lunes, 13 de noviembre de 2017

PADRE HORACIO BOJORGE: VIRTUDES HUMANAS, TEOLOGALES Y DONES DEL ESPÍRITU SANTO


Querido Padre:
Quiero saber si las Virtudes Teologales son los dones del Espíritu Santo. Y también se habla de las virtudes Humanas, serían las mismas?
De algún modo siento  que todo lo bueno del hombre proviene de DIOS Entonces ¿al hablar de las virtudes humanas estamos hablando de lo mismo que las teologales? ¿Cuál es la diferencia?
Perdone Padre por ser tan curiosa Le pido rece por mi familia. El demonio también la ha visitado, pero hoy puedo decir que estamos en buen camino. Mi esposo ya se está preparando por voluntad propia para los sacramentos. Eso es un logro de nuestro Señor. Nos casamos muy jóvenes y fuimos Padres a los 18 años. Llevamos ya 19 años de casados y no ha sido fácil, muchas veces escuchamos  juntos su serie sobre el Demonio de la acedia y a él le gusta mucho. Ore por él, desde ya se lo agradezco.
Que toda la Gracia y la Paz de nuestro SEÑOR le acompañe. Nelly.
 
Querida hija en el Señor:
Usted debería tener en su casa y leer el Catecismo de la Iglesia católica para conocer su fe. Allí encontraría la respuesta a todas su preguntas. No tengo que perdonarle su “curiosidad” por las cosas de Dios, porque es una curiosidad buena, un impulso de Dios, que la llama.
Por eso tómese el tiempo de estudiar el catecismo porque vale la pena. La ignorancia no paga. Y no es éste el modo como podrá salir de ella y satisfacer todas las preguntas que Dios le pone en el alma. Yo no podré sacarla de la ignorancia. No podré ser su maestro particular en la fe. No por falta de amor ni de ganas, sino por imposibilidad de tiempo. Y porque la voluntad de Dios para mí es otra. Pero ahí va, con todo amor, algo breve en respuesta a su pregunta
Virtud: viene del latín Virtus que quiere decir "Poder" y se aplica a la fuerza física,  pero también a la fuerza moral o espiritual para obrar el bien moral o espiritual, para hacer el bien, para portarse bien.
En cuanto la palabra Virtud referida a la fuerza física ayuda considerar que nuestra palabra "varón" viene del latín Vir, que es de la misma raíz de la palabra virtus, e indica la fuerza del varón para trabajar bien y pelear bien en la guerra. Virtud es, pues, la capacidad, el poder de hacer el bien.

Aunque todo lo bueno que hay en nosotros nos viene de Dios, las virtudes humanas se diferencian de las teologales y no son lo mismo. Una diferencia importante está en que las humanas, las desarrollamos ejercitando lo que hemos recibido de Dios Creador y por creación. En cambio, las virtudes teologales no nos vienen por el solo hecho de ser creaturas, sino que es algo que Dios añade a su obra creadora como un puro regalo sobreañadido que nos permite conocerlo por encima de lo que nuestras capacidades creadas lograrían.

Las virtudes teologales no son naturales sino sobre-naturales, agregadas. “A Dios nadie lo vio jamás” (Juan 1, 18). Por virtud humana nadie puede conocerlo si Dios no se le muestra. La razón humana que no reconoce sus límites es irracional.

Pero “el Hijo único que existe vuelto hacia el pecho del Padre nos lo dio a conocer” (Juan 1,18) y “a los que creen en  su nombre les dio el poder (la virtud) de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1, 12-13).

Por este nuevo nacimiento, por esta re-generación obtenemos nuevas capacidades en la inteligencia y la voluntad, para conocer y amar al Padre como hijos, a Hijo Jesucristo como discípulos y hermanitos pequeños, y eso en el Espíritu santo, Vida que recibimos del Padre a través del Hijo. Y esta nueva vida nos permite conocerlos por la fe, desearlos por la esperanza, amarlos por la caridad. Esas virtudes no son “humanas” sino sobre-humanas. No vienen por la creación sino por la revelación histórica de Dios en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Revelación que llevó a su perfección Jesucristo, el Hijo, el Verbo, la Palabra de Dios encarnada en el seno de María Virgen.

A la luz de lo que llevo dicho podemos concluir que:
Las virtudes humanas son aquellos hábitos buenos y destrezas laborales, relacionales, etc que aprendemos y adquirimos por educación y cultura y nos capacitan para obrar el bien en el orden profesional, social, en la familia, con los seres que nos rodean, con los vecinos etc. Estas se pueden llamar también virtudes que perfeccionan nuestro ser humano, nuestra naturaleza humana, que sin educación, sin cultura, sin sacrificios, se quedaría muy imperfecta e incapaz de realizar muchos bienes. En todas las culturas humanas, musulmanes, hindúes, chinos, japoneses, esquimales, etc. hay virtudes “humanas” (y también vicios!!!)

Así, la estudiosidad es una virtud que nos impulsa a estudiar lo que no sabemos y nos anima a emprenderlo,

Las virtudes teologales se diferencias de las anteriores por dos motivos: por su objeto y por su origen en el alma. Por su objeto, ellas se refieren a Dios y por su origen, ellas son infundidas por Dios como una capacidad que está por encima de nuestra naturaleza creada. Nuestra naturaleza humana no basta para creer (fe), amar a Dios (Caridad) y desear los bienes espirituales como es la vida eterna, el abrazo eterno del Padre (esperanza).

Esta es la diferencia entre virtudes humanas y virtudes teologales. Las humanas, son adquiribles y adquiridas y se refieren a todo lo terreno y creado. La teologales no se pueden adquirir, si no se reciben de Dios. Y a eso se le llama "infusión".

Fe, esperanza y Caridad son virtudes "infusas", infundidas, es decir "derramadas" por Dios en el alma.

Si Usted cree en el evangelio no es porque se lo enseñaron sino porque cuando le hablaron de Dios, Dios le infundió la fe. (La fe viene por el oído, dice san Pablo).

Ahora respondo a su segunda pregunta:
La diferencia entre las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo es como sigue:
Los tres poderes o virtudes teologales que derrama Dios en el alma de sus hijos, llevan anexos siete "instintos" espiritual (no animales) para obrar el bien en el orden de nuestras relaciones con las tres divinas personas y por ellas con todo lo demás, y que nos permiten actuar espontáneamente, sin vacilar ni necesidad de pensarlo.

De la misma manera que el patito sale del huevo y es capaz de nadar, porque tiene el don natural de nadar, de manera semejante, el nacido de Dios, trae los siete dones para obrar como por instinto en su relación con Dios, con Jesucristo. ¿Por qué creí cuando me anunciaron las verdades de la fe? Porque tenía la virtud de la fe y el don de sabiduría e inteligencia por la fe infundida en mi alma.
La fe es la capacidad, el don es el modo como opera la capacidad, sin necesidad de reflexión y ni pensamientos previos, como el patito se echa al agua.

Para más claridad: Los dones del Espiritu Santo acompañan a las virtudes de fe y esperanza y caridad.

Cuando tú amas a alguien (en este caso a Dios) lo respetas y temes ofenderlo, quieres complacerlo y hacer su voluntad y sus gustos. Este es el don de TEMOR DE DIOS. Jesús en el Huerto dice: “Si es posible… pero no mi voluntad sino la tuya” porque quiere agradar al Padre, quiere hacer a toda costa la voluntad del Padre, no soportaría desobedecele.

Cuando tú amas a alguien intuyes inmediatamente lo que le agrada y lo que quiere que hagas. Esto en relación  con Dios es el don de CONSEJO. Jesús sabe en cada momento lo que su Padre quiere en cada momento de su vida y en el Huerto sabe que ahora no debe huir de la Cruz, como lo hizo otras veces

Cuando amas a alguien tienes una relación afectuosa, tierna, confiada (de hija con Dios Padre, de Esposa con Jesucristo) y este es el Don de PIEDAD. Jesús en el Huerto invoca a Dios con amor de Hijo: “Padre!!!”

Cuando tú amas a alguien (y en este caso a Dios) eres capaz de hacer grandes cosas y sufrir grandes cosas por amor a él, porque el gozo de amado te hace fuerte, te da ánimo grande y valentía, y también paciencia para sufrir y esto es el don de FORTALEZA.

Siguen tres dones del Espíritu Santo que pertenecen al conocimiento, es decir más bien a la fe, pero conectada con la caridad, es decir la fe del que ama a Dios: y son Sabiduría, Inteligencia y Ciencia.

Si el conocimiento del bien de Dios inflama el amor a Dios, a su vez el amor a Dios busca conocerlo porque su conocimiento es sabroso y realimenta el amor y ese es el  Don de SABIDURÍA con el que la Caridad enriquece a la fe.

Y conociendo a Dios, uno ENTIENDE ahora las cosas divinas de una manera nueva, lee las Escrituras con otra inteligencia, no la que viene del estudio de muchos libros, sino la que le comunica el don de ENTENDIMIENTO, o INTELIGENCIA infuso.

Y por fin, conociendo y amando a Dios, también uno conoce todas las cosas de otra manera (como le pasa al que se enamora) y ese es el don de CIENCIA.

Los dones no son por lo tanto lo mismo que las virtudes teologales sino lo que las virtudes teologales traen consigo. Son como instintos sobrenaturales para nuestra religación con Dios, con la Santísima Trinidad y entre nosotros y los demás y con el mundo y la creación entera.

Espero haberle explicado en forma entendible.
Bendiciones, hija del alma, que el Señor la colme de sus dones.
Pero si buscas a Dios, estudiar el catecismo se te hará cautivante y a la vez suave.
Horacio Bojorge

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