Decía, pues: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.»
Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.»
Jesús, por las realidades visibles quiere introducirnos en las invisibles, siendo el Hijo de Dios conoce que entre ambos términos se puede establecer una relación, una semejanza. Jesús utiliza dos imágenes para enseñarnos sobre el Reino de Dios: la semilla del grano de mostaza y la levadura, veamos la intención del Señor.
Por la imagen del grano de mostaza tomada de la agricultura, accedemos al misterio del Reino de Dios, conocemos el contraste que se da entre la pequeñez inicial, y su vigor y fortaleza final. La semilla del grano de mostaza es pequeña, y al crecer, da origen a un árbol importante que permite cobijar a las aves del cielo . El Reino de Dios tiene un origen pequeño, silencioso, incluso puede ser considerado por algunos "poderosos", como insignificante, pero alberga en su interior una potencialidad maravillosa. En la obra de Dios la proporcionalidad se da a escala sobrenatural. En el silencio de Nazaret, Jesús tuvo una existencia marcada por esta verdad, en la vida sencilla y oculta con José y María, Él creció sin llamar la atención, como dice la Palabra, en estatura y gracia delante de Dios y los hombres.
San Ambrosio también explica como el grano de mostaza se refiere a la fe : "Se habla en otro lugar del grano de mostaza comparándolo a la fe. Luego si el reino de Dios y la fe son semejantes al grano de mostaza, la fe es también el reino de los cielos que se encuentra dentro de nosotros".
El ejemplo de la mujer que utiliza la levadura en la masa, refiere a la capacidad de transformar, desde lo poco lo mucho, con el dinamismo vital de la fe, esperanza y caridad. Dios actúa desde dentro, lo hace en la historia, con la obediencia del Hijo, "anonadándose, abajándose, despojándose del poder y reconocimiento que le correspondían por ser Dios.
En el primer ejemplo el contraste es entre lo pequeño y lo grande, aquí entre lo poco y lo mucho, en ambos casos se invita acceder por la fe a las" medidas de Dios". La obra de Dios crece en medio de nosotros, debemos aprender a reconocerla con una mirada de fe aguda, que abandone los modos de medir que tienen los hombres, y acepten que en lo "poco y pequeño" se encuentra el Reino de Dios. La levadura y el grano de mostaza son ejemplos de estas realidades por las que el Señor nos enseña a reconocer el Reino de Dios.
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