Los libros que tratan sobre los ángeles proliferan considerablemente en las librerías, esto delata el interés de sus posibles lectores, que están ávidos por conocer a estos seres espirituales, invisibles pero reales . Muchas de estas exposiciones tienen el contexto de la “Nueva Era”.
La angelología, es decir, el tratado que estudia a los ángeles, tiene como fuente principal la Escritura, de modo que ellos se encuentran presentes en lo que denominamos “la historia de la salvación”. Son conocidos en cuanto se los nombra, y se puede conocer la relación que establecen con Dios y el hombre. Éste es el contexto adecuado y de hecho, en lo que se refiere al mensaje de la Revelación su papel no resulta central. Pertenecen al mundo espiritual, pero actúan en el mundo material. La Revelación se centra en la Creación de Dios y la Redención de la humanidad. Allí se los encuentra obrando bajo el designio divino.
Una adecuada comprensión, que evite posibles confusiones, sería la de no aceptar una verdad sobre los ángeles que prescinda de Dios y su Revelación. Ángeles sin Dios engendran una angelolatría, y sus cultores en sus vidas se colman de superstición. Las catequesis de Juan Pablo II sobre los ángeles, nos ubican en la enseñanza de la Iglesia.
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