domingo, 11 de marzo de 2012

MONSEÑOR JOSEFINO RAMÍREZ: LA PARTE BUENA

                                                         STA. MAGDALENA , 22 DE 7 1993
Querido Padre Tomás;

Ayer ofrecí la Santa Misa por las Misioneras de la Caridad. Recordé la primera vez que encontré a la Madre Teresa de Calcuta. Cuando ella vino a Manila a establecer su comunidad, me pidieron que celebrara Misa para ella y sus hermanas.

Después de la Misa tuve el privilegio de hablar en privado con la Madre Teresa. Ahí fue cuando me conto la historia de su comunidad. La Hermana Agnus, una monja pequeña y morena de la India, fue su primera discípula. Al principio, hubieron pocas hermanas junto a la Madre Teresa, aunque eran muchas las personas necesitadas. Desde los ancianos y enfermos que morían en la calle, hasta los bebes y niños abandonados que no tenían a nadie que se ocuparan de ellos. La Madre Teresa quería llegar a todos. La pregunta era: cómo hacerlo con tan pocas seguidoras? No había suficiente tiempo durante el día para atender a todos aquellos necesitados. La Madre y las hermanas oraron a fin de saber qué hacer. La respuesta fue sorprendente. Dios quería algo muy especial además de sus oraciones regulares. Aún cuando parecía que no alcanzaban las horas del día, Dios quería algo mas, El quería que la comunidad reservara una hora extra cada día para que todas juntas vivieran una hora santa en la presencia de su Hijo, expuesto en el Santísimo Sacramento.

La Madre Teresa declara que esta hora santa diaria es la causa y la razón por la que su comunidad ha florecido. La comunidad creció a más de 3.000, mediante el poder y la gracia recibida en la hora santa diaria. La madre Teresa se multiplico y ahora está presente en todo el mundo por medio de sus hermanas. Debido a que estuvo dispuesta a dedicar un tiempo para unirse a "la vid", ahora puede alcanzar y abrazar al mundo entero.

En el sermón de la última cena Jesús dijo que permanecieran unidos a Él en el Santísimo Sacramento, ese daría mucho fruto (Jn 15,5). El fruto apostólico de la Madre Teresa y sus hermanas continuan asombrando al mundo.

Su historia me inspiro a hacer lo mismo que ella hizo. Había estado leyendo sobre el apostolado de la Adoración Perpetua, y como el Padre Martín le estaba promoviendo con éxito en los Estados Unidos y otros países. Yo también quería que se difundiera por toda Filipinas.
Por eso funde la comunidad llamada "Los Discípulos Eucarísticos de San Pio X" Día y noche, sin descanso, ellos se acercan al Santísimo en amante adoración. Primero rezaron para que el Padre Martín, pudiera venir a Filipinas, y así empezar el gran apostolado para establecer la adoración perpetua en las Parroquias. Luego rezaron para que se extendiera por todo el país. En este momento hay 500 capillas, ahora Los Discípulos Eucarísticos oran para que podamos cumplir con nuestro objetivo de lograr en 1000 parroquias, capillas de adoración perpetua.

Estos dos ejemplos, el de Madre Teresa y el de los Discípulos Eucarísticos, demuestran la verdad de lo que Jesús dijo en el Evangelio de hoy "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas, y hay necesidad de pocas, o mejor de una sola. María eligió la parte buena que no le será quitada". (Lc 10,41,42)

La parte buena es estar con Jesús en el Santísimo Sacramento. El mejor tiempo invertido en la tierra, querido amigo, es el tiempo que pasas junto a tu mejor amigo: Jesús en el Santísimo Sacramento. Y es la forma más segura de dar mucho fruto apostólico. 

Fraternalmente tuyo en su Amor Eucarístico

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