domingo, 11 de octubre de 2009

BENEDICTO XVI: LA IGLESIA NO ES EL PRODUCTO DE UNA ORGANIZACIÓN...


En la apertura de la Primera Congregación General de esta mañana, lunes 6 de octubre de 2008, después de la lectura breve de la Hora Tercia, el Santo Padre Benedicto XVI ha hecho la siguiente reflexión:

Queridos hermanos y hermanas:
Hemos dado comienzo a nuestro encuentro sinodal
invocando al Espíritu Santo y sabiendo muy bien que en este momento no podemos llevar a cabo lo que habría que hacer para la Iglesia y para el mundo: sólo con la fuerza del Espíritu Santo podemos percibir lo que es recto y después ponerlo en práctica. Todos los días comenzaremos nuestro trabajo invocando al Espíritu Santo con la oración de la Hora Tercia "Nunc sancte nobis Spiritus". Por eso, ahora querría, junto con vosotros, meditar un poco sobre este himno que abre el trabajo de cada día, aquí en el Sínodo, pero también después en nuestra vida cotidiana.

"Nunc sancte nobis Spiritus". Pedimos que Pentecostés no sea sólo un acontecimiento del pasado, el primer inicio de la Iglesia, sino que acontezca hoy, es más, ahora: "nunc sancte nobis Spiritus". Pedimos al Señor que realice ahora la efusión de su Espíritu y recree de nuevo a su Iglesia y al mundo. Recordemos que los apóstoles después de la Ascensión no empezaron - como quizás hubiera sido normal - a organizar, a crear la Iglesia futura. Esperaron la acción de Dios, esperaron al Espíritu Santo. Comprendieron que la Iglesia no se puede hacer, no es el producto de nuestra organización: la Iglesia debe nacer del Espíritu Santo. Al igual que el mismo Señor fue concebido por obra del Espíritu Santo y nació de Él, también la Iglesia debe ser siempre concebida por obra del Espíritu Santo y nacer de Él. Sólo con este acto creativo de Dios podemos entrar en la actividad de Dios, en la acción divina y colaborar con Él. En este sentido, también todo nuestro trabajo en el Sínodo es un colaborar con el Espíritu Santo, con la fuerza de Dios que nos precede. Tenemos que seguir implorando que se cumpla esta iniciativa divina, en la que nosotros podemos ser colaboradores de Dios y contribuir a que su Iglesia nazca y crezca de nuevo.

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