Llama fuertemente la
atención que tanto la predicación como la actuación de Jesús tenga
una referencia constante: el tiempo que dedica a los enfermos. El evangelio de Marcos es un claro ejemplo de ello desde su
inicio cuando atractivamente nos presenta una jornada de Jesús. Primero ha elegido a sus primeros
discípulos y ya los hace testimonios de la misión prioritaria que deberán
llevar a cabo. Está muy claro a qué y a quién Jesús dedica
su tiempo haciendo de él un buen uso en bien de los demás, especialmente de los
más pobres.
El marco de la enfermedad del
cuerpo y de espíritu es por lo que Jesús muestra
una atención preferente. Son los enfermos quienes
reciben la primera atención y el encuentro sanador de Jesús con
ellos constituye la buena y nueva noticia. La clave de lectura de lo que
sucede, sin embargo, es la confianza con la que se acercan a él pidiendo salud.
Y no sólo eso, Jesús se avanza a hacer la pregunta:
«¿Quieres curarte?» y lo da por cumplido cuando dice: «¡Tu fe te ha salvado!»
La sanación comprende muchos aspectos que sólo una persona que vive la bienaventuranza de la limpieza de corazón puede
entender.
En el encuentro con Jesús se experimenta realmente que quien cree
jamás está solo y que el secreto está en la evidencia de encontrarse con
Alguien que le ama. Este amor preferente de Jesús marca su fama entre la gente y es el
atractivo que se contagia. He aquí el motivo por el que la misión que nos ha
encomendado a sus seguidores pide asumir también sus mismas preferencias. ¿Cuál
es nuestra respuesta al reto de tantas personas que en este momento sufren
enfermedad, están solas, angustiadas, deprimidas y reclaman nuestra atención?
El acompañamiento de
los enfermos espontáneamente como compromiso
individual o de forma organizada desde las instancias eclesiales es hoy más que
nunca una prioridad pastoral perenne que toca la fibra más delicada del tiempo
que dedicamos a las personas, más aún cuando es Jesús mismo quien se identifica con ellos y
dice «estaba enfermo y me visitaste».
Esta interpelación cuestiona a menudo el uso que hacemos de nuestro tiempo, sobre todo cuando, junto con la oración, debemos de organizarlo cada día más según las preferencias de Jesús.
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona
Obispo auxiliar de Barcelona
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