Dos diáconos sostienen el libro de los Evangelios sobre la cabeza del elegido mientras se pronuncia la Plegaria de Ordenación.
....Padre santo, tú que conoces los corazones,
concede a este servidor tuyo,
a quien elegiste para el episcopado,
que sea un buen pastor de tu santa grey
y ejercite ante ti el sumo sacerdocio
que atraiga tu favor sobre tu pueblo
y ofrezca los dones de tu santa Iglesia;
que por la fuerza del Espíritu,
que recibe como sumo sacerdote
y según tu mandato,
tenga el poder de perdonar pecados;
que distribuya los ministerios
y los oficios según tu voluntad,
y desate todo vínculo conforme al poder
que diste a los Apóstoles;
que por la mansedumbre y la pureza de corazón
te sea grata su vida como sacrificio de suave olor,
por medio de tu Hijo Jesucristo,
por quien recibes la gloria, el poder y el honor,
con el Espíritu, en la santa Iglesia,
ahora y por los siglos de los siglos
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