martes, 28 de mayo de 2013

CARTA DEL PAPA FRANCISCO AL PADRE ENRIQUE


El papa Francisco envió una breve carta al sacerdote argentino Enrique “Quique” Rodríguez, en la que muestra su preocupación por hacer una “vida normal” y mantener su contacto con la gente.

Querido Quique: 

Hoy recibí la carta del pasado 1° de mayo. Me trajo mucha alegría, La descripción de la Fiesta Patronal me trajo aire fresco. Yo estoy bien y no he perdido la paz frente a un hecho totalmente sorpresivo, y esto lo considero un don de Dios.

Procuro tener el mismo modo de ser y de actuar que tenía en BS As, porque, si a mi edad cambio, seguro que hago el ridículo. No quise ir al Palacio Apostólico a vivir, voy sólo a trabajar y a las audiencias. Me quedé a vivir en la Casa Santa Marta, que es una casa (donde nos alojábamos durante el Cónclave) de huéspedes para obispos, curas y laicos. Estoy a la vista de la gente y hago la vida normal: misa pública a la mañana, como en el comedor con todos, etc. Esto me hace bien y evita que quede aislado. Quique, saludos a tus feligreses. Te pido, por favor, que reces y hagas rezar por mí. Saludos a Carlos y Miguel. Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide. 

Fraternalmente, Francisco. Vaticano, 15 de mayo 2013”.

PAPA FRANCISCO: NO A LA CARRERA ECLESIÁSTICA


La recompensa de Jesús

¿Cuál será la recompensa que recibiremos por seguirte? Así ha abierto el papa Francisco su homilía, a partir de la pregunta que Pedro le dirige a Jesús y que, después de todo, se refiere a la vida de todo cristiano. Jesús, observó el papa, observó que los que lo siguen tendrán "muchas cosas buenas", pero "con persecuciones". El camino del Señor, continuó, "es un camino de ‘abajamiento’, un camino que termina en la Cruz".

Por eso, agregó, "siempre habrá dificultades", "persecuciones". Siempre las habrá, "porque Él ha hecho este camino antes" de nosotros. Advirtió que "cuando un cristiano no tiene ninguna dificultad en la vida --todo está bien, todo es bello--, algo está mal". Se puede pensar en esta persona como "un gran amigo del espíritu del mundo, de lo mundano". Y esto, señaló, "es la tentación propia de un cristiano"

"Seguir a Jesús, sí, pero hasta cierto punto; seguir a Jesús como una forma cultural: soy cristiano, tengo esta cultura... Pero sin la exigencia del verdadero seguimiento de Jesús, la exigencia de seguir su camino. Se sigue a Jesús como una propuesta cultural, se utiliza este camino para ir más alto, para tener más poder. Y la historia de la Iglesia está llena de esto, comenzando por algunos emperadores y luego por muchos gobernantes y tanta gente, ¿no? E incluso algunos --no voy a decir muchos, pero algunos--, presbíteros, obispos, ¿no? Algunos dicen que hay muchos..., pero hay algunos de los que piensan que seguir a Jesús es hacer carrera".

No a la carrera eclesiástica

El Papa recordó que en una ocasión, "en la literatura de hace dos siglos", a veces se acostumbraba decir que uno "de un niño quería hacer la carrera eclesiástica". Reiteró que "muchos cristianos, tentados por el espíritu del mundo, creen que seguir a Jesús es bueno porque se puede hacer una carrera, se puede salir adelante". Pero esto "no es el espíritu", es, al contrario, la actitud de Pedro que habla de carrera y Jesús le responde: "Sí, te daré todo, pero con persecución".

"No se puede quitar la Cruz del camino de Jesús: siempre está ahí". Y, sin embargo, advirtió, esto no significa que los cristianos deben salir lastimados. El cristiano "sigue a Jesús por amor y cuando se sigue a Jesús por amor, la envidia del diablo hace muchas cosas". El "espíritu del mundo –observó--, no tolera esto, no tolera el testimonio":

"Piensen en la madre Teresa: ¿qué dice el espíritu del mundo sobre la madre Teresa? 'Ah, la beata Teresa es una gran mujer, ha hecho muchas cosas buenas por los demás...’. El espíritu del mundo nunca dice que la beata Teresa, todos los días, por muchas horas, estaba en adoración... ¡Nunca! Reduce la actividad cristiana al bien social. Como si la vida cristiana fuera una pintura, un barniz de cristianismo. La proclamación de Jesús no es un barniz: el anuncio de Jesús llega a los huesos, al corazón, entra y nos cambia. Y eso no lo tolera el espíritu del mundo, no lo tolera y por lo tanto vienen las persecuciones".

Los que dejan su hogar, su familia para seguir a Jesús, repitió Francisco, recibirán cien veces más "ya ahora en este tiempo". Cien veces junto a las persecuciones. Y esto no se olvida:
"Seguir a Jesús es propiamente esto: ir por amor con Él, detrás de Él: el mismo camino, la misma vía. Y el espíritu del mundo no lo va a tolerar y nos hará sufrir, pero un sufrimiento como el de Jesús. Pidamos esta gracia: seguir a Jesús en el camino que Él nos ha revelado y que Él nos ha enseñado. Esto es hermoso, porque jamás nos deja solos. ¡Nunca! Siempre está con nosotros. Que así sea".

lunes, 27 de mayo de 2013

MEDJUGORJE MENSAJE 25 DE MAYO 2013

Queridos hijos! Hoy los invito a ser fuertes y decididos en la fe y en la oración, hasta que sus oraciones sean tan fuertes que abran el Corazón de mi amado Hijo Jesús. Oren hijitos, oren sin cesar hasta que vuestro corazón se abra al amor de Dios. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes y oro por su conversión. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

HORACIO BOJORGE SJ: EL DEMONIO DE LA ACEDIA (4)

viernes, 24 de mayo de 2013

HANS URS VON BALTHASAR: SANTÍSIMA TRINIDAD (CICLO C)

“Os guiará hasta la verdad plena” En el Evangelio de hoy Jesús promete a sus discípulos el Espíritu Santo, que los guiará hasta la verdad completa. Esta totalidad es el misterio íntimo de Dios, su esencia, una esencia que solo él conoce: porque al igual que únicamente el espíritu del hombre conoce la intimidad del hombre, así también, y mucho más aún, la intimidad de Dios nadie la conoce, si Él mismo no nos la da a conocer y no nos hace partícipe de ella (1 Co 2,10-16).

Esta autoapertura de Dios es entonces también la verdad plena, pues tras la verdad de Dios o más allá de ella no puede haber ninguna otra verdad, y toda verdad contenida en el mundo creado no es sino un reflejo y una imitación de la verdad divina. Pero la verdad íntima de Dios es que Dios en cuanto origen y Padre se comunica ya desde siempre total e incondicionalmente a su Palabra o Expresión o Impronta, que es engendrada en esta entrega total; se trata de un acto de amor el más original al que solo se puede corresponder con un amor recíproco igualmente total e incondicional. Pero cuanto más incondicional sea el amor, tanto más fecundo será: un simple “yo-tu” eterno se agotaría en sí mismo si el encuentro no fuera al mismo tiempo la producción de un fruto que -al igual que el niño es el fruto del encuentro de los padres- testimonia el encuentro eterno del Padre y el Hijo. Los seres finitos, incluso cuando se aman, engendran y dan a luz en el amor, son seres yuxtapuestos; pero el ser infinito, que es Dios, sólo puede ser único: los que se aman en El sólo pueden existir el uno en el otro. Cuando el Hijo se hace hombre, no puede revelarnos, otra cosa que el amor del Padre, y su amor al Padre, y el amor de ambos por nosotros. Pero nosotros sólo podemos comprender este misterio y participar interiormente en él, si el Espíritu, que es a la vez, la reciprocidad y el fruto de este amor, se derrama sobre nosotros. Este Espíritu no puede añadir nada más ni nada nuevo, pero su enseñanza es tan ilimitada como el propio amor divino. Si la revelación del Hijo ha dado a conocer ( Jn 1,18) el amor divino hasta el extremo (Jn 13,1) , y este extremo se alcanza con la muerte y la resurrección, lo que comunique el Espíritu será tan ilimitado como lo que ha enseñado el Hijo.

“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo” la segunda lectura subraya esta verdad una vez más. Con su pasión y muerte, Jesús ha realizado finalmente el amor de Dios hacia nosotros y por nosotros, amor que no puede ser sino su propio amor trinitario, pues Dios no nos ama de una forma distinta a como se ama a sí mismo. El que nosotros, que hemos tenido acceso a este amor, seamos confortados en las tribulaciones y perseveramos en la paciencia, con la esperanza de participar en este amor, es decir: el que el sufrimiento en este mundo no nos aleje de Dios sino que nos acerque a Él, y esto reconvierta en nosotros en certeza, se lo debemos al Espíritu del amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones. Merced a este Espíritu, nosotros mismos quedamos incluidos en la corriente eternamente fluyente del amor divino.

“Yo estaba junto a él, como aprendiz; yo era su encanto cotidiano” Esto vale para los cristianos. Pero el misterio trinitario de Dios está desde el principio impreso en toda su creación, como se indica en la primera lectura. Ya antes de las aguas primordiales, existía esta sabiduría de Dios, que aquí es designada como su Hijo “aprendiz su encanto cotidiano” y que en otros pasajes le ayuda a proyectar la creación; una sabiduría que en la Antigua Alianza puede simbolizar tanto al Hijo como al Espíritu, algo divino y a la vez distinto del Creador paterno, de modo que todas las criaturas llevan impresa una huella de la entrega y de la fecundidad divinas. Cristo y el Espíritu Santo enviado por él no son simplemente la revelación de un misterio extraño y totalmente nuevo, sino al mismo tiempo también el desvelamiento para la criatura de su propio ser y de su sentido último.

PAPA FRANCISCO: NI CRISTIANOS INSÍPIDOS, NI CRISTIANOS DE MUSEO...

ROMA, 23 de mayo de 2013 (Zenit.org) - Los cristianos propagan la sal de la fe, de la esperanza y de la caridad: esta fue la exhortación del papa Francisco en la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta.
El santo padre señaló que la originalidad cristiana "no es una uniformidad" y advirtió contra el riesgo de convertirse en insípidos, como "cristianos de museo". Según informa radio Vaticana, a la misa --concelebrada por los cardenales Angelo Sodano y Leonardo Sandri, y el arzobispo de La Paz, Edmundo Abastoflor Montero--, asistió de un grupo de presbíteros y colaboradores laicos de la Congregación para las Iglesias Orientales.

¿Qué es la sal en la vida de un cristiano, cuál es la sal que nos dio Jesús? En su homilía, Francisco centró su reflexión en el sabor que los cristianos están llamados a dar a su propia vida y en la de los demás. La sal que nos da el Señor, dijo, es la sal de la fe, de la esperanza y de la caridad. Pero, advirtió, hay que tener cuidado de que esta sal, que hemos recibido de la certeza de que Jesús murió y resucitó para salvarnos, "no pierda su sabor, que no pierda su fuerza." Esta sal, continuó, "no es para conservarla, porque si la sal se conserva en un frasco no consigue nada, no sirve"

"La sal tiene sentido cuando se da para condimentar las cosas. También creo que la sal guardada en un frasco, con la humedad, pierde fuerza y ​​no sirve. La sal que hemos recibido es para darla, es para condimentar, está para ofrecerla. Lo contrario la vuelve insípida y no sirve. Debemos pedirle al Señor no ser cristianos con sal pero sin sabor, con sal guardada en un frasco. Pero la sal también tiene otra característica especial: cuando la sal se utiliza bien, no se siente el sabor de la sal... ¡No se siente! Se siente el sabor de cada comida: la sal ayuda a que el sabor de aquella comida sea mejor, se conserve más, sea más buena, más sabrosa. ¡Esta es la originalidad cristiana!".

Agregó que "cuando predicamos la fe, con esta sal", los que "reciben el anuncio, lo reciben a su manera, como para las comidas." Y así, "cada uno, con sus propias peculiaridades, recibe la sal y esta se vuelve mejor":

"¡La originalidad cristiana no es una uniformidad! Toma a cada uno como es, con su propia personalidad, con sus propias características, con su cultura y lo mantiene así, porque es una riqueza. Pero le da algo más: ¡le da el sabor! Esta originalidad cristiana es hermosa. 

Pero cuando queremos crear una uniformidad --en que todos son salados de la misma manera--, las cosas serán como cuando una mujer arroja sal en exceso y se siente solo el sabor de la sal y no el sabor de esa sabrosa comida salada. La originalidad cristiana es esto: cada uno es como es, con los dones que el Señor le ha dado".

Esto, continuó el papa, "es la sal que tenemos la que debemos dar". Una sal que "no es para conservarla, sino para darla". Y esto, dijo, "es un poco de trascendencia": "de salir con el mensaje, ir con esta riqueza que tenemos de la sal y darlo a los demás". Por otro lado, señaló, hay dos "salidas" para que la sal no se malogre. En primer lugar, poner la sal "al servicio de las comidas, al servicio a los demás, al servicio de las personas".

En segundo lugar, la "trascendencia hacia el autor de la sal, el Creador". La sal, reiteró, "no se conserva dándola solamente en la predicación", sino que "tiene también la necesidad de otra trascendencia, de la oración, de la adoración":

"Y así la sal se conserva, no pierde su sabor. Con la adoración del Señor yo trasciendo de mí mismo hacia el Señor, y con la proclamación evangélica salgo de mí mismo para dar el mensaje. Pero si no hacemos esto --estas dos cosas, estas dos trascendencias para dar la sal--, la sal permanecerá en el frasco, y nosotros nos convertiremos en cristianos de museo. Podemos hacer ver la sal: esta es mi sal. Pero ¡qué bella que es! Esta es la sal que recibí en el Bautismo, esto es lo que he recibido en la Confirmación, esto fue lo que me dieron en la catequesis... Pero fíjate: ¡cristianos de museo! Una sal sin sabor, es una sal que no consigue nada".

Traducido del italiano por José Antonio Varela V.

miércoles, 22 de mayo de 2013

25 DE MAYO- ENCUENTROS CON JESÚS

Sábado 25 de mayo de 2013- 16 horas

Parroquia María de Nazaret Reina la Paz
 ( Capilla María Reina)


ENCUENTROS CON JESÚS
Retiro espiritual gratuito y abierto.

16 hs- Adoración y Santo Rosario 
Testimonio de María Marta ( lleva viviendo 6 años en Medjugorje)

17 hs- Predicación de la Palabra ( Diác. Jorge Novoa)
Qué has hecho con los dones (talentos) que te dio el Señor? (Mt 25,14-30)

18 hs- Comunidades
Paseo con el Santísimo Sacramento

19 hs - Santa Misa ( P. Raúl)
Luego de la Misa habrá imposición de manos...

17. 30 hs  Confesiones

Te esperamos...

martes, 21 de mayo de 2013

PAPA FRANCISCO: ES NECESARIO ORAR CON EL CORAZÓN

(RV).- (Audio)  Una oración valiente, humilde y fuerte cumple milagros: lo afirmó
el Papa Francisco esta mañana en la Misa presidida en la Casa de Santa Marta. Este lunes estuvo presente otro grupo de empleados de Radio Vaticano, acompañados por nuestro director general, el p. Federico Lombardi. 

La liturgia del día nos propone el pasaje del Evangelio en el que los discípulos no logran sanar a un muchacho; el mismo Jesús debe intervenir, lamentando la incredulidad de los presentes; y al padre de aquel chico que le pide ayuda, responde que “todo es posible para el que cree”. El Santo Padre observó que a menudo también aquellos que aman a Jesús no arriesgan mucho en su fe y no se confían completamente a Él:


“Pero ¿por qué, esta incredulidad? Creo que es justamente el corazón que no se abre, el corazón cerrado, el corazón que quiere tener todo bajo control”.


Es un corazón que “no se abre” y no “deja a Jesús el control de las cosas ” – explicó el Papa – y cuando los discípulos le preguntan por qué no han podido sanar al joven, el Señor responde que aquel “tipo de demonio no se puede eliminar sino solo con la oración”. “Todos nosotros – subrayó - llevamos un poco de incredulidad, dentro”. Es necesaria “una oración fuerte, y esta oración humilde y fuerte hace que Jesús pueda obrar el milagro. La oración para pedir un milagro, para pedir una acción extraordinaria – prosiguió el Obispo de Roma – debe ser una oración coral, que nos involucre a todos”. 

A este propósito el Papa narró un episodio ocurrido en Argentina: una niña de 7 años se enfermó y los médicos le dieron pocas horas de vita. El papá, un electricista, “hombre de fe”, “enloqueció – contó el Pontífice - y en aquella locura” tomó un autobús para ir al Santuario mariano de Lujan, distante 70 kilómetros:

“Llegó ahí pasadas las 9 de la noche, cuando todo estaba cerrado. Y comenzó a rezar a la Virgen, con las manos aferradas a la reja de fierro. Y rezaba, y rezaba, y lloraba, y rezaba … y así, permaneció toda la noche. Pero este hombre luchaba: luchaba con Dios, luchaba junto a Dios por la sanación de su hija. Luego, después de las 6 de la mañana, fue al terminal, tomó el bus y llegó a casa, al hospital, a las 9, más o menos. Encontró a su esposa llorando. Se imaginó lo peor. ‘¿Qué ha pasado? ¡No entiendo, no entiendo! ¿Qué ha pasado?’. ‘Han venido los doctores y me han dicho que la fiebre ha pasado, que respira bien, que ¡no tiene nada! La dejarán en reposo por dos días más, pero no entienden ¡qué cosa ha pasado!’. ¡Esto todavía sucede, ¿eh?, los milagros existen!”.


Pero es necesario orar con el corazón, concluyó Francisco:


“Una oración valiente, que lucha por llegar a aquel milagro; no aquellas oraciones de circunstancia, ‘Ah, rezaré por ti’: rezo un Padre Nuestro, un Ave María y, después me olvido. No: oración valiente, como aquella de Abraham que luchaba junto al Señor por salvar la ciudad, como aquella de Moisés que tenía las manos en alto y se cansaba, rezando al Señor; como aquella de tantas personas, de tanta gente que tiene fe y con la fe reza, reza. La oración hace milagros, pero ¡debemos creer! Creo que podemos hacer una bella oración … y decirle hoy, durante toda la jornada: ‘Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad’ ... y cuando nos piden rezar por tanta gente que sufre en las guerras, los refugiados, por todos los dramas de la actualidad, rezar al Señor, pero con el corazón: ‘¡Hazlo!’, sino decirle: ‘Creo, Señor. Ayuda a mi incredulidad’ que también está en mi oración. Hagamos esto, hoy”.

miércoles, 15 de mayo de 2013

RANIERO CANTALAMESSA: PENTECOSTÉS; EL PODER DE LO ALTO



Todos hemos visto en alguna ocasión la escena de un coche averiado: dentro está el conductor y detrás una o dos personas empujando fatigosamente el vehículo, intentando inútilmente darle la velocidad necesaria para que arranque. Se detienen, se secan el sudor, vuelven a empujar... Y de repente, un ruido, el motor se pone en marcha, el coche avanza y los que lo empujaban se yerguen con un suspiro de alivio. Es una imagen de lo que ocurre en la vida cristiana. Se camina a fuerza de impulsos, con fatiga, sin grandes progresos. Y pensar que tenemos a disposición un motor potentísimo («¡el poder de lo alto!») que espera sólo que se le ponga en marcha. La fiesta de Pentecostés debería ayudarnos a descubrir este motor y cómo ponerlo en movimiento.


El relato de Hechos de los Apóstoles comienza diciendo: «Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar». De estas palabras deducimos que Pentecostés preexistía... a Pentecostés. En otras palabras: había ya una fiesta de Pentecostés en el judaísmo y fue durante tal fiesta que descendió el Espíritu Santo. No se entiende el Pentecostés cristiano sin tener en cuenta el Pentecostés judío que lo preparó. En el Antiguo Testamento ha habido dos interpretaciones de la fiesta de Pentecostés. Al principio era la fiesta de las siete semanas, la fiesta de la cosecha, cuando se ofrecía a Dios la primicia del trigo; pero sucesivamente, y ciertamente en tiempos de Jesús, la fiesta se había enriquecido de un nuevo significado: era la fiesta de la entrega de la ley en el monte Sinaí y de la alianza.


Si el Espíritu Santo viene sobre la Iglesia precisamente el día en que en Israel se celebraba la fiesta de la ley y de la alianza es para indicar que el Espíritu Santo es la ley nueva, la ley espiritual que sella la nueva y eterna alianza. Una ley escrita ya no sobre tablas de piedra, sino en tablas de carne, que son los corazones de los hombres. Estas consideraciones suscitan de inmediato un interrogante: ¿vivimos bajo la antigua ley o bajo la ley nueva? ¿Cumplimos nuestros deberes religiosos por constricción, por temor y por acostumbramiento, o en cambio por convicción íntima y casi por atracción? ¿Sentimos a Dios como padre o como patrón?

Concluyo con una historia. A principios del XX, una familia del sur de Italia emigra a los Estados Unidos. Como carecen de suficiente dinero para pagar las comidas en el restaurante, llevan consigo vianda para el viaje: pan y queso. Con el paso de los días y de las semanas el pan se endurece y el queso enmohece; en cierto momento, el hijo no lo aguanta más y no hace más que llorar. Entonces sus padres sacan la poca calderilla que les queda y se la dan para que disfrute de una buena comida en el restaurante. El hijo va, come y vuelve a sus padres bañado en lágrimas. «¿Cómo? Hemos gastado todo para pagarte un almuerzo, ¿y sigues llorando?». «Lloro porque he descubierto que una comida al día en el restaurante estaba incluida en el precio, ¡y hemos pasado todo el tiempo a pan y queso!». Muchos cristianos realizan la travesía de la vida «a pan y queso», sin alegría, sin entusiasmo, cuando podrían, espiritualmente hablando, disfrutar cada día de todo «bien de Dios», todo «incluido en el precio» de ser cristianos.

El secreto para experimentar aquello que Juan XXIII llamaba «un nuevo Pentecostés» se llama oración. ¡Es ahí donde se prende la «chispa» que enciende el motor! Jesús ha prometido que el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan (Lc 11, 13). Entonces, ¡pedir! La liturgia de Pentecostés nos ofrece magníficas expresiones para hacerlo: «Ven, Espíritu Santo... Ven, Padre de los pobres; ven, dador de los dones; ven, luz de los corazones. En el esfuerzo, descanso; refugio en las horas de fuego; consuelo en el llanto. ¡Ven Espíritu Santo!».

martes, 14 de mayo de 2013

SALVADOR CARRILLO ALDAY: LA ESENCIA DE PENTECOSTÉS


Según las fuentes bíblicas ¿de dónde nos viene el Espíritu Santo? Nos viene a través de Jesús, pero ¿de qué Jesús? y esto es lo interesante, lo hermoso. En Juan 16,7 Jesús dijo: "Les conviene que yo me vaya. Si yo no me voy, el Espíritu Santo no vendrá a ustedes, pero si Yo me voy, Yo se lo enviaré".

Y antes en Juan 7,39 comenta el evangelista: "Y esto lo decía del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en El porque todavía no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado".
Qué palabra tan extraña: "Todavía no había Espíritu porque Jesús todavía no había sido glorificado". Jesús necesita terminar su carrera mesiánica, recibir después de su resurrección el gran título de ser el Mesías, el Salvador, el Señor, para después poder dar el Espíritu Santo.

En Hechos 2,33 está escondido este texto importante en la Cristología, en el que se dice primero: "A Jesús, Dios lo ha resucitado". Segundo: "Y habiendo sido exaltado a la diestra del Padre". Tercero: "Y habiendo recibido El, el Espíritu Santo".

Jesús recibe como un regalo de Dios en su naturaleza humana glorificada, el Espíritu Santo y una vez lleno Jesús del Espíritu Santo, lo derrama el día de Pentecostés, y nace la Iglesia.

Primera Gracia. Gracias del Espíritu Santo.


El Espíritu Santo es el DON DE DIOS, don del Padre, que nos da a Cristo glorificado como fruto de toda su carrera mesiánica. El Espíritu Santo nos viene de Jesús. De aquí la frase hermosa, muchas veces falsamente comprendida, muy superficialmente entendida: "Ser bautizados en el Espíritu Santo".

Dice Juan 1,33: "El es Jesús, el que bautiza con Espíritu Santo". Juan Bautista bautizó con agua, echando agua, dando agua; pero Jesús, lleno del Espíritu Santo, el Mesías glorificado, es el que bautiza con Espíritu Santo, derrama Espíritu Santo, da Espíritu Santo y este derramamiento que hace, es lo que llamamos: "Ser bautizados en el Espíritu Santo por Jesús".

Es una gracia para el mundo entero que Jesús glorificado nos baña, nos bautiza con su Espíritu. No estamos hablando del Sacramento del Bautismo; de ninguna manera, sino de esa continua efusión del Espíritu Santo que requiere, que necesita la Iglesia.

Necesitamos urgentemente que cada uno de nosotros sea bautizado por Jesús en el Espíritu Santo todos los días de la vida. No tengamos miedo. Muchas veces, teológicamente nos confundimos. "¿cómo ser bautizados con Espíritu Santo? ¿Qué significa?" No es el Sacramento del Bautismo recibido una vez haciéndonos hijos de Dios que ni en el infierno podemos perder lo que somos. El sello de haber recibido el Sacramento del Bautismo, no se perderá jamás. Se trata de las efusiones del Espíritu Santo que necesita la Iglesia y que necesitamos nosotros para realizar nuestra misión.

Decimos que ya recibimos el bautismo. Hermano, sé humilde: Jesús lo recibió en la Encarnación y lo recibió en plenitud y el Espíritu Santo hizo la unión hipostática y lo hizo Santo, radicalmente Santo, Santísimo. Y Jesús no obstante eso, recibió el Espíritu Santo nuevamente. No porque no lo tuviera, pero lo revivió nuevamente en el Jordán para poder realizar la misión que en El debía comenzar, la proclamación del Reino de Dios en el mundo. ¡Y Jesús siendo el Hijo de Dios, siendo ei Mesías! Sin embargo, recibe el Espíritu Santo que le comunica carismas para realizar su misión.

Y los apóstoles de seguro que habían recibido Espíritu Santo la tarde de la resurrección cuando Jesús sopla sobre ellos y les dice recibid el Espíritu Santo. Sin embargo, necesitaban otra efusión del Espíritu diferente y esa es la de Pentecostés, mediante la cual, ellos estarían en condiciones como estuvo Jesús en el Jordán.El bautismo en el Espíritu Santo de Pentecostés es para los apóstoles análogo al bautismo de Jesús en el Jordán.

Jesús recibe el Espíritu Santo para realizar su gran misión evangelizadora. Los apóstoles reciben el bautismo en el Espíritu Santo para poder también llevar el Evangelio hasta el último rincón de la tierra.El Espíritu Santo siempre trae verdades a nosotros. El Espíritu Santo tiene más imaginación de lo que pensamos y, si nosotros recibimos el bautismo del Espíritu Santo el mundo cambiará y nosotros cambiaremos

miércoles, 8 de mayo de 2013

SAN GREGORIO: SOBRE LA SOBERBIA

Jesús en muchos pasajes evangélicos descubre la soberbia de los Fariseos, y con ello advierte sobre el peligro que anida en el mundo religioso, provocando males profundos en los corazones de los hombres.

Escuchemos a San Gregorio

De cuatro maneras suele demostrarse la hinchazón con que se da a conocer la arrogancia. Primero, cuando cada uno cree que lo bueno nace exclusivamente de sí mismo; luego cuando uno, convencido de que se le ha dado la gracia de lo alto, cree haberla recibido por los propios méritos; en tercer lugar cuando se jacta uno de tener lo que no tiene y finalmente cuando se desprecia a los demás queriendo aparecer como que se tiene lo que aquéllos desean. Así se atribuye a sí mismo el fariseo los méritos de sus buenas obras.

Con esto abrió la ciudad de su corazón, por su orgullo, a los enemigos que la sitiaban, la que en vano cerró por la oración y el ayuno; que son inútiles todas las fortificaciones, cuando carece de ellas un punto por el que puede entrar el enemigo.

lunes, 6 de mayo de 2013

MONSEÑOR JOSEFINO RAMÍREZ: MENDIGANDO AMOR

                                                                                         Santa Clara, 11/8/1993

Querido padre Tomás:

Te envío una estampa de Santa Clara cuya memoria celebramos hoy. Fíjate que está sosteniendo una custodia con el Santísimo Sacramento. Así es como se le representa siempre en estampas, estatuas y vitrales.

El presentar a santa Clara siempre con el Santísimo Sacramento, tiene dos significados. El primero es para expresar su gran amor a la Eucaristía; y el segundo para mostrar su gran fe en el poder del Santísimo Sacramento.

Cuando su convento fue atacado por los vándalos, ella levantó ante ellos la custodia con el Santísimo Sacramento y se alejaron espantados.El Santísimo Sacramento salvó a su comunidad de la destrucción.

Tenemos en la actualidad a alguna Santa Clara? Estoy segura que sí, en la persona de la hermana Briege McKenna. En 1970, Jesús le habló desde el Santísimo Sacramento. No fue una voz interior sino una voz que oyó claramente. El Señor quería que ella ayudara a sus sacerdotes.

Desde entonces la hermana Briege ha dado cientos y cientos de retiros para sacerdotes. A lo mejor querrás leer su libro: "Los milagros sí ocurren".La hermana Briege conmovió el corazón de miles de sacerdotes, consolidándolos en su sacerdocio. No hay un sólo obispo en el mundo que no sepa de la gran labor que ella hizo por la Iglesia.

cuando la hermana Briege llegó a Manila, comentó que las dos cosas que más odia el Diablo, son el sacerdocio y la Sagrada Eucaristía. Todos los días,así como santa Clara, la hermana Briege pasa horas rezando frente al santísimo Sacramento.

Una vez que la hermana Briege iba a dar un retiro a los obispos de Nigeria, estalló una guerra civil y no pudo viajar hacia allá. Y como el padre Martín estaba predicando sobre la adoración perpetua, el obispo Ganaka le pidió que dirigiera el retiro. Entre los obispos asistentes estaba el obispo Albert Obinafuna de Awka, quien invitó al padre Martín a su diócesis. Allí el padre Martín conoció a un joven camarero llamado Fabián Eke.

Fabián es la primera vocación de Africa para los Misioneros del Santísimo Sacramento. El próximo año será ordenado sacerdote. Fabián hará lo que Santa Clara y los compañeros de San Francisco hicieron. Él mendigará por amor a Dios.pero Él no pedirá pan para comer, sino que mendigará el amor de las personas por el "pan vivo que bajó del cielo".Él difundirá la adoración perpetua por toda África.

Ésto es lo que tú deberías hacer, querido amigo.Rogarle a la gente a que amen a Jesús en el Santísimo Sacramento. Debes tener adoración perpetua en tu parroquia. El amor se humilla. y cuanto uno más ama, más dispuesto está a humillarse y a mendigar el amor por otro.

Si Santa Clara se hubiera avergonzado de mendigar, nunca hubiera existido la comunidad de las hermanas Clarisas. No hubiera habido una hermana Briege que al ir por el mundo entero mendigando amor, conmueve los corazones de los sacerdotes y los acerca al santísimo Sacramento.

domingo, 5 de mayo de 2013

PAPA FRANCISCO: MARÍA ES MADRE Y UNA MADRE PREOCUPADA POR SUS HIJOS...



(RV).- “María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? 

Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres”, expresó el Obispo de Roma, después del rezo del Rosario, con el que formalmente tomó posesión de la Basílica Santa María Mayor, en Roma este 4 de mayo de 2013.

Dijo que una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. “Nos educa, nos cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre "siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral!”.

El Papa afirmó también que “una buena mamá no sólo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió "sí" al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38)" (jesuita Guillermo Ortiz)

Texto completo de la homilía del Papa


Agradezco a Uds. que hoy han venido a rezar a la Virgen, a la Madre, a la "Salus Populi Romani"


Esta tarde estamos aquí ante María. Hemos rezado bajo su guía maternal para que nos conduzca a estar cada vez más unidos a su Hijo Jesús, le hemos traído nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, nuestras esperanzas y nuestras dificultades, la hemos invocado con la bella advocación de "Salus Populi Romani", pidiendo para todos nosotros, para Roma y para el mundo que nos done la salud. Sí, porque María nos da la salud, es nuestra salud.
Jesucristo, con su Pasión, Muerte y Resurrección, nos trae la salvación, nos dona la gracia y la alegría de ser hijos de Dios, de llamarlo en verdad con el nombre de Padre. María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres.

1. Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza - que también se deriva de un cierto bienestar – a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de Nazaret, Jesús " iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él " (Lc 2, 40). La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.


2. Una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre "siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral! Recordemos la parábola del buen samaritano: Jesús no propone la conducta del sacerdote y del levita, que evitan socorrer al hombre que había caído en manos de ladrones, sino el samaritano que ve la situación de ese hombre y la afronta de una manera concreta. María ha vivido muchos momentos no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando para ellos "no había lugar para ellos en el albergue" (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25). Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: "¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu madre"(cfr. Jn 19, 26-27). En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. No tener miedo de las dificultades. Afrontarlas con la ayuda de la madre


3. Un último aspecto: una buena mamá no sólo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió "sí" al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38).


Queridos hermanos y hermanas, ¡qué difícil es, en nuestro tiempo, tomar decisiones definitivas! Nos seduce lo provisorio. Somos víctimas de una tendencia que nos empuja a lo efímero... ¡como si deseáramos permanecer adolescentes para toda la vida! ¡No tengamos miedo de los compromisos definitivos, de los compromisos que involucran y abarcan toda la vida! ¡De esta manera, nuestra vida será fecunda! Y ¡esto es libertad! Tener el coraje de tomar decisiones con grandeza.


Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo. La Salus Populi Romani es la mamá que nos dona la salud en el crecimiento, para afrontar y superar los problemas, en hacernos libres para las opciones definitivas; la mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser cada vez más fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la esperanza, a donar vida a los demás, vida física y espiritual.


Es lo que te pedimos esta tarde, Oh María, Salus Populi Romani, para el pueblo de Roma, para todos nosotros: dónanos la salud que sólo tú puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida.

Traducción: Cecilia de Malak, RV

viernes, 3 de mayo de 2013

HANS URS VON BALTHASAR: VI DOMINGO DE PASCUA (C)

Mi paz os doy. En el evangelio, que remite de nuevo a su salida de este mundo, ya muy próxima, Jesús inculca a su joven Iglesia una palabra: la paz. Se trata expresamente de la paz que proviene de él, que es la única auténtica y duradera, pues una paz como la da el mundo por lo general no es más que un armisticio precario o incluso una guerra fría. Los discípulos poseen el arquetipo de la verdadera paz en Dios mismo: el que guarada la palabra de Jesús por amor, ése es amado por el Padre. El Padre viene junto con el Hijo al creyente para hacer morada en él, y el Espíritu Santo le aclara que Jesús ha traído. Dios en su Trinidad es la paz verdadera e indestructible. En esta paz los discípulos deben dejar marchar a su amado Señor con alegría, porque no hay más alegría que el amor trinitario, y éste se debe desear a cualquiera, aun cuando haya que dejarle marchar.



Hemos decidido por unanimidad. La Iglesia tiene que ser un ejemplo de paz en el mundo sin paz. Pero ha de superar en su interior ciertos problemas que provocan tensiones y que sólo pueden resolverse bajo la guía del Espíritu Santo, en la oración y en la obediencia a sus designios. El problema quizá más grave se le planteó a la Iglesia (como muestra la primera lectura) ya en vida de los apóstoles: la convivencia pacífica entre el pueblo elegido, que poseía una revelación divina milenaria, y los paganosque empezaban a incorporarse a la Iglesia, que no aportaban nada de su tradición. Conseguir una convivencia verdaderamente pacífica exigía renuncias por ambas partes, y las largas deliberaciones de los apóstoles debían conducir necesariamente a exigir estas renuncias: los paganos no tenían necesidad de seguir importantes costumbres judías, por ejemplo la circuncisión; pero en contrapartida debían hacer algunas concesiones a los judíos en lo referente a ciertos usos alimentarios y a los matrimonios entre parientes. Estos compromisos, que quizá hoy pueden parecernos sobremanera extraños, eran entonces de palpitante actualidad, y debemos tomar ejemplos de ellos para todo aquello a lo que nosotros hemos de renunciar necesariamente aquí y ahora para que entre las diversas tendencias de la Iglesia reine la verdadera paz de Cristo, y no nos contentemos con un simple armisticio. Nunca un partido tendrá toda la razón y el otro ninguna. Hay que escucharse mutuamente en la paz de Cristo, sopesar las razones de la parte contraria, no absolutizar las propias. Esto puede exigir verdderas renuncias hoy como ayer, pero solamente si aceptamos estas renuncias se nos dará la paz de Cristo.

Los nombres de las doce tribus de Israel... los nombres de los doce apóstoles del Cordero. La figura de la definitiva "ciudad de la paz", de la Jerusalén celeste, confirma en la segunda lectura la paz traída por Dios entre el Antiguo Testamento de los judíos y el Nuevo Testamento de los cristianos, la curación de la pero herida que ha desgarrado al pueblo de Dios desde los tiempos de Jesús. Mientras las puertas llevan grabados los nombres de las doce tribus de Israel, los cimiento llevan escritos "los nombres de los apóstoles del Cordero", y el número de los que aparecen delante del trono de Dios es de veinticuatro. Quizá esta escisión que se produjo con motivo de la venida de Jesús no se supere del todo hasta el final de los tiempos, pero nosotros debemos intentar superarla ya dentro de la historia en la medida de los posible. Aunque la unidad en la fe no sea del todo realizable, la unidad en el amor es siempre posible.