La parábola del sembrador describe maravillosamente la acción de la Palabra de Dios,que busca fecundar el corazón humano. Ella recorre caminos intrincados para alcanzarlo, con misteriosos peligros que asechan su fecundidad; pájaros, terrenos pedregosos y zarzas. La tierra no acoge la buena semilla que viene a fecundarla.
El Señor ha explicado la parábola del sembrador, y ello permite reconocer a los agentes que actúan en favor de la infecundidad de la semilla. Quienes son los pájaros, el terreno pedregoso y las zarzas? El Señor revela a los suyos, que estas imágenes refieren a tres modos de actuar sobre el corazón humano; Satanás, la inconstancia, los afanes de la vida y la seducción de las riquezas.
No debemos olvidar,que estas acciones, presentadas de modo independiente, en muchas ocasiones se dan intrincadamente unidas. La acción del mal Espíritu muchas veces está presente en la inconstancia o en los afanes de la vida y la seducción de las riquezas.La presentación según nuestro parecer, tiene un crecimiento en intensidad, el primero resalta por su prontitud. La semilla al quedar esparcida al borde del camino, vino inmediatamente el Enemigo para arrebatarla. Y el texto, manifiesta la eficacia de esta acción, la semilla esparcida fue "robada". En la inconstancia, se nota que hay frutos saludable de la presencia y acogida de la Palabra, la recibe con " alegría", pero las adversidades,que aparecen bajo la expresión "dificultades o persecuciones", lo vencen inhibiendo la vida de Dios que está germinando en su corazón. En el último caso, la reciben y escuchan, pero han crecido en sus corazones "zarzas" que luchan por impedir que la semilla se desarrolle.
Satanás en las Sagradas Escrituras es presentado como padre de la mentira, homicida desde el principio, en el libro del Apocalipsis es un Dragón que asecha la Vida que Dios engendra en el mundo, esa que está en los hijos de la Mujer. En los creyentes, que mantienen el testimonio de Jesús y guardan los mandamientos. Aquí tenemos dos signos de vida, que permiten reconocer la presencia y desarrollo de la semilla sembrada, que odia Satanás y quiere erradicar de la tierra. Todo aquel que de testimonio de Jesús, y guarde sus mandamientos será combatido por el Enemigo. Cambia las estrategias, con el único objeto de volver infecunda la vida que Dios engendra en el mundo.
No debemos temer al Diablo. Debemos vivir de cara al Padre celestial que no abandona a sus Hijos, y en obediencia al Hijo y su Buena Noticia, fecundada en nosotros por la acción del Espíritu Santo. Ya San Pablo, se preguntaba por el "temor"; a qué debemos temer?, y concluía respondiendo que Cristo nos ha liberado de todos los temores, y san Juan nos enseña que el amor expulsa el temor. Cuanto más unidos a Cristo estamos, más nos alejamos del temor y nos acercamos al Amor.
El vicio de la inconstancia , según Santo Tomás, está vinculado a la imprudencia, es por lo tanto un pecado contra la prudencia. A la prudencia corresponde preferir el bien mayor al menor, desistir de lo mayor es imprudencia. De allí, que no persistir en alcanzar el bien mayor, es decir ser inconstantes, es un pecado contra la prudencia. Si retrocedemos del buen propósito realizado, y no perseveramos en la práctica del bien, apartándonos de su camino, por la elección de un desorden o por no enfrentar lo arduo de sus exigencias, hemos incurrido en el vicio de la inconstancia. El santo utiliza en latín, la palabra molitie, para designar la inconstancia, ella se traduce por blandura. Somos blandos en enfrentar las adversidades para perseverar en el bien, con esto queda claramente expresado lo que el Señor nos quiere enseñar. Si ejercitamos la prudencia estaremos fortaleciéndonos contra la inconstancia.
La vida está llena de incertidumbres e interrogantes, a las que la fe permite enfrentar y resolver, para muchos estas situaciones se tornan sofocantes como las "zarzas ".La fe no te libra de las dificultades , te enseña a vivirlas según la voluntad de Dios. Te fortalece, por la acción de la gracia, para enfrentarlas, y te libera de "morir" sofocado por su acción. No se trata de proponer una alienación, sino un camino de santificación, el que creó todas las cosas, conoce mejor que nadie tu corazón y en Jesucristo nos ha enseñado el camino para "vivirlas". El dinero no es malo, pero, para muchos es el Dios que puede liberarte de todos estos problemas, y su seducción se torna poderosa para el corazón humano. También se muestra impotente ante el sufrimiento, el fracaso y la enfermedad. Jesús nos advierte para que no dejemos crecer en nosotros estos "yuyos" peligrosos, que luego de apoderarse de nuestro corazón intentarán inhibir lo sembrado por Dios.
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