El Santo Padre, Benedicto XVI, en este mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús nos invita a practicar la oración de ofrecimiento de la jornada que realizamos por las mañanas. La Iglesia como Pueblo sacerdotal, y sus miembros unidos a Cristo por el Santo Bautismo, como sarmientos a la vid, están llamados a ejercer este oficio propio del sacerdocio bautismal.
En el ritual de Bautismos, antes de la unción con el santo Crisma rezamos: “El Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te unja con este crisma de la salvación, para que permanezcas unido a Cristo sacerdote, profeta y rey hasta la vida eterna…”
Somos miembros de un pueblo sacerdotal, y podemos transformar en ofrendas las realidades cotidianas de nuestra vida. El creyente puede ofrecer, porque tiene la capacidad de volver las realidades de su vida, ofrendas agradables a Dios. Éste acción de elevación de las realidades que vivimos a diario, vincula nuestra ofrenda a la mesa del altar.
ORACIÓN
Al comenzar este día Señor, te ofrezco las realidades que tendré que vivir. Aunque las desconozco, sé que puedo con tu gracia animarme a ofrecértelas. Ayúdame a permanecer en tu Amor, sirviéndote con sencillez de corazón.
Que pueda con mi trabajo, en la vida familiar y por los caminos que tenga que recorrer vivir con fe, esperanza y caridad. Sagrado Corazón de Jesús me encomiendo a ti, ofreciéndote este día, para glorificar tu Santo Nombre.
Amén…
En el ritual de Bautismos, antes de la unción con el santo Crisma rezamos: “El Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te unja con este crisma de la salvación, para que permanezcas unido a Cristo sacerdote, profeta y rey hasta la vida eterna…”
Somos miembros de un pueblo sacerdotal, y podemos transformar en ofrendas las realidades cotidianas de nuestra vida. El creyente puede ofrecer, porque tiene la capacidad de volver las realidades de su vida, ofrendas agradables a Dios. Éste acción de elevación de las realidades que vivimos a diario, vincula nuestra ofrenda a la mesa del altar.
ORACIÓN
Al comenzar este día Señor, te ofrezco las realidades que tendré que vivir. Aunque las desconozco, sé que puedo con tu gracia animarme a ofrecértelas. Ayúdame a permanecer en tu Amor, sirviéndote con sencillez de corazón.
Que pueda con mi trabajo, en la vida familiar y por los caminos que tenga que recorrer vivir con fe, esperanza y caridad. Sagrado Corazón de Jesús me encomiendo a ti, ofreciéndote este día, para glorificar tu Santo Nombre.
Amén…
No hay comentarios:
Publicar un comentario