La devoción a la Virgen María es señal de catolicidad. La Iglesia Católica, también la tradición ortodoxa, ha enseñado a sus hijos a amar y honrar a nuestra Madre, tal verdad se halla presente en la catequesis, en la vida familiar y en la piedad del pueblo creyente en sus distintas manifestaciones. Los santos han vivido y enseñado esta verdad, también el Magisterio de la Iglesia la ha comunicado con claridad. Este patrimonio católico, es fruto del conocimiento que el Espíritu Santo revela sobre Aquella sierva humilde y silenciosa, Madre de Dios y madre nuestra.
Incluso podríamos afirmar que la Iglesia Católica será Mariana o no será católica, es un sello distintivo de la fe católica, es claro que somos “los hijos de la Mujer”(Ap 12) a los que el Dragón quiere destruir, somos de su linaje, redimidos por la preciosa sangre de su Hijo, y por mandato suyo, la hemos recibido al pie de la cruz como Madre (Jn 19).
El Concilio Vaticano II la ha presentado como "un miembro supereminente y del todo singular", incluso al invocarla como Madre de la Iglesia y como Reina de todo lo creado, resalta particularmente su misión de icono, realidad que debe ser contemplada siempre para descubrir en su verdad, lo que debemos ser como Iglesia.
“La Virgen santísima no sólo al nacimiento del Redentor, sino también a la vida de su Cuerpo místico a lo largo de los siglos y hasta el ésxaton: en la Iglesia, María «colaboró» y «colabora» (cf. Lumen gentium, 53 y 63) en la obra de la salvación.”
La que aporta María es que Ella es “prototipo” de la Iglesia, “modelo” suyo, desde el comienzo de su misión, es decir, desde el acontecimiento de la Anunciación. “María precede a todos los demás y, obviamente, al mismo Pedro y a los apóstoles”. “El perfil mariano es anterior al petrino … y es más alto y preeminente, más rico en implicaciones personales y comunitarias”. El principio mariano es, en distintos aspectos, más fundamental que el principio petrino.
Las notas de la Iglesia son: una, santa, católica y apostólica. Cómo entender la presencia de la Virgen a la luz de estas realidades esenciales? En Ella, la luminosidad de las notas se irradian con plenitud de intensidad, en María alcanzan su plenitud, la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Sería deseable, aunque resulte ahora imposible, el meditar sobre cada una de las notas, y como la Virgen en su existencia y misión las manifiesta. Ella como “servidora” del Señor, en la Comunidad primitiva visibilizó y sirvió a la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia. Puede la Iglesia Católica ser lo que debe ser, si María no ocupa en Ella el lugar que le corresponde?
Nadie como Ella, realizó tan perfectamente la misión encomendada, incluso su existencia al igual que la de su Hijo, permaneció oculta a los ojos de los hombres. “No conocemos a su Madre...?” resuena en uno de los textos evangélicos, y hoy nosotros podemos afirmar , que realmente la desconocían, el misterio de su grandeza permanece abierto, la profundidad de su obediencia y amor, permiten aguardar que el Espíritu Santo nos conduzca a profundizar en nuevas aristas de su grandeza.Y nosotros que la conocemos, que diremos? Es grande la resposabilidad tenemos a los ojos del Señor.
Este patrimonio católico, a veces amenazado por la protestantización de cierta teología católica, será defendido por el Pueblo creyente, debido a su estrecho e indisoluble vínculo con la Madre del Señor Ante ciertos agravios a su virginidad perpetua, muchas veces provenientes de “cátedras ilustradas”, la fe católica permanece fiel a sus raíces, y respira la verdad de su historia. Escuchemos las iluminadoras palabras del beato cardenal Newman: " La Iglesia y Satanás estaban de acuerdo en esto: el Hijo y la Madre van juntos; la experiencia de tres siglos ha confirmado sus testimonios, pues los católicos que han honrado a la Madre siguen adorando al Hijo, mientras que los protestantes, que han dejado de confesar al Hijo, empezaron a burlarse de la Madre... Exaltar a María es honrar a Jesús"(1).La Iglesia Católica será Mariana o no será Católica... 1. John H Newman, Rosa Mística, Palabra, 1982, 21-22 pp.
Incluso podríamos afirmar que la Iglesia Católica será Mariana o no será católica, es un sello distintivo de la fe católica, es claro que somos “los hijos de la Mujer”(Ap 12) a los que el Dragón quiere destruir, somos de su linaje, redimidos por la preciosa sangre de su Hijo, y por mandato suyo, la hemos recibido al pie de la cruz como Madre (Jn 19).
El Concilio Vaticano II la ha presentado como "un miembro supereminente y del todo singular", incluso al invocarla como Madre de la Iglesia y como Reina de todo lo creado, resalta particularmente su misión de icono, realidad que debe ser contemplada siempre para descubrir en su verdad, lo que debemos ser como Iglesia.
“La Virgen santísima no sólo al nacimiento del Redentor, sino también a la vida de su Cuerpo místico a lo largo de los siglos y hasta el ésxaton: en la Iglesia, María «colaboró» y «colabora» (cf. Lumen gentium, 53 y 63) en la obra de la salvación.”
Von Balthasar habla
de cinco principios que
constituyen la estructura fundamental de la Iglesia: el principio petrino, el
paulino, joánico,jacobeo y el principio mariano
que los abarca a todos.
La que aporta María es que Ella es “prototipo” de la Iglesia, “modelo” suyo, desde el comienzo de su misión, es decir, desde el acontecimiento de la Anunciación. “María precede a todos los demás y, obviamente, al mismo Pedro y a los apóstoles”. “El perfil mariano es anterior al petrino … y es más alto y preeminente, más rico en implicaciones personales y comunitarias”. El principio mariano es, en distintos aspectos, más fundamental que el principio petrino.
Las notas de la Iglesia son: una, santa, católica y apostólica. Cómo entender la presencia de la Virgen a la luz de estas realidades esenciales? En Ella, la luminosidad de las notas se irradian con plenitud de intensidad, en María alcanzan su plenitud, la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad. Sería deseable, aunque resulte ahora imposible, el meditar sobre cada una de las notas, y como la Virgen en su existencia y misión las manifiesta. Ella como “servidora” del Señor, en la Comunidad primitiva visibilizó y sirvió a la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia. Puede la Iglesia Católica ser lo que debe ser, si María no ocupa en Ella el lugar que le corresponde?
Nadie como Ella, realizó tan perfectamente la misión encomendada, incluso su existencia al igual que la de su Hijo, permaneció oculta a los ojos de los hombres. “No conocemos a su Madre...?” resuena en uno de los textos evangélicos, y hoy nosotros podemos afirmar , que realmente la desconocían, el misterio de su grandeza permanece abierto, la profundidad de su obediencia y amor, permiten aguardar que el Espíritu Santo nos conduzca a profundizar en nuevas aristas de su grandeza.Y nosotros que la conocemos, que diremos? Es grande la resposabilidad tenemos a los ojos del Señor.
Este patrimonio católico, a veces amenazado por la protestantización de cierta teología católica, será defendido por el Pueblo creyente, debido a su estrecho e indisoluble vínculo con la Madre del Señor Ante ciertos agravios a su virginidad perpetua, muchas veces provenientes de “cátedras ilustradas”, la fe católica permanece fiel a sus raíces, y respira la verdad de su historia. Escuchemos las iluminadoras palabras del beato cardenal Newman: " La Iglesia y Satanás estaban de acuerdo en esto: el Hijo y la Madre van juntos; la experiencia de tres siglos ha confirmado sus testimonios, pues los católicos que han honrado a la Madre siguen adorando al Hijo, mientras que los protestantes, que han dejado de confesar al Hijo, empezaron a burlarse de la Madre... Exaltar a María es honrar a Jesús"(1).La Iglesia Católica será Mariana o no será Católica... 1. John H Newman, Rosa Mística, Palabra, 1982, 21-22 pp.
1 comentario:
MUJER - MADRE DE DIOS(THEOTÓKOS)
Unión con Dios
3. «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer». Con estas palabras de la Carta a los Gálatas (4, 4) el apóstol Pablo relaciona entre sí los momentos principales que determinan de modo esencial el cumplimiento del misterio «preestablecido en Dios» (cf. Ef 1,9). El Hijo,Verbo consubstancial al Padre, nace como hombre de una mujer cuando llega «la plenitud de los tiempos». Este acontecimiento nos lleva al punto clave en la historia del hombre en la tierra, entendida como historia de la salvación. Es significativo que el Apóstol no llama a la Madre de Cristo con el nombre propio de «María», sino que la llama «mujer», lo cual establece una concordancia con las palabras del Protoevangelio en el Libro del Génesis (cf. 3, 15). Precisamente aquella «mujer» está presente en el acontecimiento salvífico central, que decide la «plenitud de los tiempos» y que se realiza en ella y por medio de ella. JUAN PABLO II
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