En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»
Jesús nos enseña por medio de la imagen del grano de trigo, y su ley inexorable, que al ser sembrado y caer en tierra, comienza un proceso de descomposición, solamente aceptando este proceso,podrá alcanzar su potencial fecundidad. Este proceso es designado como "muerte", y de cierto, expresa una cierta paradoja, porque se nos anuncia que esta acción, catalogada así, es el paso necesario para alcanzar la fecundidad .
Jesús enseña a sus discípulos una ley fundamental de la vida cristiana, una ley inexorable de la que depende el progreso de la vida espiritual. En el texto, ya no con imágenes, se explicita el meollo del tema tratado: se trata del amor desordenado a sí mismo. El egoísta busca su felicidad a toda costa, se ama a sí por encima de todo y corre tras los bienes que , según su parecer, lo otorgarán la felicidad. Está vuelto tanto sobre sí mismo, de un modo desordenado, que toda salida para buscar el bien de los demás, le parece infecunda y sin sentido. El egoísta en su vida no practica (o lo hace formalmente) la generosidad, abnegación, renuncia y austeridad, entre otras virtudes, porque siempre rechaza lo que pone en riesgo su "ciudad amurallada". El culto al yo,se explicita culturalmente en el individualismo, verdadera expresión de una libertad anárquica: cada uno vive libre de condicionamientos externos, normas , leyes y compromisos.
Juan Pablo II, al describir el individualismo resalta su tragedia: " el individualismo supone un uso de la libertad por el cual el individuo hace lo que quiere, estableciendo el mismo la verdad de lo que gusta o resulta útil. No admite que otro quiera o exija algo de él en nombre una verdad objetiva."
Por ser un "amor desordenado" es un falseamiento del amor, de allí que encontrará su antídoto cuando viva según las exigencias del amor verdadero. San Pablo , nos presenta el himno a la caridad en la primera carta a los Corintios (1 Cór 13,1-13), así como se opera la transformación en el grano, por su descomposición, se opera la transformación en el hombre por la conversión, gracia de Dios y respuesta favorable de la libertad humana, que va transformando el corazón egoísta ( como si fuera una muerte) , en un corazón caritativo de hijo,que desarrolla su dimensión oblativa.
La ley del grano de trigo tiene un componente activo y otro pasivo, hay necesidad de esfuerzo humano, renuncia, abnegación, lucha contra la rebelión del yo, y acción divina, que nos propone caminos u obstáculos con la vivencia de humillaciones e indiferencias que nos ayudan a crecer en humildad y amor. La fe posee la llave para morir al egoísmo y sus proyectos, tentaciones y promesas. Dice san Agustín: "Dios no encuentra sitio en nosotros para derramar su Amor, porque estamos llenos de nosotros mismos".Hay que vaciarse de uno mismo y llenarse del amor de Dios.
Hay que obedecer al Señor y aceptar morir al amor desordenado de sí mismo y entregarse, darse sin intereses personales, buscando la felicidad de los demás. Hay más alegría en dar que en recibir, aunque muchos sigan creyendo y pregonando que es a la inversa, ¿será por eso que hay tanta tristeza entre nosotros?Tú tienes la respuesta a esta invitación de Jesús...
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