martes, 19 de febrero de 2019

DIÁCONO JORGE NOVOA: QUIÉN DICEN QUE SOY YO? (Mt 16, 13-23)

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta
pregunta a sus discípulos:
“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”
Ellos le respondieron:
“Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó:
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Simón Pedro tomóla palabra y le dijo:
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces:
“¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole:
“No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo:
“¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”


La escena narrada, que transcurre en Cesárea de Filipo, nos muestra al Señor, que realiza a sus discípulos las siguientes preguntas: 1)quién dice la gente que es el Hijo del hombre?2) y ustedes,¿quien dicen que soy yo?. La primera recoge lo que piensa la gente, y desde luego, lo  que escuchan sus discípulos, pero esto no basta, ahora la pregunta es para ellos.

Todo discípulo de Cristo, tarde o temprano, debe responder a esta pregunta: quién soy yo para ti?Un maestro, hombre ejemplar,revolucionario, mi maestro, el Señor, mi Dios. La respuesta nace de la relación que nos une a Él, de que modo lo llamas en la intimidad de tu oración?

Jesús recibe la confesión de fe de Pedro. Esto no nace en Pedro como el resultado de un razonamiento lógico,  no es alcanzable por la inteligencia  humana ,por más sublime que sea, es revelación del Padre. Solamente el Padre conoce el misterio del Hijo, y lo revela a quien quiere. El conocimiento eclesiástico del Señor es gracia de revelación del Padre, comunicada por el Espíritu Santo.  Es el Padre el que atrae a los hombres hacia Cristo. Esta acción del Espíritu Santo, también está presente en nuestra confesión sobre el misterio del Hijo.

La revelación del misterio del Hijo, es vínculo con Él y conocimiento para el hombre del designio de Dios para su vida. Pedro inspirado, ha manifestado por su confesión, la verdad que estaba  en Jesús oculta a los ojos de sus discípulos, ahora Jesús le da a conocer el designios de Dios para él. Cuando nos encontramos con Él y le reconocemos, confesándolo, Él nos revela el designio de Dios para nuestra vida, nos da a conocer lo que somos en el plan de Dios.

Simón ahora será Pedro, en la Escritura el cambio de nombre , se refiere a la misión, en este caso, "Kefa", roca, lugar sobre el que se edifica, la fe de Pedro es el lugar sobre el que se edifica la Iglesia. Este texto, recibe aún mayor claridad , si recordamos la promesa de Jesús: " yo rezaré por ti,  para que tu fe no desfallezca". La fe de Pedro está sostenida por la oración de Jesús, por ello, el Señor mismo le encomienda, custodiar la  fe y confirmar a los hermanos en ella.

La misión  encomendada,  conlleva una doble potestad,contra los poderes del infierno y el atar y desatar , simbolizado en las llaves. Jesús para la misión, sabe que es necesario un vínculo estrecho, que Él garantiza, entre el cielo y la tierra.

La segunda parte del texto, comienza con el anuncio escandalizante  del camino de padecimientos  que transitará el Mesías, va por el sendero del siervo  sufriente, profetizado por Isaías. El mismo Pedro, que acaba de confesar su fe en él, se revela contra  el anuncio de los sufrimientos de su Maestro. A Pedro lo escandaliza el camino elegido por el Padre y cumplido fielmente por el Hijo, y esto hace que se vuelva  instrumento del enemigo, intentando disuadir al Señor de cumplir la voluntad de su Padre. Permanecían en Él los vestigios de un Mesías triunfante.

Jesús lo reprende severamente, y revela al que se encuentra en el origen del planteamiento de Pedro, ciertamente que él no es Satanás, pero ha puesto en acción su plan al dar lugar en su corazón a la tentación del Maligno. Este es el pan del Maligno, apartar a Jesús del camino del sufrimiento expiatorio.

El sufrimiento escandaliza y muchas veces nos lleva a preguntarnos, dónde está Dios? Si Él existe no debe querer el  mal? Ciertamente, el mal no entró en el mundo por Dios, sino por libertad mal empleada del hombre, que abandonó a Dios por las criaturas. Lo que padecemos son las consecuencias de nuestras decisiones al abandonar a Dios, y de vivir como si Él no existiera. El mal permitido por Dios, es una oportunidad para unirnos a la cruz de Cristo, en ella, el bien ha vencido al mal definitivamente, nosotros aguardamos  a que la plenitud de esta promesa se realice en nosotros y toda la creación.

Crees en el Señor? Aceptas sus caminos, incluso cuando son misteriosos y transitan por senderos de sufrimiento?Quién es El para ti? O incluso más fuertemente expresado: quién soy yo para ti?

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