«El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.
Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: “Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.”Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio;y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.
Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.”
Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.
«Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
La imagen del banquete es recurrente en las Sagradas Escrituras, el anfitrión es el Padre, presentado aquí como rey, Él quiere participarnos de la boda de su Hijo, en el Apocalipsis, se hablará de las bodas del Cordero. Se presenta una semejanza entre el reino de los cielos y un banquete, una comparación que permite vincular lo que conocemos ( el banquete) con lo desconocido (el reino de los cielos).
Observemos a los principales personajes de la parábola evangélica, miremos al rey, nos comparte su gozo, y lo hace por medio de la celebración del banquete, es el anfitrión que alimentará a su pueblo. El reino es Buena Nueva para toda la humanidad, los hombres son llamados a compartir la alegría del Padre, por la boda del Hijo con la humanidad.
El rey tiene servidores que van a invitar a los hombres para participar del banquete, es Él quien los envía, son comisionados para una misión que tiene su origen en el amor. Los instrumentos del Señor deben ser fieles al encargo recibido, lo que comunican es motivo de alegría para los destinatarios, pero lo es también para ellos. Sus vidas deben estar impregnadas de esta Buena Noticia que viven y comunican.
El juicio del rey ante las respuestas negativas de algunos invitados, es concluyente, los encuentra indignos de ser parte del banquete. Es inapelable el juicio, Israel no se gozo del banquete que su Señor le proponían en Jesucristo, no quiso ser parte de las bodas del Cordero. El Padre ante la negativa de los invitados, no suspende la fiesta, sino que ahora extiende la invitación a otros."Sabemos que él conoce la realidad de que hay puestos que quedan vacíos, la respuesta negativa, el desinterés por él y su cercanía. Los puestos vacíos en el banquete nupcial del Señor, con o sin excusas,son para nosotros, ya desde hace tiempo, no una parábola sino una realidad actual."
El rey expulsa a un comensal que no tenía el vestido de fiesta adecuado. San Gregorio Magno, trata de esclarecer de quienes se trata o a quienes retrata esta imagen, y concluye que son los que tienen fe pero no caridad. En cambio san Agustín entiende que son los que no buscan la gloria del Señor sino la propia.Era amigo, porque lo habían invitado y por la fe había entrado, pero el vestido que manifiesta la caridad estaba sucio e impresentable, y como dice Santiago en su carta," una fe sin obras es una fe muerta".
Miremos a los invitados , que de diversa manera rechazan la invitación del Señor a participar del banquete del reino. Unos no quisieron ir, otros se fueron a sus negocios o a los asuntos dé su interés, finalmente otros respondieron matando a los mensajeros. Claramente se observa la diversidad de respuestas a la invitación del Señor: indiferencia, intereses particulares y finalmente odio contra Dios o las cosas o personas que lo representan.Los tres grupos representados de diversa forma están presentes en el mundo actual.
Los hombres son indiferentes para las cosas de Dios, pero no lo son para otras que atrapan su atención. Qué se oculta detrás de la indiferencia? Es indiferente el indiferente? El padre Bojorge, dice que la indiferencia es un estado espiritual, que evangélicamente supone decir, que está en un espíritu impuro, es decir en un espíritu de signo opuesto y contrario, al Espíritu de Dios. Este desinterés por Cristo tiene coordenadas en el Nuevo Testamento para discernir.
Es fácil reconocer a los que tienen intereses personales, que les impiden vivir una vida de fe y caridad activa. Juzgan que sus emprendimientos son lo primero y más importante en sus vidas, y desplazan la fe y sus consecuencias.
El tercer grupo ha regado la tierra de mártires, con persecuciones sangrientas, pero también existen las silenciosas, que se desarrollan culturalmente con todo tipo de presiones, estas aparecen designas con la palabra secularismo.
Para ti que eres indiferente , demasiado ocupado en tus intereses personales, o tienes aversión a la fe y su comportamientos o tu pseudocatolicismo aguado, penetrado por el liberalismo, el modernismo o la filantropía que se disfraza de caridad ...el banquete está pronto y tú estás invitado, depende ti la respuesta.
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