martes, 13 de marzo de 2012

MONS. SEBASTIÁN TALTAVULL ANGLADA: JESÚS CON LOS ENERMOS



Jesús con los enfermos

Llama fuertemente la atención que tanto la predicación como la actuación de Jesús tenga una referencia constante: el tiempo que dedica a los enfermos. El evangelio de Marcos es un claro ejemplo de ello desde su inicio cuando atractivamente nos presenta una jornada de Jesús. Primero ha elegido a sus primeros discípulos y ya los hace testimonios de la misión prioritaria que deberán llevar a cabo. Está muy claro a qué y a quién Jesús dedica su tiempo haciendo de él un buen uso en bien de los demás, especialmente de los más pobres.

El marco de la enfermedad del cuerpo y de espíritu es por lo que Jesús muestra una atención preferente. Son los enfermos quienes reciben la primera atención y el encuentro sanador de Jesús con ellos constituye la buena y nueva noticia. La clave de lectura de lo que sucede, sin embargo, es la confianza con la que se acercan a él pidiendo salud. Y no sólo eso, Jesús se avanza a hacer la pregunta: «¿Quieres curarte?» y lo da por cumplido cuando dice: «¡Tu fe te ha salvado!» La sanación comprende muchos aspectos que sólo una persona que vive la bienaventuranza de la limpieza de corazón puede entender.

En el encuentro con Jesús se experimenta realmente que quien cree jamás está solo y que el secreto está en la evidencia de encontrarse con Alguien que le ama. Este amor preferente de Jesús marca su fama entre la gente y es el atractivo que se contagia. He aquí el motivo por el que la misión que nos ha encomendado a sus seguidores pide asumir también sus mismas preferencias. ¿Cuál es nuestra respuesta al reto de tantas personas que en este momento sufren enfermedad, están solas, angustiadas, deprimidas y reclaman nuestra atención?

El acompañamiento de los enfermos espontáneamente como compromiso individual o de forma organizada desde las instancias eclesiales es hoy más que nunca una prioridad pastoral perenne que toca la fibra más delicada del tiempo que dedicamos a las personas, más aún cuando es Jesús mismo quien se identifica con ellos y dice «estaba enfermo y me visitaste». 


Esta interpelación cuestiona a menudo el uso que hacemos de nuestro tiempo, sobre todo cuando, junto con la oración, debemos de organizarlo cada día más según las preferencias de Jesús.

Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona

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