ven a mi alma, Vos que sos única esperanza de todos los que viven, y verdadera vida de todos los que mueren. 

Ven, Santísimo Espíritu, ven y apiádate de mí, conforma mi espíritu con tu espíritu, y mi pequeñez con tu grandeza; sustenta mi flaqueza con tu brazo poderoso, para que yo te sirva y te agrade por Jesucristo mi Salvador. 

Amén

jueves, 6 de junio de 2019

HANS URS VON BALTHASAR: PENTECOSTÉS

Se llenaron todos del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la persona más misteriosa en Dios, por lo que puede manifestarse de múltiples formas: como viento recio y fuego, tal y como lo presenta la primera lectura, en la que se narra el acontecimiento de Pentecostés; pero también de una forma enteramente suave, silenciosa e interior, como se lo describe en la segunda lectura, donde de lo que se trata es de dejarse guiar por su voz y su moción interior. Sea cual sea la forma en que nos comunique, el Espíritu Santo es siempre el intérprete de Cristo, quien nos lo envía para que comprendamos el significado de su persona, de su palabra, de su vida y de su pasión en su verdadera profundidad.

La llegada del Espíritu como un viento recio nos muestra su libertad: “El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va” (Jn 3,8). Y si además desciende en forma de lenguas de fuego que se posan encima de cada uno de los discípulos, es para que las lenguas de los testigos, que empiezan a hablar enseguida, se tornen espiritualmente ardientes y de este modo puedan inflamar también los corazones de sus oyentes. Los fenómenos exteriores tienen siempre en el Espíritu un sentido interior: su ruido, como de un viento recio, hace acudir en masa a los oyentes y su fuego permite a cada uno de ellos comprender el mensaje en una lengua que les es íntimamente familiar; este mensaje que los convoca no es un mensaje extraño que primero tengan que estudiar y traducir, sino que toca lo más íntimo de su corazón.

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios. Con esto estamos ya en la segunda lectura, que nos muestra al Espíritu que actúa en los corazones y en las conciencias de los cristianos. También aquí tiene todavía algo del viento impetuoso por el que debemos “dejarnos llevar” si queremos ser hijos de Dios; pero ciertamente debemos dejarnos llevar como hijos libres, para diferenciarnos de los esclavos, que se mueven por una orden extraña y exterior. A este “espíritu de esclavitud” Pablo lo llama “carne”, es decir, una manera de entender, buscar y codiciar los bienes terrenos, perecederos y a menudo humillantes, que nos fascinan y esclavizan. Pero si seguimos al Espíritu de Dios en nosotros, nos damos cuenta de que esta fascinación que ejerce sobre nosotros lo terreno en modo alguno es una fatalidad: “Estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente”, sino que podemos ya, como hombres espirituales, ser dueños de nuestros instintos. Pero esto no por un desprecio orgulloso de la carne, sino porque, como hijos del Dios que se ha hecho carne, podemos ser hijos de Dios. Esto es lo distintivo del Espíritu divino: que no hace de nosotros hombres espirituales orgullosos o arrogantes, sino que hace re-sonar en nosotros el grito del Hijo: ¡Abba! (Padre).


El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo. El evangelio explica esta paradoja: el Espíritu se nos envía para introducirnos en la verdad completa de Cristo, que nos revela al Padre. Es el Espíritu del amor entre el Padre y el Hijo, y nos introduce en este amor. Al comunicarse a nosotros, nos comunica el amor trinitario, y para nosotros criaturas al acceso a este amor es el Hijo como revelador del Padre. De este modo el Espíritu acrecienta en nosotros el recuerdo y profundiza la inteligencia de todo lo que Jesús nos ha comunicado de Dios mediante su vida y su enseñanza.

miércoles, 5 de junio de 2019

DIÁCONO JORGE NOVOA: EL ESPÍRITU SANTO NOS CONSUELA EN EL CAMINO


A medida que nos acercamos a la solemnidad de la Ascensión, las lecturas bíblicas
manifiestan un binomio, que refleja la tensión presente en la vida de los discípulos de Jesús. Es frecuente, que el Señor hable de su partida, cosa que congela los corazones de los discípulos, es cierto que la meta de su partida es “el Padre” o “la casa del Padre”, y ello trae cierto consuelo, porque siempre Jesús ha expresado como meta de su existencia, el retornar la casa del Padre. Pero no resulta extraño, que ellos se inquieten y pregunten por la suerte que correrían, luego de la partida del maestro.

Los discursos de Jesús también comprenden un anuncio a modo de promesa, se menciona una y otra vez, el advenimiento “del Paráclito”, que tendría la misión de consolar y defender (recordando y enseñando) .

Quién puede consolar el corazón humano, ante el vació dejado por Dios? Únicamente Dios puede ocupar, en el corazón del hombre, el vacío dejado por Dios. Solamente el Espíritu Santo puede “consolar” de la desazón generada por la partida del Hijo de Dios.

Jesús sabe que luego de gustar de su compañía y amistad, sería muy difícil, ante su ausencia, continuar la misión encomendada. Pero ahora, el Paráclito; les “enseñará y recordará todo”, porque consuela no con la medida humana, sino con la vida que brota de la Pascua del Señor.

Sabe Jesús que necesitamos del Espíritu Santo para nuestra peregrinación, Él sostiene nuestra esperanza, permitiéndonos por la gracia, experimentar realmente el amor del Señor que nos consuela y anima en el camino.

El Padre y el Hijo, en Pentecostés, responden de modo superabundante a las inquietudes del corazón humano, vienen y nos constituyen como morada suya, por la presencia del Espíritu Santo, ahora la nostalgia encuentra el consuelo deseado, comunicándonos interiormente el misterio de Jesús: camino, verdad y vida. El destino del Hijo, en el Espíritu, se vuelve destino de los discípulos, vividos en la fe, esperanza y caridad.