martes, 14 de mayo de 2013

SALVADOR CARRILLO ALDAY: LA ESENCIA DE PENTECOSTÉS


Según las fuentes bíblicas ¿de dónde nos viene el Espíritu Santo? Nos viene a través de Jesús, pero ¿de qué Jesús? y esto es lo interesante, lo hermoso. En Juan 16,7 Jesús dijo: "Les conviene que yo me vaya. Si yo no me voy, el Espíritu Santo no vendrá a ustedes, pero si Yo me voy, Yo se lo enviaré".

Y antes en Juan 7,39 comenta el evangelista: "Y esto lo decía del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en El porque todavía no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado".
Qué palabra tan extraña: "Todavía no había Espíritu porque Jesús todavía no había sido glorificado". Jesús necesita terminar su carrera mesiánica, recibir después de su resurrección el gran título de ser el Mesías, el Salvador, el Señor, para después poder dar el Espíritu Santo.

En Hechos 2,33 está escondido este texto importante en la Cristología, en el que se dice primero: "A Jesús, Dios lo ha resucitado". Segundo: "Y habiendo sido exaltado a la diestra del Padre". Tercero: "Y habiendo recibido El, el Espíritu Santo".

Jesús recibe como un regalo de Dios en su naturaleza humana glorificada, el Espíritu Santo y una vez lleno Jesús del Espíritu Santo, lo derrama el día de Pentecostés, y nace la Iglesia.

Primera Gracia. Gracias del Espíritu Santo.


El Espíritu Santo es el DON DE DIOS, don del Padre, que nos da a Cristo glorificado como fruto de toda su carrera mesiánica. El Espíritu Santo nos viene de Jesús. De aquí la frase hermosa, muchas veces falsamente comprendida, muy superficialmente entendida: "Ser bautizados en el Espíritu Santo".

Dice Juan 1,33: "El es Jesús, el que bautiza con Espíritu Santo". Juan Bautista bautizó con agua, echando agua, dando agua; pero Jesús, lleno del Espíritu Santo, el Mesías glorificado, es el que bautiza con Espíritu Santo, derrama Espíritu Santo, da Espíritu Santo y este derramamiento que hace, es lo que llamamos: "Ser bautizados en el Espíritu Santo por Jesús".

Es una gracia para el mundo entero que Jesús glorificado nos baña, nos bautiza con su Espíritu. No estamos hablando del Sacramento del Bautismo; de ninguna manera, sino de esa continua efusión del Espíritu Santo que requiere, que necesita la Iglesia.

Necesitamos urgentemente que cada uno de nosotros sea bautizado por Jesús en el Espíritu Santo todos los días de la vida. No tengamos miedo. Muchas veces, teológicamente nos confundimos. "¿cómo ser bautizados con Espíritu Santo? ¿Qué significa?" No es el Sacramento del Bautismo recibido una vez haciéndonos hijos de Dios que ni en el infierno podemos perder lo que somos. El sello de haber recibido el Sacramento del Bautismo, no se perderá jamás. Se trata de las efusiones del Espíritu Santo que necesita la Iglesia y que necesitamos nosotros para realizar nuestra misión.

Decimos que ya recibimos el bautismo. Hermano, sé humilde: Jesús lo recibió en la Encarnación y lo recibió en plenitud y el Espíritu Santo hizo la unión hipostática y lo hizo Santo, radicalmente Santo, Santísimo. Y Jesús no obstante eso, recibió el Espíritu Santo nuevamente. No porque no lo tuviera, pero lo revivió nuevamente en el Jordán para poder realizar la misión que en El debía comenzar, la proclamación del Reino de Dios en el mundo. ¡Y Jesús siendo el Hijo de Dios, siendo ei Mesías! Sin embargo, recibe el Espíritu Santo que le comunica carismas para realizar su misión.

Y los apóstoles de seguro que habían recibido Espíritu Santo la tarde de la resurrección cuando Jesús sopla sobre ellos y les dice recibid el Espíritu Santo. Sin embargo, necesitaban otra efusión del Espíritu diferente y esa es la de Pentecostés, mediante la cual, ellos estarían en condiciones como estuvo Jesús en el Jordán.El bautismo en el Espíritu Santo de Pentecostés es para los apóstoles análogo al bautismo de Jesús en el Jordán.

Jesús recibe el Espíritu Santo para realizar su gran misión evangelizadora. Los apóstoles reciben el bautismo en el Espíritu Santo para poder también llevar el Evangelio hasta el último rincón de la tierra.El Espíritu Santo siempre trae verdades a nosotros. El Espíritu Santo tiene más imaginación de lo que pensamos y, si nosotros recibimos el bautismo del Espíritu Santo el mundo cambiará y nosotros cambiaremos

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