lunes, 30 de julio de 2012

DIÁCONO JORGE NOVOA: ELÍAS Y LA VIUDA DE SAREPTA ( 1 Rey 17, 8-16)

El ciclo de Elías lo encontramos  a partir del  cap. 17 del primer libro de los Reyes, originario de Tisbe, ejercerá su ministerio en el Reino del Norte, en tiempos del rey Ajab.  El solemne anuncio que dirige a Ajab, de parte de Yahvéh, en el inicio de su ministerio, supone una "ausencia total de rocío y lluvia", hasta que  el profeta declare lo contrario.

Los reyes y poderosos que desconocen al Señor, creen que este tipo de profecías son desproporcionadas,  porque únicamente ven al profeta, y siendo que se creen todopoderosos ,las posibilidades del profeta aparecen muy menguadas. La prepotencia de los poderosos sin fe es el comienzo de sus ruinas, porque ésta, que inicialmente  es utilizada contra sus enemigos, luego será ejercida  con sus más cercanos colaboradores. Jesús dice a Pilatos, que no tendría ningún poder si no se lo hubiera dado su Padre, si desconocemos el origen de toda autoridad , y a Aquel , que es verdaderamente Todopoderoso, caemos en la tentación de sentirnos y actuar como dioses. El Señor es diverso de todos los poderosos de este mundo y de todos los ídolos que ellos construyen.

Elías es alimentado en el torrente Querit por unos cuervos,  Dios se ocupa de aquel que debe llevar adelante su plan,  asistiéndolo con generosidad. Cuando el torrente está por secarse,  llega nuevamente la Palabra de Yahvéh. Dios había realizado una promesa, pero, la realidad comienza a amenazarla: Dios te ha prometido su asistencia, pero el torrente se está secando. Las promesas de Dios, en determinados momentos parecen debilitarse y no cumplirse!  Cuántas veces llegamos hasta el límite, y comenzamos a dar lugar en nosotros a la desconfianza o la duda. Estos momentos son aprovechados por el Diablo para tentarnos. En las tentaciones de Jesús en el desierto, se dice que el Diablo se retiró de Él hasta un "momento oportuno". Cuando la promesa de Dios, en la vida de los creyentes, aparece amenazada por la realidad, hace irrupción el momento oportuno de la tentación. La fe nos conduce en esta instancia, dirá el salmo, "aunque un ejercito acampe contra mi, no temeré, porque tú  me sostienes..."

El Señor, en esta etapa de cuidados dispensados al profeta, le revela su plan, intervendrá una viuda que lo cuidará y alimentará. Para ello , debe marcharse a Sarepta y establecerse allí, Dios renueva su promesa y rescata al profeta de la tentación que supone ver  el torrente que se está secando. Dios encomienda la tarea a una viuda,  considerada  en el pueblo de Dios pobre al igual  que los huérfanos , personas vulnerables, frágiles , necesitadas de ayuda para sobrevivir. Los caminos de Dios son insondables e irrastreables, el prepotente los desconoce , pero el humilde los transita con confianza.

Elías la encuentra recogiendo leña. Todo parece contradecir la promesa de Dios. La viuda de Sarepta no sabe a quien dirigirse para poder sobrevivir. Es tan poco lo que tiene, que luego de recoger los palos y preparar el pan, dará comida a su hijo, comerá ella, y luego morirán. Elías que   es un hombre pobre y despojado, que padecerá la persecución  a muerte, la anima a confiar especialmente en tiempos de escasés. Elías conoce las promesas del Dios vivo, ha experimentado su fidelidad y  cuidado, sabe  que la realidad amenazante nunca invalidará la promesa de Dios.

Generosidad en tiempos de carestía. Confianza en las promesas de Dios ante las incertidumbres que quieren sembrar desconfianzas .El profeta asistido por Dios le promete a la viuda que " el cántaro de harina no quedará vacío y la aceitera no se agotará". Dios es garante de la promesa de su profeta.

Nosotros somos testigos de cántaros que no quedan vacíos y aceiteras que no se agotan, sigue el Señor impulsándonos a ir más allá de la medida humana. Él nos enseña la medida divina. No se puede alimentar a 5000  personas con unos panes y peces, ni pensar en comunicar el evangelio a las naciones con 12 amigos, humanamente no es posible, el hombre con su lógica humana, con su modo de medir las cosas, ve una imposibilidad insalvable. Elías ha sido introducido por el Señor, en la medida de lo divino y ahora introduce a la viuda de Sarepta. El mismo Jesús le dirá a los suyos, grandes cosas verán, si tienen fe.

Nuestra vida cristiana estará siempre desafiada por esta realidad, muchos permanecen viviendo la fe sin dar este salto, sus horizontes quedan recortados por esta insalvable percepción de orden natural que cada día los vuelve más pesimistas. Hay que animarse a obedecer la palabra del Señor, y permitirle introducirnos en los caminos "irrastreables  e insondables" de la medida divina. La Virgen es maestra, discípula excelsa, que puede ayudarnos a transitar en esta dirección.

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