"Cuando nuestra oración no es escuchada es porque pedimos aut mali, aut male, aut mala.
Mali, porque somos malos y no estamos bien dispuestos para la petición. Male, porque pedimos mal, con poca fe o sin perseverancia, o con poca humildad. Mala, porque pedimos cosas malas, o van a resultar, por alguna razón, no convenientes para nosotros".
La ciudad de Dios, 20, 22.
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