El arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, celebró la misa por el Día Nacional del Enfermo en la parroquia Nuestra Señora de la Salud, donde encomendó a la Santísima Virgen tanto a los enfermos como a los agentes sanitarios, médicos, enfermeras y a todo aquel que tiene la misión de cuidar a quienes padecen enfermedad.
Los fieles de la populosa parroquia en la periferia de la ciudad de Rosario, colmaron el templo, hasta donde se acercaron para recordar la importancia del cuidado de la vida, la prevención de las enfermedades -y en especial de las adicciones-, la petición por los agentes de la salud y por los que cuidan enfermos en las familias, lugares de internación o geriátricos.
El prelado recordó “la importancia de la fe para quienes, sobrellevando la enfermedad se acercan al Señor. En el encuentro con Él, pueden experimentar realmente que quien cree no está nunca solo. Dios por medio de su Hijo, no nos abandona en nuestras angustias y sufrimientos, está junto a nosotros, nos ayuda a llevarlas y desea curar nuestro corazón en lo más profundo”.
Asimismo, destacó que “la fe nos mueve a dar todo por el enfermo; la fe nos ayuda a sobrellevar la enfermedad, la fe nos da esperanza, y nos dice ‘levántate’”, porque, explicó, “la fe está en relación con la vida, no sólo para pensar en Él, para alcanzar un conocimiento suyo más hondo, sino para encontrarnos con Jesús y vivir como cristianos”.
El arzobispo rosarino aseguró que el amor y la generosidad de dar todo “brotan de la fe” y ayuda a “motivar y apreciar la entrega de quienes trabajan en la Pastoral de la Salud, y a quienes tienen la misión de cuidar enfermos”.
“En el encuentro con Jesús, experimentamos lo que el Papa repite frecuentemente: ‘¡quien cree no está nunca solo!’ Porque Dios está junto a nosotros. Esto se experimenta por la Palabra de Dios, la oración y la acción de los sacramentos”, indicó.
Por último, monseñor Mollaghan se refirió a la tarea de los sacerdotes que administran “las medicinas de Dios” de la Reconciliación, la Unción de los Enfermos y la Comunión, al exclamar: “Qué importante es llamar y recibir la visita del sacerdote que se acerca a los enfermos, como el buen samaritano que nos levanta y nos ayuda a creer, con la actitud de misericordia y de perdón. Necesitamos revitalizar la atención espiritual a los enfermos; y acudir con prontitud al enfermo que nos llama y nos necesita”.+
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