sábado, 18 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ (NOVENO DÍA)

Hacer la señal de la cruz.


Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José, y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión, junto a Aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente
 El padre Honorato Marcucci, uno de los asistentes del Padre Pío en los últimos años de su existencia terrena, contaba este episodio.


Una tarde del mes anterior al de la muerte del venerado Padre, se encontraba con él en la terraza contigua a la celda n. 1, esperando para acompañarle a la sacristía para la función vespertina. 

Era un miércoles, día consagrado a san José, y el Padre Pío no se decidía a moverse. De pie ante un cuadro del glorioso Patriarca, apoyado en la pared, el venerado Padre parecía en éxtasis. Pasado un poco de tiempo, el padre Honorato le dijo: Padre, ¿debo esperar todavía?; ¿nos hemos de ir?; vamos con retraso». Pero sus preguntas quedaron sin respuesta. El Padre Pío seguía contemplando al glorioso Patriarca. 

Al fin, después de que el padre Honorato le arrastrara del brazo y le repitiera por enésima vez la pregunta, el Padre Pío exclamó: «Mira, mira, ¡qué bello es san José!».


Se dirigieron a la sacristía.
En la sala «San Francisco» encontraron al padre sacristán, que les preguntó: «¿Cómo con tanto retraso?».
El padre Honorato respondió: «Hoy el Padre Pío no quería separarse 
del cuadro de san José».

El Padre Pío no dejaba pasar una sola oportunidad sin invitar a sus hijos espirituales a cultivar una sincera y profunda devoción a san José, fuente siempre rica de enseñanzas, de consuelo y de favores.

Parece escucharse todavía hoy su voz: «Ite ad Joseph! (Gn 41,55). Id a José con confianza absoluta, porque también yo, como santa Teresa de Ávila, “no recuerdo haber pedido cosa alguna a san José, sin haberla obtenido de inmediato”».

Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena

Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final 

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 17 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ (OCTAVO DÍA)

 Hacer la señal de la cruz.



Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,

y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión, junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

  “No podría haber mejor protector para ayudarnos a hacer penetrar en vuestras vidas el espíritu del Evangelio... Es claro que ningún trabajador estuvo jamás tan per­fecta y profundamente penetrado de él como san José,  que vivió con él en la más estrecha intimidad y comunidad de familia y de trabajo. De igual modo, si quieren estar junto a Jesús, les repetimos: vayan a  san José... 



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Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final 

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


jueves, 16 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ (SÉPTIMO DÍA)

 Hacer la señal de la cruz.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,
y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión,
junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

 
Decía la Madre Teresa de Calcuta: Confiamos en el poder del nombre de Jesús y también en el poder intercesor de san José. En los comienzos de nuestra Congregación, había momentos en los que no teníamos nada. Un día, en uno de esos momentos de gran necesidad, tomamos un cuadro de san José y lo pusimos boca abajo. Esto nos recordaba que debíamos pedir su intercesión. Cuando recibíamos alguna ayuda, lo volvíamos a poner en la posición correcta.

Un día, un sacerdote quería imprimir unas imágenes para estimular y acrecentar la devoción a san José. Vino a verme para pedirme dinero, pero yo tenía solamente una rupia en toda la casa. Dudé un momento en dársela o no, pero finalmente se la di. Esa misma noche, volvió y me entregó un sobre lleno de dinero: cien rupias. Alguien lo había parado en la calle y le había dado ese dinero para la Madre Teresa.

Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena

Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final 

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


NOVENA A SAN JOSÉ ( SEXTO DÍA)

Hacer la señal de la cruz.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,
y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión,
junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente


Por la puerta misma que entró la muerte, ha vuelto la vida. Por la desobediencia de Adán nos perdimos todos, por la obediencia de José empezamos a volver a nuestro estado primigenio. Por eso se nos recomienda la gran virtud de la obediencia por estas palabras: "Y despertando José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado".
 
Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena

Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.


 ORACIÓN FINAL

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

miércoles, 15 de marzo de 2017

CUARESMA: EL VÍA CRUCIS


Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran la Pasión del Señor, hay pocos que sean tan estimados como el Vía Crucis. A través de este ejercicio de piedad los fieles recorren, participando con su afecto, el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de los Olivos, donde en el "huerto llamado Getsemani" (Mc 14,32) el Señor fue "presa de la angustia" (Lc 22,44), hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (cfr. Lc 23,33), al jardín donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca (cfr. Jn 19,40-42).


Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Vía Crucis erigidos en las iglesias, en los santuarios, en los claustros e incluso al aire libre, en el campo, o en la subida a una colina, a la cual las diversas estaciones le confieren una fisonomía sugestiva.

132. El Vía Crucis es la síntesis de varias devociones surgidas desde la alta Edad Media: la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de la Pasión del Señor; la devoción a las "caídas de Cristo" bajo el peso de la Cruz; la devoción a los "caminos dolorosos de Cristo", que consiste en ir en procesión de una iglesia a otra en memoria de los recorridos de Cristo durante su Pasión; la devoción a las "estaciones de Cristo", esto es, a los momentos en los que Jesús se detiene durante su camino al Calvario, o porque le obligan sus verdugos o porque está agotado por la fatiga, o porque, movido por el amor, trata de entablar un diálogo con los hombres y mujeres que asisten a su Pasión.

En su forma actual, que está ya atestiguada en la primera mitad del siglo XVII, el Vía Crucis, difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha sido aprobado por la Sede Apostólica, dotado de indulgencias y consta de catorce estaciones.

133. El Vía Crucis es un camino trazado por el Espíritu Santo, fuego divino que ardía en el pecho de Cristo (cfr. Lc 12,49-50) y lo impulsó hasta el Calvario; es un camino amado por la Iglesia, que ha conservado la memoria viva de las palabras y de los acontecimientos de los último días de su Esposo y Señor.
En el ejercicio de piedad del Vía Crucis confluyen también diversas expresiones características de la espiritualidad cristiana: la comprensión de la vida como camino o peregrinación; como paso, a través del misterio de la Cruz, del exilio terreno a la patria celeste; el deseo de conformarse profundamente con la Pasión de Cristo; las exigencias de la sequela Christi, según la cual el discípulo debe caminar detrás del Maestro, llevando cada día su propia cruz (cfr. Lc 9,23)
Por todo esto el Vía Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado al tiempo de Cuaresma.
134. Para realizar con fruto el Vía Crucis pueden ser útiles las siguientes indicaciones:
- la forma tradicional, con sus catorce estaciones, se debe considerar como la forma típica de este ejercicio de piedad; sin embargo, en algunas ocasiones, no se debe excluir la sustitución de una u otra "estación" por otras que reflejen episodios evangélicos del camino doloroso de Cristo, y que no se consideran en la forma tradicional;
- en todo caso, existen formas alternativas del Vía Crucis aprobadas por la Sede Apostólica o usadas públicamente por el Romano Pontífice: estas se deben considerar formas auténticas del mismo, que se pueden emplear según sea oportuno;
- el Vía Crucis es un ejercicio de piedad que se refiere a la Pasión de Cristo; sin embargo es oportuno que concluya de manera que los fieles se abran a la expectativa, llena de fe y de esperanza, de la Resurrección; tomando como modelo la estación de la Anastasis al final del Vía Crucis de Jerusalén, se puede concluir el ejercicio de piedad con la memoria de la Resurrección del Señor.
135. Los textos para el Vía Crucis son innumerables. Han sido compuestos por pastores movidos por una sincera estima a este ejercicio de piedad y convencidos de su eficacia espiritual; otras veces tienen por autores a fieles laicos, eminentes por la santidad de vida, doctrina o talento literario.
La selección del texto, teniendo presente las eventuales indicaciones del Obispo, se deberá hacer considerando sobre todo las características de los que participan en el ejercicio de piedad y el principio pastoral de combinar sabiamente la continuidad y la innovación. En todo caso, serán preferibles los textos en los que resuenen, correctamente aplicadas, las palabras de la Biblia, y que estén escritos con un estilo digno y sencillo.
Un desarrollo inteligente del Vía Crucis, en el que se alternan de manera equilibrada: palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa, contribuye a que se obtengan los frutos espirituales de este ejercicio de piedad.

martes, 14 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ ( QUINTO DÍA)

Hacer la señal de la cruz.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,
y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión,
junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

 ¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como en los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.

¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio;  y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la creación. ( Papa Francisco)

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Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final 

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

lunes, 13 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ (CUARTO DÍA)

Hacer la señal de la cruz.


Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,
y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión,
junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

 Bien pronto para José llega el momento de la prueba, una prueba comprometida para su fe. Prometido de María, antes de ir a vivir con ella, descubre su misteriosa maternidad y se queda turbado. El evangelista Mateo subraya que, siendo justo, no quería repudiarla, y por tanto decidió despedirla en secreto (cfr Mt 1,19).

Pero en sueños el ángel le hizo comprender que lo que sucedía en María era obra del Espíritu Santo; y José, fiándose de Dios, consiente  coopera en el plano de la salvación.

Ciertamente, la intervención divina en su vida no podía no turbar su corazón. Confiarse a Dios no significa ver todo claro según nuestros criterios, no significa realizar lo que hemos proyectado; confiarse a Dios quiere decir vaciarse de sí mismos, renunciar a sí mismos, porque solo quien acepta perderse por Dios puede ser “justo” como san José, es decir, puede conformar su propia voluntad a la de Dios y así realizarse.

El Evangelio, como sabemos, no ha conservado ninguna palabra de José, el cual lleva a cabo su actividad en el silencio. Es el estilo que le caracteriza en toda la existencia, tanto antes de encontrarse frente al misterio de la acción de Dios en su esposa, sea cuando – consciente de este misterio... (Benedicto XVI) 

Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena

Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

domingo, 12 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ ( TERCER DÍA)

Novena a San José ( Tercer día)

Hacer la señal de la cruz.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,
y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión,
junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

 "Yo estaba en la Iglesia del monasterio del glorioso Sto. Domingo, pensando en los eventos de mi desolada vida y de los muchos pecados, los cuales en tiempos pasados yo había confesado. en esa Iglesia.  Caí en un éxtasis tan profundo.  Me senté y parecía que no podía ni siquiera ver la elevación, ni escuchar la Misa.  Yo pensé entonces que me vi a mi misma vestida de un manto de gran blancura y esplendor.  Al principio no vi quien me lo estaba poniendo.  Después vi a Nuestra Señora a mi derecha y a mi padre Sn. José a mi izquierda, vistiendome con este manto.  Se me concedió comprender que en ese momento estaba limpia de mis pecados.  Cuando estuve revestida, estaba llena de gran alegría y nuestra Señora parecía que me tomaba de las dos manos.  Ella dijo que yo la había complacido grandemente al ser bien devota del glorioso Sn. José y que podía confiar que mis deseos relacionados al convento se llevarían a cabo, que no debía temer ningun fracaso porque ellos velarían sobre nosotros y por que su Hijo prometió estar con nosotras, y como prueba de esto, Ella me iba a dar esta joya.  Entonces, pareció que ella me ponía alrededor de mi cuello un espléndido collar de oro, del cual colgaba una cruz de mucho valor...  la belleza que vi en nuestra Señora era extremadamente grande, aun cuando no podía definir sus facciones, pero era toda la forma de su cara, revestida de blanco,con un gran y suave esplendor. No vi a Sn. José claramente pero sabía que estaba allí. Nuestra Señora parecía ser bastante joven...  Cuando la Virgen María y San José estuvieron conmigo por bastante tiempo, yo experimentaba el mas grande gozo que hubiera sentido y no hubiera querido salir de el.  Los vi entonces subir al cielo con una multitud de ángeles.  Yo me quedé en gran soledad, aun cuando estaba confortada y animada, me quedé tan recogida, que por algun tiempo no pude moverme, ni hablar.  Yo estaba poseída por un fuerte deseo de ser consumida por el amor de Dios. Nunca he tenido la duda que  fue una vision que vino de Dios.  Me dejó en gran consolacion y paz." ( Santa Teresa de Jesús)

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Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 11 de marzo de 2017

NOVENA A SAN JOSÉ ( SEGUNDO DÍA)

Hacer la señal de la cruz.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,
y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión,
junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

Y, para empezar, de San José no tenemos
ni una sola palabra en la Escritura.
San José no tuvo ninguna acción visible
en los acontecimientos de su época.

No tuvo que afrontar al rey Herodes
como San Juan Bautista
ni se presentó a los hombres con una palabra nueva
como San Pablo.

No tenemos nada que hacer con él
ni en el orden político
ni en el dominio de las ideas.

Su vida está completamente fuera
de eso que se llama vida pública;
fue una vida como la nuestra
una vida privada.

San José tuvo que soportar el orden exterior del mundo
dentro de ese orden, justo o injusto
no hizo otra cosa sino callar, obedecer,
buscar el pan de cada día.

Ahora bien en la vida privada de este hombre
hay algo más,
ese algo más es de un orden enteramente espiritual.

Es como nuestra vida religiosa,
un secreto del alma;
algo que pasa en lo escondido
lejos de la mirada de los hombres.

La vida exterior de san José, pues,
pertenece a lo que se llama la vida privada.
y el misterio que puede haber en esa vida
es algo religioso, algo invisible,
algo que pasa delante del Padre
y que corresponde a lo que se llama la vida oculta.

Y esta semejanza entre la vida de San José
y nuestra vida,
es lo que me alienta a hablarles del santo.

( Dimas Antuña, La vida de San José, pp. 11-12.)

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Querido San José quiero pedir tu intercesión, te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final 

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 10 de marzo de 2017

JUAN PABLO II: SALMO 50 (2) ; Conciencia del pecado como ofensa de Dios


1. El viernes de cada semana en la liturgia de las Laudes se reza el salmo 50, el Miserere, el salmo penitencial más amado, cantado y meditado; se trata de un himno al Dios misericordioso, compuesto por un pecador arrepentido. En una catequesis anterior ya hemos presentado el marco general de esta gran plegaria. Ante todo se entra en la región tenebrosa del pecado para infundirle la luz del arrepentimiento humano y del perdón divino (cf. vv. 3-11). Luego se pasa a exaltar el don de la gracia divina, que transforma y renueva el espíritu y el corazón del pecador arrepentido: es una región luminosa, llena de esperanza y confianza (cf. vv. 12-21).


En esta catequesis haremos algunas consideraciones sobre la primera parte del salmo 50, profundizando en algunos aspectos. Sin embargo, al inicio quisiéramos proponer la estupenda proclamación divina del Sinaí, que es casi el retrato del Dios cantado por el Miserere: «Señor, Señor, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado» (Ex 34,6-7).

2. La invocación inicial se eleva a Dios para obtener el don de la purificación que vuelva -como decía el profeta Isaías- «blancos como la nieve» y «como la lana» los pecados, en sí mismos «como la grana», «rojos como la púrpura» (cf. Is 1,18). El salmista confiesa su pecado de modo neto y sin vacilar: «Reconozco mi culpa (...). Contra ti, contra ti solo pequé; cometí la maldad 
que aborreces» (Sal 50,5-6).

Así pues, entra en escena la conciencia personal del pecador, dispuesto a percibir claramente el mal cometido. Es una experiencia que implica libertad y responsabilidad, y lo lleva a admitir que rompió un vínculo para construir una opción de vida alternativa respecto de la palabra de Dios. De ahí se sigue una decisión radical de cambio. Todo esto se halla incluido en aquel «reconocer», un verbo que en hebreo no sólo entraña una adhesión intelectual, sino también una opción vital. Es lo que, por desgracia, muchos no realizan, como nos advierte Orígenes: «Hay algunos que, después de pecar, se quedan totalmente tranquilos, no se preocupan para nada de su pecado y no toman conciencia de haber obrado mal, sino que viven como si no hubieran hecho nada malo. Estos no pueden decir: "Tengo siempre presente mi pecado". En cambio, una persona que, después de pecar, se consume y aflige por su pecado, le remuerde la conciencia, y se entabla en su interior una lucha continua, puede decir con razón: "no tienen descanso mis huesos a causa de mis pecados" (Sal 37,4)... Así, cuando ponemos ante los ojos de nuestro corazón los pecados que hemos cometido, los repasamos uno a uno, los reconocemos, nos avergonzamos y arrepentimos de ellos, entonces desconcertados y aterrados podemos decir con razón: "no tienen descanso mis huesos a causa de mis pecados"» (Homilía sobre el Salmo 37). Por consiguiente, el reconocimiento y la conciencia del pecado son fruto de una sensibilidad adquirida gracias a la luz de la palabra de Dios.

3. En la confesión del Miserere se pone de relieve un aspecto muy importante: el pecado no se ve sólo en su dimensión personal y «psicológica», sino que se presenta sobre todo en su índole teológica. «Contra ti, contra ti solo pequé» (Sal 50,6), exclama el pecador, al que la tradición ha identificado con David, consciente de su adulterio cometido con Betsabé tras la denuncia del profeta Natán contra ese crimen y el del asesinato del marido de ella, Urías (cf. v. 2; 2 Sam 11-12).

Por tanto, el pecado no es una mera cuestión psicológica o social; es un acontecimiento que afecta a la relación con Dios, violando su ley, rechazando su proyecto en la historia, alterando la escala de valores y «confundiendo las tinieblas con la luz y la luz con las tinieblas», es decir, «llamando bien al mal y mal al bien» (cf. Is 5,20). El pecado, antes de ser una posible injusticia contra el hombre, es una traición a Dios. Son emblemáticas las palabras que el hijo pródigo de bienes pronuncia ante su padre pródigo de amor: «Padre, he pecado contra el cielo -es decir, contra Dios- y contra ti» (Lc 15,21).

4. En este punto el salmista introduce otro aspecto, vinculado más directamente con la realidad humana. Es una frase que ha suscitado muchas interpretaciones y que se ha relacionado también con la doctrina del pecado original: «Mira, en la culpa nací; pecador me concibió mi madre» (Sal 50,7). 

El orante quiere indicar la presencia del mal en todo nuestro ser, como es evidente por la mención de la concepción y del nacimiento, un modo de expresar toda la existencia partiendo de su fuente. Sin embargo, el salmista no vincula formalmente esta situación al pecado de Adán y Eva, es decir, no habla de modo explícito de pecado original.

En cualquier caso, queda claro que, según el texto del Salmo, el mal anida en el corazón mismo del hombre, es inherente a su realidad histórica y por esto es decisiva la petición de la intervención de la gracia divina. El poder del amor de Dios es superior al del pecado, el río impetuoso del mal tiene menos fuerza que el agua fecunda del perdón. «Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rm 5,20).

5. Por este camino la teología del pecado original y toda la visión bíblica del hombre pecador son evocadas indirectamente con palabras que permiten vislumbrar al mismo tiempo la luz de la gracia y de la salvación.
Como tendremos ocasión de descubrir más adelante, al volver sobre este salmo y sobre los versículos sucesivos, la confesión de la culpa y la conciencia de la propia miseria no desembocan en el terror o en la pesadilla del juicio, sino en la esperanza de la purificación, de la liberación y de la nueva creación.

En efecto, Dios nos salva «no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador» (Tt 3,5-6).

[Audiencia general del Miércoles 8 de mayo de 2002]

NOVENA A SAN JOSÉ (Primer día)

Hacer la señal de la cruz.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado san José,y ayúdanos con tus oraciones y por tú intercesión, junto a aquel que quiso ser considerado tu hijo, y con tu esposa bienaventurada, María Santísima, la Madre del Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación del día correspondiente

San José ha sido llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo él coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente «ministro de la salvación»[21]. Su paternidad se ha expresado concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio, al misterio de la encarnación y a la misión redentora que está unida a él; al haber hecho uso de la autoridad legal, que le correspondía sobre la Sagrada Familia, para hacerle don total de sí, de su vida y de su trabajo; al haber convertido su vocación humana al amor doméstico con la oblación sobrehumana de sí, de su corazón y de toda capacidad, en el amor puesto al servicio del Mesías, que crece en su casa»[22].


Hacer Petición por la cual se ofrece la Novena

Querido San José te encomiendo esta súplica ................................ la pongo en tus santas manos, para que la lleves a tu esposa y con Ella, a Jesús nuestro Señor.

Oración Final 

Oh Dios,  que en tu inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concé denos tener como intercesor en el cielo a quien veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

miércoles, 8 de marzo de 2017

JUANA DE IBARBOUROU: REINA DE LOS ÁNGELES

Te rodea, celeste, soberana, una corte de blancura. No hay sustancia terrestre comprable a esa sustancia angélica que irradia luz y emana canto, invisible presencia de alba junto a la sombra que cae del hombre.En tu divino rostro, espejo de serafines, se borra el dolor que te sube de la criatura mortal, cuando te vuelves hacia tu guardia de ángeles.Eres entonces la reina y la madre de la fiesta. Gracia y cánticos, alas y transparencias, ¡qué espectáculo tan distinto del otro que te nubla los ojos resplandecientes y hace empalidecer de piedad tu mejilla!

Pero tu misión es de consuelo y de rescate,¡oh Madre, y voluntariamente haces breve la tregua de júbilo,tú que dispones de la eternidad!Y con tu ejército de nardos bajas a las encrucijadas por donde anda el gemdo y ululan los vientos de cimeras negras. Los hombres sienten, cuando pasas, que el corazón se les ablanda con una ternura desconocida.¡Y hasta las fieras tienen un miniuto de mnedumbre!

Loores de Nuestra Señora

JUANA DE IBARBOUROU: REINA DE LA PAZ


No con yelmo y coraza, sino solo con tu apaciguadora sonrisa, desciendes entre los hombres que combaten, madre mía. Tú puedes hacer suave la índole cruel y transformar en reposo el furor, sólo con que poses sobre el pecho agitadop tus dedos de alabastro. Al que maldice, loco de odio, dile tu buena palabra de prudencia. Ningún odio será de hierro para el eco celeste de tu voz y ningún corazón, si tú llegas a él, se endurecerá en el cólera.


Auxilia, en dulzura,a los que batallan; baja, Señora,con tu cortejo de ángeles, hasta los ejércitos.Te pedimos las madres, Madre nuestra,que dictes tus órdenes de amor a los hombres que ya no saben sino herir. Y que las cristuras mortales aprendan de ti, que eres la paz, a mirarse en calma y a tenderse la mano en las encrucijadas. Oh Reina de la Paz, nonos abandones!

miércoles, 1 de marzo de 2017

SAN JOSÉ : CÓMO ES JUSTO QUIÉN DUDA?

"Es de notar que llama aquí justo al que en todo es virtuoso. Porque "justicia" no es sólo no querer más de lo debido, sino también la virtud en general y es en este sentido que principalmente emplea la Escritura la palabra "justicia". Siendo, pues, justo, es decir, benigno y moderado, quiso dejar en secreto a la que veía expuesta a la infamia y a la máxima pena de la Ley. Como quien se coloca por encima de la Ley, José la salvó de ambos peligros. Pues a la manera que el sol antes de ostentar sus rayos ya alumbra la tierra, así Cristo, antes de nacer, hizo que apareciesen en el mundo muchas señales de perfecta virtud."  san Juan Crisóstomo

"Pero si no tenía sospecha de Ella, ¿cómo era justo queriendo dejar a una Esposa Inmaculada? Quería dejarla porque conocía que se había obrado en Ella un gran misterio y se consideraba indigno de vivir en su compañía." Orígenes

Santo Tomás elige presentar en la "Catena Aurea" testimonios de diversas interpretaciones sobre el acontecimiento. Las posiciones se suelen resumir en tres: 

a) José tiene dudas sobre la fidelidad de su desposada, y siendo un hombre justo no quiere encubrir su falta; 

b) José sospecha de una intervención divina, y queda confundido entre "el asombro y la maravilla" (Suárez), quedándole clara la inocencia de María, (S. Jerónimo); 

c) José sabía que María había concebido por intervención divina y no humana. (Eusebio.) "José sabía que la preñez de María venía de Dios". (Basilio.) "José descubrió la preñez y su causa, que era por obra del Espíritu Santo". (Efrén.) "José comprendió que aquella era una maravillosa obra de Dios". (Eusebio.): "Pensó en separarse de ella en secreto para no cometer el pecado de ser llamado padre del Mesías. Temía vivir con ella pues eso podría deshonrar el nombre del Hijo de la Virgen. Por ello es que el ángel le dijo 'No temas llevar a María a tu casa'". Pablo, el diácono, en su Homiliarum atribuye a Orígenes una posición semejante. 

Actualmente, Ignace de la Potterie dice que la actitud de José no "ha de entenderse, ciertamente, si José se pregunta si María es culpable o no. Se trata más bien de una 'duda', de una indecisión acerca de lo que él debe hacer. ¿Cómo ha de comportarse él, el esposo de María, en la situación excepcional en que se encuentra su mujer?". Contando con argumentos lingüísticos y exegéticos propone leer: "José, su esposo, como fuese un hombre justo y no quisiese revelar (su misterio), resolvió separarse de ella secretamente "; en María en el misterio de la Alianza (BAC 1993).