jueves, 5 de julio de 2012

STANISLAW DZIWISZ: AQUEL VELO SOBRE SU ROSTRO

"Aquel velo sobre su rostro... Era la última vez que veía su rostro... Sí, por supuesto, lo iba a volver a ver muchas otras veces, a todas horas, todos los días. Lo iba a seguir viendo con los ojos de la fe. Y, naturalmente, lo iba a seguir viendo con los ojos del corazón, de la memoria. De la misma forma en que iba a volver a sentir su presencia, aunque fuera de manera muy distinta a la que estaba acostumbrado. Pero aquélla era la última vez que veía su rostro, cómo decirlo, físicamente. Humanamente.

 La última vez que veía al hombre que había sido como un padre y un maestro para mí. La última vez que veía su cuerpo, sus manos, pero, sobre todo, que veía su rostro. Y el rostro me recordaba su mirada, porque la mirada era lo primero que te impresionaba de él. Por eso quería que aquel instante no se acabase nunca. Lo hacía todo muy lentamente, para alargar cada segundo, para prolongarlo hasta el infinito. Hasta que, llegados a un cierto punto, noté que alguien tenía clavada su mirada sobre mí. Y entonces comprendí. Mi deber era... Cogí aquel velo blanco y se lo coloqué, muy, muy despacio, sobre el rostro. Casi me daba miedo hacerle daño, como si aquel trozo de seda pudiese resultarle pesado, molestarle... Por suerte, vinieron en mi ayuda las palabras "Oh Señor, que su rostro vea Tu rostro paterno, que su rostro, arrebatado a nuestra vista, contemple Tu Belleza" Él estaba ya en la casa del Padre, podía al fin mirarle a los ojos. Su aventura terrenal había llegado a puerto. Y, así, yo también me uní a las palabras de aquella plegaria. Y mientras rezaba, comencé a recordar. A revivir los cuarenta años que yo, un hombre insignificante, tocado por el , transcurrí junto a él, junto a Karol Wojtyla..." Tomado del libro, Una vida con Karol,escrito por el Stanislao secretario personal del neto Juan paño II.

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