viernes, 31 de agosto de 2018

DIÁCONO JORGE NOVOA: NECIOS O PRUDENTES? (Mt 25, 1-13)

 
Mas a media noche se oyó un grito: “¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!”Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.”
Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.”
Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!”
Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco.”Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora
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Jesús nos enseña una parábola que habla del Reino de Dios, y que corresponde  a las “parábolas del juicio”.”Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora..”

Cómo te preparas para aguardar el regreso de tu Señor (novio)? La enseñanza repara sobre dos modos de aguardarlo, uno  adecuado y otro inadecuado. La suerte que corren, en función del modo en que se lo aguarda, es dispar.

Nosotros siempre estamos  tomando decisiones, a diario estamos diciendo a algunas cosas si y a otras no. Y cada decisión tiene sus consecuencias, algunas insignificantes, en cambio otras, marcan nuestra vida muy profundamente. Las parábolas nos hablan de esas decisiones que tienen repercusiones muy importantes para nuestras vidas, y para nuestro destino eterno.

Que el Señor regresará, presentado  en la parábola bajo la imagen del "novio", es una verdad de fe. Confesamos que lo hará para “juzgar a vivos y muertos”. El Señor vuelve para dar a cada uno lo que corresponde. Cómo debe actuar un creyente que ama a su Señor? La parábola expresa la necesidad de actuar con “prudencia”. La prudencia es expresión del amor, que prepara de la mejor manera  para aguardar la llegada del Señor.

Los dos grupos, que aparecen bajo el adjetivo de necias y  prudentes, aguardan al Señor, y van  a salir al encuentro del novio cuando regrese. No está aquí la clave, sobre lo que nos quiere enseñar el Señor, no es sobre la decisión de salir al encuentro del novio. Los dos grupos están decididos a hacerlo y se preparan para ello.

El amor es previsor, ve más allá y  toma algunas precauciones. El nombre “prudencia” se toma del verbo “provideo”, que significa ver de lejos, ver antes, prever…Las prudentes salen al encuentro,  y no quieren perderse ese momento, que consideran tan importante. Han pensado que deben tomar recaudos por si hay algún retraso. Recordemos que la parábola concluía resaltando el desconocimiento “del día y la hora”.

Jesucristo aparece en la parábola presentado como el novio, al que aguardan las vírgenes. San Juan  Bautista es, según su testimonio, el "amigo del novio" que se alegra con su llegada. Pero nadie sabe el día ni la hora, solamente el Padre conoce está acción conclusiva del Hijo.

Lo que sí sabemos, es que nos encontraremos con Él, al atravesar el umbral del tiempo, por la puerta de la muerte, para ingresar a la eternidad. Allí, vendrá el novio, para cada uno de nosotros, y dado que no conocemos la hora ni el día,  el Señor nos invita a vigilar.

Jesús nos enseñanza en la parábola, que las vírgenes toman distintos recaudos, alaba  y promueve el comportamiento que califica de prudente y  descalifica el otro, denominándolo necio. Aquí está el centro, hay una preparación que se cimienta  sobre la prudencia,  que nos ayudará a esperar al Señor, y necio  es el que no guarda recaudos para aguardarlo.

Al hablarnos de su tardanza, parece llamarnos la atención sobre nuestros posibles cálculos, en cuanto a su llegada, no solamente en el plano de su segunda venida gloriosa, sino también, en lo que respecta al fin de  nuestra propia vida  en esta tierra.

Los  jóvenes  piensan equivocadamente que la religión es "cosa" de ancianos, dado que su partida de este mundo es inminente, e  incluso aquellos que están muy ocupados en sus negocios,  no piensan que ésta sea una realidad a la que deban darle prioridad.

Qué es la prudencia? Santo Tomás la llama " virtud especial", es una virtud cardinal  por la que discernimos  en distintas circunstancias el bien y elegimos los medios adecuados para alcanzarlo. Tanto Aristóteles como Santo Tomás ven en ella la regla recta de la acción, "el hombre cauto medita sus pasos". Para ello es importante ponderar adecuadamente  algunas realidades, si tomamos el ejemplo de las vírgenes prudentes, seguramente nos preguntemos,  por qué resolvieron además de cargar sus lámparas, llevar otra carga en la alcuza?  

Atenta contra la prudencia,  el arrebatamiento  impetuoso, la imprudencia irreflexiva, el no valorar las circunstancias y los conocimientos adquiridos que nos ayudan en la decisión nueva que hay que tomar, también lo hace toda acción timorata o dubitativa. Jesús las tipifica estas imprudencias de necedad. El mismo Señor dice que todo hombre que va a edificar algo, antes ve, si es posible concluir la obra, no sea que al llegar a la mitad, descubra que no la puede terminar. 

La palabra " solercia" supone la investigación que cada hombre hace por sí mismo,  consultando y aprovechando la experiencia de los expertos.El amor que le tenemos al Señor, nos conduce a esperarlo pacientemente y con confianza, no dudamos de su amor manifestado en la cruz, y sabemos que muchas veces tarda para darnos una nueva oportunidad. El amor alimentará el tiempo de espera, lo llenará de razones y nos sostendrá cuando nos alcance el cansancio.

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