miércoles, 19 de marzo de 2014

ROMANO GUARDINI: DIOS SABE ESPERAR SIEMPRE (1)


Las palabras  son reflejos de vivencias

El lenguaje de los hombres dispone de palabras profundas para definir el ser de las cosas y las interrelaciones de la vida. Ellas reflejan no sólo ideas sino que expresan experiencias. No abarcan exclusivamente cosas objetivas sino acontecimientos vividos. En esta multitud de palabras hay algunas particularmente profundas y son las que refieren los nombres de Dios.

Los nombres de Dios, en parte, los ha revelado Él mismo. Algunos escritos bíblicos nos dicen quién es Dios y cómo debemos llamarlo. Otros nombres nos vienen de las revelaciones sobre el hombre, pues el ser humano está radicado en Dios y es más humano cuanto está más unido a Dios. Por eso los hombres de Dios son, a la vez, revelaciones sobre el hombre.

La experiencia del " Dios ve"

Cuando los hombres bíblicos llaman a Dios " el que ve",lo hacen iluminados por la presencia de Dios y con la sensación de encontrarse bajo su mirada. Han sentido que esta mirada les atravesaba el ser y los veía como si fueran libros abiertos. Conocían al Dios a cuya mirada no se pueden levantar muros. Tomaron conciencia de que el hombre está bajo la mirada de Dios como quien está ante la luz. Comprobaron que la mirada de Dios juzga y construye a la vez y, es, a la vez,temor y salvación.

Hemos hablado antes de la narración del Génesis al referirnos al momento en que Abrahán recibió el alivio de su corazón cuando Dios le devolvió a su hijo, al que iba a inmolar sobre el altar, con la  frase: "Dios ve". El salmo 138 nos habla del consuelo infinito que recibe el que reza pensando que la presencia de Dios lo penetra por dondequiera él vaya. Dios es el " que ve" y sus ojos están puestos en el hombre.

La providencia de Dios

Otros nombres de Dios han nacido del corazón humano, aunque haya sido Dios mismo quien se los haya enseñado, enriqueciéndolos con este don. Nos vamos a referir a uno de estos nombres, que producen en el ser humano una experiencia interior profunda, cuando lo siente. Se trata de Dios como el "Señor de la paciencia".

Tras la paciencia de Dios se esconde un misterio grande. Qué es la paciencia de Dios? Primero tendremos que saber con quien Dios se muestra paciente. Ahondamos en el misterio de Dios por etapas sucesivas diciendo que tiene paciencia con la creación, con los hombres que hacen parte de la creación, conmigo, que me encuentro entre los hombres.

Dios es paciente con la creación

Dios al crear el mundo no lo hizo tan perfecto como nosotros construimos hoy una máquina. Una máquina permanece así como la hemos hecho quedando pendiente sólo su funcionamiento. Dios, en cambio, quiso que el mundo no llegara a la perfección después de que hubiesen pasado períodos de tiempo infinitamente largos. Su paciencia es la fuerza con que abarca y penetra todo este tiempo que nos parece inconmensurable y que va conduciendo al mundo hacia su perfección.

Dios crea el tiempo

En nuestra niñez recibimos de nuestra madre como regalo una maseta con plantas de flores. Cuando las flores estaban a punto de abrirse, no tuvimos la paciencia de esperar a que se abriesen del todo. Queríamos ayudar a acelerar el proceso apretando los botones y arrancándole los sépalos. Pero aparecieron manchas oscuras en los botones que los marchitaron y las futuras flores murieron. De la misma manera procede el hombre. Su vida corre veloz y pasa. Él no tiene tiempo y quiere que las cosas marchen con rapidez.

Pero Dios sí tiene tiempo,está más allá del tiempo, es eterno. La eternidad es la forma de existir de Dios. Él crea el tiempo. El tiempo es la forma de existir de la creación. Por eso Dios puede esperar hasta que se cumpla el tiempo de las cosas, el tiempo que él mismo les ha puesto como ley. El hombre lo quiere todo de una vez. Dios sabe que las cosas van llegando una detrás de otra y por eso deja que sigan tranquilamente y con libertad su progreso..

Pregunta a un científico que te diga la e das de las montañas o el tiempo que ha necesitado el basalto, desde que salió como masa incandescente del interior de la tierra, para formar las sierras y montañas del mundo. Los científicos sabrán decirte cuantos miles de años ha necesitado la vida para desarrollarse, evolucionando de muchas formas. Dios lo abarca todo en la silenciosa calma de su eternidad. Dios tiene paciencia.

Dios ha creado el mundo de tal forma, que las cosas existan, una por una y a su debido tiempo, y no todas a la vez, para que aparezcan en el momento justo, cuando se cumplan todas las condiciones de existencia,y no caprichosamente, de tal modo que cada uno ocupe su lugar en el conjunto de la creación, sin tener al mismo tiempo dos lugares.

La impaciencia del hombre estropea las cosas

La sabiduría consiste en saber el tiempo de cada cosa. Muchos hombres no lo aprenden nunca y otros lo aprenden sólo en la vejez. De modo perfecto casi nadie lo aprende, por una simple razón: el hombre vive en continuo estado de desorden que nace de la impaciencia .

Quiere que las cosas se hagan exactamente a su medida y de este modo las estropea. Siente, por ejemplo, ganas de leer un libro. Lo compra, lo hojea y lee unas cuantas páginas y, al estar impreparado para su lectura, el libro le resulta inútil o hasta lo puede perjudicar. Le puede ocurrir tener un pensamiento que comprende, pero el desorden está en querer y pretender que otros lo comprendan. El no mira que los demás no tienen la preparación para entender su pensamiento y que pueden perturbarlos e inducirlos a error.

El hombre empuja a otros a que hagan algo, sin dejarlos madurar su proyecto y sin prepararlos convenientemente para que elaboren sus programas en forma clara y precisa sobre los objetivos a lograr: entonces cualquier tentativa de actividad resultará mediocre, poco sólida y de poca duración. La sabiduría y la paciencia son una misma cosa y el hombre no tiene ni la una ni la otra.

Dios es tan sencillo como la luz pero abarca en sí mismo todas las posibilidades. Él es el orden viviente de la sabiduría. Goza viendo cómo  las cosas tienen su propio tiempo y su propio lugar. Tiene la paciencia creadora que le permite desarrollar el sentido de las cosas hasta su total perfección.

El primer pecado frustró el desarrollo del hombre

En el mundo creado por Dios están los hombres a los que dotó de libertad. Esta libertad está en manos de un ser que puede equivocarse. Por esos hablamos de una libertad mala e insensata.

Esta insensatez de la libertad se dio cuando el hombre cometió  el pecado. Su primera falta fue la soberbia, la rebeldía y su impaciencia maliciosa. Quería ser como Dios. El hombre fue creado a imagen de Dios y su destino era participar de la naturaleza divina cuando hubiera cumplido la experiencia de hacer comunión con Dios. Entonces hubiera sido como Dios tras haber superado las pruebas que Dios le diera y lo hubiera llenado de su gracia. Pero, quiso ser como Dios inmediatamente por sus propias fuerzas, y con base en sus propios derechos. De esta manera perdió lo que era, fue degradado y se puso al nivel de los animales. Este es el pecado que hay en el mundo y que destruyó la obra de Dios.

Qué hubiera hecho el hombre si a él lo hubieran tratado con él trató a su creador? Pues habría procedido como los dioses que se había creado según su corazón: habría destruido al pecador y lo habría dejado morir.

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