Libro de Ricardo Pou Ferrari y Fernando Mañé Garzón.
Montevideo, 2005.
Por Antonio L. Turne
Nacido en Paysandú el 4 de abril de 1862, fueron sus padres
Pedro Lenguas e Isabel Algorta. Tuvo tres hermanos: María Isabel, Ema y Juan Vicente, que murió del mal de los siete días, luego de ser
bautizado en la Iglesia del Paso del Molino.
Su familia se radicó en Montevideo luego del nacimiento de
Luis Pedro, donde éste último recibe la confirmación en la Matriz el 27 de
abril de 1865. Su traslado a Montevideo obedeció a que su padre debió ocuparse
de los intereses de la sucesión Villademoros de la familia de su esposa.
De su educación escolar no se poseen datos, pero sí de su ingreso
al Colegio Pío de Villa Colón, en 1877, integrando la primera generación de
alumnos pupilos de esa institución, fundada por Monseñor Luis Lasagna, enviado
expresamente por Don Bosco a pedido del entonces Obispo de Montevideo, Monseñor
Jacinto Vera. Allí cursa Luis Pedro
Lenguas sus cuatro años de secundaria y egresa con el título de bachiller...
Ingresa a la Facultad de Medicina en 1881. Inicia su práctica hospitalaria el 6 de
julio de 1885 como practicante meritorio y efectivo en el Hospital de Caridad,
siendo separado de dicha actuación cuando llegaron los heridos de la Revolución
del Quebracho, en marzo de 1886, retomándola posteriormente. Se gradúa el 20 de febrero de 1888, siendo
autorizado para el ejercicio por el Consejo Nacional de Higiene cuatro días más tarde.... Su madre
le pidió que hiciera de su profesión un apostolado. Esta rogativa
materna marcaría sin duda, junto a su intensa devoción cristiana, una vida
consagrada a la atención de sus semejantes, con el mayor desprendimiento, haciendo
gala de humildad, sabiduría y caridad.
El 15 de enero de 1889 contrae matrimonio con María Antonia
Veiga , en el hogar paterno de su esposa, Rincón 276; él con 26 años, ella con
19, estableciéndose primero en la casa de sus suegros, y más tarde en una casa
propia en Agraciada 239. El 28 de
febrero de 1891 es designado Jefe de las Salas de Medicina y Cirugía en el
Departamento de Mujeres del Hospital de Caridad , servicio que conservaría
hasta su muerte y en el que trabajó durante 40 años. El 2 de mayo de 1892 el
Ministerio de Gobierno – ejercido por Francisco Bauzá - lo designa miembro del Consejo de Higiene Pública, junto a Elías
Regules, Joaquín de Salterain, Carlos A. Berro..
Bauzá le encarga a Lenguas la dirección del nuevo
Consejo. Pero la mayoría
de sus integrantes renuncia en 1893, a consecuencia de que
el mismo Ministerio oculta y niega la existencia de casos de cólera en
Montevideo, que habrían de devenir en epidemia.
Entre 1891 y 1897 su actividad se concreta especialmente
como cirujano del Hospital de Caridad y su participación destacada en la
fundación y organización del Círculo Católico de Obreros, y la expansión de
esta obra médico – social, expresión del mutualismo y la acción social de la
Iglesia, por todos los rincones del país.
Su familia, que desde siempre había tenido tradición
nacionalista, ganó también su adhesión, si bien en la Revolución de 1897
participó como Jefe de la Expedición de
la Cruz Roja de las Señoras Cristianas, concurriendo a
recoger y asistir a los heridos de la batalla de Tres Árboles... Allí se
encuentra en Paso de los Toros, en un improvisado hospital de sangre, con
Enrique Pouey, quien había concurrido al mando de una expedición sanitaria de
la Cruz Roja Oriental, regresando a Montevideo con el primer contingente de
heridos, trasladados por ferrocarril, para ser ingresados al Hospital de
Caridad. El número total de pacientes
fueron 604, en su mayoría heridos de bala, de los que fallecieron 32, lo que
permite valorar la eficacia de la atención sanitaria con una relativamente baja
mortalidad.
Los tiempos turbulentos que siguieron a la Revolución de
1897, determinaron que en junio de 1898 Lenguas revalidara su título en Buenos
Aires.
El 1º de enero de 1899 aparece el primer número de “El Amigo del Obrero”, órgano de los Círculos
Católicos, del que fue su principal animador, redactor y contribuyente.
Su vida diaria comenzaba asistiendo a la misa en la iglesia
de la Aguada, donde hizo amistad con el padre Bimbolino, párroco con quien
gestó la idea de ese periódico que se llamó
“El Amigo del Obrero”, que tendría larga vida, de distribución gratuita
en los Círculos Católicos y los ámbitos parroquiales. También trabó por entonces amistad con el presbítero
Tomás G. Camacho, futuro Obispo de Salto y con Mariano Soler, inspirador de las
ideas en materia social de la Iglesia, a nivel local, tomando base firme en la
Encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum,
del 15 de mayo de 1891, que marcaría un punto de inflexión en las
relaciones entre la Iglesia y los trabajadores, en un mundo conmocionado por
las ideas del Anarquismo y el Socialismo que irrumpían en Europa y también en
América, y cuya controversia presidiría la mayor parte del siglo siguiente, con
suerte dispar.
La actividad quirúrgica de Luis Pedro Lenguas, tanto privada
como para los socios del Círculo Católico de Obreros, la desarrollaba en su sanatorio privado, que fundó en 1906
junto a Fausto Veiga, atendido por las Hermanas Capuchinas como colaboradoras
de enfermería y asistentes espirituales, ubicado en la calle Nueva Palmira 1428
(hoy Luis Pedro Lenguas).
Su dedicación familiar era muy intensa y afectuosa,
consagrándose al contacto con sus hijos, a quienes leía clásicos literarios en
su tiempo libre, y a su esposa, cuya temprana muerte debió sufrir el 25 de
setiembre de 1917, a consecuencia de un cáncer de mama, por la cual fue
intervenida en su propio domicilio, por el amigo y colega Dr. Luis P. Bottaro.
Por concesión papal, con la mediación de Monseñor Mariano Soler, que había
trabado estrecha amistad y admiración por la actitud religiosa de Luis P.
Lenguas, obtuvo la autorización para tener en su residencia un Oratorio,
consagrado al Beato Diego de Cádiz .... Monseñor Soler acostumbraba celebrar
Misa al inicio de cada año, en el domicilio de Lenguas, como lo
testimonian numerosos documentos. Este Oratorio le permitió a su esposa seguir
diariamente las plegarias, desde su lecho convaleciente, sin duda de gran ayuda
espiritual. Era Luis Pedro Lenguas un hombre tan devoto, que antes de finalizar
cada jornada, hacía la “preparación de la buena muerte” , para lo
cual se acostaba, con un crucifijo entre las manos sobre su pecho y se cubría
con una sábana, reflexionando luego.
En sus raras vacaciones, en el verano de 1932, fue a pasar
unos días a Punta del Este, en la
British House, hotel muy frecuentado de dicho balneario, acompañado de
su dilecto discípulo y amigo José Iraola. Éste contrae una neumonía
durante su estadía, y Lenguas pasa toda la noche circulando por los pasillos
expuestos a la intemperie, sólo cubierto por su camisón de seda. A su regreso
encuentra su salud más comprometida, (algunos allegados lo habían notado
decaído o tal vez deprimido) afectado también por una grave neumonía, que al cabo de pocos días, lo llevaría a la
muerte.
Falleció el 4 de marzo de 1932, a las 4 y 15 de la
madrugada, “en olor de santidad”, asistido por sus seres queridos, y sus
sacerdotes más amigos, que le dieron la extremaunción y le vistieron con el
humilde sayal franciscano con el que fue sepultado. Como él
mismo había dicho: “La misión del
médico creyente, no se reduce sólo al alivio de las miserias de la carne,
porque allí donde el arte de curar no alcanza, es donde precisamente empieza la sublime medicina que se
encamina a la salud del alma”.
Resulta curioso que a tantos años de su muerte, este hombre
médico ilustre uruguayo, devoto y caritativo, a quien incluso se le
atribuyen milagros, no haya sido promovido con fuerza suficiente, para ascender
a los altares. El tiempo, que todo lo salva, y a veces lo esconde,
le ha dejado olvidado en
la senda de
su elevación, como uno de los hijos más consagrados, fieles y
valiosos, de la grey uruguaya
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