viernes, 14 de diciembre de 2012

DIÁCONO JORGE NOVOA: CON QUIÉN COMPARARÉ A ESTA GENERACIÓN?

 «¿Pero, con quién compararé a esta generación?Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:
“Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado.”
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene.”
Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.»

El juicio negativo contra el rechazo de la generación que vivió en tiempos de Cristo, es concluyente, el texto continuará con una maldición del Señor contra las ciudades en donde se realizaron la mayoría de los milagros ( Mt 11, 20-21).

Aquí se invocan dos presencias, que dieron testimonio de la verdad, Juan  Bautista y Jesús, aunque por caminos diversos, llevaban el único mensaje.Como anota san Juan Crisóstomo:  "Juan y yo hemos venido por caminos diferentes y hemos hecho lo mismo, del mismo modo que unos cazadores que para caer sobre un solo animal lo persiguieran por caminos diferentes".


Vino Juan con  austeridad, comía langostas y miel silvestre, anunciaba el inminente juicio de Dios y vivía en el desierto, convocando a los hombres a cambiar de vida,y  bautizándolos en el Jordán. Su voz templada en el desierto irrumpía en los corazones empecatados llamándolos a la conversión. Luego llegó el Señor, que vivía en medio de ellos, salió a buscar a los pecadores como un pastor busca a las ovejas perdidas, les habló en el monte sobre la verdadera felicidad, anunciándoles las bienaventuranzas, y manifestó la voluntad del Padre en palabras y obras. Su Palabra cálida y amable derretía el hielo de los corazones  templándolos en el fuego del Espíritu divino. Obraba poderosamente con una autoridad absolutamente desconocida, sus milagros atestiguaban su origen divino.

Uno por austero y el otro por amable. Pregunta san Jerónimo :"Si os agrada el ayuno, ¿por qué os desagradó Juan? Si os agrada la vida ordinaria, ¿por qué os desagradó el Hijo del hombre? ¿Por qué decís que el uno tiene el demonio y el otro es comilón y borracho?". Ni el mensaje de penitencia, y conversión de Juan, ni el anuncio gozoso del perdón y la misericordia del Señor, fue aceptado por esa generación. Ambos al servicio de la Salvación, uno anunciándola, el otro realizándola, uno siendo " la voz, el otro la Palabra".  Rechazaron al amigo del novio por austero, y al novio por amable, no reconocieron al precursor ni tampoco al Mesías.

La pregunta inicial se mantiene con todo vigor, ¿ con qué compararé a esta generación?No hablo de la de los tiempos de Jesús, sino la nuestra, con qué la comparará? Ha pasado mucha agua bajo el puente, pero el juicio parece mantenerse sin demasiados cambios. Incluso me pregunto, hoy les interesa el juicio de Jesús?

La situación resulta compleja, porque la indiferencia religiosa se ha extendido considerablemente. El padre Bojorge estudiando el fenómeno, desde mi punto de vista, aplicable a  Europa y algunas capitales Latinoamericanas, sobre todo las que presentan un alto índice de secularización, indica algunas pistas, para enfrentar la situación. Expongo  las conclusiones, es recomendable leer todo el trabajo titulado: "Es indiferente el indiferente".

1) El Nuevo Testamento ofrece un sistema de coordenadas para situar el fenómeno de la indiferencia religiosa, el desinterés por Cristo, en las múltiples formas de que puede revestirse, como una situa­ción significativa desde el punto de vista espiritual, o sea desde el punto de vista de su calificación como espíritu impuro, no santo, opuesto al Espíritu Santo, del cual es propio obrar la fe y el amor a Cristo.

2) Este espíritu es el primero que, según Marcos, le sale al paso a Jesús en su vida pública, manifestándose como adverso. Presumi­blemente es también el primero que saldrá al paso de sus discípulos.

3) Jesús nos enseñó con su ejemplo, a reconocer este espíritu como distinto de] hombre en el cual se encuentra y a través del cual se expresa. Pero además dio a sus discípulos instrucciones acerca de lo que debían hacer ante la indiferencia que no recibe a los enviados. Rechazo y acogida deben ser los indicios orientadores del agente evangelizador.

4) El espíritu de indiferencia es, paradójicamente, un espíritu que agi­ta al hombre apenas se confronta con Jesús. Esta es una primera mentira: finge indiferencia y es agitación. La causa de esta agita­ción parece ser el miedo a Cristo, considerado por lo tanto como alguien malo. Las formas que va adoptando posteriormente la opo­sición a Cristo parecen estar ya larvadas desde el comienzo en este espíritu de indiferencia inicial.

5) El espíritu de indiferencia, finge ser lo que no es, no sólo cualitati­va sino también cuantitativamente. Esta es una segunda forma de su mentira. Dice ser muchos cuando es uno y finge ser uno cuando son muchos. Unas veces se arroga una falsa representatividad. Otras veces esconde sus solidaridades de facción.

6) Aunque el espíritu impuro puede imprimir su influjo en el alma y el cuerpo del hombre, su esfera propia es la del espíritu, o sea la misma en que se decide la actitud religiosa frente al Dios que se revela en Cristo. No hay que pensar ni imaginar que este espíritu se encuentre sólo en casos excepcionales, en los que pudiera re­conocerse o sospecharse a través de los signos llamativos, lo que se entiende comúnmente por "posesión diabólica". Su realidad y su apariencia son mucho más modestas. Es lícito señalar su presencia dondequiera se encuentran actitudes de desinterés o indiferencia respecto de Cristo. Aún en personas totalmente normales, y en al­gunos aspectos hasta ejemplares.

Finalmente el texto apela a la sabiduría divina, manifestada en Juan y presente personalmente en Jesús, Él es personalmente la sabiduría divina, que manifestó  en palabras y obras la verdad. De estas obras han sido testigos los hombres, y las han rechazado. San Juan habla de lo que han visto  y oído,  y esa generación dice que ven al demonio y a un borracho, comilón...

Dios nos libre de esta ceguera que nos hace llamar bien al mal y mal al bien...


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