San Pedro se refiere a ese padecimiento que se acepta voluntariamente. Un hombre que ha llegado hasta el misterio de la cruz, se ha desligado ya anteriormente del pecado. Su intento de armarse con los sentimientos de Cristo entraña un ascenso interior. La imitación amorosa del Señor consiste en concreto en realizar la voluntad de Dios en la vida.
(3-5) La palabra "basta" tiene cierto dejo amargo. Si atendemos al versículo precedente y al siguiente, tenemos la sensación de que en las comunidades cristianas no desaparecieron tales vicios con el bautismo. Sin embargo, no se amonesta directamente. El apóstol habla de los vicios como cosas del pasado. Además acepta como excusa que se hubieran dejado influir por el ambiente. El mundo quiere atraer a todos a su manera de pensar y de vivir. Gentes que se entregan a un vicio abrigan el deseo de mover a otros a proceder como ellos, de censurar a los que tienen por aguafiestas. Pedro traza un triste cuadro de la prehistoria de los bautizados.
(4) Se trata aquí de ese asombro que muestra el mundo cuando irrumpe algo de la realidad divina en el ambiente que le es habitual. Parecía tan natural todo eso que ahora de repente es calificado de malo por algunos…Cierto que estos nos hablan de tales cosas, pero ya no las practican como los otros. Esto se siente como un reproche. En un principio se recurre a buenas palabras. Pero cuando éstas no dan resultado, se convierte la actitud en odio e insulto de los que forman grupo aparte. Por fuentes no cristianas sabemos la gran sensación que en siglo I producían los cristianos con su nuevo estilo de vida. Su manera sobria de ser devotos los distingue esencialmente de todas las demás religiones.
(5-6) También las gentes que no han oído nada, o apenas nada, de Cristo tendrán a Cristo por juez. Todos los que se reían de los que querían vivir rectamente se oponían a Cristo, pues Cristo sufre donde hay justos que sufren. La afirmación de la venida de Cristo resucitado como juez de vivos y muertos pasó al Credo como un artículo de la fe (Hch 10,42; II Tim 4,1).
(6) "También a los muertos se ha anunciado el Evangelio". El tema de la evangelización es siempre Cristo Jesús el Señor. La frase puede ser interpretada de dos maneras:
O bien se trata de los difuntos que ya han muerto y no podrán estar presentes en al Parusía; en este caso sería la misma situación descrita por Pablo en I Tes 4,13-18.
O bien se refiere a aquellos que han muerto sin haber conocido a Cristo. Sin explicar cómo, el autor afirma que la salvación aportada por Cristo tiene valor universal y misteriosamente beneficiará a todos en la futura condición de la resurrección, obra del Espíritu (3,18; Ro 3,25-26;8,11)
(7-9) La perspectiva del fin próximo sirve para una exhortación enérgica por el ejercicio de virtudes cristianas, como son la sensatez, la sobriedad, la oración, el amor mutuo y la hospitalidad (Ro 13,11-12;Heb 13,2; I Jn 2,18).
"El amor cubre la multitud de los pecados" es un proverbio que viene de Pro. 10,12. El pasaje de la mujer pecadora ofrece una palabra semejante en labios de Jesús (Lc 7,47-48). Ver también I Cor 13,7; Stgo 5,20.
(10-11) Todos los carismas están ordenados al bien común y son para la edificación de la Iglesia en su unidad y en su totalidad. El autor menciona globalmente "dones de palabra" y "dones de servicio o ministerios". El ejercicio de los carismas glorifica a Dios. Todo va al Padre a través de Jesucristo. Tanto el Padre como Cristo son objeto de la misma Gloria y del mismo poder por los siglos de los siglos (cfr I Cor 10,31;12,4-7,Rom 12,6-8; Lc 12,42-48).
(12-19) "El fuego que ha prendido". La persecución nuevamente es simbolizada con el fuego del crisol que purifica el oro (1,7). Los padecimientos, que son pruebas para la fe, lejos de extrañar al cristiano deben llenarlo de alegría, pues no sólo son imitación sino participación en los sufrimientos de Cristo y preparan para anticipar con él de su gloria (2,21.24-25; 3,18;4,1; He 5,41). Estas ideas traen fácilmente a la mente la bienaventuranza de los perseguidos por el Reino ( Mt 5,10-12)."El Espíritu de la gloria" es el espíritu de Dios que reposa sobre los cristianos. Se trata de una alusión a la profecía de Isaías 11,2: el Espíritu de Dios, que llena de sus dones y carismas al Mesías- Cristo, los comunica igualmente a sus discípulos (Mt 10,20).
El tema del sufrimiento corre a través de toda la epístola: 1,7; 2,20; 3,14; 4,14-16.19;5,1.9. El padecimiento por la fe, lejos de causar vergüenza, debe ser motivo para glorificar a Dios. Es un orgullo santo llevar el nombre de cristiano.
(17-19) Estos versículos son un tejido de textos de la Escritura: Jer 25,29; Ez 9,6; Pro 11,31 (LXX), Sal 31,5.
Dios Creador es fiel (Gn1,1; ICor 1,9). Esto supone que él es el Señor de la historia. Nada de cuanto sucede escapa a la providencia. En esta forma, los que sufren según su voluntad deben depositar en él plenamente su confianza.
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