sábado, 10 de diciembre de 2016

HANS URS VON BALTHASAR: TERCER DOMINGO DEL ADVIENTO (A)


Eres tú? El que Juan Bautista tenga que soportar en la cárcel esta oscuridad que Dios le impone, forma parte de su futuro testimonio de sangre. El había esperado un hombre poderoso, que bautiza con Espíritu Santo y fuego. Y en el evangelio aparece ahora un hombre dulce que “no apaga el pabilo vacilante”. Jesús clama su inquietud mostrándole que la profecía se cumple en él: en milagros discretos que aumentan la fe que persevera: “dichoso el que no se sienta defraudado por mí” 

Quizá sea precisamente esta oscuridad impuesta al testigo, la razón por la que Jesús le alaba ante la multitud: Juan se ha entendido a sí mismo como lo que realmente es, como el mensajero enviado delante de Jesús, el que le ha preparado el camino. Juan se ha designado a sí mismo como la simple voz que grita en el desierto, anunciando el milagro de lo nuevo que ha de venir; y efectivamente: el más pequeño en el reino que viene es más grande que él, que se ha considerado como perteneciente a lo antiguo y que sin embargo, como amigo del Esposo, precisamente por tener la humildad de ceder el sitio y eclipsarse, ha sido iluminado por la luz de la nueva gracia. En los iconos aparece como María, la Madre, que procede también de la Antigua Alianza y como él pasa a la Nueva, a derecha e izquierda del Juez del mundo.

El desierto se rogocijará. En la primera lectura de Isaías describe la transformación del desierto en tierra fértil como consecuencia de la venida de Dios. Mirad a vuestro Dios. El desierto es el mundo que Dios no ha visitado todavía; pero ahora Dios viene. El hombre es ciego, sordo, cojo, y mudo, cuando todavía no ha sido visitado por Dios. Pero ahora los sentidos se abren y los miembros se sueltan. Los ídolos que se adoraban en lugar del Dios vivo eran, tal y como nos lo describen los salmos y los libros sapienciales, ciegos, sordos, cojos y mudos; y sus adoradores eran semejantes a ellos. Estaban alejados del Dios vivo, pero ahora “vuelven los rescatados del Señor”, son liberados de la muerte espiritual y renacen a la verdadera viva. Es a esto precisamente a lo que alude Jesús en el evangelio cuando describe la acción.

Paciencia. Pero el retorno a Dios con motivo de su venida a nosotros, exige- como indica Santiago en la segunda lectura- la espera paciente. El labrador y la actitud paciente que normalmente le caracterizan, se nos ponen como ejemplo. El labrador aguarda pacientemente el fruto de la tierra, que, como dice Jesús en una parábola, crece por sí solo, sin que él sepa cómo (Mc 4,27). No atrae la lluvia con magia, espera pacientemente la lluvia temprana y tardía. Santiago sabe que la paciencia cristiana no es una espera ociosa, sino que exige un fortalecimiento del corazón, y esto no en un entrenamiento autógeno, sino porque la venida del Señor está próxima. Paciencia significa no precipitar nada, no acelerar nada artificialmente, sin dejar venir sobre nosotros todo lo que Dios ha dispuesto (Is 28,16). Saber que el juez está ya a la puerta, no nos da derecho a abrirla bruscamente.Con gran sabiduría, a los cristianos impacientes,que no pueden esperar con paciencia la venida del Señor, se les dice que tomen como ejemplo a los profetas y su paciencia perseverante.Con el mismo derecho se podría invocar el ejemplo de la paciencia de María en su Adviento. La mujer encinta no puede ni debe precipitarse. También la Iglesia está encinta, pero no se sabe cuándo le llegará el momento de dar a luz.

jueves, 24 de noviembre de 2016

MISIONEROS DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO: QUÉ ES ADORAR?


Qué es adorar

Es la relación connatural del hombre con Dios, de la creatura inteligente con su Creador. Los hombres y los ángeles deben adorar a Dios. En el cielo, todos, las almas bienaventuradas de los santos y los santos ángeles, adoran a Dios. Cada vez que adoramos nos unimos al cielo y traemos nuestro pequeño cielo a la tierra.
La adoración es el único culto debido solamente a Dios. Cuando Satanás pretendió tentarlo a Jesús en el desierto le ofreció todos los reinos, todo el poder de este mundo si él lo adoraba. Satanás, en su soberbia de locura, pretende la adoración debida a Dios. Jesús le respondió con la Escritura: “Sólo a Dios adorarás y a Él rendirás culto”. 

Jesucristo, al comer la Pascua judía con los suyos, aquella noche en la que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, dando gracias bendijo al Padre y lo pasó a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed todos de él, esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros”, al final de la cena, tomó el cáliz de vino, volvió a dar gracias y a bendecir al Padre y pasándolo a los discípulos dijo: “Tomad y bebed todos de él, este es el cáliz de mi sangre. Sangre de la Alianza Nueva y Eterna que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados.”
Él dijo sobre el pan: “Esto es mi cuerpo”, y sobre el vino: “Esta es mi sangre”. Pero, no sólo eso, agrego también: “Haced esto en conmemoración mía”. Les dio a los apóstoles el mandato, “haced esto”, el mandato de hacer lo mismo, de repetir el gesto y las palabras sacramentales. Nacía así la Eucaristía y el sacerdocio ministerial.
Cada vez que el sacerdote pronuncia las palabras consagratorias es Jesucristo quien lo ha hecho y se hace presente su cuerpo y su sangre, su Persona Divina. Porque Jesucristo es Dios verdadero y hombre verdadero. Siendo Jesucristo Dios y estando presente en la Eucaristía, entonces se le debe adoración.
En la Eucaristía adoramos a Dios en Jesucristo, y Dios es Uno y Trino, porque en Dios no hay divisiones. Jesucristo es Uno con el Padre y el Espíritu Santo y, como enseña el Concilio de Trento, está verdaderamente, realmente, substancialmente presente en la Eucaristía.
La Iglesia cree y confiesa que «en el augusto sacramento de la Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y substancialmente nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo la apariencia de aquellas cosas sensibles» (Trento 1551: Dz 874/1636).
La divina Presencia real del Señor, éste es el fundamento primero de la devoción y del culto al Santísimo Sacramento. Ahí está Cristo, el Señor, Dios y hombre verdadero, mereciendo absolutamente nuestra adoración y suscitándola por la acción del Espíritu Santo. No está, pues, fundada la piedad eucarística en un puro sentimiento, sino precisamente en la fe. Otras devociones, quizá, suelen llevar en su ejercicio una mayor estimulación de los sentidos –por ejemplo, el servicio de caridad a los pobres–; pero la devoción eucarística, precisamente ella, se fundamenta muy exclusivamente en la fe, en la pura fe sobre el Mysterium fidei («præstet fidessupplementum sensuum defectui»: que la fe conforte la debilidad del sentido; Pange lingua).
Por tanto, «este culto de adoración se apoya en una razón seria y sólida, ya que la Eucaristía es a la vez sacrificio y sacramento, y se distingue de los demás en que no sólo comunica la gracia, sino que encierra de un modo estable al mismo Autor de ella.
«Cuando la Iglesia nos manda adorar a Cristo, escondido bajo los velos eucarísticos, y pedirle los dones espirituales y temporales que en todo tiempo necesitamos, manifiesta la viva fe con que cree que su divino Esposo está bajo dichos velos, le expresa su gratitud y goza de su íntima familiaridad» (Mediator Dei 164).
El culto eucarístico, ordenado a los cuatro fines del santo Sacrificio, es culto dirigido al glorioso Hijo encarnado, que vive y reina con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Es, pues, un culto que presta a la santísima Trinidad la adoración que se le debe (+Dominicæ Cenæ 3).
La Eucaristía es el mayor tesoro de la Iglesia ofrecido a todos para que todos puedan recibir por ella gracias abundantes y bendiciones. La Eucaristía es el sacramento del sacrificio de Cristo del que hacemos memoria y actualizamos en cada Misa y es también su presencia viva entre nosotros. Adorar es entrar en íntima relación con el Señor presente en el Santísimo Sacramento.
Adorar a Jesucristo en el Santísimo Sacramento es la respuesta de fe y de amor hacia Aquel que siendo Dios se hizo hombre, hacia nuestro Salvador que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros y que sigue amándonos de amor eterno. Es el reconocimiento de la misericordia y majestad del Señor, que eligió el Santísimo Sacramento para quedarse con nosotros hasta el fin de mundo.
El cristiano, adorando a Cristo reconoce que Él es Dios, y el católico adorándolo ante el Santísimo Sacramento confiesa su presencia real y verdadera y substancial en la Eucarística. Los católicos que adoran no sólo cumplen con un acto sublime de devoción sino que también dan testimonio del tesoro más grande que tiene la Iglesia, el don de Dios mismo, el don que hace el Padre del Hijo, el don de Cristo de sí mismo, el don que viene por el Espíritu: la Eucaristía.
El culto eucarístico siempre es de adoración. Aún la comunión sacramental implica necesariamente la adoración. Esto lo recuerda el Santo Padre Benedicto XVI enSacramentum Caritatis cuando cita a san Agustín: “nadie coma de esta carne sin antes adorarla…pecaríamos si no la adoráramos” (SC 66). En otro sentido, la adoración también es comunión, no sacramental pero sí espiritual. Si la comunión sacramental es ante todo un encuentro con la Persona de mi Salvador y Creador, la adoración eucarística es una prolongación de ese encuentro. Adorar es una forma sublime de permanecer en el amor del Señor.
Por tanto, vemos que la adoración no es algo facultativo, optativo, que se puede o no hacer, no es una devoción más, sino que es necesaria, es dulce obligación de amor. El Santo Padre Benedicto XVI nos recordaba que la adoración no es un lujo sino una prioridad.

Quien adora da testimonio de amor, del amor recibido y de amor correspondido, y además da testimonio de su fe.

Ante el misterio inefable huelgan palabras, sólo silencio adorante, sólo presencia que le habla a otra presencia. Sólo el ser creado ante el Ser, ante el único Yo soy, de donde viene su vida. Es el estupor de quien sabe que ¡Dios está aquí! ¡Verdaderamente aquí!
FUENTE: http://adoracionperpetua.info

lunes, 21 de noviembre de 2016

DIÁCONO JORGE NOVOA: BAJA ZAQUEO, HOY VOY A ENTRAR EN TU CASA...

Zaqueo vivía inmerso en su rutina, y el nombre de Jesús, comenzó a sobrevolar su existencia. Sabiendo que iba a pasar por un lugar, fue a verlo, y como había mucha gente, lo aguardó sobre un Sicómoro..

Podés escuchar y bajar la Catequesis, que se emitión por Radio María en Uruguay..

RETIRO ESPIRITUAL 26 DE NOVIEMBRE

La vasija que estaba haciendo se estropeó como barro en manos del alfarero, y éste volvió a empezar, transformándola en otra diferente, como mejor le pareció al Alfarero (Jr 18,4)

Vivimos desconcertados y doloridos por diversas situaciones de la vida, cuantos sueños se frustran, y nos dejan como testigos impotentes de sus ocasos. El Alfarero Divino quiere modelarnos, somos"obra de Dios", hechura suya, amasados por sus manos. Una obra única, irrepetible, fruto de su Amor y su paciencia.
Te esperamos!

Sábado 26 de noviembre de 2016-16 hs
(retiro abierto y gratuito)
Parroquia María Reina de la Paz
Montevideo-Uruguay

16- Santo Rosario
Bendición con la imagen de la Gospa
17- Predicación 
18.15 Paseo con el Santísimo Sacramento
19- Santa Misa

Confesiones a lo largo del Retiro,y luego de la santa Misa habrá oración con imposición de manos.

DIÁCONO JORGE NOVOA: ADVIENTO, TIEMPO DE LA VISITA DE DIOS

sábado, 12 de noviembre de 2016

DIÁCONO JORGE NOVOA: EL PARALÍTICO DE BETESDA (JN 5,1-18)


Estamos habituados a escuchar que el Señor sana desde dentro hacia fuera, desde el corazón hasta alcanzar todos nuestros actos, y así plantearnos que debe haber coherencia entre lo que pensamos y hacemos, entre nuestros pensamientos y obras. Muchas situaciones no resueltas en el plano de las relaciones personales tienen su origen, en realidades oscuras que anidan en nuestro corazón: rencores, envidias,odios, etc...

También es cierto que el Señor obra de modo inverso, recordemos el pasaje de la curación del inválido junto a la piscina de Betesda, narrado en el capítulo 5 del evangelio según San Juan. Allí, el Señor se compadece de los enfermos, su mirada se posa sobre esa muchedumbre, que el relato enumera diciéndonos que se encontraban allí: "cojos, ciegos y paralíticos".El Señor percibe una humanidad doliente, ubicada al "costado", fuera del Templo, esperando la "agitación de  las aguas" de la piscina. Porque, de entrar en primer lugar alcanzaría la curación. Nuestro Señor dialoga con el paralítico que estaba aguardando la agitación de las aguas, llevaba muchos años de infructuosa espera, porque su mal, le impedía entrar en la piscina, antes que a los otros. 

Quieres curarte? pregunta Jesús. El paralítico, es entre aquellos enfermos, el más pobre entre los pobres, como diría Santa Teresa de Calcuta. Como él mismo lo narra, otros siempre entran antes que él. La mirada del Señor es compasiva y misericordiosa, al llegar al Templo, ha reparado en los enfermos, y entre ellos, en aquel que aparece mas necesitado. Este hombre no esperaba que Jesús le devolviera la salud, dado que su respuesta a la pregunta del maestro fue: "no tengo quien me entre en la piscina".

Jesús está frente a él, hablando sobre su curación, y éste sigue poniendo su esperanza en la agitación de las aguas.Incluso luego de obrado el milagro responde a la requisitoria de los judíos, desconocer el nombre de quien lo ha sanado.Jesús quiere sanar su corazón, y para ello sana su mal físico.Ha iniciado un camino desde el exterior hacia el interior.

Así comentará San agustín el pasaje:

"Es mucho más el que Jesucristo curase las enfermedades de las almas, que el que sanase las enfermedades de los cuerpos que habrían de morir. Pero como esta alma no conocía a Aquél por quien habría de ser curada, y como tenía los ojos de la carne para ver las cosas corporales, y aún no tenía sanos los ojos del alma para que pudiese conocer a Dios -aunque oculto-; hizo lo que podía ser visto para que se curase lo que no podía verse. Entró en aquel lugar en donde había muchos enfermos, y de ellos eligió uno para curarlo..."

Luego lo encontrará en el Templo para sanarlo definitivamente y liberarlo del mal radical que es el pecado. Jesús sana también desde el exterior hacia el interior.Aquí ya ejerce su misión, Jesús es el buen Pastor, ha encontrado a esta ovejas en su pórtico (puerta de las ovejas), están derrengadas, heridas (Ez 36) y aunque todavía no lo reconocen como tal,Él ya ejerce su misión con ellos, reparando en sus males y ofreciéndoles la salvación...

jueves, 10 de noviembre de 2016

DIÁCONO JORGE NOVOA: DEL GIRO ANTROPOLÓGICO A LA PUERTA GIRATORIA

Hace pocos días, conversaba con un grupo de padres que se sentían decepcionados, y en algunos casos desorientados, por las respuestas y comportamientos de sus hijos. Uno de ellos, refería lo triste que era constatar, las respuestas que recibían con su madre, ante algunos requerimientos. La presencia en mesa familiar, la visita a un familiar enfermo o la simple compañía de un hermano para con su hermana, eran algunos de los tantos desvelos y dolores, que confesaban los padres de estos jóvenes tener y no poder solucionar.

Los sueños que se promueven a las jóvenes generaciones, por los medios de comunicación, son luego de transitados, caminos de frustración. Esta sociedad de consumo, esconde debajo de la alfombra los escombros que produce, un dato indicativo es el aumento considerable del índice de suicidios entre los jóvenes de AL. Estamos en una sociedad de consumo, que promete la felicidad en la posesión de los bienes, y que presenta como saldo final la depresión. 


Qué es lo que está ocurriendo? Parece una pregunta simple y necesaria, ciertamente, no hay respuestas sencillas, porque el problema es serio. Tan serio como el divorcio, el aborto, la infidelidad y la violencia doméstica. Y lamentablemente, son motivo de un trato superficial, marcado por intereses egoístas o económicos, que alimentan proyectos de leyes en los parlamentos, con la trágica consecuencia social de ir delineando una cultura emergente que en sus prácticas retorna al paganismo.

La matriz cultural cristiana, daba a los hombres, independientemente que practicaran o no la fe católica, una escala de valores que dignificaban a la persona humana y fortalecían la misión de la familia en la construcción de la sociedad. Educaba para la libertad, actuando en el plano del conocimiento intelectual y en la práctica de las virtudes. ¡Cuánta inteligencia desperdiciada por negligencia en una vida de ocio exacerbada! ¡Qué poco se valora el esfuerzo en la educación! Se engorda la inteligencia pero no se educa la voluntad.

Lo que ha entrado en crisis es la antropología, y misteriosamente en una época marcada por el giro antropológico. Parece una paradoja, pero lo cierto, es que el giro se ha tornado en una puerta giratoria que no se detiene, impidiéndole al hombre salir, si no está muy atento. En esta situación, lo que más se ha resentido es la comprensión justa del sentido de la vida para utilizar adecuadamente nuestra libertad. El hombre de hoy, que está tan centrado sobre sí mismo, parece clamar por una ayuda para salir de esta situación. 

Sin embargo, se aferra al relativismo en todas su expresiones, y ciertamente que esto hace su eclosión en el ámbito familiar. El relativismo moral es en el plano existencial una plaga que avanza, aún más devastadoramente que le Sida. El relativismo atenta contra una válida interpretación de la existencia humana, porque considera intolerante la postura de aquel que busca y cree en la Verdad. Pensar que se puede comprender la verdad esencial es visto como intolerante, porque ello atenta contra el subjetivismo imperante. El relativismo ético ha provocado la rápida transformación de las costumbres, y es objeto de impulsos destructores que minan los mismo fundamentos culturales.


Ante un panorama así, es propio del mal espíritu invitarnos a no luchar, a bajar los brazos, a plegarnos a todos lo que dicen: "no hay salida". Pero, el Señor ha trazado con su Pascua el signo indeleble, de que la vida y el amor vencen en toda situación de muerte. El Señor Jesús, se detiene frente a nuestras casas, nuestras culturas, colegios, partidos políticos y nos invita a perseverar en la lucha a favor de la Verdad. Únicamente la Verdad nos hará libres, y por lo que conocemos hasta hoy, solamente Jesús ha dicho ser el Camino, la Verdad y la Vida.

martes, 8 de noviembre de 2016

DIÁCONO JORGE NOVOA: DIOS NO TIENE NIETOS

Supongo que el título te habrá resultado sugestivo ¿Qué afirmamos al expresar que “Dios
no tiene nietos”? Te pido un poco de paciencia y atención. 

Podríamos plantearnos la hipótesis de la siguiente manera: Los hijos de los creyentes, por serlo, son nietos de Dios? En la problemática de la trasmisión de la fe, a veces pensamos incorrectamente, y creemos que  comunicando a nuestros hijos los conocimientos que tenemos sobre nuestra religión, que ello será suficiente. Hay un aspecto doctrinal que necesita ser comunicado y valorado, nuestra fe posee un credo, pero el cristianismo no se reduce a una comunicación de ideas.  

Muchos hombres incrédulos tienen informaciones adecuadas sobre datos de la vida y las enseñanzas de Jesús. Saben que nació en Belén, y que su madre se llamaba María, conocen el modo de su muerte con bastantes detalles, pero y sin dudarlo, afirmamos que no lo conocen a Él. Los guardias  que conduce Judas al lugar donde se encuentra Jesús, antes de su Pasión, al enfrentarse con Él que les pregunta a quien buscan, le responden a Jesús el Nazareno. Se encuentran delante de Él, conocen su nombre, pero no lo conocen a Él. 

Jesús le dice a la mujer samaritana, que se encuentra junto al pozo: “Si conocieras quien es el que te pide de beber”. En la Sagrada Escritura, conocer es una relación vital que se establece entre las personas, este concepto no se reduce  en el mundo de la Biblia a una operación intelectual. 

El cristianismo brota de un encuentro con Cristo Resucitado. Podemos y debemos testimoniarles a nuestros hijos a Cristo con palabras y obras, para que se manifieste la Belleza de la vida cristiana, y ésta ejerza una suerte de atracción del corazón de los nuestros. Pero inevitablemente, tendrán ellos que vivir su encuentro con el Señor. Los hijos de los creyentes, por serlo, no son nietos de Dios, porque Dios no tiene nietos, tiene hijos, y para serlo, hay que aceptar personal y libremente la invitación a vivir la vida desde esta experiencia de la fe.   

El encuentro con el Señor, es un acontecimiento de gracia, que los padres preparamos con la oración  y nuestro propio testimonio. Podemos acompañarlos, aproximándonos con ellos hasta el umbral del pórtico que conduce al encuentro con el Señor, pero la palabra final sobre esta decisión la tienen ellos.

No debemos olvidar el auxilio de la Virgen, recurramos siempre a Ella, para que interceda en "la hora del Encuentro", y vele sobre nuestros corazones, preparándolos para la visita del Señor..

Jesús está Resucitado, este es el grito de la noche pascual, Él  se encuentra en medio de nosotros, “todos los días hasta el fin del mundo”. No estamos solos en la tarea de comunicar la fe,  pidamos al Señor la ayuda necesaria, para que complete la obra que ha iniciado. 

jueves, 3 de noviembre de 2016

DIÁCONOJORGE NOVOA: LA IGLESIA CATÓLICA SERÁ MARIANA O NO SERÁ CATÓLICA...

La devoción a la Virgen María es señal de catolicidad. La Iglesia Católica, también la tradición ortodoxa, ha enseñado a sus hijos a amar y honrar a nuestra Madre, tal verdad se halla presente en la catequesis, en la vida familiar y en la piedad del pueblo creyente en sus distintas manifestaciones. Los santos han vivido y enseñado esta verdad, también el Magisterio de la Iglesia la ha comunicado con claridad. Este patrimonio católico, es fruto del conocimiento que el Espíritu Santo revela sobre Aquella sierva humilde y silenciosa, Madre de Dios y madre nuestra.

Incluso podríamos afirmar que la Iglesia Católica será Mariana o no será católica, es un sello distintivo de la fe católica, es claro que somos “los hijos de la Mujer”(Ap 12) a los que el Dragón quiere destruir, somos de su linaje, redimidos por la preciosa sangre de su Hijo, y por mandato suyo, la hemos recibido al pie de la cruz como Madre (Jn 19).

El Concilio Vaticano II la ha presentado como "un miembro supereminente y del todo singular", incluso al invocarla como Madre de la Iglesia y como Reina de todo lo creado, resalta particularmente su misión de icono, realidad que debe ser contemplada siempre para descubrir en su verdad, lo que debemos ser como Iglesia.


“La Virgen santísima no sólo al nacimiento del Redentor, sino también a la vida de su Cuerpo místico a lo largo de los siglos y hasta el ésxaton: en la Iglesia, María «colaboró» y «colabora» (cf. Lumen gentium, 53 y 63) en la obra de la salvación.”



Von Balthasar habla de cinco principios que constituyen la estructura fundamental de la Iglesia: el principio petrino, el paulino, joánico,jacobeo y el principio mariano que los abarca a todos.

La  que aporta María es que Ella es “prototipo” de la Iglesia, “modelo” suyo, desde el comienzo de su misión, es decir, desde el acontecimiento de la Anunciación. “María precede a todos los demás y, obviamente, al mismo Pedro y a los apóstoles”. “El perfil mariano es anterior al petrino  … y es más alto y preeminente, más rico en implicaciones personales y comunitarias”. El principio mariano es, en distintos aspectos, más fundamental que el principio petrino.

Las notas de la Iglesia son: una, santa, católica y apostólica. Cómo entender la presencia de la Virgen a la luz de estas realidades esenciales? En Ella, la luminosidad de las notas se irradian con plenitud de intensidad, en María alcanzan su plenitud, la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Sería deseable, aunque resulte ahora imposible, el meditar sobre cada una de las notas, y como la Virgen en su existencia y misión las manifiesta. Ella como “servidora” del Señor, en la Comunidad primitiva visibilizó y sirvió a la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia. Puede la Iglesia Católica ser lo que debe ser, si María no ocupa en Ella el lugar que le corresponde?


Nadie como Ella, realizó tan perfectamente la misión encomendada, incluso su existencia al igual que la de su Hijo, permaneció oculta a los ojos de los hombres. “No conocemos a su Madre...?” resuena en uno de los textos evangélicos, y hoy nosotros podemos afirmar , que realmente la desconocían, el misterio de su grandeza permanece abierto, la profundidad de su obediencia y amor, permiten aguardar que el Espíritu Santo nos conduzca a profundizar en nuevas aristas de su grandeza.Y nosotros que la conocemos, que diremos? Es grande la resposabilidad tenemos a los ojos del Señor.


Este patrimonio católico, a veces amenazado por la protestantización de cierta teología católica, será defendido por el Pueblo creyente, debido a su estrecho e indisoluble vínculo con la Madre del Señor  Ante ciertos agravios a su virginidad perpetua, muchas veces provenientes de “cátedras ilustradas”, la fe católica permanece fiel a sus raíces, y respira la verdad de su historia.

Escuchemos las iluminadoras palabras del beato cardenal Newman: " La Iglesia y Satanás estaban de acuerdo en esto: el Hijo y la Madre van juntos; la experiencia de tres siglos ha confirmado sus testimonios, pues los católicos que han honrado a la Madre siguen adorando al Hijo, mientras que los protestantes, que han dejado de confesar al Hijo, empezaron a burlarse de la Madre... Exaltar a María es honrar a Jesús"(1).La Iglesia Católica será Mariana o no será Católica...

1. John H Newman, Rosa Mística, Palabra, 1982, 21-22 pp.

viernes, 21 de octubre de 2016

DIÁCONO JORGE NOVOA: NO LLORES...

Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad.
Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.» Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.»El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre.
El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.


El texto narra lo ocurrido a la viuda de Naím, ha perdido a su hijo único, en el momento en que lo sacan de la ciudad para enterrarlo, más precisamente en la puerta de la ciudad,  se encuentran con Jesús y sus discípulos que llegan a Naím.

Jesús al ver lo ocurrido sintió "compasión". Qué supone esta pasión en ÉL? Jesús percibe el sufrimiento de la viuda y lo comparte como propio, padece (pasión) con (com) ella, no permanece indiferente ante el sufrimiento humano. También aparece esto en Él, cuando la multitud anda como ovejas sin pastor, se compadece de su desorientación y vulnerabilidad. Jesús por este movimiento se inclina ante el hombre  que padece el mal, expresando  en este y otros hechos, la acción de Dios para con la humanidad, la venida de Jesús es expresión de la compasión del Padre.  Dios  aparece en la Antigua Alianza escuchando el clamor de su pueblo y bajando para liberarlo,  ahora se visibiliza esta acción en los gestos de la vida de Jesús. Dios se compadece de la humanidad pecadora, y no permanece indiferente ni se distancia de ella, sino que se inclina, envía a su Hijo único para solidarizarse con el sufrimiento humano y conducirlo a la casa paterna.

El término compasión no tiene "buena prensa" en la cultura actual, el hombre vanidoso rechaza esta realidad, entendiendo que se trata de algo poco noble. Compadecerse es amar y solidarizarse con el  sufrimiento del otro.

No llores,  dice a la viuda, y a otra mujer, fuera del sepulcro le preguntará, por qué lloras?Jesús vino a consolar a la humanidad doliente, Él trae una promesa de esperanza de parte de Dios, anuncia que el mal no tiene la última palabra, hoy lo visibilizarán en el hijo de la viuda.Dice san Beda:"
 No le llores ya como muerto porque dentro de muy poco lo verás resucitar".

Levántate, Jesús dice al joven y a toda la humanidad que vive con diversas postraciones, recobra el ánimo  para enfrentar las dificultades de la vida, y reemprende el camino con esperanza. " Dios ha visitado a su pueblo" para permanecer con el,hasta el fin del mundo.

Dios te visita si sufres, y se inclinan ante tu dolor para ayudarte a cargarlo, te anima y consuela, pronunciando sobre tantas realidades dolorosas que vivimos su palabra de esperanza. No llores..., el mal no tiene la última palabra. Ahora en nuestro llanto hay esperanza, la fe ilumina nuestro dolor y podemos a pesar de los padecimientos, confiar en la palabra de esperanza de nuestro Señor.

miércoles, 19 de octubre de 2016

SAN AGUSTÍN: LOS MUERTOS QUE EL SEÑOR RESUCITA Y SU ENSEÑANZA

 Jn 11,1-45
Os he dicho esto con el fin de convenceros de que nuestro Señor Jesucristo realizó los milagros para significar algo con ellos, de forma que, exceptuando su ser algo admirable, grande y divino, aprendiésemos otra cosa con ellos.

Veamos ahora qué quiso enseñarnos en los tres muertos que resucitó. Resucitó a la hija del jefe de la Sinagoga, cuya curación se le había pedido cuando estaba aún enferma. Hallándose en camino a casa se le anuncia su muerte. Y como si su fatiga fuese ya vana, se le comunica al padre: La niña ha muerto, ¿por qué molestas todavía al maestro? Jesús prosiguió su camino y dijo al padre de la joven: No temas, cree solamente. Cuando llegó a casa lo encontró todo dispuesto para los funerales. No lloréis, les dijo; la joven no está muerta, sino que duerme. Y dijo la verdad: dormía, pero sólo para quien tenía el poder de resucitarla. Una vez resucitada se la devuelve viva a sus padres.

También resucitó a un joven, hijo de una viuda... Se acercaba el Señor a la ciudad cuando sacaban al muerto de la casa. Conmovido de misericordia por las lágrimas de la madre viuda y privada de su único hijo, hizo lo que habéis oído diciendo: Joven, yo te lo ordeno, levántate (Lc 7;14). Resucitó el difunto, comenzó a hablar y se lo entregó a su madre. Resucitó igualmente a Lázaro, pero del sepulcro. A los discípulos con quienes hablaba, que sabían que Lázaro, amado con predilección por el Señor, estaba enfermo, les dice: Lázaro, nuestro amigo, duerme. Pensando en el sueño reparador de la salud, le responden: Señor, si duerme, está curado. Y él, de forma ya más clara: Nuestro amigo Lázaro ha muerto (Jn 11,11-14). Dijo la verdad una y otra vez: para vosotros está muerto, mas para mí duerme.

Estos tres géneros de muertos corresponden a las tres clases de pecadores que Cristo resucita también hoy. La hija del jefe de la sinagoga se hallaba muerta dentro de casa; aún no la habían sacado al exterior. Allí la resucitó y entregó viva a sus padres. El joven ya no estaba en casa, pero tampoco en el sepulcro; había salido de la casa, pero aún no había sido sepultado. Quien resucitó a la difunta en la casa, resucitó a quien había salido ya de ella, pero aún no había sido sepultado. Sólo faltaba el tercer caso: que fuera resucitado estando en el sepulcro; esto lo realizó en Lázaro.

Hay personas que han pecado ya en su corazón, pero el pecado aún no se ha hecho realidad exterior. 
Un tal se sintió afectado por cierto deseo. El mismo Señor dice: Quien viere a una mujer, deseándola, ya adulteró con ella en su corazón (Mt 5,28). Todavía no ha habido contacto corporal, pero ya consintió en su corazón. Tiene el muerto en su interior; aun no lo ha sacado fuera. Pues bien, eso acontece, según sabemos, y a diario lo experimentan en sí los hombres cuando, oyendo en alguna ocasión como que la palabra de Dios les dice: Levántate, se condena el consentimiento al pecado y se respira salud y justicia. Resucita el muerto en la casa y se respira salud y justicia. Resucita el muerto en la casa y revive el corazón en lo secreto de la conciencia. Esta resurrección del alma muerta se produjo en el secreto de la conciencia; caso idéntico a aquel que resucitó dentro de su casa.

Hay otros que, después de haber consentido pasan a la acción; es el caso paralelo a quienes sacan fuera al muerto, para que aparezca a las claras lo que permanecía oculto. ¿Han de perder la esperanza éstos que pasaron a la acción? ¿No se le dijo a aquel joven: Yo te lo ordeno, levántate? (Lc 7,14). ¿No fue devuelto a su madre? Luego así también quien pecó de hecho, si amonestado y afectado por la palabra de la verdad se levanta ante la palabra de Cristo, resucita también. Pudo avanzar en el pecado, pero no perecer para siempre.

Quienes a fuerza de obrar mal se enredan en la mala costumbre de forma que esa misma mala costumbre no les deja ver el mal, se convierten en defensores de sus malas acciones, comportándose como los sodomitas, que en otro tiempo replicaron al justo que les reprendía su perverso deseo: Tu viniste a vivir con nosotros, no a dar leyes (Gn 19,9). Tan arraigada estaba allí la costumbre de la nefanda torpeza, que la maldad les parecía justicia hasta reprender antes al que la prohibía que al que la obraba. Los tales, sometidos a tan perversa costumbre, están como sepultados. Pero, ¿qué he de decir, hermanos? De tal forma sepultados que se les podría aplicar lo que se dijo de Lázaro: Ya hiede (Jn 11,39). La piedra colocada sobre el sepulcro es la fuerza oprimente de la costumbre que aprisiona al alma y no la permite ni levantarse ni respirar.

De Lázaro se dijo que llevaba cuatro días muerto. En efecto, el alma llega a esta costumbre de que estoy hablando como en cuatro etapas. La primera consiste en la seducción del placer en el corazón. La segunda en el consentimiento. La tercera es ya la realización y la cuarta la costumbre. 

Hay quienes rechazan tan radicalmente con sus mismos pensamientos las cosas ilícitas que ni siquiera se deleitan en ellas. Hay quienes se deleitan, pero no consienten; habría que decir que la muerte no es plena, pero que en cierto modo se ha iniciado ya. Si el consentimiento sigue a la delectación, ahí está la condenación. Tras el consentimiento se procede al hecho y el hecho conduce a la costumbre, provocando una cierta pérdida de esperanza, por lo cual se dice: Lleva cuatro días, ya hiede.

Llega el Señor para quien todo es fácil y te presenta alguna dificultad. Se estremeció en su espíritu y mostró que quienes se han endurecido tienen necesidad del gran grito de la corrección. Sin embargo, ante la simple voz del Señor que llamaba, se rompieron los lazos de la necesidad. Tembló el poder del infierno y Lázaro fue devuelto vivo. También libera el Señor a los que por la costumbre llevan cuatro días muertos, pues para él, que quería resucitarle, Lázaro sólo dormía. Pero ¿qué dice? Observad cómo fue la resurrección. Salió vivo del sepulcro, pero no podía caminar. Y Jesús dice a sus discípulos: Desatadlo y dejadlo ir (.in 11,44). Él resucitó al muerto y los otros lo desataron. Ved que algo es propio de la majestad divina que resucita. Alguien, enfangado en la mala costumbre, es reprendido por la palabra de la verdad. Pero ¡cuántos no han sido reprendidos por ella y no la escuchan! ¿Quién actúa en el interior de quien la oye? ¿Quién comunica la vida interior? ¿Quién es el que aleja la muerte secreta y otorga la vida también secreta? ¿No es verdad que después de las reprensiones y recriminaciones quedan los hombres solos con sus pensamientos y comienzan a reflexionar sobre la mala vida que llevan y la opresión que, por la pésima costumbre, soportan? Después, descontentos de si mismos, deciden cambiar de vida. Resucitaron: revivieron quienes se hallaron descontentos de su vida anterior; mas, no obstante haber revivido, no pueden caminar. Les atan los lazos de sus culpas. Es, pues, necesario que quien ha recobrado la vida sea desatado y se le permita andar. Esta función la otorgó el Señor a sus discípulos cuando les dijo: Lo que desatareis en la tierra quedará desatado en el cielo (Mt 18,18).

Amadísimos, oigamos esto de forma que quienes están vivos sigan viviendo y quienes se hallan muertos recobren la vida. Si el pecado está en el corazón y aún no ha salido fuera, haga penitencia, corrija su pensamiento y resucite al muerto en el interior de la conciencia. No pierdas la esperanza ni siquiera en el caso de haber consentido a lo pensado. Si no resucitó el muerto dentro, resucite fuera. Arrepiéntase de lo hecho y resucite rápidamente; no vaya al fondo de la sepultura, no reciba sobre sí el peso de la costumbre. Quizá estoy hablando a quien se halla oprimido por la dura piedra de la costumbre, quien se ve atenazado por la fuerza de lo habitual, quien quizá ya hiede de cuatro días. Tampoco éste ha de perder la esperanza: es verdad que yace muerto en lo profundo, pero profundo es Cristo. Sabe quebrar con su voz los pesos terrenos, sabe vivificar interiormente y entregarlo a los discípulos para que lo desaten. Hagan penitencia también ellos, pues ningún hedor quedó a Lázaro, vuelto a la vida, a pesar de haber pasado cuatro días en el sepulcro. Por tanto, los que gozan de vida, sigan viviendo; si alguien se halla muerto, cualquiera que sea la muerte de las tres mencionadas en que se encuentre, haga lo posible por resucitar cuanto antes.

Sermón 98,4-7   

martes, 18 de octubre de 2016

RETIRO ESPIRITUAL 22 DE OCTUBRE

Basta ya, Señor! (1 Re 19,3ss) Dice Elías, en su camino de huida hacia el Horeb, agotado y sin fuerzas, comienza a desearse la muerte. El Señor lo aguarda! Será su refugio, y el lugar para recuperar las fuerzas.

Estás cansado? Se ha instalado en tu mente la expresión, no aguanto más ?Basta, hasta aquí llegue?

El sábado  22 de octubre, el Señor te aguarda debajo de la retama (arbusto en el que encontró a Elías), en la parroquia María Reina de la Paz. Vamos a orar, adorar y compartir la Palabra de Dios,  para que el Señor sea nuestro refugio. Invita a los que sabes están con pensamientos similares a los de Elías. El Señor puede liberarnos de ellos, y lo hará, no dudes!

Parroquia María Reina de la Paz
Sábado 22 de octubre 16 a 20 hs
16 hs-Santo Rosario
17 hs-Predicación de la Palabra
18 hs-Paseo con el Santísimo Sacramento
19 hs-Santa Misa


Confesiones a lo largo del Encuentro, y al concluir, habrá oración de intercesión, con imposición de manos. Retiro abierto y gratuito. 

sábado, 15 de octubre de 2016

SANTA TERESA DE JESÚS


Se cuenta que Santa Teresa de Jesús, yendo un día por las escaleras del Monasterio de la Encarnación en Avila, España, se tropezó con un hermoso Niño.


Sorprendida por ver un niño dentro de la clausura monacal, se dirigió a él preguntándole:- ¿Y tú quién eres?.

El niño le replicó a su vez con otra pregunta: -¿Y quién eres tú?.

La madre respondió: -Yo, Teresa de Jesús.

Y el niño sonriente le repuso: -Pues yo soy, Jesús de Teresa.

Nuestra relación con el Señor tendría que ser tan íntima, tan asidua, tan verdadera, que se pudiera hacer realidad en nosotros ese diálogo entre Santa Teresa y Jesús, es decir, ser cada uno de Jesús y viceversa.

VISITA: DE LA MANO DE TERESA DE JESÚS http://wwwdelamanodeteresadejesus.blogspot

SANTA TERESA DE JESÚS: SOBRE SAN JOSÉ


1.- Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V 6,6).

Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.
2.- Y esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6)
3.- Procuraba yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención (V 6, 7).
4.- Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7).
5.- Creo que ya hace algunos años que el día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si la petición va algo torcida, él la endereza para más bien mío (V 6, 7).
6.- Quien no hallare maestro que le enseñe a orar, tome a este glorioso Santo por maestro y no errará el camino. No quiera el Señor que haya yo errado atreviéndome a hablar de él; porque aunque publico que soy devota suya, en servirle y en imitarle siempre he fallado. Pues él hizo, como quien es, que yo pudiera levantarme y no estar tullida; y yo, como quien soy, usando mal de esta merced (V 6, 8).
6.- No me hartaba de dar gracias a Dios y al glorioso Padre mío san José, que me pareció que él lo había traído, porque fray Pedro era Comisario General de la Custodia de san José, a quien me encomendaba mucho, y a nuestra Señora (V 3, 7).
7.- Un día, después de comulgar, Su Majestad me mandó con mucha insistencia que lo intentara con todas mis fuerzas, y me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se glorificaría mucho en él, y que su título fuese de san José, que él nos ampararía en una puerta y nuestra Señora en la otra (V 32, 11).
8.- Una vez estaba en un apuro del que no sabía cómo salir, pues no tenía dinero para pagar a unos albañiles, y se me apareció san José, mi verdadero padre y señor, y me dijo que no faltaría dinero y que los contratara; y así lo hice, sin un céntimo. Y el Señor de modo maravilloso que asombraba a los que lo oían, me proveyó (V 33, 12).
9.- Al glorioso san José no vi con tanta claridad, aunque vi muy bien que estaba allí, como en las visiones que he dicho que no se ven (V 33, 15).
10.- Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a Dios y sean devotas de san José, que puede mucho (Cc 28ª).
11.- Ya entonces yo oraba mucho a nuestro Señor, suplicándole que no me fuese sin dejarles casa (en Sevilla), y hacía que las hermanas se lo pidiesen y al glorioso san José, y hacíamos muchas procesiones (F 25, 3).
12.- Las hermanas habían pedido mucho a san José que para su día tuviese casa (en Burgos), y sin pensar que la tendrían tan pronto, se lo cumplió (F 31, 36).
13.- Los días primeros de pascua, u otros días de solemnidad, podrán cantar Laudes, en especial el día del glorioso de san José (Const 1, 3).
14.- Aunque tenga muchos santos por abogados, tengan particularmente a san José, que alcanza mucho de Dios (Av 65).