«Habla, Señor...»
1.- Dios nos ha revelado su palabra para dársenos a conocer El mismo y sus planes, para que entremos en comunión con El. Por tanto, hay que evitar a toda costa quedarse en «ideas». La lectura o meditación de la Palabra de Dios debe ponernos en contacto con El. Se trata de escucharle a El. Para ello es preciso ponerse en clima de oración, estar en presencia de Dios, atender al Dios que nos habla. Nada más contrario a la verdadera lectura de la Biblia que una lectura puramente intelectual, fria, impersonal...
2.- Aun contando con la ayuda de este comentario, con las notas de la propia Biblia o con otras ayudas, la Palabra de Dios es siempre misteriosa. Supera nuestra lógica humana, nuestra razón. Por eso necesitamos invocar al Espíritu Santo, para que El nos ilumine «por dentro» lo que la Biblia nos dice «por fuera».
3.- Como además hay en nosotros suciedad y desorden, fruto del pecado, necesitamos acercarnos a la Palabra de Dios con un corazón contrito y humilde, pidiendo que no manipulemos la Palabra de Dios haciéndole decir lo que a nosotros nos gusta. Es decir, hemos de acercarnos a ella en actitud de conversión, dispuestos a dejarnos transformar por la Palabra de Dios.
4.- Por la misma razón, hay que procurar ser objetivos. No tener demasiada prisa en ver «qué me dice» este texto a mí. Es muy fácil proyectar en la Palabra de Dios nuestras ideas o experiencias, nuestros gustos o nuestros planes... Por eso, antes de preguntarme «qué me dice», debo buscar atentamente «qué dice» el texto en sí mismo, con objetividad. Sólo en un segundo momento debo prestar atención a lo que me dice a mí, en mis circunstancias concretas, en mi vida personal o familiar, en mi trabajo o en mis dificultades... pero desde la objetividad del mensaje que Dios ha querido comunicar en ese texto.
5.- Esto supone una profunda actitud de escucha. Escucha quiere decir atención, acogida, docilidad, obediencia. Quiere decir salir de mí mismo y ponerme a disposición del Dios que me habla. Quiere decir deseo de dejarme transformar por dentro. Quiere decir deseo de poner en práctica aquello que Dios me dice...
7.- En la lectura de la Biblia en grupo es necesario tener en cuenta además que el Señor puede hablarnos a través de los demás y puede servirse de nosotros para hablar a los demás. Por eso es necesario evitar la tentación de buscar ideas originales o bonitas, hay que evitar discusiones inútiles (las dudas se podrán aclarar en otro momento; ahora lo que importa es escuchar lo que Dios nos dice), hablar por hablar o que alguno o algunos acaparen todas las intervenciones...
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