Los pasos de la Semana Santa tienen dos caras: hay traición, juicios infames sin garantía, manipulación del pueblo, burlas, derechos humanos ausentes… Y en ese mismo escenario asoman gestos de perdón y compasión hasta el último suspiro. Pero todo esto queda superado, no olvidado, cuando Jesús irrumpe victorioso del sepulcro y sorprende. Con un cuerpo semejante al nuestro, pero no lo reconocen enseguida. No está condicionado como nosotros por el espacio: está aquí y aparece allá. Muestra las cicatrices de los clavos y de la lanza para que comprueben que no es un fantasma; es el mismo Jesús con quien compartieron experiencias que los marcaron. Lentamente van entrando en un espacio espiritual diferente, un modo nuevo de existir “resucitado”, simultáneamente con los vaivenes de esta vida.
La Pascua de cada día
Los cristianos experimentamos los propios sinsabores y alegrías y también los de nuestro pueblo. La diferencia es que aprendimos a gritar con el corazón, suplicando para que nos llueva del cielo o suba desde las entrañas de la tierra una porción mayor de sensatez, cordialidad y Fe. Y al tiempo que lo pedimos también decimos: nuestras pequeñas y torpes manos son tuyas, Jesús, Señor de la historia.
El camino abierto por Jesús de Nazaret es la mejor levadura para levantar el corazón decaído, perdonar heridas e impregnar el quehacer cotidiano con sabor cristiano y compasivo.
Reconocemos la suma de talentos y fatigas de tantos uruguayos honestos que ponen lo mejor de sí en los diversos sectores de la sociedad: salud, educación, política, cultura, deporte, redes sociales, como también en las iglesias y comunidades cristianas y en nuestras parroquias y grupos de fieles. Pero aún hay muchas desconfianzas y heridas que impiden sumar esfuerzos y obtener mejores logros. Es sensato recoger las buenas ideas aunque vengan del vecino de enfrente y es realista verificar resultados para “no arar en el mar”.
En el campo de los derechos humanos nos preocupa que se ignore el dato científico que hay vida humana desde el momento de la concepción, legitimando así el principio que el más fuerte tiene “permiso”, legal pero no moral, de eliminar al más débil. También nos preocupa que la eventual aprobación del proyecto de ley sobre “matrimonio igualitario” dañe la estabilidad y misión de la familia.
Jesucristo Resucitado es Señor de la vida y de la muerte. El sopla en los corazones de todos los bautizados y en todos los hombres y mujeres que buscan creer o encontrar razones para vivir y esperar.
Los saludo y bendigo,
+Pablo Galimberti
No hay comentarios:
Publicar un comentario