sábado, 26 de febrero de 2011

MEDJUGORJE 25 DE FEBRERO 2011


¡Queridos hijos! La naturaleza se despierta y en los árboles se ven los primeros capullos que darán una hermosísima flor y fruto. Deseo que también ustedes, hijitos, trabajen en su conversión y que sean quienes testimonien con su propia vida, de manera que su ejemplo sea para los demás un signo y un estímulo a la conversión. Yo estoy con ustedes e intercedo ante mi Hijo Jesús por su conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

REVISTA FAMILIA Y VIDA

Revista Familia y Vida de marzo

Revista Familia y Vida de marzo

Con una convocatoria para el mes de marzo, la revista “Familia y Vida” que aparece este fin de semana ofrece información fundamental para vivir el mes del Niño por Nacer.

La revista argentina de temática pro vida dedica esta edición a promover, incentivar y formar para que en todo el país se celebre, el próximo 25 de marzo, el Día del Niño por Nacer, precisamente dentro del Año de la Vida proclamado por la Conferencia Episcopal y en momentos en los que más se está impulsando el crimen del aborto.

La edición de marzo incluye una nota sobre el origen, la historia y las actividades para la celebración nacional de la jornada. También un artículo de una especialista que responde a todas las dudas sobre el aborto considerado como derecho, iluminadoras frases de la beata Madre Teresa de Calcuta, y un afiche para promocionar las actividades.

“Familia y Vida” de marzo brinda, además, información fundamental para participar del Primer Congreso de la Red Federal de Familias que será en abril, y datos para contactarse.

Y como siempre, el análisis de los expertos y especialistas pro vida más destacados del país, impactantes testimonios y muchas notas más.

"Familia y Vida", cuya temática es la promoción y defensa de la vida y la familia, es una revista con difusión en toda la Argentina. Surgió en junio de 2010, un mes y medio antes del debate en el Senado por la ley del llamado "matrimonio homosexual" con el propósito de informar acerca de lo que sucedía con las marchas en el interior del país.

"Familia y Vida" busca también dar a conocer las diversas actividades de los distintos grupos pro vida del país con el propósito de promocionar sus iniciativas y sus recursos.

Para mayor información: revistafamiliayvida@gmail.com +

La Santa Sede Combate la Agenda Radical Durante la Comisión sobre Desarrollo Social

By Samantha Singson Lauren Funk

NUEVA YORK, 25 de febrero (C-FAM) La delegación de la Santa Sede en las Naciones Unidas, esta semana, condenó el “intento de la ingeniería sistemática y social impuesta en África por las políticas de control de población de Naciones Unidas En una serie de declaraciones poderosas, la delegación del Vaticano también exigió la defensa y salvaguardia de la familia.

La Comisión de Naciones Unidas sobre Desarrollo Social (CSD por sus siglas en ingles.- Commission on Social Development) normalmente no atrae mucho la atención como lo hacen los temas más controversiales cubiertos por otras comisiones. Sin embargo, teniendo en cuenta la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre la Juventud, los observadores pusieron mucha atención a esta comisión anual y a sus resoluciones sobre la juventud, la familia y el desarrollo.

La Santa Sede primero expresó las fuertes reservas que tiene sobre las referencias al Programa Mundial sobre Juventud (WPAY.- por sus siglas en ingles.- World Program of Action on Youth) en la resolución sobre los programas de la juventud y habló claro en contra de “la imposición de las órdenes del día que se intentaron” durante las negociaciones de las resoluciones.

Cuando en la Asamblea General de Naciones Unidas primero desfiló WPAY en 1995, un número de delegaciones incluyendo Malta, Argentina y Libia se opuso al lenguaje sobre “los servicios de salud reproductiva” para los adolescentes y jóvenes” y a haber hecho caso omiso de los documentos para la primacía de los padres en la educación de los hijos. Sin embargo, durante las negociaciones de la semana pasada en cuanto a la resolución sobre la adolescencia y juventud, La Santa Sede intenta tener esas reservas previas reflejadas dentr o del texto reprobado.

En su declaración para la Asamblea General, La Santa Sede reprobó la imposición que intentó en las "órdenes del día" en cuanto a que “NO hace progresar el bienestar de las personas.” La Santa Sede exigió un “acercamiento que respetara los valores permanentes enraizados en la naturaleza humana; valores que son esenciales para el desarrollo social auténtico.”

La Santa Sede fuertemente objetó la inclusión de un documento africano llamado Protocolo Maputo que exige el derecho al aborto. El delegado de la Santa Sede retó “la falsa suposición de que los países Africanos están superpoblados y que las naciones ricas deberían trabajar para reducir sus números” como un “intento en la ingeniería sistemática social en África” ya que viola sus derechos humanos, muy especialmente su derecho a la vida.

La Santa Sede también dijo que “la cultura tradicional de respetar la vida la cual es característica de la región de África es algo de lo que todos los países pueden aprender. Entre más afirmamos el derecho a la vida, a lo largo del ciclo de la vida, más progresaremos verdaderamente en el desarrollo social alrededor del mundo.”

La Santa Sede otra vez habló de la resolución de la comisión sobre la familia, que tampoco mencionó a las madres y a los padres. El delegado de La Santa Sede dijo: “la institución de la familia, la cual es sine qua non, es decir, es indispensable para preparar a la futura generación, está siendo cuestionada por muchos factores en el mundo moderno y la familia necesita ser defendida y salvaguardada.”

Muchas delegaciones han comentado sobre lo que ellos ven como un nuevo tenor o tono de la delegación de La Santa Sede. Las delegaciones también están hablando acerca de qué tanto han estado activos los delegados de La Santa Sede en verdaderas negociaciones. Algunas delegaciones han acogido esta franqueza sin desilusión e incluso hostilidad.

Traducido por Lic. María Elena García Jiménez

HANS URS VON BALTHASAR: VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)


Los dos amos.El evangelio de hoy puede parecernos difícil de comprender, pues ¿cómo puede alguien no preocuparse del mañana. Eso significaría probablemente condenarse a morir de hambre ¿Cómo no preocuparse al menos del porvenir de los hijos, de la propia familia?Más aún. si Dios alimenta a los pájaros y viste a las flores,¿por qué deja morir de hambre o vegetar en una miseria indecible a tantos hombres?Si estas preguntas surgen en nosotros espontáneamente, entonces hemos de tener en cuenta que todo este evangelio tiene el siguiente título: dos amos, dos señores que en el fondo son incompatibles, y debemos elegir uno de ellos para servirle.Uno es Dios, del que procede todo bien y,según la parábola de los talentos, nos entrega sus bienes también para que los administremos y se lo devolvamos aumentado, con intereses.El otro es el bienestar entendido como valor supremo, y ya se sabe que un bien supremo siempre es elevado al rango de una divinidad. Aquí se indica que el hombre no puede tener al mismo tiempo dos bienes supremos, dos fines últimos, sino que debe elegir. Debe jerarquizarlos, de modo que, en el caso de una prueba decisiva, queda claro cual de ellos prefiere.

Me ha abandonado el Señor.Así se lamente Sión en la primera lectura, así se lamentan también hoy centenares de miles de personas que sufren en la indigencia o en desgracia.Así gritó también Jesús sobre la cruz, en el momento del oscurecimiento de su espíritu. Se sentía abandonado por Dios, porque quería experimentar y sufrir hasta el fondo: no el de nuestra indigencia terrena, sino el de nuestro rechazo de Dios, el de nuestro pecado.La respuesta de Dios es de una suprema solicitud amorosa que supera incluso a la que una madre tiene por sus hijos de sus entrañas. Por eso Jesús, antes de entrar en las tinieblas de nuestro pecado, ya sabía esto: "Está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os dispersaréis cada cual por su lado y a mí me dejaréis solo.Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre (Jn 16,32). El Padre estará a su lado más que nunca cuando llegue la hora de la cruz, pero a Jesús ya no le estará permitido saberlo.El está con los pobres, los oprimidos y los hambrientos más que con los ricos y opulentos, está más con el pobre Lázaro que con el rico epulón, con Job más que con sus amigos; pero pertenece a su servicio supremo, a imitación del Crucificado, el que todos lo pobres profieran su grito de angustia -por la salvación del mundo- en el sentimiento del abandono.

Dejar todo en manos de Dios. La actitud decisiva en este sentido la describe Pablo en la segunda lectura. "Ni siquiera yo me pido cuentas".Ni siquiera sobre la situación que Dios me asigna: si soy reconocido como administrador de los misterios de Dios o llevado ante el tribunal.Ni siquiera sobre si soy culpable ante Dios o no.Incluso si no fuera consciente de ningún pecado, no por ello me consideraría justo, "mi juez es el Señor". Esto significa buscar sobre todo el reino de Dios y su justicia, y no el propio bienestar material o espiritual. Pablo ha trabajado para ganarse el pan. Los siervos de la parábola tienen que esforzarse para acrecentar los bienes que les ha confiado el Señor.La pereza no es precisamente dejar todo en manos de Dios. Pero los buenos siervos no trabajan para aumentar su bienestar personal, sino para acrecentar las propiedades de su Señor.Y esto sin especular de ante mano con el salario, pues éste está escondido en el dejarlo todo: "lo demás se os dará por añadidura"



viernes, 25 de febrero de 2011

LA VOZ DE LOS PADRES PARA EL VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 21,1

Ya había el Señor refrenado la tiranía de la avaricia con muchas y grandes razones pero ahora añade otras más amplias. Las riquezas no nos dañan precisamente porque arman a los ladrones contra nosotros y porque oscurecen nuestra inteligencia, sino porque también nos separan de Dios. Y esto lo prueba con una razón muy fácil de comprender: "Ninguno puede servir a dos señores". Dice dos, porque mandan cosas contrarias. Si se entendiesen no serían dos sino uno, y manifiesta esto por lo que añade en seguida: "Porque aborrecerá al uno y amará al otro, o al uno sufrirá y al otro despreciará". Pone dos para demostrar que es fácil el tránsito a otra cosa mejor, diciendo: "Me he hecho esclavo del dinero" (amando las riquezas). Y demuestra que es posible llegar a otro estado, a saber, no sufriendo la esclavitud, sino despreciándola.

San Jerónimo

La palabra mammona en siríaco quiere decir riquezas. Oiga esto el avaro que se honra con el nombre de cristiano: no se puede a la vez servir a Dios y a las riquezas. Y sin embargo no dijo: "El que tiene riquezas", sino: "El que sirve a las riquezas". El que es esclavo de las riquezas las guarda como esclavo, pero el que sacude el yugo de su esclavitud, las distribuye como señor.
San Agustín, de sermone Domini, 2, 14

El que sirve, pues, a la mammona (esto es, a las riquezas) también sirve a aquel que, puesto a la cabeza de todas ellas por razón de su perversidad, es llamado por Dios príncipe de este mundo. O de otro modo, manifiesta quiénes son estos dos señores cuando dice: "No podéis servir a Dios y a las riquezas", o lo que es lo mismo, a Dios y al diablo, porque el hombre aborrecerá a éste y amará al otro (esto es, a Dios), o sufrirá al uno y despreciará al otro. Sufre un duro dominio todo el que sirve a las riquezas. Cegado por su codicia, vive sometido al diablo, y no lo quiere. Como aquel que está unido a la sierva de otro por la concupiscencia, sufriendo una dura esclavitud, aun cuando no ame a aquél cuya sierva ama. Obsérvese que ha dicho: "Y despreciará al otro", y no: "Le aborrecerá", porque apenas hay conciencia que pueda aborrecer a Dios. Mas se le puede despreciar, esto es, no temerle a causa de la confianza que inspira su bondad.

San Agustín, de opere monachorum, 23

Algunos dicen que no deben trabajar, por la misma razón que las aves del cielo ni siembran ni siegan: ¿por qué no atienden a lo que sigue: "Ni recogen en graneros"? ¿Por qué éstos quieren tener sus manos ociosas, y a la vez llenos sus almacenes? ¿Por qué, finalmente, muelen y cuecen? Las aves del cielo no hacen estas cosas. Y si encuentran algunos a quienes esto persuada, que les traigan todos los días comidas preparadas. Por lo menos sacan agua de las fuentes, o de las cisternas, o de los pozos, los agotan y los reponen, lo cual no hacen las aves. Mas si ni aun se ven precisados a llenar sus vasos de agua, han adelantado con un nuevo grado de virtud aun a los primeros cristianos de Jerusalén, quienes hicieron pan, o procuraron que se hiciese del trigo que se les había enviado de Grecia, lo cual no hacen las aves. No pueden tampoco observar estas cosas, esto es, el no guardar para mañana, aquellos que se separan por muchos días del trato de los hombres, y se encierran, no permitiendo la entrada a nadie, viviendo con el alto fin de hacer oración.
Cuanto más santos son, más desemejantes se muestran de las aves. Por consiguiente, lo que dice el Señor respecto de las aves del cielo, se refiere a convencernos que ninguno debe creer que Dios no se cuida de procurar lo necesario a los que le sirven, siendo así que su Providencia se extiende hasta gobernar estas cosas. Y no se diga por esto que Dios no alimenta a aquellos que trabajan con sus manos, ni por aquello que dijo el Señor ( Sal 49,15): "Invócame en el día de la tribulación, y te sacaré de ella", no debió huir el a Apóstol ( Hch 9), sino esperar que lo prendiesen y que Dios lo librase, como a los tres niños de en medio del fuego. Así como los santos al huir de este modo podían contestar a esta dificultad, diciendo que no deben tentar a Dios, sino que entonces Dios, si quisiese, haría tales cosas para librarlos como libró a Daniel ( Dn 6) de entre los leones y a San Pedro de las cadenas ( Hch 12) cuando ellos no podían hacer nada y que, por otra parte, aunque les permite la huida y por medio de ella pueden librarse, no son ellos, sino Dios quien los libra. Así también los siervos de Dios, que pueden ganarse el sustento con sus manos, si alguno les argumenta con las palabras del Evangelio en esta parte que habla de las aves del cielo que ni siembran ni siegan, pueden responder con toda oportunidad: "Si nosotros por alguna enfermedad u ocupación no podemos trabajar, el Señor nos alimentará, como alimenta a las aves del cielo que no trabajan. Cuando podemos trabajar, no podemos tentar a Dios, porque todo lo que podemos hacer, lo podemos por su auxilio, y todo el tiempo que aquí vivimos, por su largueza vivimos, pues nos ha dado el que podamos vivir, y El nos alimenta del mismo modo que alimenta a las aves, como se dice: "Y vuestro Padre celestial las alimenta: ¿acaso no se cuidará de vosotros con mucha más razón?...".

jueves, 24 de febrero de 2011

NOTICIAS GLOBALES: EL TESTAMENTO DEL DR. B. NATHANSON

NOTICIAS GLOBALES, Año XIV. Número 967, 07/11. Gacetilla n° 1090. Buenos Aires, 23 febrero 2011

EL TESTAMENTO DEL DR. NATHANSON. Fuentes: Propias; National Catholic Register, 21-02-11; Parliamentary Network for Critical Issues (PNCI), 21-02-11.

Cómo legalizar el crimen del aborto:

Hacerse con los medios de comunicación; falsificar estadísticas; jugar la carta del anticatolicismo; ignorar la evidencia científica.

El pasado 21 de febrero, falleció Bernard Nathanson, el médico que de “rey del aborto”, como se lo llamó, se convirtió en uno de los más importantes defensores de la vida humana desde la concepción. Su cambio radical de médico abortero a médico pro-vida, se concretó a través de evidencias científicas. “Como científico no creo, yo se y conozco que la vida humana comienza en la concepción”, escribió en 1992.

Se reconoció como responsable directo de la muerte de 75.000 niños no-nacidos. Abandonó la industria del abominable crimen del aborto en 1979. Su testimonio, especialmente a través de dos películas, “El Grito Silencioso” (1984) y “El eclipse de la razón” (1987) y de su autobiografía “La Mano de Dios” (1996), es capital para el esclarecimiento y la promoción de la defensa de la vida del niño no-nacido en todo el mundo.

En 1992, escribió una carta pública que constituye un testimonio excepcional y una advertencia a tener muy en cuenta, sobre todo en los países que sufren la presión abortista para legalizar el crimen abominable del aborto. En 1996, el Dr. Nathanson, judío de nacimiento, fue bautizado en la Iglesia Católica por el Cardenal John O’Connor, en la catedral de San Patricio de Nueva York, en la fiesta de la Inmaculada Concepción.

Carta abierta del Dr. Bernard Nathanson (1992):

“Soy responsable directo de 75.000 abortos, lo que me empuja a dirigirme al público poseyendo credibilidad sobre la materia.

Fui uno de los fundadores de la Asociación Nacional para Revocar las Leyes sobre el Aborto en los Estados Unidos, en 1968. Entonces una encuesta veraz hubiera establecido el hecho de que la mayoría de los norteamericanos estaban en contra de leyes permisivas sobre el aborto. No obstante, a los 5 años conseguimos que la Corte Suprema legalizara el aborto, en 1973. ¿Como lo conseguimos? Es importante conocer las tácticas que utilizamos, pues con pequeñas diferencias se repitieron con éxito en el mundo Occidental.

Nuestro primer gran logro fue hacernos con los medios de comunicación; les convencimos de que la causa proaborto favorecía un avanzado liberalismo y sabiendo que en encuestas veraces seríamos derrotados, amañamos los resultados con encuestas inventadas y las publicamos en los medios; según ellas el 60% de los norteamericanos era favorable a la implantación de leyes permisivas de aborto. Fue la táctica de exaltar la propia mentira y así conseguimos un apoyo suficiente, basado en números falsos sobre los abortos ilegales que se producían anualmente en USA. Esta cifra era de 100.000 (cien mil) aproximadamente, pero la que reiteradamente dimos a los medios de comunicación fue de 1.000.000 (un millón). Y una mentira lo suficientemente reiterada, la opinión pública la hace verdad.

El número de mujeres que morían anualmente por abortos ilegales oscilaba entre 200 y 250, pero la cifra que continuamente repetían los medios era 10.000 (diez mil), y a pesar de su falsedad fue admitida por muchos norteamericanas convenciéndoles de la necesidad de cambiar las leyes sobre el aborto.

Otro mito que extendimos entre el público, es que el cambio de las leyes solamente implicaría que los abortos que se practicaban ilegalmente, pasarían a ser legales. Pero la verdad es que actualmente, el aborto es el principal medio para controlar la natalidad en USA. Y el número de anual de abortos se ha incrementado en un 1500%, 15 veces más.

La segunda táctica fundamental fue jugar la carta del anticatolicismo.

Vilipendiamos sistemáticamente a la Iglesia Católica, calificando sus ideas sociales de retrógradas; y atribuimos a sus Jerarquías el papel del "malvado" principal entre los opositores al aborto permisivo. Lo resaltamos incesantemente. Los medios reiteraban que la oposición al aborto procedía de dichas Jerarquías, no del pueblo católico; y una vez más, falsas encuestas "probaban" reiteradamente que la mayoría de los católicos deseaban la reforma de las leyes antiaborto. Y los tambores de los medios persuadieron al pueblo americano de que cualquier oposición al aborto tenía su origen en la Jerarquía Católica y que los católicos proaborto eran los inteligentes y progresistas. El hecho de que grupos cristianos no católicos, y aún ateos, se declarasen pro-vida, fue constantemente silenciado.

La tercera táctica fundamental fue denigrar o ignorar, cualquier evidencia científica de que la vida comienza con la concepción.

Frecuentemente me preguntan que es lo que me hizo cambiar. ¿Cómo pasé de ser un destacado abortista a un abogado pro-vida? En 1973 llegué a ser Director de Obstetricia en un gran Hospital de la ciudad de Nueva York, y tuve que iniciar una unidad de investigación perinatal; era el comienzo de una nueva tecnología que ahora utilizamos diariamente para estudiar el feto en el útero materno. Un típico argumento pro aborto es aducir la imposibilidad de definir cuando comienza el principio de la vida, afirmando que ello es un problema teológico o filosófico, no científico.

Pero la fetología demuestra la evidencia de que la vida comienza en la concepción y requiere toda la protección de que gozamos cualquiera de nosotros.

Ud. podría preguntar: ¿Entonces, por qué algunos doctores, conocedores de la fetología, se desacreditan practicando abortos?

Cuestión de aritmética: a 300 dólares cada uno, un millón quinientos cincuenta mil (1.550.000) abortos en los Estados Unidos, implican una industria que produce 500 millones de dólares anualmente. De los cuales, la mayor parte van a los bolsillos de los doctores que practican el aborto.

Es un hecho claro que el aborto voluntario es una premeditada destrucción de vidas humanas. Es un acto de mortífera violencia. Debe de reconocerse que un embarazo inesperado plantea graves y difíciles problemas. Pero acudir para solucionarlo a un deliberado acto de destrucción supone podar la capacidad de recursos de los seres humanos; y, en el orden social, subordinar el bien público a una respuesta utilitarista.

Como científico no creo, yo se y conozco que la vida humana comienza en la concepción. Y aunque no soy de una religión determinada, creo con todo mi corazón que existe una divinidad que nos ordena finalizar para siempre este infinitamente triste y vergonzoso crimen contra la humanidad”.

Dr. Bernad Nathanson

FIN, 23-02-11

Vid:

-Bernard Nathanson Dead at 84

-"Soy un asesino de masas, responsable de la muerte de 75.000 niños inocentes"

-El rey del aborto

-ONU: Estadísticas falsas (NG 292)

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NOTICIAS GLOBALES es un boletín de noticias sobre temas que se relacionan con la PROMOCIÓN Y DEFENSA DE LA VIDA HUMANA Y LA FAMILIA. Editor: Pbro. Dr. Juan Claudio Sanahuja; E-mail: noticiasglobales@noticiasglobales.org ; http://www.noticiasglobales.org ;

NUEVOS OBISPOS AUXILIRES PARA PUEBLA

Comunicado de Prensa con motivo del nombramiento de nuevos Obispos para Puebla

La Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se complace en comunicar que Su Santidad Benedicto XVI ha nombrado Obispos Auxiliares de la Arquidiócesis de Puebla a los Presbíteros: Rev. Eugenio Andrés LIRA RUGARCIA, Presidente de la Comisión Diocesana para la Pastoral de las Comunicaciones asignándole la sede titular de Capo della Foresta; y al Rev. Dagoberto SOSA ARRIAGA, Vicario Episcopal para la Pastoral, asignándole la sede titular de Gummi di Bizacena.

La noticia fue publicada oficialmente en la edición de L’Osservatore Romano, en Roma, la tarde del jueves 24 de febrero del 2011.

Secretaría General de la CEM

domingo, 20 de febrero de 2011

MONSEÑOR ALBERTO SANGUINETTI: LA LUZ Y LA VERDAD

No basta tener un ojo, es necesaria la luz para poder ver. La luz nos permite descubrir el mundo, captar las diferencias, darnos cuenta dónde estamos, captar a los demás, incluso reconocer nuestro cuerpo y nuestro rostro. Esta experiencia básica nos lleva a la imagen universal de la luz, como aquello que permite todo conocimiento. En un caso concreto, opinamos que ‘a la luz’ de los datos que se tienen podemos llegar a una conclusión. Cuando algo llega a ser conocido por todos, ‘sale a la luz’. El conocimiento no es algo mecánico, implica el sujeto; entonces juzgamos que alguien ‘tiene pocas luces’, o por el contrario ‘es una luz’.

Hablamos también de la luz de la razón, como esa potencia que ilumina los datos que recibimos y los ordena de tal modo que nos permite comprenderlos, con una comprensión que también posibilita organizar la existencia. El siglo XVIII es llamado el Siglo de las luces, o Ilustración, por el desarrollo de la razón científica, y la exaltación del poder del hombre de someter todo a unos principios racionales. La cultura de todos nosotros está toda ella en el ámbito del desarrollo de la razón, aplicada a la ciencia y la técnica para dominar el mundo y hacerlo producir, y del intento de dominar todo con el razonamiento. De alguna forma todos estamos en el ámbito de una cultura ‘ilustrada’: todos participamos de los beneficios de la ciencia y de la técnica y también todos queremos vivir en una sociedad racionalmente ordenada, que respete los derechos humanos, que sea justa.

Por otra parte, como el ser humano es libre y además mira al futuro, es prospectivo, busca alcanzar lo que aún no tiene, en todo el actuar del hombre se requiere la fe. No se trata específicamente de la fe religiosa, sino de que cada uno afirma y elige fiarse de que una realidad o una idea sirve para algo, es buena, es posible que se alcance. Hablamos de fe humana, es decir, de ‘creer que vale la pena’, ‘creer que es posible’, fiarnos de que por nosotros mismos o con la ayuda de los demás se llegará a la luz. En este sentido decimos: ‘yo creo en la ciencia”, es decir, juzgo que es un valor y que puede obtener un bien; ‘creo en la democracia’, es decir, juzgo con razones que es una buena forma de organización social, que es posible, y espero que sea justa y provechosa; creo que me irá bien con determinada persona. Vemos, pues, que la fe, el creer, es parte del conocer de todos los hombres, incluido el más racionalista – cree en la razón – y el más ateo – cree que su opción es correcta y buena. Todo hombre razona y todo hombre cree. Comprendida así, la Ilustración fue una inmensa opción de fe en que algunos principios permitirían encasillar la realidad, dominarla y hacerla de alguna forma perfecta. De esa misma fe humana participaron las grandes ideologías que quisieron organizar el mundo, justificadas en parte por alguna comprensión racional – determinadas razones – y por la fe de que así se lograba un mundo mejor. Con frecuencia obligaron a pueblos enteros a someterse a una supuesta verdad creída como salvadora y los sometieron a muchas injusticias.

Si me he explicado bien, todos los hombres cuando pensamos, cuando dialogamos, cuando discutimos, cuando buscamos la luz de la verdad, es bueno darnos cuenta de dos órdenes de luces que utilizamos. Uno es el de la razón y las razones que damos. Otro es el que se funda en razones, pero también tiene una cuota de voluntad, de ‘creer’, de ‘esperar’, de ‘confiar’. En todos los casos tenemos que sopesar las razones y también darnos cuenta del valor de ese ‘creer’. Cada fe y cada razón deben interactuar y, de alguna forma, criticarse mutuamente.

En el proceso de recibir la luz, no basta que haya luz, es necesario tener un ojo para poder ver. Por eso, Jesús dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!” (Mt 6, 22-23). Entonces, la razón del hombre no piensa sola, depende de las actitudes interiores, de los intereses, de la pureza, de la rectitud, del amor a la verdad, de la humildad para aceptar la realidad, cuando gusta y cuando no. En gran parte, la posibilidad de alcanzar la verdad, depende de la capacidad de dejarse iluminar, de aceptar lo que es aunque contradiga nuestra voluntad de poder, en humillarnos ante la verdad, aunque me muestre lo que no me agrada o no pensaba. En parte encontramos la verdad, si recibimos la luz y si estamos dispuestos a dejarnos iluminar por ella y a reconocerla.

El miércoles 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor Jesús en el templo, del Encuentro de Dios con los hombres, la Iglesia ha proclamado con las palabras del Evangelio a Jesús como “luz para alumbrar a las naciones y gloria del pueblo de Dios Israel” (Lc. 2,30).

Los católicos tenemos que ser apasionados de la verdad. Los católicos creemos que la luz de la razón es buena, y que tenemos que dejarnos guiar por ella, porque es un reflejo de Cristo, el Verbo, el Logos, la Luz verdadera, que todo lo ha creado. Por eso defendemos la razón, la capacidad del hombre y de los hombres de alcanzar la verdad y el valor universal de la verdad. Al mismo tiempo, sabemos que el Verbo y Palabra de Dios, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre con lo que Él ha hecho y dicho en su carne (cf. Jn.1,9.14.18). Nuestra fe personal se fía de él y se deja iluminar plenamente por quien es la luz del mundo. La razón nos sostiene y nos hace ver la razonabilidad de la fe. La luz de la fe nos hace comprender mejor lo que la razón piensa, y la levanta a alturas inimaginables. El entendimiento busca la fe; la fe busca el entendimiento. De esta forma, crece también la cultura católica, con su inmensa complejidad, que abarca todo lo existente. Como seguidores de Jesús, estamos llamados a ser luz del mundo, es decir dejar que Cristo, luz verdadera se refleje en su Iglesia. Por eso, debemos tanto actuar, como dar testimonio de la verdad. Para ello, los católicos estamos continuamente llamados a generar una rica cultura de razón y de fe. Tenemos que dar razón de nuestra esperanza (1 Pe.3,15), y saber comunicar la luz de la fe, arraigados y cimentados en la caridad (Ef.3,17), sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oísteis, que ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo (Col.1,23).

jueves, 17 de febrero de 2011

HANS URS VON BALTHASAR: VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)

Lo católico en Dios. Si Dios es el amor, no puede odiar nada de lo que él ha creado; eso es lo que dice el libro de la Sabiduría (Sb 1,6.13-15). Su amor no se deja desconcertar por le odio, la aversión y la indiferencia del hombre; Dios derrama su gracia sobre buenos y malos, ya aparezca esta gracia ante los hombres como sol o como lluvia.. Tolera que se le acuse, que se le insulte o que se le niegue sin más. Pero no lo tolera en virtud de una indiferencia sublime, pues la adhesión o la aversión humanas le afectan hasta lo más profundo. Cuando un hombre rechaza seriamente el amor de Dios, no es Dios el que le condena sino que es el propio hombre el que se condena a sí mismo, porque no quiere conocer y practicar lo que Dios es: amor. La justicia de Dios no es la del ojo por ojo y diente por diente; más bien hay que decir que cuando el hombre no supera la justicia penal de este mundo (que es necesaria), ni comprende a Dios ni quiere estar a su lado. Dios nunca ama parcialmente sino totalmente. Esto es lo que significa la palabra católico.

Lo católico en Jesucristo. Jesús es el Hijo único de Dios que nos revela lo que ha visto y oído junto al Padre (Jn 3,32): que Dios no ama parcialmente, ni es justo sólo a medias, ni responde a la agresión de los pecadores privándoles de su amor.El manifiesta esto humanamente no respondiendo a la violencia, sino ofreciendo, en la pasión, la otra mejilla, caminando dos millas con los pecadores e incluso todo el camino.Se deja quitar por los soldados no solo el manto, sino también la túnica.Contra él se desencadena toda la violencia del pecado precisamente porque pretendía ser Hijo de Dios (Jn 19,7).pero su no-violencia tiene mayor proyección que toda la violencia del mundo. Sería un error querer convertir la actitud de Jesús en un programa político, porque está claro (incluso para él) que el órden público no puede renunciar al poder penal (Jesús habla incluso de este poder en sus parábolas, por ejemplo: Mt 12,29;Lc 14,31; Mt 22,7.13) cristo representa, en este mundo de violencia, una forma divina de no-violencia que él ha declarado bienaventurada para sus seguidores (Mt 5,5) y a la práctica de la cual les invita encarecidamente aquí.

Lo católico de la alianza. El AT conocía el amor primariamente para los miembros de la propia tribu, ellos eran entonces el prójimo.Pero para Cristo todo hombre por el que él ha vivido y sufrido se convierte en prójimo. Por eso los cristianos, a ejemplo de Cristo, tienen que superar también la solidaridad humana limitada y amar a los publicanos y a los paganos. Pablo muestra la forma de la catolicidad de la alianza. La sabiduría cristiana comprende que no debe ser parcial ni partidista, porque , en virtud de la catolicidad de la redención, toda la humanidad, incluso el mundo entero, pertenece al cristiano, pero en la media en que éste ha hecho suya la catolicidad de Cristo, que revela a la vez al Padre."Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios". la verdadera forma de la catolicidad del cristiano no consiste tanto en un dejar -hacer exterior cuanto en una actitud interior: "Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el celo".


LA VOZ DE LOS PADRES PARA EL VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

San Gregorio Magno, Moralia 22, 11


Guardamos verdaderamente el amor al enemigo, cuando ni su felicidad nos abate ni su ruina nos alegra. No se ama a aquel a quien no se quiere ver mejor, y el que se alegra de la ruina de otro, lo persigue en la fortuna con sus malos deseos. Suele muchas veces suceder, que, aun cuando no se pierda la caridad, la ruina del enemigo nos alegre y su exaltación nos entristezca, aun cuando no estemos manchados con la culpa de la envidia. Como sucede cuando, cayendo él, creemos que algunos podrán levantarse perfectamente, y que, progresando puede oprimir a muchos injustamente. Pero respecto a esto debe procederse con mucha discreción para no dejarnos llevar de nuestros propios resentimientos, bajo el pretexto falaz de la utilidad ajena. Conviene pensar también, qué es lo que debemos a la ruina del pecador y a la justicia del que castiga, pues cuando el Todopoderoso castiga a un perverso, debemos alegrarnos de la justicia del juez y compadecernos de la miseria del que perece.

San Jerónimo


Muchos, midiendo los preceptos de Dios con su debilidad y no con la gracia o fuerza de los santos, dicen que son imposibles las cosas preceptuadas, y que basta para la virtud no aborrecer a los enemigos, porque, el amarlos, es más de lo que puede soportar la naturaleza humana. Pero debe tenerse en cuenta que Jesucristo no manda cosas imposibles, sino perfectas. Como lo que hizo David con Saúl y Absalón, también lo que hizo el mártir San Esteban, quien rogó por los que le apedrearon y ( Hch 7) San Pablo, que quiso ser anatematizado en lugar de sus perseguidores ( Rom 9). Esto nos enseñó el Señor, y lo hizo también diciendo: "Padre, perdónalos" ( Lev 23,24).

BENEDICTO XVI: YOUCAT, CATECISMO PARA JÓVENES

Queridos jóvenes amigos! Hoy les aconsejo la lectura de un libro extraordinario. Es extraordinario por su contenido, pero también por el modo en que fue confeccionado, que yo deseo explicarles brevemente para que se pueda comprender su peculiaridad."YouCat" ha tomado su origen, por así decir, de otra obra que se remonta a los años '80.
Era un período difícil para la Iglesia como también para la sociedad mundial, durante el cual se planteó la necesidad de nuevas orientaciones para encontrar un camino hacia el futuro. Luego del Concilio Vaticano II (1962-1965) y en el transformado clima cultural, muchas personas ya no sabían correctamente lo que los cristianos debían creer, qué enseñaba la Iglesia, si ella podía enseñar algo "tout court", y cómo todo esto podía adaptarse al nuevo clima cultural.¿El cristianismo en cuanto tal no está superado? ¿Se puede todavía hoy ser razonablemente creyente? Éstas son las preguntas que todavía hoy se plantean muchos cristianos.

El papa Juan Pablo II concluyó entonces en una decisión audaz: decidió que los obispos de todo el mundo escribieran un libro con el cual responder a estas preguntas.Él me confió la tarea de coordinar el trabajo de los obispos y de velar a fin que de las contribuciones de los obispos naciese un libro: me refiero a un libro de verdad, no a una simple yuxtaposición de textos. Este libro debía llevar el título tradicional de "Catecismo de la Iglesia Católica", y sin embargo debía ser algo absolutamente estimulante y nuevo; debía mostrar qué cree hoy la Iglesia Católica y de qué modo se puede creer en forma razonable.

Quedé asustado por esta tarea, y debo confesar que dudaba que se podía conseguir algo similar. ¿Cómo podía ser que autores que están diseminados por todo el mundo pudiesen producir un libro legible? ¿Cómo hombres que viven en continentes distintos, y no sólo desde el punto de vista geográfico sino también intelectual y cultural, podían producir un texto dotado de una unidad interna y comprensible en todos los continentes?A esto se agregaba el hecho que los obispos debían escribir no simplemente a título personal, como autores individuales, sino en representación de sus hermanos y de sus Iglesias locales.Debo confesar que también hoy me parece un milagro el hecho que este proyecto al final se haya llevado a cabo.

Nos encontramos tres o cuatro veces al año durante una semana y discutimos apasionadamente sobre partes específicas del texto que en ese entonces habían sido desarrolladas.Lo primero que se debía definir era la estructura del libro: debía ser simple, para que los distintos grupos de autores pudieran tener en claro lo que debían hacer y no tuvieran que forzar sus afirmaciones en un sistema complicado.Y la misma estructura de este libro está tomada simplemente de una experiencia catequística de largos siglos: lo que creemos; en qué forma celebramos los misterios cristianos; de qué modo tenemos la vida en Cristo: en qué forma debemos rezar.

No quiero explicar ahora cómo hemos discutido ante la gran cantidad de preguntas, hasta que se logró redactar un verdadero libro. En una obra de este género, son muchos los puntos discutibles: todo lo que los hombres hacen es insuficiente y puede ser mejorado, y no obstante esto se trata de un gran libro, un signo de unidad en la diversidad. A partir de muchas voces se pudo formar un coro porque teníamos la partitura común de la fe, que la Iglesia nos ha transmitido desde los apóstoles, a través de los siglos, hasta hoy.

¿Para qué todo esto?Ya entonces, en el momento de la redacción del "Catecismo de la Iglesia Católica", debimos constatar no sólo que los continentes y las culturas de sus pueblos son diferentes, sino también que en el interior de las sociedades en particular existen diversos "continentes": el obrero tiene una mentalidad distinta a la campesino, y un físico distinta a la de un filólogo; un empresario distinta a la de un periodista, un joven distinta a la de un anciano. Por este motivo, en el lenguaje y en el pensamiento, debíamos trascender todas estas diferencias, y por así decir, buscar un espacio común entre los diferentes universos mentales.

Con esto nos tornamos cada vez más conscientes de cómo el texto requería "traducciones" para los diferentes mundos, para poder llegar a las personas con sus distintas mentalidades y sus diferentes problemáticas.Desde entonces, en las jornadas mundiales de la juventud (Roma, Toronto, Colonia, Sydney) se han encontrado jóvenes de todo el mundo que quieren creer, jóvenes que están a la búsqueda de Dios, que aman a Cristo y desean recorrer caminos comunes.
En este contexto nos preguntábamos si no debíamos intentar traducir el "Catecismo de la Iglesia Católica" al idioma de los jóvenes y hacer penetrar sus palabras en su mundo. Naturalmente también entre los jóvenes de hoy hay muchas diferencias; así, bajo la guía probada del arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, se ha formado un "YouCat" para los jóvenes. Espero que muchos jóvenes se dejen fascinar por este libro.Algunas personas me dicen que a la juventud actual no le interesa el Catecismo; pero no creo en esta afirmación y estoy seguro que tengo razón.

La juventud no es tan superficial como se la acusa. Los jóvenes quieren saber en qué consiste realmente la vida. Una novela criminal es cautivante, porque nos involucra con el destino de otras personas, pero ese destino podría ser también el nuestro; este libro es cautivante, porque nos habla de nuestro destino mismo y por eso resulta próximo a cada uno de nosotros.

Por esto los invito: ¡estudien el catecismo! Éste es mi augurio de corazón.Este subsidio al Catecismo no los adula; no ofrece soluciones fáciles; exige una nueva vida por parte de ustedes: les presenta el mensaje del Evangelio como la "perla preciosa" (Mt 13, 45) por la cual es necesario dejar todo. Por eso les pido: ¡estudien el catecismo con pasión y perseverancia!

¡Sacrifiquen el tiempo que sea necesario para eso! Estúdienlo en el silencio de sus cuartos, léanlo de a dos, si son amigos formen grupos y redes de estudio, intercambien ideas por Internet. ¡Permanezcan en todas las formas posibles en diálogo sobre vuestra fe!Deben conocer lo que creen; deben conocer su fe con la misma precisión con la que un especialista de informática conoce el sistema operativo de una computadora; deben conocerla como un músico conoce la pieza musical que ejecuta. Sí, ustedes deben estar cada vez más profundamente arraigados en la fe de la generación de vuestros antepasados, para poder resistir con fuerza y decisión a los desafíos y a las tentaciones de este tiempo.

Ustedes tienen necesidad de la ayuda divina, si no quieren que su fe se seque como una gota de rocío al sol, si no quieren sucumbir ante las tentaciones del consumismo, si no quieren que el amor de ustedes se hunda en la pornografía, si no quieren traicionar a los débiles y a las víctimas de abusos y violencia.Si ustedes se dedican con pasión al estudio del Catecismo, quiero también darles un último consejo: sepan todos de qué modo la comunidad de los creyentes ha sido herida en los últimos tiempos por los ataques del mal, por la penetración del pecado en el interior e inclusive en el corazón de la Iglesia. No pretendan que esto sea un pretexto para huir de la presencia de Dios. ¡Ustedes mismos son el cuerpo de Cristo, la Iglesia! Lleven el fuego intacto del amor de ustedes a esta Iglesia cada vez que los hombres hayan oscurecido su rostro. "No seáis perezosos en vuestro celo, dejaos arrebatar por el Espíritu y servid al Señor " (Rm 12, 11).

Cuando Israel estaba en el punto más oscuro de su historia, Dios llamó en su auxilio no a los grandes y a las personas estimadas, sino a un joven de nombre Jeremías. Él se sintió investido de una misión demasiado grande: "¡Ah, mi Señor y mi Dios, no logro ni siquiera hablar, todavía soy muy joven!" (Jr 1, 6). Pero Dios no se dejó engañar: "No digas: 'Todavía soy muy joven'. Allí donde te mando, allí debes ir, y lo que te ordeno, lo debes anunciar" (Jr 1, 7).Los bendigo y rezo cada día por todos ustedes.

miércoles, 16 de febrero de 2011

MANFRED HAUKE: LA INICIATIVA DE LOS TEÓLOGOS ALEMANES: ¿RENOVACIÓN O DEMOLICIÓN?

El pasado 3 de febrero, un conocido diario alemán, el Süddeutsche Zeitung, publicó un informe (Memorándum) firmado por 143 teólogos de lengua alemana bajo el título “Iglesia 2011: una pertenencia necesaria” (ein notwendiger Aufbruch). Las peticiones recuerdan en muchos aspectos la llamada “Declaración de Colonia” de 1992 y la iniciativa “Somos Iglesia” de 1995.

La Facultad teológica más representada entre los firmantes es la de Münster, con 17 teólogos, entre ellos el decano Klaus Müller; una teóloga de Münster forma parte del comité de redacción del memorándum (cfr. M. Drobinski, Theologen gegen den Zölibat, Süddeutsche Zeitung, 3.2.2011). También una petición muy específica remite a la influencia de Münster, la de constituir tribunales administrativos para la Iglesia (Klaus Lüdicke). Por ello podríamos llamar al texto tranquilamente la “Declaración de Münster” (DM).


Como ocasión de la DM, sus firmatarios indican el debate público sobre los abusos sexuales que tuvo lugar el año pasado. Al buscar las “causas del abuso, del silencio y de la doble moral”, habría “crecido la la convicción de que son necesarias reformas profundas”. La invitación de los obispos al “diálogo” habría suscitado expectativas que sería necesario acoger. Los teólogos quieren hacer del 2011 un “año de partida” para que la Iglesia pueda salir de “estructuras fosilizadas”. El “diálogo abierto” debe comprender seis “campos de acción”: (1) Se necesitan “más estructuras sinodales a todos los niveles de la Iglesia” según el principio “Lo que afecta a todos debe decidirse entre todos”. (2) La vida de la comunidad necesitaría para su conducción estructuras más democráticas (para su guía). “La Iglesia necesita también sacerdotes casados y mujeres en el ministerio eclesial”. (3) Un primer paso hacia una mejor “cultura del derecho” sería “la constitución de una jurisdicción administrativa” (es decir, de tribunales administrativos). (4) Bajo el término “libertad de conciencia” se dice: “La gran estima del matrimonio por parte de la Iglesia… no requiere excluir a las personas que viven de manera responsable el amor, la fidelidad y la solicitud recíproca en una unión de personas del mismo sexo [parejas homosexuales] o como divorciados vueltos a casar. (5) En el espíritu de la “reconciliación” habría que ir contra “una moral rigurosa sin misericordia”. (6) La liturgia vive gracias a la participación activa de todos los fieles y no debería ser unificada de modo centralista.


Hay que dar la razón a los firmantes de la DM en que la Iglesia (de lengua alemana) está atravesando una “crisis profunda”. Por otra parte, muchas sugerencias formuladas por los teólogos firmantes forman parte de esta crisis y no pueden favorecer la superación de los problemas. Las peticiones contenidas en el memorándum son, en buena parte, peticiones muy conocidas procedentes de los años 60 y 70 del siglo pasado. Hay un “paso adelante” en el empeño a favor de la praxis vivida de la homosexualidad. El debate público sobre los abusos sexuales es instrumentalizado para empujar a una Iglesia debilitada hacia una situación que se aleja de su origen apostólico y se acerca a las corrientes liberales del protestantismo. Según las estadísticas correspondientes, el porcentaje (deplorable) del abuso sexual por parte de clérigos católicos es mucho más bajo respecto a lo que sucede en estructuras (comparables) del ámbito secular (p.ej. familias, escuelas, asociaciones deportivas) e incluso de cuanto se sabe de los pastores protestantes (en su mayor parte casados) (ver referencias en J.M. Schwarz, Kirche, Zölibat und Kindesmissbrauch,http://www.kath.net/, 3.2.2010).

Los teólogos de la DM cometen un “abuso con el abuso” al promover peticiones que seguramente no pueden combatir las causas que se encuentran en la base de los propios abusos. No se dice que hace falta la castidad para una verdadera renovación. No se habla siquiera de la exigencia de la conversión. Al contrario: se quiere el reconocimiento por parte de la Iglesia de la situación de los divorciados vueltos a casar, los cuales viven (según las palabras de Jesús) en estado de adulterio (cf. Mc 10,11s par), e incluso las parejas homosexuales, cuya práctica sexual, según los catálogos de los vicios en el Nuevo Testamento, lleva a la exclusión del Reino de Dios (cf. 1Cor 6,10 ecc.). Aquí no se ve la influencia de un conocimiento teológico más profundo, sino más bien una pérdida de fe y de moral. Los elementos fundamentales de la doctrina apostólica son sacrificados a un pensamiento que quiere estar “al día” de la situación actual. La petición de quitar la obligación del celibato recuerda las peticiones de la Ilustración tardía, superadas ya desde hace mucho tiempo por Johann Adam Möhler y otros protagonistas de la renovación católica del siglo XIX. Ni siquiera a los ilustrados de las iglesias estatales de la época josefinista, sin embargo, se les habría ocurrido rebajar los valores del matrimonio cristiano o favorecer los concubinatos homosexuales. Incluso la petición de tener “mujeres en el ministerio apostólico” se dirige contra el origen apostólico de la Iglesia, al menos cuando se entiende “ministerio” en el sentido del sacramento del Orden. Debe recordarse aquí la Carta apostólica de Juan Pablo II, Ordinatio Sacerdotalis (1994), en la que el Papa subraya que “la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal, y que esta sentencia debe ser considerada definitiva por todos los fieles de la Iglesia”. Lo que vale para “todos los fieles de la Iglesia”, vale seguramente aún de manera más fuerte para los teólogos que poseen una missio canonica.

Echemos un breve vistazo a las demás peticiones, aunque no podemos dar aquí una respuesta exhaustiva. Ciertamente es importante una “participación” de todos los fieles en la vida de la Iglesia, pero esta participación no debe confundirse con las formas políticas de la democracia. Según la sucesión apostólica, la Iglesia está guiada por el Papa y por los obispos. En la Iglesia antigua, también el pueblo creyente, a menudo, tomaba su parte en la elección de los obispos a través de su testimonio y de su consentimiento: pero estos fieles estaban preparados por el testimonio de los mártires en la época de las persecuciones; no era la situación de hoy en la que casi el 90 % de los “católicos” alemanes no va a la misa del domingo y depende casi totalmente de la influencia dominante de los medios de comunicación, los cuales, en su gran mayoría, son decididamente desfavorables a la fe católica. Las elecciones episcopales, no eran decisiones tomadas por el pueblo tampoco en la Iglesia antigua. Según el Papa León Magno, el obispo debía ser elegido por el clero, aclamado por el pueblo y ordenado por los obispos de la provincia con el consentimiento del Metropolitano. El principio jurídico citado por la DM viene originalmente del derecho privado romano y fue interpretado en 1958 por Yves Congar en el sentido de la recepción en el seno de la Iglesia, pero no como democratización del Magisterio ni tampoco del ministerio de guía (Quod omnes tangit, ab omnibus tractari et approbari debet); explicar el consentimiento del pueblo de Dios como “decisión” o incluso como base de “estructuras más sinodales”, es signo de una ideologización fuera de la historia eclesial.

Cuanto se afirma sobre la problemática de las “parroquias XXL”, se refiere a una realidad dolorosa. La solución de las dificultades no está en el cambio de las estructuras de la Iglesia procedentes de Cristo (como el sacerdocio ministerial reservado a los hombres y su responsabilidad específica para la guía de la comunidad). Para organizar bien la vida de las comunidades, se necesitan la prudencia pastoral y el compromiso de todos, pero no una laicización en la guía de las comunidades parroquiales. La “libertad de conciencia” proclamada por la DM separa evidentemente la conciencia del sujeto de la verdad objetiva a la que la conciencia debe orientarse. No tiene sentido aplicar la “libertad de conciencia” para aprobar las parejas homosexuales y el adulterio. Newman hablaría aquí de un pretendido “derecho a la voluntariedad” (Carta al Duque de Norfolk). La “misericordia” en la moral, mencionada bajo la voz de la “reconciliación”, no debe separarse de la exigencia de respetar los mandamientos divinos: Dios perdona al pecador sinceramente arrepentido, pero le da a entender también (como Jesús a la adultera): “¡En adelante no peques más!” (Jn 8,11).

La petición de la DM de integrar las “experiencias y expresiones del tiempo contemporáneo” en la liturgia tiene ya su lugar conveniente en el ordenamiento actual, por ejemplo en la oración de los fieles y en la homilía. La acogida de “situaciones concretas de la vida” no debe oscurecer la importancia de la liturgia como glorificación de Dios, junto a toda la Iglesia, la cual prevé formas muy precisas para la expresión común.

Ciertamente debe saludarse el “diálogo” dentro de la Iglesia. Para una discusión legítima entre cristianos católicos, sin embargo, debe estar clara la condición previa que está en la profesión común de la fe católica. Diversos puntos de la DM ponen en entredicho esta base. ¿Los firmantes de la DM pueden sinceramente presentar la Professio fidei requerida como condición indispensable para enseñar en nombre de la Iglesia en las Facultades de teología? ¿Los obispos responsables tendrán en valor de insistir contra la disidencia sobre el carácter eclesial de la teología? La próxima visita del Santo Padre a Alemania es una gran oportunidad para una renovación en la fe católico.

El memorándum de los 143 teólogos, sin embargo, entristece: no ofrece ninguna contribución para lanzarse hacia un futuro lleno de esperanza, sino más bien una demolición que pone en peligro el tesoro de la fe eclesial.

jueves, 10 de febrero de 2011

SON BY FOUR: EN TU NOMBRE ME LEVANTARÉ

WEB OFICIAL DEDICADA A LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II


Sitio web de la beatificación de Juan Pablo II

Sitio web de la beatificación de Juan Pablo II

Como preparación a la próxima beatificación del siervo de Dios Juan Pablo II, el vicariato de Roma abrió el sitio oficial con información sobre la causa de beatificación: www.karol-wojtyla.org, disponible en 6 idiomas (inglés, francés, español, italiano, polaco y rumano) con el objetivo de reunir información sobre el Pontífice y, principalmente, sobre su proceso de beatificación, como sus etapas, postuladores y testigos.

En el sito están las noticias sobre la beatificación de Juan Pablo II y sobre otras ceremonias relacionadas. Hasta ahora, la única confirmada por ocasión de la beatificación es la vigilia de oración en el Circo Máximo el 30 de abril, en la noche que antecede a la beatificación en la plaza de San Pedro.

Al respecto, tanto el Vicariato de Roma -responsable por la organización de la beatificación- como el Departamento de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, recuerdan a los peregrinos que deseen asistir a la ceremonia que el ingreso es gratuito y que la Iglesia no cobrará por la entrada en ninguna otra ceremonia similar.

El anuncio se hace con el fin de alertar contra impostores, puesto que ya circulan sitios que venden entradas falsas para la beatificación. Asimismo se destaca que la ceremonia se realizará sin entradas de ingreso o reservas gratuitas, como en otras ocasiones, dada la gran afluencia que se espera de fieles y peregrinos procedentes de todo el mundo.+

viernes, 4 de febrero de 2011

LA VOZ DE LOS PADRES PARA EL V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Remigio
Debe saberse que no se ofrecía a Dios ningún sacrificio en el Antiguo Testamento ( Lev 2) si primero no se condimentaba con sal, porque ninguno puede ofrecer un sacrificio que sea agradable a Dios si no se lo ofrece con el sabor de la sabiduría celestial.

San Agustín, de sermone Domini, 1, 6
Y si vosotros, por quienes deben ser condimentados los pueblos, perdiéreis el Reino de los Cielos por miedo de las persecuciones temporales, ¿qué harán los hombres que debieron ser libres del error por vosotros? También dice "si la sal se desvaneciese", manifestando que deben considerarse como necios todos aquellos que, siguiendo la abundancia o temiendo la escasez de los bienes temporales, pierden los eternos, que no pueden ser dados ni arrebatados por los hombres.

¿Qué pensamos que significa lo que se ha dicho: "Y la ponen debajo del celemín"? ¿Que la ocultación de la antorcha se entienda como si dijese: Ninguno enciende la antorcha para ocultarla? ¿O significa algo más el celemín, como si poner la antorcha debajo de él fuese preferir las comodidades del cuerpo a la predicación de la verdad? Coloca, pues, la antorcha debajo del celemín todo aquel que oscurece y cubre la luz de la buena doctrina con las comodidades temporales. El celemín es muy buena figura de los bienes temporales, ya porque es una medida, y cada uno recibirá la retribución según el bien que hizo en el cuerpo, ya porque los bienes temporales que se hacen con el cuerpo tienen cierta medida de días, que significa el celemín. Mas las cosas eternas y espirituales no tienen tal limitación. Coloca la antorcha sobre el candelabro aquel que sujeta su cuerpo al ministerio de la palabra, para que la predicación de la verdad sea primero y las atenciones del cuerpo vengan después. La doctrina resplandece más cuando el cuerpo está reducido a la esclavitud en los momentos en que, por medio de las buenas obras y demás actos visibles, se da buen ejemplo a los demás.


San Hilario, in Matthaeum, 4
Es propio de la naturaleza de la luz el alumbrar por cualquier parte que se la lleve y que introducida en las casas mate las tinieblas, quedando sola la luz. Por lo tanto, el mundo, sin el conocimiento de Dios, estaba oscurecido con las tinieblas de la ignorancia. Mas por medio de los Apóstoles se le comunicó la luz de la verdadera ciencia, y así brilla el conocimiento de Dios y por cualquier parte que caminen, de su pobre humanidad brota la luz que disipa las tinieblas

DESCUBRMIENTO DE MARÍA EN EL TIEMPO: SEXTO PERÍODO

SIGLOS XIX Y XX

El siglo XIX presenta, desde el punto de vista mariano una fisonomía singular. En el plano literario es de gran esterilidad. El renacimiento mariano estará marcado por las apariciones. Comienza en 1830 en la aparición a Catalina Laboure allí se acuña un proyecto de piedad mariana que tendrá gran repercusión. La medalla que se acuña contiene los dos polos centrales: Inmaculada Concepción y Mediación. En 1854 está la definición dogmática y luego será Lourdes en Francia. Pio IX ha consultado cuidadosamente el sentir de la Iglesia.

Después de la obra de Malou sobre la Inmaculada en Bélgica (1857) aparece Newman propone en 1866 una mariología de cara a las fuentes. En 1822 Scheeben va en la misma dirección de Newman y vuelve a los Padres. Un doble afán domina toda su obra: recoge los aspectos del dogma mariano según un orden y unidad, y lo que es más nuevo, el de situar la mariología en su lugar dentro del conjunto de la Teología, entre el tratado de Cristo y el de la Iglesia. El centro del siglo XX es la relación que se establece entre María y la Iglesia.

CONCILIO VATICANO II
De la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Costó mucho llegar a un acuerdo sobre el título. Las dificultades comenzaron desde el principio en la Comisión preparatoria. El texto del 20 de enero de 1962 se intitulaba De Maria, Matre Capitis et Matre Corporis Christi membrorum.

La misma comisión lo simplificó, pasándolo a la comisión central bajo el epígrafe: De Beata Virgine Matre Dei et Matre hominum, y así se imprimió como esquema separado del documento sobre la Iglesia. Ya en pleno Concilio la comisión coordinadora, lo propuso como esquema aparte y lo tituló De Beata maría Virgine, Matre Ecclesiae. Así se imprimió en fascículo separado antes de la segunda etapa (1963). Lo cierto es que unos deseaban que de modo genérico se hablase de la “Santísima Virgen”. Otros que se resaltara su vinculación con los fieles llamándola “madre de los fieles” y resaltando que su grandeza le viene de su respuesta de fe al anuncio del ángel. En la votación final ambas corrientes se pusieron de acuerdo en relación al título y primó la posición que propugnaba que el tratado de la Virgen se incluyera en el tratado de la Iglesia.

Presencia de María el en el Concilio Vaticano II

Quisiera detenerme hoy a reflexionar sobre la presencia especial de la Madre de la Iglesia en un evento eclesial que es seguramente el más importante de nuestro siglo: el concilio ecuménico Vaticano II, que inició el Papa Juan XXIII, la mañana del 11 de octubre de 1962, y concluyó Pablo VI el 8 de diciembre de 1965.

En efecto, la Asamblea conciliar se caracterizó, desde su convocación, por una singular dimensión mariana. Ya en la carta apostólica Celebrandi concilii oecumenici, mi venerado predecesor el siervo de Dios Juan XXIII había recomendado el recurrir a la poderosa intercesión de María, «Madre de la gracia y patrona celestial del Concilio» (11 de abril de 1961: AAS 53 [1961] 242).
Posteriormente, en 1962, en la fiesta de la Purificación de María, el Papa Juan fijaba la apertura del Concilio para el 11 de octubre, explicando que había escogido esa fecha en recuerdo del gran concilio de Éfeso, que precisamente en esa fecha había proclamado a María Theotókos, Madre de Dios (motu proprio Concilium: AAS 54 [1962] 67-68). A la que es «Auxilio de los cristianos, Auxilio de los obispos», el Papa en el discurso de apertura encomendaba el Concilio mismo, implorando su asistencia maternal para la feliz realización de los trabajos conciliares (AAS 54 [1962] 795).

A María dirigen expresamente su pensamiento también los padres del Concilio que, en el mensaje al mundo, durante la apertura de las sesiones conciliares, afirman: «Nosotros, sucesores de los Apóstoles, que formamos un solo cuerpo apostólico, nos hemos reunido aquí en oración unánime con María, Madre de Jesús» (Acta synodalia, 1, 1, 254), vinculándose de este modo, en la comunión con María, a la Iglesia primitiva que esperaba la venida del Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14).

En la segunda sesión del Concilio se propuso introducir el tratado sobre la bienaventurada Virgen María en la constitución sobre la Iglesia. Esta iniciativa, aunque fue recomendada expresamente por la Comisión teológica, suscitó diversidad de opiniones.

Algunos, considerándola insuficiente para poner de relieve la especialísima misión de la Madre de Jesús en la Iglesia, sostenían que sólo un documento separado podría expresar la dignidad, la preeminencia, la santidad excepcional y el papel singular de María en la redención realizada por su Hijo. Además, considerando a María, en cierto modo, por encima de la Iglesia, manifestaban el temor de que la opción de insertar la doctrina mariana en el tratado sobre la Iglesia no pusiese suficientemente de relieve los privilegios de María, reduciendo su función al nivel de los demás miembros de la Iglesia (cf. Acta synodalia, II, III. 338-342).

Otros, en cambio, se manifestaban a favor de la propuesta de la Comisión teológica, que trataba de incluir en un único documento la exposición doctrinal sobre María y sobre la Iglesia. Según estos últimos, dichas realidades no se podían separar en un concilio que, poniéndose como meta el redescubrimiento de la identidad y de la misión del pueblo de Dios, debía mostrar su conexión íntima con la mujer que es modelo y ejemplo de la Iglesia en la virginidad y en la maternidad. Efectivamente, la Santísima Virgen, en su calidad de miembro eminente de la comunidad eclesial, ocupa un puesto especial en la doctrina de la Iglesia. Además, al poner el acento sobre el nexo entre María y la Iglesia, se hacía más comprensible a los cristianos de la Reforma la doctrina mariana propuesta por el Concilio (cf. ib., II, III, 343-345).

Los padres conciliares, animados por el mismo amor a María, trataban así de privilegiar aspectos diversos de su figura, manifestando posiciones doctrinales diferentes. Unos contemplaban a María principalmente en su relación con Cristo; otros la consideraban más bien como miembro de la Iglesia. Después de una confrontación densa de doctrina y atenta a la dignidad de la Madre de Dios y a su particular presencia en la vida de la Iglesia, se decidió insertar el tratado mariano en el documento conciliar sobre la Iglesia (cf. ib., II, III. 627).

El nuevo esquema sobre la santísima Virgen, elaborado para ser integrado en la constitución dogmática sobre la Iglesia, manifiesta un progreso doctrinal real. El acento puesto en la fe de María y una preocupación más sistemática por fundar la doctrina mariana en la Escritura constituyen elementos significativos y útiles para enriquecer la piedad y la consideración del pueblo cristiano hacia la bendita Madre de Dios.

Asimismo, con el paso del tiempo, los peligros de reduccionismo, que habían temido algunos padres, resultaron infundados: se reafirmaron ampliamente la misión y los privilegios de María, se puso de relieve su cooperación en el plan divino de salvación; y se manifestó de forma más evidente la armonía de esa cooperación con la única mediación de Cristo.

Además, por primera vez el magisterio conciliar proponía a la Iglesia una exposición doctrinal sobre el papel de María en la obra redentora de Cristo y en la vida de la Iglesia.Por tanto, debemos considerar la opción de los padres conciliares una decisión verdaderamente providencial, que resultó ser muy fecunda para el trabajo doctrinal sucesivo.

En el curso de las sesiones conciliares muchos padres expresaron su deseo de enriquecer ulteriormente la doctrina mariana con otras afirmaciones sobre el papel de María en la obra de la salvación. El contexto particular en que se desarrolló el debate mariológico del Vaticano II no permitió acoger tales deseos, aun siendo consistentes y generalizados, pero, en su conjunto, la elaboración conciliar sobre María es vigorosa y equilibrada, y los mismos temas, sin estar plenamente definidos, consiguieron espacios significativos en el tratado global.

Así, las dudas de algunos padres ante el título de Mediadora no impidieron que el Concilio utilizara en una ocasión dicho título, y que afirmara en otros términos la función mediadora de María desde el consentimiento al anuncio del ángel hasta la maternidad en el orden de la gracia (cf. Lumen gentium, 62). Además, el Concilio afirma su cooperación «de manera totalmente singular» a la obra que restablece la vida sobrenatural de las almas (ib., 61). Finalmente, aunque evita utilizar el título de Madre de la Iglesia, el texto de la Lumen gentium subraya claramente la veneración de la Iglesia a María como Madre amantísima.

De toda la exposición del capítulo VIII de la constitución dogmática sobre la Iglesia resulta claro que las cautelas terminológicas no obstaculizaron la exposición de una doctrina de fondo muy rica y positiva, expresión de la fe y del amor a la mujer que la Iglesia reconoce Madre y modelo de su vida.Por otra parte, los diferentes puntos de vista de los padres, que surgieron en el curso del debate conciliar, resultaron providenciales porque, fundiéndose en composición armónica, ofrecieron a la fe y a la devoción del pueblo cristiano una presentación más completa y equilibrada de la admirable identidad de la Madre del Señor y de su papel excepcional en la obra de la redención.
[1] La temática del Concilio fue tomada de la Catequesis del Santo Padre Juan Pablo II 13 de diciembre de 1995

jueves, 3 de febrero de 2011

MEDJUGORJE MENSAJE DEL 2 DE FEBRERO

“Queridos hijos, se reúnen en torno a mí, buscan su camino, buscan, buscan la verdad, pero olvidan la cosa más importante: olvidan orar correctamente. Sus labios pronuncian innumerables palabras, sin embargo su espíritu no experimenta nada. Deambulando en las tinieblas, también imaginan a Dios mismo según su modo de pensar y no como Él es en realidad en Su Amor. Queridos hijos, la verdadera oración proviene de la profundidad de su corazón, de vuestro sufrimiento, de vuestro gozo, de vuestra petición por el perdón de los pecados. Este es el camino para el conocimiento del verdadero Dios y con ello mismo, también de ustedes mismos, porque han sido creados a Su imagen. La oración los conducirá a la realización de mi deseo, de mi misión aquí con ustedes: la unidad en la familia de Dios. ¡Les gradezco!”

LEAH DARROW: UNA MODELO QUE ABANDONA LAS PASARELAS

Leah Darrow, la hija mayor de una familia profundamente católica del sur de Estados Unidos, contó en un reciente artículo publicado en el National Catholic Register que su epifanía se produjo cuando un día le dijeron que vistiera una ropa muy provocativa en una sesión de fotos para una revista internacional. A pesar de su incomodidad, ella consintió, diciéndose a sí misma que sólo era un trabajo.

Pero después llegó lo que ella llama un momento de gracia, justamente antes que se sacaran las últimas fotos: de repente tuvo una visión de ella misma, mirando a Dios cara a cara después de la muerte, y no teniendo nada para mostrar de su vida.
“Yo sabía que en la forma en que estaba viviendo, no estaba siendo auténtica con mi fe”, recordó ella. Se fue a su casa de Nueva York, llamó a su padre y le dijo: “Si no vienes a buscarme, voy a perder mi alma”. El manejó desde St. Louis para recogerla.
Eso fue suficiente para impulsarla por un nuevo camino. Ahora la joven mujer, alguna vez concursante en la popular serie “America’s Next Top Model”, ha abandonado una glamorosa carrera para dedicarse a un trabajo de tiempo completo en el que transmite a las niñas su visión respecto al valor de la virtud quizás menos valorada de todas: la castidad.

“Aunque no todo el modelaje es malo, mucho de él es deshumanizante. La dignidad de la persona tiene pequeña importancia”, explicó ella. “Sólo eres un cuerpo. También es muy importante a qué fiestas vas y con quien estás. Mucha gente está triste en la industria, aunque lo disimulan. Se supone que sólo haz de hacer tu trabajo, ser una profesional”.

La modestia es "bastante atractiva"Ella dice que la modestia no es sólo una cuestión del vestir, sino también de discreción en aquellas cosas como el discurso y las emociones. Dijo que “la modestia es más que simplemente la longitud de una falda”. “Tiene que ver con nuestras conversaciones, sobre cómo tratamos a la gente y sobre cómo amamos a los otros”.

La modestia protege nuestra pureza y el misterio de una persona. En nuestra sociedad, tiene mala fama, pero en realidad es bastante atractiva”.Darrow, quien está cursando un Master en teología pastoral en la Universidad Ave Maria, dice que descubrió su trabajo al extender su mano a jóvenes chicas agridulces. “Cuando hablo, usualmente tengo chicas que vienen a mí, llorando y diciendo ‘he perdido mi virginidad’. Esto me rompe el corazón. Es por eso que he dedicado mi vida a ser una defensora de las mujeres”, dijo.


martes, 1 de febrero de 2011

RANIERO CANTALAMESSA: RESPUESTA CRISTIANA AL CIENTIFICISMO ATEO

"CUANDO CONTEMPLO TUS CIELOS, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS, ¿QUÉ ES EL HOMBRE?" (Sal 8, 4-5)

1. Las tesis del cientificismo ateo.
Las tres meditaciones de este Adviento 2010 quieren ser una pequeña contribución a la necesidad de la Iglesia que ha llevado al Santo Padre Benedicto XVI a instituir el "Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización" y a elegir como tema de la próxima Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos el tema "Nova evangelizatio ad cristianam fidem tradendam - La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana".

La intención es la de señalar algunos nudos u obstáculos de fondo que hacen a muchos países de antigua tradición cristiana "refractarios" ante el mensaje evangélico, como dice el Santo Padre en el Motu Proprio con el que ha instituido el nuevo Consejo [1]. Los nudos o desafíos que pretendo tomar en consideración y a los que quisiera intentar dar una respuesta de fe son el cientificismo, el secularismo y el racionalismo.

El apóstol Pablo los llamaría "los sofismas y toda clase de altanería que se levanta contra el conocimiento de Dios" (Cf. 2 Corintios 10,4).En esta primera meditación examinamos el cientificismo. Para comprender qué se entiende con este término podemos partir de la descripción que hizo de él Juan Pablo II: "Otro peligro considerable es el cientificismo. Esta corriente filosófica no admite como válidas otras formas de conocimiento que no sean las propias de las ciencias positivas, relegando al ámbito de la mera imaginación tanto el conocimiento religioso y teológico, como el saber ético y estético"[2].

Podemos resumir así las tesis principales de esta corriente de pensamiento:Primera tesis. La ciencia, y en particular la cosmología, la física y la biología, son la única forma objetiva y seria de conocimiento de la realidad. "Las sociedades modernas, escribió Monod, se han construido sobre la ciencia. Le deben su riqueza, su poder, y la certeza de que riquezas y poder aún mayores serán accesibles un mañana al hombre, si él lo desea [...]. Provistas de todo poder, dotadas de todas las riquezas que la ciencia les ofrece, nuestras sociedades intentan aún vivir y enseñar sistemas de valores, ya minados en su base por esta misma ciencia"[3].


Segunda tesis. Esta forma de conocimiento es incompatible con la fe que se basa en presupuestos que no son ni demostrables ni falsables. En esta línea, el ateo militante R. Dawkins nos empuja incluso a definir "analfabetos" a esos científicos que se profesan creyentes, olvidando cuántos científicos muy famosos se han declarado y siguen declarándose creyentes.

Tercera tesis. La ciencia ha demostrado la falsedad, o al menos la no necesidad de la hipótesis de Dios. Es la afirmación a la que dieron amplio relieve los medios de comunicación de todo el mundo en los meses pasados, a causa de una afirmación del astrofísico inglés Stephen Hawking. Este, contrariamente a cuanto había escrito anteriormente, en su último libro The Grand Design, El Gran Diseño, sostiene que los conocimientos logrados por la física hacen ya inútil creer en una divinidad creadora del universo: "la creación espontánea es la razón por la que existe algo".

Cuarta tesis: La casi totalidad, o al menos la gran mayoría de los científicos son ateos. Esta es la afirmación del ateísmo científico militante que tiene en Richard Dawkins, autor del libro God's Delusion, El espejismo de Dios, su más activo propagador.Todas estas tesis se revelan falsas, no en virtud de un razonamiento a priori o en virtud de argumentos teológicos y de fe, sino del análisis mismo de los resultados de la ciencia y de las opiniones de muchos entre los científicos más ilustres del pasado y del presente. Un científico del calibre de Max Planck, fundador de la teoría cuántica, dice, de la ciencia, lo que Agustín, Tomás de Aquino, Pascal, Kierkegaard y otros habían afirmado de la razón: "La ciencia nos lleva a un punto más allá del cual no puede guiarnos"[4].

Yo no insisto en la confutación de las tesis enunciadas, que ya ha sido hecha, con mayor competencia, por científicos y filósofos de la ciencia. Cito, por ejemplo, la crítica puntual de Roberto Timossi, en el libro L'illusione dell'ateismo. Perché la scienza non nega Dio, (La ilusión del ateísmo. Por qué la ciencia no niega a Dios, n.d.r.) que publica la presentación del cardenal Angelo Bagnasco (Edizioni San Paolo2009). Me limito a una observación elemental. En la semana en la que los medios de comunicación difundieron la afirmación recordada, según el cual la ciencia ha hecho inútil la hipótesis de un creador, me encontré con la necesidad, en la homilía dominical, de explicar a cristianos muy sencillos, en una pequeña ciudad del Reatino, donde está el error de fondo de los científicos ateos y por qué no deberían dejarse impresionar por el impacto suscitado por esa afirmación. Lo hice con un ejemplo que quizás pueda ser útil repetir también aquí en un contexto tan distinto.

Hay pájaros nocturnos, como el búho y la lechuza, cuyos ojos están hechos para ver de noche en la oscuridad, no de día. La luz del sol les cegaría. Estos pájaros lo saben todo y se mueven a sus anchas en el mundo nocturno, pero no saben nada del mundo diurno. Adoptemos por un momento el género de las fábulas, donde los animales hablan entre sí. Supongamos que un águila haga amistad con una familia de lechuzas, y les hable del sol: de cómo lo ilumina todo, de cómo sin él, todo caería en la oscuridad y en hielo, cómo su propio mundo nocturno no existiría sin el sol. Qué respondería la lechuza, sino: "¡Tu cuentas mentiras! Nunca hemos visto vuestro sol. Nos movemos muy bien y nos procuramos alimento sin él; vuestro sol es una hipótesis inútil y por tanto no existe".

Es exactamente lo que hace el científico ateo cuando dice: "Dios no existe". Juzga un mundo que no conoce, aplica sus leyes a un objeto que está fuera de su alcance. Para ver a Dios es necesario abrir un ojo distinto, es necesario aventurarse fuera de la noche. En este sentido, es aún válida la antigua afirmación del salmista: "El necio dice: Dios no existe".

2. No a lo científico, sí a la ciencia.
El rechazo del cientificismo no nos debe naturalmente inducir al rechazo de la ciencia o a la desconfianza hacia ella, como el rechazo del racionalismo no nos lleva al rechazo de la razón. Actuar de otra forma sería un mal a la fe, más aún que a la ciencia. La historia nos ha enseñado dolorosamente a dónde lleva semejante actitud. De una postura abierta y constructiva hacia la ciencia nos dio un ejemplo luminoso el nuevo beato John Henry Newman. Nueve años después de la publicación de la obra de Darwin sobre la evolución de las especies, cuando no pocos espíritus alrededor suyo se mostraban turbados y perplejos, él les tranquilizaba, expresando un juicio que anticipaba el actual de la Iglesia sobre la no incompatibilidad de esta teoría con la fe bíblica.
Vale la pena volver a escuchar los pasajes centrales de su carta al canónigo J. Walker que conservan aún gran parte de su validez:"Esta [la teoría de Darwin] no me da miedo [...] No me parece hilar lógicamente que se niegue la creación por el hecho de que el Creador hace millones de años impusiera leyes a la materia. No negamos ni circunscribimos al Creador por el hecho de que haya creado la acción autónoma que dio origen al intelecto humano, dotado casi de un talento creativo; mucho menos por tanto negamos o circunscribimos su poder, si consideramos que Él asignada a la materia leyes tales para plasmar y construir mediante su ciega instrumentalidad el mundo tal y como lo vemos, a través de eras innumerables [...]. La teoría del señor Darwin no necesariamente debe ser atea, sea cierta o no; puede sencillamente estar sugiriendo una idea más amplia de Divina Presciencia y Capacidad.... A primera vista no veo como ‘la evolución casual de seres orgánicos' sea incoherente con el designio divino - Es casual para nosotros, no para Dios"[5].Su gran fe permitía a Newman mirar con gran serenidad los descubrimientos científicos presentes o futuros. "Cuando un diluvio de hechos, comprobados o presuntos, se nos echa encima, mientras infinitos otros ya empiezan a delinearse, todos los creyentes, católicos o no, se sienten invitados a examinar qué significado tienen tales hechos"[6].

Él veía en estos descubrimientos "una relación indirecta con las opiniones religiosas". Un ejemplo de esta relación, creo yo, es precisamente el hecho de que en los mismos años en que Darwin elaboraba la teoría de la evolución de las especies, él, independientemente, enunciaba su doctrina del "desarrollo de la doctrina cristiana". Señalando la analogía, en este punto, entre el orden natural y físico y el moral, escribía: "De la misma forma que el Creador descansó el séptimo día después de la obra realizada, y sin embargo 'aún actúa', así él comunicó de una vez por todas el Credo en el origen, y sin embargo favorece aún su desarrollo y provee a su incremento" [7].

De la actitud nueva y positiva por parte de la Iglesia católica hacia la ciencia es expresión concreta la Academia Pontificia de las Ciencias, en la que eminentes científicos de todo el mundo, creyentes y no creyentes, se encuentran para exponer y debatir libremente sus ideas sobre problemas de interés común para la ciencia y para la fe.


3. ¿El hombre para el cosmos o el cosmos para el hombre?
Pero, repito, no es mi intención empeñarme aquí en una crítica general del cientificismo. Lo que me urge poner en claro es un aspecto particular de éste que tiene una incidencia directa y decisiva en la evangelización: se trata de la posición que ocupa el hombre en la visión del cientificismo ateo.Se ha convertido ya en una carrera entre los científicos no creyentes, sobre todo entre biólogos y cosmólogos, a ver quien va más lejos en afirmar la total marginalidad e insignificancia del hombre en el universo y en el mismo gran mar de la vida. "La antigua alianza se ha quebrantado - escribió Monod -; el hombre finalmente sabe que está solo en la inmensidad del Universo del que surgió por casualidad. Su deber, como su destino, no está escrito en ningún sitio" [8].

"Siempre he creído - afirma otro - ser insignificante. Conociendo las dimensiones del Universo, no hago más que darme cuenta de cuánto lo soy de verdad... Somos sólo un poco de fango en un planeta que pertenece al sol"[9].

Blaise Pascal confutó anticipadamente esta tesis con un argumento que conserva todavía toda su fuerza: "El hombre es solo una caña, la más frágil de la naturaleza; pero una caña que piensa. No es necesario que el universo entero se arme para aniquilarlo; un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero, aunque el universo lo aplastase, el hombre sería aun siempre más noble que lo que lo mata, porque sabe morir, y la superioridad que el universo tiene sobre él; mientras que el universo no sabe nada"[10].
La visión cientificista de la realidad, junto con el hombre, quita de golpe del centro del universo también a Cristo. Él se reduce, por usar las palabras de M. Blondel, a "un incidente histórico, aislado del cosmos como un episodio postizo, un intruso o un desconocido en la aplastante y hostil inmensidad del Universo"[11].

Esta visión del hombre tiene reflejos también prácticos, a nivel de cultura y de mentalidad. Se explican así ciertos excesos del ecologismo que tienden a equiparar los derechos de los animales e incluso de las plantas a los del hombre. Es sabido que hay animales cuidados y alimentados mucho mejor que millones de niños. La influencia se advierte también en el campo religioso. Hay formas difundidas de religiosidad en las que el contacto y la sintonía con las energías del cosmos ha tomado el sitio del contacto con Dios como camino de salvación. Lo que Pablo decía de Dios: "En él vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17, 28), se dice aquí del cosmos material. En ciertos aspectos, se trata del regreso a la visión precristiana que tenía como esquema: Dios - cosmos - hombre, y a la que la Biblia y el cristianismo opusieron el esquema: Dios-hombre-cosmos. El cosmos es para el hombre, no el hombre para el cosmos. Una de las acusaciones más violentas que el pagano Celso dirige a judíos y cristianos es la de afirmar que "Dios existe e, inmediatamente después de él, nosotros, desde el momento en que somos creados por él a su completa semejanza; todo nos está subordinado: la tierra, el agua, el aire, las estrellas; todo existe para nosotros y está ordenado a nuestro servicio" [12].
Existe también sin embargo una profunda diferencia: en el pensamiento antiguo, sobre todo el griego, el hombre, aún subordinado al cosmos, tiene una altísima dignidad, como puso en claro la obra magistral de Max Pohlenz, "El hombre griego"[13]; aquí en cambio parece que se tome gusto en deprimir al hombre y despojarlo de toda pretensión de superioridad sobre el resto de la naturaleza. Más que de un "humanismo ateo", al menos desde este punto de vista, se debería hablar, en mi opinión, de anti-humanismo e incluso de inhumanismo ateo.

Vayamos ahora a la visión cristiana. Celso no se equivoca en hacerla derivar de la gran afirmación de Génesis 1, 26 sobre el hombre creado "a imagen y semejanza" de Dios [14]. La visión bíblica encontró su más espléndida expresión en el Salmo 8:Al ver el cielo, obra de tus manos,la luna y la estrellas que has creado:¿qué es el hombre para que pienses en él,el ser humano para que lo cuides?Lo hiciste poco inferior a los ángeles,lo coronaste de gloria y esplendor;le diste dominio sobre la obra de tus manos,todo lo pusiste bajo sus pies.La creación del hombre a imagen de Dios tiene implicaciones en ciertos aspectos sorprendentes sobre la concepción del hombre que el debate actual nos empuja a sacar a la luz.

Todo se funda en la revelación de la Trinidad traída por Cristo. El hombre es creado a imagen de Dios, lo que quiere decir que participa en la íntima esencia de Dios que es relación de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es evidente que hay un abismo ontológico entre Dios y la criatura. Sin embargo, por gracia (¡nunca hay que olvidar esta precisión!) este abismo se ha llenado, de manera que es menos profundo que el existente entre el hombre y el resto de la Creación.

Sólo el hombre, de hecho, como persona capaz de relaciones, participa en la dimensión personal y relacional de Dios, es su imagen. Lo que significa que él, en su esencia, aunque a un nivel de criatura, es lo que, a nivel increado, son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en su esencia. La persona creada es "persona" precisamente por este núcleo racional que le hace capaz de acoger la relación que Dios quiere establecer con ella y al mismo tiempo se hace generador de relaciones hacia los demás y hacia el mundo.
4. La fuerza de la verdad
Probemos a ver cómo se podría traducir en el plano de la evangelización esta visión cristiana de la relación hombre-cosmos. Ante todo una premisa. Resumiendo el pensamiento de su maestro, un discípulo de Dionisio Areopagita enunció esta gran verdad: "No se deben confutar las opiniones de los demás, ni se debe escribir contra una opinión o una religión que no parece buena. Se debe escribir sólo a favor de la verdad y no contra los demás" [15].

No se puede absolutizar este principio (a veces puede ser útil y necesario confutar las doctrinas falsas), pero es cierto que la exposición positiva de la verdad es a menudo más eficaz que no la confutación del error contrario. Es importante, creo, tener en cuenta este criterio en la evangelización y en particular hacia los tres obstáculos mencionados: cientificismo, secularismo y racionalismo. Más eficaz que la polémica contra ellos es, en la evangelización, la exposición irenística de la visión cristiana, haciendo hincapié en la fuerza intrínseca de ella cuando está acompañada por una convicción íntima y se hace, como inculcaba san Pedro, "con dulzura y respeto" (1 Pe 3,16).

La expresión más alta de la dignidad y de la vocación del hombre según la visión cristiana se ha cristalizado en la doctrina de la divinización del hombre. Esta doctrina no ha tenido la misma relevancia en la Iglesia ortodoxa y en la latina. Los Padres griegos, superando todas las hipotecas que la costumbre pagana había acumulado sobre el concepto de deificación (theosis), hicieron de ella el eje de su espiritualidad. La teología latina ha insistido menos en ella. "El objetivo de la vida para los cristianos griegos - se lee en el Dictionnaire de Spiritualité - es la divinización, el de los cristianos de occidente es la adquisición de la santidad... El Verbo se hizo carne, según los griegos, para restituir al hombre la semejanza con Dios perdida en Adán y para divinizarlo. Según los latinos, se hizo hombre para redimir a la humanidad... y para pagar la deuda debida a la justicia de Dios" [16].

Podríamos decir, simplificando al máximo, que la teología latina, tras Agustín, insiste más sobre lo que Cristo ha venido a quitar - el pecado - y la griega insiste más en lo que ha venido a dar a los hombres: la imagen de Dios, el Espíritu Santo y la vida divina.No se debe forzar demasiado esta contraposición, como a veces se tiende a hacer por parte de autores ortodoxos. La espiritualidad latina expresa a veces el mismo ideal aunque evita el término divinización que, conviene recordarlo, es extraño al lenguaje bíblico. En la Liturgia de las horas de la noche de Navidad volveremos a escuchar la vibrante exhortación de san León Magno que expresa la misma visión de la vocación cristiana: "Reconoce, cristiano, tu dignidad y, hecho partícipe de la naturaleza divina, no quieras volver a la abyección de un tiempo con una conducta indigna. Acuérdate de quién es tu Cabeza y de qué Cuerpo eres miembro" [17].

Por desgracia, ciertos autores ortodoxos se quedaron en la polémica del siglo XIV entre Gregorio Palamas y Barlaam y parecen ignorar la rica tradición mística latina. La doctrina de san Juan de la Cruz, por ejemplo, según la cual el cristiano, redimido por Cristo y hecho hijo en el Hijo, está inmerso en el flujo de las operaciones trinitarias y participa de la vida íntima de Dios, no es menos elevada de la de la divinización, aunque se expresa en términos distintos. También la doctrina sobre los dones de intelecto y de sabiduría del Espíritu Santo, tan querida a san Buenaventura y a los autores medievales, estaba animada por la misma inspiración mística.

No se puede con todo dejar de reconocer que la espiritualidad ortodoxa tiene algo que enseñar en este punto al resto de la cristiandad, a la teología protestante aún más que a la teología católica. Si hay de hecho algo verdaderamente opuesto a la visión ortodoxa del cristiano deificado por la gracia, esto es la concepción protestante, y en particular luterana, de la justificación extrínseca y forense, por la que el hombre redimido es "al mismo tiempo justo y pecador", pecador en sí mismo, justo ante Dios.Sobre todo podemos aprender de la tradición oriental a no reservar este ideal sublime de la vida cristiana a una élite espiritual llamada a recorrer las vías de la mística, sino a proponerla a todos los bautizados, a hacer de ella objeto de catequesis al pueblo, de formación religiosa en los seminarios y en los noviciados.

Si vuelvo a pensar en los años de mi formación encuentro en ellos una insistencia casi exclusiva en una ascética que ponía todo el acento en la corrección de los vicios y la adquisición de las virtudes. A la pregunta del discípulo sobre el objetivo último de la vida cristiana un santo ruso, san Serafín de Sarov, respondía sin dudar: "El verdadero fin de la vida cristiana es la adquisición del Espíritu Santo de Dios. En cuanto a la oración, el ayuno, las vigilias, la limosna y toda otra buena acción hecha en el nombre de Cristo, son solo medios para adquirir el Espíritu Santo"[18].

5. "Todo fue hecho por medio de él"
La Navidad es la ocasión ideal para volver a proponernos a nosotros mismos y a los demás este ideal que es patrimonio común de la cristiandad. Es la encarnación del Verbo de donde los Padres griegos hacen derivar la posibilidad misma de la divinización. San Atanasio no se cansa de repetir: "El Verbo se hizo hombre para que nosotros pudiésemos ser deificados" [19]. "Él se encarnó y el hombre se ha convertido en Dios, pues se ha unido a Dios", escribe a su vez san Gregorio Nacianceno [20]. Con Cristo es restaurado, o devuelto a la luz, ese ser "a imagen de Dios" que funda la superioridad del hombre sobre el resto de la Creación.Observaba antes que la marginación del hombre lleva consigo automáticamente la marginación de Cristo del cosmos y de la historia. También desde este punto de vista la Navidad es la antítesis más radical a la visión cientificista. En ella se escuchará proclamar solemnemente que "todo fue hecho por medio de él y sin él no se hizo nada de cuanto existe" (Jn 1,3); "Todo fue creado por medio de él y en vista de él" (Col 1, 16). La Iglesia ha recogido esta revelación y en el Credo nos hace repetir: Per quem omnia facta sunt, Por medio de él se hizo todo.Volver a escuchar estas palabras, mientras a nuestro alrededor no se hace sino repetir 'El mundo se explica por sí solo, sin necesidad de la hipótesis de un creador', o también 'somos fruto de la casualidad y de la necesidad', provoca indudablemente un shock - reconoció -, pero es más fácil que una conversación y una fe surjan de un shock semejante que de una larga argumentación apologética.
La pregunta crucial es: ¿seremos capaces, nosotros que aspiramos a volver a evangelizar el mundo, de dilatar nuestra fe a estas dimensiones de vértigo? ¿Creemos verdaderamente, con todo el corazón, que "todo fue hecho por medio de Cristo y en vista de Cristo"?En su libro de hace tantos años Introducción al cristianismo usted, Santo Padre, escribía: "Con el segundo artículo del ‘Credo' estamos ante el auténtico escándalo del cristianismo. Esto está constituido por la confesión de que el hombre-Jesús, un individuo ajusticiado hacia el año 30 en Palestina, sea el ‘Cristo' (el ungido, el elegido) de Dios, es más, incluso el Hijo mismo de Dios, por tanto el punto central, el eje determinante de toda la historia humana... ¿Nos es verdaderamente lícito aferrarnos al frágil cabo de un único acontecimiento histórico? ¿Podemos correr el riesgo de confiar toda nuestra existencia, es más, toda la historia, a este hilo de paja de un acontecimiento cualquiera, que flota en el océano sin límites de la vicisitud cósmica?"[21].

A estas preguntas, Santo Padre, respondemos sin duda como lo hace usted en ese libro y como no se cansa de repetir hoy, en calidad de Sumo Pontífice: sí, es posible, es liberador, y es gozoso. No por nuestras fuerzas, sino por el don inestimable de la fe que hemos recibido y por la que damos infinitas gracias a Dios.

[1] Benedicto XVI, Motu Proprio "Ubicunque et semper".
[2] Juan Pablo II, Parole sull'uomo, Rizzoli, Milán 2002, p. 443; cf, también Enc. Fides et ratio, n. 88.
[3] J. Monod, Il caso e la necessità, Mondadori, Milán, 1970, pags. 136-7. [Ed. original francesa: Jacques Monod, Le Hazard et la necessité. Essai sur la philosophie naturelle de la biologie moderne. Seuil, París 1970; English trans. Chance and Necessity. An Essay on the Natural Philosophy of Modern Biology, Vintage 1971].
[4] M. Planck, La conoscenza del mondo fisico, p. 155, (cit. por Timossi, op.cit. p. 160).
[5] J.H. Newman, Carta al canónigo J. Walker (1868), en The Letters and Diaries, vol. XXIV, Oxford 1973, pp. 77 s. (Trad. ital. Di P. Zanna).
[6] J.H. Newman, Apologia pro vita sua, Brescia 1982, p.277.
[7] J.H. Newman, Lo sviluppo della dottrina cristiana, Bolonia 1967, p. 95.
[8] Monod, op. cit. p. 136.
[9] P. Atkins, citado por Timossi, op. cit. p. 482.
[10] B. Pascal, Pensieri, 377 (ed. Brunschwicg, n. 347).
[11] M. Blondel et A. Valensin, Correspondance, Aubier, París 1965.
[12] En Orígenes, Contra Celsum, IV, 23 (SCh 136, p.238; cf. también IV, 74 (ib. p. 366).
[13] Cf. M. Pohlenz, L'uomo greco, Florencia 1962.
[14] En Orígenes, op. cit., IV, 30 (SCh 136, p. 254).
[15] Escolios a Dionisio Areopagita en PG 4, 536; cf. Dionisio Areopagita, Carta VI (PG, 3, 1077).
[16] G. Bardy, en Dct. Spir., III, col. 1389 s.
[17] S. León Magno, Discurso 1 sobre la Navidad (PL 54, 190 s.).
[18] Dialogo con Motovilov, en Irina Ggorainoff, Serafín de Sarov, Gribaudi, Turín 1981. p. 156.
[19] S. Atanasio, La encarnación del Señor, 54 (PG 25, 192B).
[20] S. Gregorio Nacianceno, Discursos teológicos, III, 19 (PG 36, 100A).
[21] J. Ratzinger, Introduzione al cristianesimo, Brescia 1969, p.149.