domingo, 31 de marzo de 2013

NO BUSQUEN ENTRE LOS MUERTOS AL QUE VIVE...


A todos ustedes que visitan nuestra  sencilla página, y entre ustedes, a los que se encuentran  atravesando situaciones dificiles, les deseo SANTA PASCUA...  

CRISTO HA RESUCITADO!!!

MONSEÑOR PABLO GALIMBERTI:: SALUDO PASCUAL

En la mañana de la Resurrección una brisa con olor a novedad, optimismo y reconciliación  nace en el sepulcro vacío de Cristo y en cualquier lugar donde hay muerte y tristeza. A veces parece que las sombras ocultan las luces y que en lugar de crecer la bondad, la verdad y la justicia, prevalecen la violencia y la indiferencia. Algo semejante ocurre en la vida de cada cristiano y de la iglesia, cuando el cansancio cierra los ojos de la fe y sólo se ven ausencias.

Los pasos de la Semana Santa tienen dos caras: hay traición, juicios infames sin garantía, manipulación del pueblo, burlas, derechos humanos ausentes… Y en ese mismo escenario asoman gestos de perdón y compasión hasta el último suspiro. Pero todo esto queda superado, no olvidado, cuando Jesús irrumpe victorioso del sepulcro y sorprende. Con un cuerpo semejante al nuestro, pero no lo reconocen enseguida. No está condicionado como nosotros por el espacio: está aquí y aparece allá. Muestra las cicatrices de los clavos y de la lanza para que comprueben que no es un fantasma; es el mismo Jesús con quien compartieron experiencias que los marcaron. Lentamente van entrando en un espacio espiritual diferente, un modo nuevo de existir “resucitado”, simultáneamente con los vaivenes de esta vida.



La Pascua de cada día
Los cristianos experimentamos los propios sinsabores y alegrías y también los de nuestro pueblo. La diferencia es que aprendimos a gritar con el corazón, suplicando para que nos llueva del cielo o suba desde las entrañas de la tierra una porción mayor de sensatez, cordialidad y Fe. Y al tiempo que lo pedimos también decimos: nuestras pequeñas y torpes manos son tuyas, Jesús, Señor de la historia.
El camino abierto por Jesús de Nazaret es la mejor levadura para levantar el corazón decaído, perdonar heridas e impregnar el quehacer cotidiano con sabor cristiano y compasivo.
Reconocemos la suma de talentos y fatigas de tantos uruguayos honestos que ponen lo mejor de sí en los diversos sectores de la sociedad: salud, educación, política, cultura, deporte, redes sociales, como también en las iglesias y comunidades cristianas y en nuestras parroquias y grupos de fieles. Pero aún hay muchas desconfianzas y heridas que impiden sumar esfuerzos y obtener mejores logros. Es sensato recoger las buenas ideas aunque vengan del vecino de enfrente y es realista verificar resultados para “no arar en el mar”.
En el campo de los derechos humanos nos preocupa que se ignore el dato científico que hay vida humana desde el momento de la concepción, legitimando así el principio que el más fuerte tiene “permiso”, legal pero no moral, de eliminar al más débil. También nos preocupa que la eventual aprobación del proyecto de ley sobre “matrimonio igualitario” dañe la estabilidad y misión de la familia.
Jesucristo Resucitado es Señor de la vida y de la muerte. El sopla en los corazones de todos los bautizados y en todos los hombres y mujeres que buscan creer o encontrar razones para vivir y esperar.
Los saludo y bendigo,
+Pablo Galimberti

miércoles, 20 de marzo de 2013

ESCUDO DEL PAPA FRANCISCO

DIÁCONO JORGE NOVOA: "USTEDES QUIEREN MARCHARSE?" (Jn 6,65)

Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»( Jn 6,65)

El milagro de la multiplicación de los panes, marca el apogeo del ministerio galileo de Jesús, desde este momento comienza a  decrecer  el entusiasmo del pueblo. Con el discurso del pan de vida y las directrices espirituales que señala para el seguimiento, el pueblo comienza a decepcionarse . Jesús se queda con muy pocos, el  momento es especial, sus enseñanzas han resultado escandalosas, y muchos comienzan a alejarse de su compañía. Muchos se marchan,  no pueden aceptar las enseñanzas que lo identifican  a Él, con "el pan vivo bajado del cielo".

 En un clima de mucha tensión, Jesús dirige esta pregunta a sus discípulos:¿ ustedes también quieren marcharse?Qué enseñanzas están presentes en esta pregunta de Jesús?

Las enseñanzas de Jesús no están condicionadas por la aceptación de sus oyentes, incluso pueden resultarles escandalosas a sus propios discípulos. Todo discípulo, en su camino, vivirá la tensión de no poder explicar, de no comprender claramente, de seguir a quien se presenta en la carne, con una pretensión absolutamente escandalosa. La que explicitarán las autoridades religiosas: " como tú siendo hombre te haces Dios".

La revelación e invocación de Dios como padre (Abbá), el anuncio de la pasión, la resurrección, el perdón ilimitado, el orar por los enemigos , comer con prostitutas y pecadores, llamar bienaventurados a los que lloran, entre tantas otras enseñanzas y obras de la vida de Jesús, serán para algunos, motivo de escándalo.

Nosotros como los discípulos estamos a las puertas de dar un "paso grande ". Ahora las palabras y los gestos no son aceptados, sino por el contrario rechazados.El discipulado relama la aceptación total y plena, no debemos elegir  las enseñanzas que nos agradan descartando las que nos escandalizan. En el camino del discipulado, la fe ayudará a superar las realidades que puedan parecer escandalosas, ella permitirá una comprensión más penetrante, no condicionada por la " cultura dominante" y sus categorías. El Señor que con sus enseñanzas escandaliza a otros, a ti, por la acción de la gracia, no te escandalizará. Y  lentamente, irá permitiéndote vivir con su paz, el escándalo que provoca, realidades de la vida creyente, en los que están cerca de ti.

San Agustín observa :"Y esto sin duda sucedió así para nuestro consuelo, porque alguna vez ocurre que hable un hombre la verdad y no se entiende lo que dice y por esto los que lo oyen se escandalizan y se marchan, y entonces se arrepiente aquel hombre de haber dicho lo que era verdad; y dice entre sí: no he debido decir esto de esta manera. Pues así sucedió a nuestro Señor. Habló y se quedó sin muchos".

Para nosotros esta es una gran enseñanza, no se debe silenciar la verdad para conseguir un mayor número de seguidores del Señor, ni se debe evitar que enfrenten el escándalo de sus palabras y obras,  los que están en el camino

lunes, 18 de marzo de 2013

DIÁCONO JORGE NOVOA: "APACIENTA A MIS OVEJAS"

Pedro es interpelado por Jesús Resucitado: me amas? El Señor luego de la traición confirma a Pedro en su misión...



SI TÚ SUPIERAS- 770 am- 18 hs

SANDRO MAGISTER: EL NOMBRE DE FRANCISCO, LA REGLA DE SAN IGNACIO Y EL EJEMPLO DE JONÁS


El nuevo Papa dice cómo y porqué ha elegido llamarse como el Santo de Asís, pero ha recordado también al fundador de la Compañía de Jesús. Y como el profeta, quiere predicar a la moderna Nínive el perdón de Dios. Una entrevista reveladora 


de Sandro Magister



ROMA, 16 de marzo de 2013 – A los seis mil periodistas que esta mañana llenaban el aula de las audiencias, Jorge Mario Bergoglio les ha dado una noticia.

Ha explicado cómo y porqué ha elegido como Papa el nombre de Francisco, precisamente mientras en el cónclave los votos caían sobre él:

"En la elección tenía junto a mí al arzobispo emérito de Sao Paulo, y también prefecto emérito de la congregación para el clero, el cardenal Claudio Hummes: ¡un gran amigo, un gran amigo! Cuando la cosa se estaba convirtiendo en algo un poco peligroso, él me confortaba. Y cuando los votos alcanzaron los dos tercios, llegó el aplauso porque el Papa había sido elegido.  Él me abrazó, me besó y me dijo: '¡No te olvides de los pobres!'. Y esa palabra entró aquí: los pobres, los pobres. Después, inmediatamente, en relación con los pobres pensé en Francisco de Asís. Y después pensé en las guerras, mientras seguía el escrutinio hasta totalizar los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. De este modo llegó el nombre a mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, tampoco nosotros tenemos una relación muy buena con la creación, ¿no? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre... ¡Ah, cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!".

Ha concluido así:

"Después, algunos [cardinales]  bromearon. 'Pero tu deberías llamarte Adriano, porque Adriano VI fue el reformador, es necesario reformar…'. Y otro me dijo: 'No, no: tu nombre debería ser Clemente'. 'Pero, ¿por qué?'. 'Clemente XV: ¡así te vengas de Clemente XIV, que suprimió la Compañía de Jesús!'".

Por ironía del destino, Clemente XIV, el Papa que en el siglo XVIII suprimió la orden de los jesuitas a la que Bergoglio pertenece, era franciscano.

*

Sin embargo, el Papa Francisco, en sus primeros días como Papa, no ha dejado de citar también al fundador de su orden, San Ignacio de Loyola.

El 15 de marzo, en la misa que celebró a primera hora de la mañana en la capilla de la Domus Sanctae Martae junto a algunos cardenales, improvisó una breve homilía.

En ella citó a San Ignacio, allí donde éste, en las reglas del discernimiento, aconseja que “en el tiempo de la desolación no se hagan nunca cambios, sino que se permanezca estables y constantes en los propósitos y en las decisiones que se tenían en el tiempo de la consolación”.

De lo contrario – ha añadido –, si se cede y si uno se aleja, cuando el Señor  vuelve a hacerse visible "corre el riesgo de no encontrarnos".

Poco antes, en la misa se había leído en el libro de la Sabiduría el pasaje donde los impíos querían someter al justo "con ultraje y tormento para conocer su temple y probar su entereza". Pero aquellos " no conocen los secretos de Dios, ni creen en el premio de las almas intachables".

Sobre la exigencia que encierra esta última palabra, "intachable", el Papa ha insistido con fuerza.

Esta breve homilía no se ha publicado, pero sobre ella ha dado noticias Cristiana Caricato en el ilsussidiario.net, utilizando la confidencia de un cardenal que había celebrado la misa con el Papa.

*

Pero además de Francisco de Asís y de San Ignacio, en el "cielo" de Jorge Mario Bergoglio brilla también el profeta Jonás.

En una entrevista de 2007 a la revista internacional "30 Días", muy reveladora sobre cómo ve su misión de pastor de la Iglesia, el entonces arzobispo de Buenos Aires le pregunta repentinamente a la entrevistadora, Stefania Falasca:

"¿Conoce el episodio bíblico del profeta Jonás?".

"No lo recuerdo. Dígame", respondió la entrevistadora.

Y Bergoglio:

"Jonás lo tenía todo claro. Tenía ideas claras sobre Dios, ideas muy claras sobre el bien y el mal. Sobre cómo actúa Dios y qué es lo que quiere en cada momento; sobre quiénes son fieles a la alianza y quiénes no. Tenía la receta para ser un buen profeta. Dios irrumpe en su vida como un torrente y lo envía a Nínive. Nínive es el símbolo de todos los separados, alejados y perdidos, de todas las periferias de la humanidad. Jonás vio que se le confiaba la misión de recordar a toda aquella gente que los brazos de Dios estaban abiertos y esperando que volvieran para curarlos con su perdón y alimentarlos con su ternura. Sólo para esto lo había enviado. Dios lo mandaba a Nínive, y él se marchó en dirección contraria, a Tarsis". 

"Huye frente a una misión difícil…", dice la entrevistadora.

"No. No huía tanto de Nínive, sino del amor desmesurado de Dios por esos hombres. Esto era lo que no cuadraba con sus planes. Dios había venido una vez… 'de lo demás me ocupo yo': se dijo Jonás. Quería hacer las cosas a su manera, quería dirigirlo todo él. Su pertinacia lo hacía prisionero de sí mismo, de sus puntos de vista, de sus valoraciones y sus métodos. Había cercado su alma con el alambrado de esas certezas que, en vez de dar libertad con Dios y abrir horizontes de mayor servicio a los demás, terminan por ensordecer el corazón. ¡Cómo endurece el corazón la conciencia aislada! Jonás no sabía de la capacidad de Dios de conducir a su pueblo con su corazón de Padre". 

"Son muchos los que se pueden identificar con Jonás", intervino la entrevistadora.

Bergoglio: "Nuestras certezas pueden convertirse en un muro, en una cárcel que aprisiona al Espíritu Santo. Quien aísla su conciencia del camino del pueblo de Dios no conoce la alegría del Espíritu Santo que sostiene la esperanza. Es el riesgo que corre la conciencia aislada. De aquellos que desde el mundo cerrado de sus Tarsis se quejan de todo o, sintiendo su propia identidad amenazada, emprenden batallas para sentirse más ocupados y autorreferenciales". 

"¿Qué habría que hacer?".

Bergoglio: "Posar nuestra mirada sobre la gente: para no ver lo que queremos ver, sino aquello que es. Sin previsiones ni recetas, sino con apertura generosa. Dios habló para las heridas y la fragilidad. Permitir que el Señor hable… De un modo que no conseguimos crear interés con las palabras que nosotros decimos, solamente su presencia que nos ama y nos salva puede interesar. El fervor apostólico se renueva siendo osados testigos del amor de Aquel que nos amó primero". 

Última pregunta: "¿Qué es para usted lo peor que le puede pasar a la Iglesia?".

Bergoglio: "Es lo que De Lubac llamaba 'mundanidad espiritual'. Es el mayor peligro para la Iglesia, para nosotros, que estamos en la Iglesia. 'Es peor', dice De Lubac, 'más desastrosa que la lepra que había desfigurado a la Esposa amada en la época de los papas libertinos'». La mundanidad espiritual es poner en el centro a uno mismo. Es lo que Jesús ve entre los fariseos: 'Vosotros, que aceptáis gloria unos de otros'".

*

La palabra "mundanidad" ha vuelto varias veces, como peligro también para los "sacerdotes, obispos, cardenales, papas", en la primera homilía pronunciada por Bergoglio tras su elección como Papa, en la Capilla Sixtina.

> "Cuando caminamos sin la cruz…"

Pero en la entrevista citada anteriormente, había otro pasaje en el cual el entonces arzobispo de Buenos Aires delineaba la misión de la Iglesia, denunciando los peligros "gnósticos y autorreferenciales".

A la pregunta sobre qué habría dicho Bergoglio al Papa y a los cardenales en el consistorio del 24 de noviembre de 2007, en el cual no pudo participar, la entrevista continuaba así:

R. – Habría hablado de dos cosas que necesitamos en estos momentos, que más falta hacen: misericordia y valor apostólico. 

D. – ¿Qué significan para usted?

R. – Para mí el valor apostólico es sembrar. Sembrar la Palabra. Devolvérsela a ese él y a esa ella para los cuales fue dada. Darles la belleza del Evangelio, el asombro del encuentro con Jesús… y dejar que sea el Espíritu Santo quien haga lo demás. Es el Señor, dice el Evangelio, el que hace brotar y fructificar la semilla.

D. – En fin, es el Espíritu Santo quien hace la misión.

R. – Decían los teólogos antiguos: el alma es una especie de barquito de vela, el Espíritu Santo es el viento que sopla en las velas, para que vaya adelante, los impulsos y empujes del viento, son los dones del Espíritu. Sin su impulso, sin su gracia, no vamos adelante. El Espíritu Santo nos hace entrar en el misterio de Dios y nos salva del peligro de una Iglesia gnóstica y del peligro de una Iglesia autorreferencial, llevándonos a la misión. 

D. – Esto significa invalidar también todas sus soluciones funcionalistas, y sus consolidados planes y sistemas pastorales…

R. – No he dicho que los sistemas pastorales son inútiles. Al contrario. De por sí todo lo que puede llevar por los caminos de Dios es bueno. Les he dicho a mis sacerdotes: «Hagan todo lo que deben hacer, sus deberes ministeriales los conocen, tómense sus responsabilidades y luego dejen abierta la puerta». Nuestros sociólogos religiosos nos dicen que la influencia de una parroquia es de seiscientos metros a su alrededor. En Buenos Aires hay casi dos mil metros entre una parroquia y otra. Les he dicho entonces a los sacerdotes: «Si pueden, alquilen un garaje y, si encuentran a algún laico disponible, que vaya. Que esté un poco con esa gente, haga un poco de catequesis y que dé incluso la comunión si se lo piden». Un párroco me dijo: «Pero padre, si hacemos esto la gente deja de venir a la iglesia». Le contesté «¿Pero por qué? ¿Vienen a misa ahora?». «No», me dijo. ¡Entonces! Salir de uno mismo es salir también del recinto de las propias convicciones consideradas inalienables si éstas se pueden convertir en un obstáculo, si cierran el horizonte que es de Dios.

D. – Vale también para los laicos…

R. – Su clericalización es un problema. Los curas clericalizan a los laicos y los laicos nos piden que les clericalicemos… Es una complicidad pecadora. Y pensar que podría bastar el bautismo. Pienso en aquellas comunidades cristianas de Japón que se quedaron sin sacerdotes durante más de doscientos años. Cuando volvieron los misioneros vieron que todos estaban bautizados, todos válidamente casados por la Iglesia y todos sus difuntos habían tenido un funeral católico. La fe había permanecido intacta por los dones de gracia que alegraban la vida de estos laicos que habían recibido solamente el bautismo y habían vivido también su misión apostólica en virtud del bautismo. No hay que tener miedo de depender sólo de su ternura.

*
A propósito de esta última referencia a la centralidad del bautismo, es ejemplar la batalla que el entonces arzobispo de Buenos Aires combatía en la Iglesia argentina contra aquellos que tienden a negar el bautismo a los nuevos nacidos de quienes están alejados de la práctica religiosa:

> Vayan y bauticen. La apuesta de la Iglesia en Argentina (30.11.2009)

viernes, 15 de marzo de 2013

PAPA FRANCISCO : NO CEDAMOS AL PESIMISMO....




Ciudad del Vaticano, 15 marzo 2013 (VIS).- “Valor, hermanos: Probablemente la mitad de nosotros está en la vejez. Y la vejez , se dice, es la sede la sabiduría de la vida. Los viejos tienen la sabiduría que les da el haber caminado mucho. Como los ancianos Simeón y Ana en el templo cuya sabiduría les hizo reconocer a Jesús. Demos esta sabiduría a los jóvenes: como el buen vino, que con los años se vuelve todavía mejor: demos a los jóvenes la sabiduría de la vida”.

Así ha hablado esta mañana el Papa Francisco a los cardenales en su primer encuentro con todos los miembros del Sacro Colegio, electores y no electores, en la Sala Clementina. El pontífice ha improvisado varias veces durante su discurso, como cuando ha informado a los purpurados, de que uno de ellos, el cardenal Jorge Mejía había tenido un infarto y estaba ingresado en una clínica romana. “Su salud es estable - ha dicho- y manda saludos para todos”.

El Papa había escuchado antes las palabras de saludo, en nombre de todos los miembros del Colegio cardenalicio, del Decano, Angelo Sodano: “Demos gracias a Dios Nuestro Señor. Es la invitación litúrgica que nosotros, los Padres Cardenales nos dirigimos recíprocamente, entre los “seniores” y los “juniores”, para agradecer al Señor el don que ha hecho a su Santa Iglesia dándole un nuevo Pastor... Sepa, Santo Padre, que todos nosotros, sus cardenales, estamos a su entera disposición buscando formar con Usted el Cenáculo Apostólico de la Iglesia naciente, el cenáculo de Pentecostés. Procuraremos mantener 'la mente abierta y el corazón creyente' como Usted ha escrito en su Libro de Meditaciones.

En su discurso, el Papa Francisco ha afirmado que el encuentro de hoy quería ser “casi una prolongación de la intensa comunión eclesial”, experimentada durante el Cónclave. “Animados por un profundo sentido de responsabilidad y alentados por un gran amor por Cristo y por su Iglesia - ha recordado- hemos rezado juntos, compartiendo fraternalmente nuestros sentimientos, nuestras experiencias y reflexiones. En este clima de gran cordialidad han crecido el conocimiento y la apertura mutuas”. Y, de nuevo, improvisando, ha añadido que esos sentimientos eran “buenos porque somos hermanos. Algunos me han dicho que los cardenales son los sacerdotes del Santo Padre y yo creo que la cercanía y la amistad nos sentarán bien a todos“. “Precisamente la cercanía y la apertura nos han facilitado la docilidad al acción del Espíritu Santo, el Paráclito, el protagonista supremo de toda iniciativa y manifestación de fe”, y de nuevo, dejando los papeles del discurso ha añadido 

“Es curioso: yo pienso que el Paráclito da todas las diferencias en las Iglesias y parece cómo si fuera un apóstol de Babel. Pero, por otra parte, es éso lo que forma la unidad de estas diferencias no en la homogeneidad, sino en la armonía. Me acuerdo de un Padre de la Iglesia que lo definía así: “Ipse harmonia est”. Este Paráclito que nos da, a cada uno, carismas diversos, nos une en esta comunidad de Iglesia que adora al Padre, al Hijo y a él, al Espíritu Santo”.

El Santo Padre ha recordado el período del Cónclave, “lleno de significado no solo para el Colegio Cardenalicio sino para todos los fieles. En estos días hemos sentido muy de cerca el afecto y la solidaridad de la Iglesia universal y también el interés de tantas personas que, incluso sin compartir nuestra fe, miran con respeto y admiración a la Santa Sede”. Asimismo ha expresado su agradecimiento a todos los cardenales por su cooperación en la guía de la Iglesia durante la Sede Vacante, desde el cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio, al Camarlengo, cardenal Tarcisio Bertone y al cardenal Giovanni Battista Re “que ha sido - ha dicho el Papa- nuestro jefe en el Cónclave”.

Pienso con profundo afecto y con gratitud en mi venerado predecesor, Benedicto XVI - ha proseguido- que en estos años de pontificado ha enriquecido y vigorizado a la Iglesia con su magisterio, su bondad, su guía, su fe, su humildad y su mansedumbre que permanecen como patrimonio espiritual para todos”. Y ha señalado que “como tantas veces, con sus enseñanzas y, por último, con su gesto valeroso y humilde, nos ha recordado Benedicto XVI, es Cristo el que guía a la Iglesia por medio de su Espíritu. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, con su fuerza que vivifica y une hace un sólo cuerpo de muchos: el Cuerpo místico de Cristo”.

No cedamos nunca al pesimismo, a la amargura que el diablo nos propone cada día -ha exclamado- no cedamos al desaliento. Tenemos la firme certeza que el Espíritu Santo da a la Iglesia, con su hálito potente, el valor de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, para llevar el Evangelio hasta los extremos confines de la tierra. La verdad cristiana es atrayente y persuasiva porque responde al deseo profundo de la existencia humana anunciando de forma convincente que Cristo es el único Salvador de toda la persona y de todos los seres humanos. Este anuncio es tan válido hoy como lo fue al principio del cristianismo cuando tuvo lugar la gran expansión misionera del Evangelio”.

"Ahora - ha concluido - volveréis a vuestras sedes para continuar con vuestro ministerio - enriquecidos por la experiencia de estos días, tan cargados de fe y de comunión eclesial. Esa experiencia, única e incomparable, nos ha permitido comprender en profundidad la belleza de la realidad eclesial, que es un reflejo del esplendor de Cristo resucitado: Un día miráremos el hermoso rostro de Cristo resucitado”.

Terminado su discurso el Papa saludó uno por uno a todos los cardenales presentes en la Sala Clementina.





jueves, 14 de marzo de 2013

PRIMER ACTO PÚBLICO DEL PAPA FRANCISCO


Roma,  (Zenit.orgH. Sergio Mora | 247 hitos

Un bouquet de flores para la Virgen. Este fue el primer acto no oficial fuera de la Ciudad del Vaticano que el papa Francisco realizó esta mañana en Roma.
Lo depuso a los pies de la imagen de Santa María Salus Populi Romani, (Salud del pueblo Romano, entendida la palabra 'salud' como 'protectora') también conocida como la Virgen de las Nieves. El papa Francisco estuvo de rodillas por unos diez minutos largos y concluyó cantando la Salve Regina junto a quienes le acompañaron.
Fue en Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas pontificias situadas en Roma. El bouquet era sencillo, estaba compuesto con una orquídea azulada central, y varias flores de colores en torno.
Entró aproximadamente a las ocho de la mañana por la sacristía, cruzó toda la nave central desde el fondo de la iglesia hasta adelante. El templo estaba vacío, no habían abierto aún las puertas al público.
Tras rezar en la capilla llamada Paulina, o Borghese, cruzó a la capilla de enfrente, aún cerrada al público por restauración. Allí se detuvo en oración unos instantes delante de la tumba de un papa: San Pio V, el de la batalla de Lepanto. Al salir saludó a quienes trabajan en dicha iglesia, religiosas, religiosos y personal de seguridad y varios. Uno por uno. “Soy mexicana” le dijo una religiosa, a lo que el papa Bergoglio le respondió: “Y también guadalupana, ¿verdad?”.
“Yo también le saludé --le indicó a ZENIT otra religiosa también de México allí presente- y entonces de dije: soy mexicana y guadalupana, y el papa me sonrió. Si bien no me acuerdo bien lo que me dijo porque estaba muy emocionada”, indicó.
El icono o cuadro de la Virgen Salus Populi Romani, según la tradición “la pintó el apóstol San Lucas”, aunque los estudiosos del arte la ubican en el siglo VII, y hacen referencia a las procesiones de la época con un icono de la Virgen, si bien seguramente fue repintada en el siglo XII. Fue coronada por Pío XII en 1954, y Benedicto XVI le prestó homenaje en diversas ocasiones.
El conocido icono mariano de la Jornada Mundial de la Juventud, es una copia de la Salus Populi Romani, y por voluntad de Juan Pablo II acompaña a los jóvenes universitarios de todo el mundo en peregrinación, con otra invocación, la de Sedes Sapientiae.
Hoy irá a visitar, según fuentes no oficiales, a Benedicto XVI a Castel Gandolfo. Y por la tarde, esto si es oficial, celebrará la misa en la Capilla Sixtina, con los cardenales electores.

FRANCISCO: "HAN IDO A BUSCARLO AL FIN DEL MUNDO"


 Hermanos y hermanas, buenas tardes.


Sabéis que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo..., pero aquí estamos. Os agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.

(Padre nuestro. Ave María. Gloria al Padre).

Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa. Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, os pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí....

Ahora daré la Bendición a vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
(Bendición).

Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por vuestra acogida. Rezad por mí y hasta pronto. Nos veremos pronto. Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma. Buenas noches y que descanséis.

SANDRO MAGISTER: EL PRIMER PAPA DE NOMBRE FRANCISCO


Es Jorge Mario Bergoglio. Es argentino y jesuita. Deja Buenos Aires por Roma. Su nombramiento ha subvertido todos los pronósticos. Pero llega desde lejos

por Sandro Magister



ROMA, 13 de marzo de 2013  – Al elegir como Papa en el quinto escrutinio al arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, el cónclave ha efectuado un movimiento tan sorprendente como genial.

Sorprendente para quienes – casi todos – no habían captado, en los días anteriores, la efectiva aparición de su nombre en las conversaciones entre los cardenales. Su edad relativamente avanzada, 76 años y 3 meses, inducía a clasificarlo más entre los grandes electores que entre los posibles electos.

En el cónclave del año 2005 había ocurrido lo contrario sobre él. Bergoglio era uno de los decididos sostenedores del nombramiento de Joseph Ratzinger como Papa. Y se encontró, por el contrario, votado contra su voluntad, precisamente por los que querían bloquear el nombramiento de Benedicto XVI.

Es un hecho que tanto uno como otro han llegado a ser Papa. Bergoglio con el nombre inédito de Francisco.

Un nombre que refleja su vida humilde. Convertido en 1998 en arzobispo de Buenos Aires, dejó vacío el rico aposento episcopal adyacente a la catedral. Se fue a habitar en un pequeño departamento no muy distante, junto a otro anciano obispo. A la tarde se ofrecía para cocinar. Viajaba poco en automóvil, se trasladaba en autobús con la sotana de simple sacerdote.

Pero es también un hombre que sabe gobernar, con firmeza y a contra corriente. Es jesuita – el primero que ha llegado a ser Papa – y en los terribles años setenta, cuando gobernaba furiosamente la dictadura y algunos de sus hermanos estaban dispuestos a abrazar las armas y a aplicar las lecciones de Marx, él enfrentó enérgicamente la desviación, como provincial de la Compañía de Jesús en Argentina.

De la curia romana se mantuvo siempre bien alejado. Por cierto la querrá sencilla, limpia y leal.

Es pastor de sana doctrina y de realismo práctico. A los argentinos les ha dado mucho más que pan. Los ha exhortado a retomar en su mano también el catecismo, el de los diez mandamientos y de las bienaventuranzas. Decía que "el camino de Jesús es éste". Y quien sigue a Jesús entiende que "pisotear la dignidad de una mujer, de un hombre, de un niño o de un anciano es un pecado grave que clama al cielo", y entonces decide no hacerlo más.

La simplicidad de su visión se puede percibir en su santidad de vida. Con las pocas y simples primeras palabras suyas conquistó inmediatamente a la multitud que colmaba la plaza San Pedro. La hizo rezar en silencio.

Y la hizo rezar también por su predecesor Benedicto XVI, a quien no llamó “Papa”, sino “obispo”.


La sorpresa está apenas en sus inicios.

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Las primeras palabras del papa Francisco luego de su elevación al papado, la tarde del miércoles 13 de marzo, desde la logia central de la basílica de San Pedro:

> "Hermanos y hermanas, buenas tardes!…"

lunes, 11 de marzo de 2013

MONSEÑOR AGUER: MATRIMONIO IGUALITARIO: SÓLO LA IGLESIA SE OPONE?


Ustedes saben que, en muchos países, en los últimos años, se han discutido y aprobado leyes que tienen que ver con la estructura misma de la familia, con el matrimonio, con la filiación, con problemas que atañen a cuestiones esenciales del ser humano. 
En esas situaciones -lo hemos vivido aquí en la Argentina- pareciera que la Iglesia es la única que se opone. Aceptemos que se diga: se opone, aunque en realidad alerta acerca de lo que significan ciertos cambios, defiende la verdad sobre el hombre, y por eso propuestos como una conquista de la civilización, como un logro de igualdad, como el triunfo sobre la discriminación, pero que constituyen un desmedro de la auténtica humanidad del hombre. 

Muchas veces la voz de la Iglesia, especialmente de nosotros los obispos, queda un tanto aislada en un coro de gente desafinada que dice todo lo contrario. Esa circunstancia sirve como de argumento para afirmar que la Iglesia vive anclada en el pasado, que no entiende las conquistas de la sociedad actual, que siempre se opone al progreso, y que la suya es la única voz discordante. 

Hace poco, en Francia, se discutió la cuestión de la apertura de la institución matrimonial a las parejas homosexuales. En esa discusión, que incluyó manifestaciones públicas importantes a favor y en contra del cambio de la legislación, ha habido un aporte que se ha destacado por la profundidad y por la seriedad filosófica del planteo. Es el del Gran Rabino de Francia, Gilles Bernheim, que ha mostrado cómo el reconocer como matrimonio la convivencia de parejas homosexuales en nombre de la igualdad, es un verdadero despropósito. 

Quiero citar exactamente los términos del Doctor Bernheim. Dice: “no es porque la gente se ama que tiene sistemáticamente el derecho de casarse, sean homosexuales o heterosexuales”. Y pone estos ejemplos: “una mujer no se puede casar con dos hombres, aunque ame a los dos. Y por otra parte un padre no puede casarse con la hija, aun cuando tiene un amor paternal por su hija, y así en otros casos”. 

Continúa: “en nombre de la tolerancia, de la igualdad, de la lucha contra la discriminación y de tantos otros principios, no se puede otorgar el derecho de casamiento a todos los que se aman. Porque aquí no está en juego la sinceridad del amor, sino otra cosa muy distinta”. 

“El matrimonio para todos, afirma el Gran Rabino, es únicamente un slogan. Y ese argumento que se propone en nombre de la justicia, de la igualdad, de la tolerancia, oculta dos visiones diversas de lo que es el matrimonio: o el matrimonio es simplemente el reconocimiento de un amor o es aquella alianza que articula al hombre y a la mujer en la sucesión de las generaciones. Ahí esta la cuestión. Su postura se refiere a una tradición multisecular fundada en el orden natural de las realidades humanas. Explica, al respecto que el matrimonio, es un acto fundamental en la construcción y en la estabilidad, tanto de los individuos cuanto de la sociedad. Matrimonio para todos es una sustitución, una institución cargada de sentido jurídicamente, culturalmente y simbólicamente sería remplazada por un objeto jurídico asexuado. Así se estaría cavando una fosa para enterrar los fundamentos del individuo y de las familias”. 

En cuanto al problema de la adopción de niños por una pareja homosexual que quedaría legalizada en el matrimonio, dice también el Gran Rabino de Francia algo muy interesante: “Amar a un niño es una cosa, amarlo con un amor estructurante es otra muy diversa”. Y añade: “El rol de los padres no consiste únicamente en el afecto que le brindan a sus hijos. El vínculo parental no se reduce a sus facetas afectivas o educativas, sino que es un vector psíquico fundamental para el sentimiento de identidad del niño”. 

Es decir, el padre y la madre, los dos, influyen en la identidad del niño y éste tiene que saber de dónde viene, necesita saber cuál es su origen, su origen paterno y materno porque de allí salen los niños, de la unión de un varón y una mujer, aunque hoy día se manipulen gametos en un laboratorio. Ese hecho originario es estructurante de la personalidad y permite que el niño se sitúe en la cadena de las generaciones, que sepa de dónde viene. 

El Papa Benedicto XVI citó amplios párrafos de ese trabajo del Gran Rabino de Francia en su discurso a la Curia Romana en diciembre pasado. El Santo Padre muestra, siguiendo ese mismo hilo de argumentación, que lo que está en juego en estas cosas es en definitiva una idea del hombre. Es la idea del hombre como creatura, como creatura de Dios. 

Aquí coincidimos con el judaísmo en la referencia al relato bíblico de la creación. Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer lo creó. El ser varón o el ser mujer no es una elección voluntaria, libre, no es un fenómeno que depende de los cambios culturales, es una realidad anclada en la corporeidad humana. Porque el hombre no es solo espíritu y libertad, es también cuerpo y nuestro ser corpóreo pertenece a nuestra misma naturaleza”. 

Me parece interesante ver como aún fuera del ámbito confesional, digamos así, hay mucha gente estudiosa, sería, que advierte lo que está en juego en estas cosas, que muchas veces los políticos en general y los legisladores en particular tratan con ligereza. Así se va cambiando la legislación sin tomar en cuenta qué es lo que realmente está en juego. 

viernes, 8 de marzo de 2013

P.MIGUEL ÁNGEL FUENTES: SE APARECIÓ JESÚS RESUCITADO A LA VIRGEN MARÍA?

Efectivamente, los Evangelios no relatan ninguna aparición de Jesucristo a María Santísima, pero la omisión de tal referencia no indica que dicho acontecimiento no haya tenido lugar. Por el contrario, una antiquísima tradición conmemora dicha aparición como la primera de las apariciones de Cristo. El arte ha dejado plasmado esto en los inmortales versos del poeta cristiano Sedulio, quien en el siglo V, sostenía que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su madre. En efecto, dice el poeta, ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, ella anticipa el “resplandor” de la Iglesia 1.

Haciéndose eco de esta tradición, San Ignacio, en la Cuarta Semana de sus Ejercicios Espirituales, sugiere la meditación de este paso con las siguientes palabras: “Primero: apareció a la Virgen María, lo cual, aunque no se diga en la Escritura, se tiene por dicho, en decir que apareció a tantos otros; porque la Escritura supone que tenemos entendimiento, como está escrito: ‘¿También vosotros estáis sin entendimiento?’”.

“Se tiene por dicho” para quien tenga una sana psicología a la hora de leer los textos revelados. Sin embargo, esto no nos exime de buscar los motivos de esta sugestiva “omisión”. ¿Por qué razón los evangelistas no refieren esta aparición? Podemos conjeturar varios argumentos 2.

Ante todo, por la finalidad de los relatos de la resurrección. Todos los relatos son apologéticos; tienen como finalidad mostrar la veracidad de este acontecimiento central de nuestra fe (1Co 15,14:Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe). Por eso dice el libro de los Hechos que la primerísima predicación se encomendó a testigos escogidos por Dios (Hch 10,41), es decir, a los Apóstoles, los cuales con gran poder (Hch 4, 33) dieron testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Y cuando los Apóstoles se reunieron a elegir el reemplazante de Judas Iscariote, Pedro puso como cualidad esencial de los candidatos el ser capaces de dar testimonio personal y experimental de la verdad de la resurrección de Cristo: Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió  con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros  de su resurrección (Hch 1,21-22). Los relatos de las apariciones consignados en los Evangelios son, pues, relatos de la resurrección hechos por testigos fidedignos. En este sentido puede pensarse que “si los autores del Nuevo Testamento no hablan del encuentro de Jesús resucitado con su madre, tal vez se debe atribuir al hecho de que los que negaban la resurrección del Señor podrían haber considerado ese testimonio demasiado interesado y, por consiguiente, no digno de fe” 3. ¡El relato de la propia madre de Jesús podía ser juzgado como testimonio de quien es parte comprometida!

En segundo lugar, porque los Evangelios no intentan ser exhaustivos en sus relatos. De hecho, dejan de lado apariciones de Jesús mucho más espectaculares que las que encontramos en el texto transmitido. Así, por ejemplo, no se hace ninguna narración de la aparición que sólo mencionará más adelante San Pablo a más de quinientos hermanos a la vez (1Co 15,6). Del mismo modo, la aparición a Pedro (¡privilegiadísima!) sólo es mencionada al pasar (Lc 24,34: se ha aparecido a Simón).

Asimismo, nos inclina a pensar que Jesús se ha aparecido a su madre, ¡y en primer lugar!, la extraña ausencia de María Santísima entre el grupo de mujeres que se dirige al sepulcro para dar los últimos cuidados al cuerpo muerto del Señor (cf. Mc 16,1; Mt 28,1). ¿Por qué sólo parece estar ausente quien más motivo tenía para cumplir esos últimos gestos de piedad con el cadáver del hijo amado? Esto sólo es comprensible si se piensa que María no fue al sepulcro porque sabía que su Hijo no estaba allí. Más todavía si se tiene en cuenta que, por la misteriosa voluntad de Dios y probablemente en premio de su fidelidad en el Calvario, las mujeres serán las primeras encargadas de anunciar el misterio de la Resurrección; ¡pero la más fiel de esas mujeres —y la causa de que las demás tuviesen el valor de estar junto a la Cruz— fue su Madre! ¿Cómo ese anuncio no iba a comenzar por Ella?

Finalmente, esta aparición es postulada por un motivo teológico: la singular asociación de María Santísima a los misterios de su Hijo. La asociación única y especialísima de María a los misterios de la Encarnación, del Nacimiento y sobre todo de la Pasión y Muerte (Jan 19,25: junto a la cruz Jesús, estaba María su madre) exige que también en este misterio central de la Resurrección Ella ocupe un lugar privilegiado. La más cercana en la encarnación, la más cercana en el nacimiento, la más cercana en su muerte, ¿no iba a ser la más cercana en su resurrección?

“No sale tan hermoso el lucero de la mañana —dice fray Luis de Granada—, como resplandeció en los ojos de la Madre aquella cara llena de gracias y aquel espejo sin mancilla de la gloria divina. Ve el cuerpo del Hijo resucitado y glorioso, despedidas ya todas las fealdades pasadas, vuelta la gracia de aquellos ojos divinos y resucitada y acrecentada su primera hermosura. Las aberturas de las llagas, que eran para la Madre como cuchillos de dolor, verlas hechas fuentes de amor, al que vio penar entre ladrones, verle acompañado de ángeles y santos, al que la encomendaba desde la cruz al discípulo ve cómo ahora extiende sus amorosos brazos y le da dulce paz en el rostro, al que tuvo muerto en sus brazos, verle ahora resucitado ante sus ojos. Tiénele, no le deja, abrázale y pídele que no se le vaya, entonces, enmudecida de dolor, no sabía qué decir, ahora, enmudecida de alegría, no puede hablar” 4.

Por eso decía Juan Pablo II: “Los evangelios no nos hablan de una aparición de Jesús resucitado a María. De todos modos, como Ella estuvo de manera especialmente cercana a la cruz del Hijo, hubo de tener también una experiencia privilegiada de su resurrección” 5.


Cf. Sedulio, Carmen pascale, 5, 357-364: CSEL 10, 140 s.
Véase sobre esto la Catequesis de Juan Pablo II, María y la Resurrección de Cristo, 21 de mayo de 1997.
Juan Pablo II, ibidem, 1.
Fray Luis de Granada, Libro de la oración y meditación, 26, 4, 16.
Juan Pablo II, Discurso en el santuario de Nª Sª de la Alborada, Guayaquil, 31 de enero de 1985
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miércoles, 6 de marzo de 2013

VÍA CRUCIS: DECIOMOTERCERA Y DECIMOCUARTA ESTACIÓN


XIII Estación: Jesús en brazos de su Madre

En el momento en que el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de la Madre, vuelve  a nuestra mente el momento en que María acogió el saludo del ángel Gabriel: «concebirás en tu seno y darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús... Y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre... y su Reino no tendrá fin» (Lc 1,31-33). María sólo dijo: «hágase en mi según Tu palabra» (Lc 1,38), como si desde el principio hubiera querido expresar cuanto estaba viviendo en este momento.

En el misterio de la redención se entrelazan la gracia, esto es, el don de Dios mismo, y el «pago » del corazón humano. En este misterio somos enriquecidos por un Don de lo alto (Sant 1,17)y al mismo tiempo somos comprados con el rescate del hijo de Dios (cf. 1 Cor 6,20; 7,23; Act 20,28). Y María, que fue más enriquecida que nadie con estos dones, es también la que paga más. Con su corazón.

A este misterio está unida la maravillosa promesa realizada por Simeón cuando la presentación de Jesús en el templo: «Una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones»
También esto se cumple. ¡Cuántos corazones humanos se abren ante el corazón de esta Madre que tanto ha pagado! Y Jesús está de nuevo todo él en sus brazos, como lo estaba en el portal de Belén (cf. Lc 2,16), durante la huida a Egipto (cf. Lc 2,14),en Nazaret (cf. Lc 2,39-40). La piedad.

XIV Estación: Entierro de Jesús

Desde el momento en que el hombre, a causa de pecado, se alejó del árbol de la vida (cf. Gen 3), la tierra se convirtió en un cementerio. Tantos sepulcros como hombres. Un gran planeta de tumbas.

En las cercanías del calvario había una tumba que pertenecía a José de Arimatea (cf. Mt 27,60). En este sepulcro, con el consentimiento de José, depositaron el cuerpo de Jesús una vez bajado de la cruz (cf. Mc 15,42-46, etc.). Lo depositaron apresuradamente, para que la ceremonia acabara antes de la fiesta de Pascua (cf. Jn 19,31), que empezaba en el crepúsculo.

Entre todas las tumbas esparcidas por los continentes de nuestro planeta, hay una en la que el Hijo de Dios, el hombre Jesucristo, ha vencido a la muerte con la muerte. O mors! ero mors tua!: «Muerte, ¡yo seré tu muerte!»(1.ª antif. Laudes del Sábado Santo). El árbol de la vida , del que el hombre fue alejado por su pecado, se ha revelado nuevamente a los hombres en el cuerpo de Cristo. «Si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le daré es mi carne, vida del mundo» (Jn 6,51).

Aunque se multipliquen siempre las tumbas en nuestro planeta, aunque crezca el cementerio en el que el hombre surgido del polvo retorna al polvo (cf. Gen 3,19), todos los hombres que contemplan el sepulcro de Jesucristo viven la esperanza de Resurrección.

VÍA CRUCIS:UNDÉCIMA Y DUODÉCIMA ESTACIÓN


XI Estación: Jesús clavado en la cruz

«Han taladrado mis manos y mis pies y puedo contar todos mis huesos» (Sal 22 [21], 17-18). «Puedo contar...»: ¡Qué palabras proféticas! Sabemos que este cuerpo es un rescate. Un gran rescate es todo este cuerpo: las manos, los pies y cada hueso. Todo el hombre en máxima tensión: esqueleto, músculos, sistema nervioso, cada órgano, cada célula todo en máxima tensión. «Yo, si fuere levantado de la tierra atraeré todos a mi»(Jn 12,32). Palabras que expresan la plena realidad de la crucifixión entra todo el mundo que Jesús quiere atraer a Sí(cf. Jn 12,32). El mundo está sometido a la gravitación del cuerpo, que tiende por inercia hacia lo bajo.

Precisamente en esta gravitación estriba la pasión del crucificado. «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba»(Jn 8, 23). Sus palabras desde la cruz son;«Padre perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34).

XII Estación: Jesús muere en la cruz

Jesús clavado en la cruz, inmovilizado en esta terrible posición, invoca al Padre (c.f. Mc 15,34; Mt 27,46; Lc 23,46). Todas las invocaciones atestiguan que el es uno con el Padre.«Yo y el Padre somos una misma cosa»(Jn 14,9); «Mi Padre sigue obrando todavía, y por eso oro yo también» (Jn 5,17).

He aquí el más alto, el más sublime obrar del Hijo en unión con el Padre. Sí: en unión, en la más profundaunión, justamente cuando grita: Eloí, Eloí, lama sabactani?: «Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado?» (Mc 15,34; Mt 27,46). Este obrar se expresa con la verticalidad del cuerpo que pende del madero perpendicular de la cruz, con la horizontalidad de los brazos extendidos a lo largo del madero transversal. El hombre que mira estos brazos puede pensar que con el esfuerzo abrazan al hombre y al mundo.
Abrazan.
He aquí el hombre. He aquí a Dios mismo. «En El... vivimos y nos movemos y existimos» (Act 17,28). En El: en estos brazos extendidos a lo largo del madero transversal de la cruz.
El misterio de la redención.

martes, 5 de marzo de 2013

DIÁCONO JORGE NOVOA: YO TE BENDIGO ,PADRE...(Mt 11,25-30)

Yo te  bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las revelaste a los  pequeños" (Mt 11,25-39)

Estas palabras encierran un misterio y una paradoja para la lógica humana. Jesús es testigo del "modo de obrar del Padre", y con esta bendición, reconoce y alaba sus designios ( "tal ha sido tu beneplácito" Mt 11,26). Presentado como Señor del cielo y de la tierra, afirma que todo le está sometido, y nada escapa a su poder. Las acciones del Padre, son percibidas por los "pequeños" y por los "sabios y entendidos", según las disposiciones del corazón, como revelación u ocultamiento de sus designios.

Unas traducciones dicen te bendigo, otras te alabo, el sentido exacto es reconocer, confesar. Este verbo se encuentra a menudo en los salmos, es en latín el verbo "confiteor", y se emplea en dos sentidos, 1) para reconocer los beneficios de Dios, 2) o reconocer nuestros pecados.

El padre Vanhoye se pregunta: cuál es la diferencia entre bendecir y dar gracias a Dios? Y responde, en realidad no hay una verdadera diferencia. Ésta es más bien de origen lingüístico: dar gracias a Dios es la fórmula griega, bendecir a Dios es la fórmula bíblica, hebrea: los judíos no tenían un verbo concreto para decir "dar las gracias"; y empleaban para ello varios verbos, sobre todo el verbo bendecir.

Cuál es el elemento esencial de esta pequeñez? Quienes son pequeños?

Los "pequeños" son los que dan gracias  a Dios, viven en clave de gratuidad su existencia, reconociendo sus pecados y los beneficios de Dios."Las almas humildes son aquellas que saben descubrir la mano amorosa de Dios en todos los momentos de su vida, y que con amor y confianza se abandonan con todas sus fuerzas a la Providencia divina, conscientes de que son hijos amados de Dios y que jamás se verán defraudados por Él". La pequeñez"esta cimentada sobre la humildad, ella luego de abrir nuestros ojos, educa nuestra mirada, permitiéndonos reconocer la acción de Dios en las intrincadas realidades históricas. Introduciéndonos en la comprensión del lenguaje de la Providencia Divina, con su propia lógica, que permanece oculta a los "sabios y entendidos" y permite conocerle y amarle como Padre. El amor filial es necesariamente amor agradecido.

Los "pequeños" le acogieron a ÉL y su mensaje, no se escandalizaron de su origen, enseñanzas, ni de sus decisiones. Los que aparecen bajo la categoría "sabios y entendidos" le rechazaron. San juan Crisóstomo, aclara que llamarlos "sabios" no significa aludir a la verdadera sabiduría, incluso san Agustín dirá que bajo" el nombre sabios y entendidos" se entienden  los soberbios". Los destinatarios de la Buena Nueva, aparecen categorizados,  de modo contrapuesto por  las disposiciones  del corazón,  unos humildes y otros soberbios. Dios no pone ninguna barrera, ella se ubica en las disposiciones del corazón humano.

La acción del Padre se visibiliza en el Hijo, es Él quien revela y da a conocer los misterios del Reino. Los apóstoles son parte de los "pequeños" que han recibido la Buena Nueva de Dios, mientras que los fariseos y escribas han cerrado su corazón y sus ojos a la obra de Dios. La actitudes de las autoridades religiosas  son descritas , como "dureza del corazón".Muchas ciudades, también, fueron destinatarias de los signos, con los que el Señor, acreditaba su misión, pero sus moradores, por la dureza del corazón no vieron en ellos la obra de Dios.

El Señor lanza finalmente, una invitación a todos los que están cansados y agobiados, los invita a acudir a Él, y les promete que aliviará el peso que cargan sobre sus hombros. Ahora su yugo es ligero, y su carga llevadera, el amor volverá ligero lo que resulta pesado, el amor dará sentido a la entrega cotidiana. " Sin  Dios, la cruz nos aplasta; con Dios nos redime y nos salva" (Juan Pablo II).

domingo, 3 de marzo de 2013

VÍA CRUCIS: NOVENA Y DÉCIMA ESTACIÓN


IX Estación: Jesús cae por tercera vez

«Se humilló, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil 1,8 ). Cada estación de esta Vía es una piedra miliar de esa obediencia y de ese anonadamiento.
Captamos el grado de este anonadamiento cuando leemos las palabras del profeta: «Todos nosotros andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su camino, y Yavé cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros» (Is 53,6).

Comprendemos el grado de este anonadamiento cuando vemos que Jesús cae una vez más, la tercera, bajo la cruz. Cuando pensamos en quién es el que cae, quién yace entre el polvo del camino bao la cruz, a los pies de gente hostil que no le ahorra humillaciones y ultrajes...

¿Quién es el que cae? ¿Quién es Jesucristo? «Quién, existiendo en forma de Dios, no reputó como botín codiciable ser igual a Dios, antes se anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre s humilló, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz»(Fil 2,6-8).

X Estación: Jesús, despojado de sus vestidos

Cuando Jesús despojado de sus vestidos, se encuentra ya en el Gólgota (cf. Mc 15,24, etc.), nuestros pensamientos se dirigen hacia su Madre: vuelven hacia atrás, al origen de este cuerpo que ya ahora, antes de la crucifixión, es todo El una llaga (cf. Is 52,14). El misterio de la encarnación: El Hijo de Dios toma cuerpo en el seno de la Virgen (cf. Mt 1,23; Lc 1,26-38). El Hijo de Dios habla al Padre con las palabras del salmista: «No te complaces tú en el sacrificio y la ofrenda..., pero me has preparado un cuerpo» (Sal 40 [39], 8.7; Heb 10,7). El cuerpo del hombre expresa su alma. «Entonces dije: ‘¡Heme aquí que vengo!’...para hacer, ¡oh Dios!, Tu voluntad»(sal 40[39],9; Heb 10,7). «Yo hago siempre lo que es de su agrado» (Jn 8,29).

Este cuerpo desnudo cumple la voluntad del Hijo y del Padre en cada llaga, en cada estremecimiento de dolor, en cada músculo desgarrado, en cada reguero de sangre que corre, en todo el cansancio de sus brazos, en los cardenales de cuello y espaldas en el terrible dolor de las sienes. Este cuerpo cumple la voluntad del Padre cuando es despojado de sus vestidos y tratado como objeto de suplicio, cuando encierra en sí el inmerso dolor de la humanidad profanada.El cuerpo del hombre es profanado de varias maneras.

En esta estación debemos pensar en la Madre de Cristo, porque bajo su corazón, en sus ojos, entre sus manos el cuerpo del Hijo de Dios ha recibido una adoración plena.