Jesús es la plenitud de la revelación, dirá san Juan, el que estaba en el seno del Padre nos lo vino a comunicar. Él nos introduce en los misterios del reino, por ser el portador de una revelación nunca antes accesible al hombre . Nos enseña del reino de los cielos mediante parábolas: la del grano de mostaza y la de la levadura.
Qué es el reino de los cielos? Por qué no utiliza Mateo la expresión, reino de Dios? Es conocido este "circunloquio"utilizado por san Mateo, con el quiere dar como un rodeo para evitar algo. Qué quiere evitar con esta expresión? En el judaísmo , y de allí que Mateo lo asuma y proponga, se evita mencionar el nombre de Dios. Tenemos en la Antigua Alianza expresiones de esta soberanía de Dios, inicialmente la forma " Yahvéh malak" ( Yahvéh reina) y más tarde "malkut Yavéh" (reino de Yahvéh). Reino de los cielos traduce "malkut shamaim", utilizado en el judaísmo tardío, para evitar la pronunciación del sagrado nombre de Yahvéh. El israelita reverencia el nombre de Dios de este modo, no pronunciándolo.
Las dos parábolas refieren a una realidad oculta, aunque presente y operante. Tanto el grano de mostaza como la levadura, inicialmente tienen una actuación invisible, silenciosa y un desarrollo sorprendente. Hay planteada una cierta desproporción , entre lo que es inicialmente y su final, o tal vez sea mejor llamarla una "proporción divina".
El reino de los cielos, hace su irrupción con la llegada de Jesús, se acerca a los hombres, es más, pone su morada entre los hombres. En la enseñanza planteada por Jesús, esta realidad aparentemente insuficiente , una semilla muy pequeña o un poco de levadura, darán lugar a un árbol grande que cobijará a los pájaros del cielo, o fermentará la masa.
Podríamos detenernos en esta capacidad de las dos p, un poco (harina) y una pequeña ( semilla), el reino en apariencia es poco y pequeño, trabaja sin grandes campañas publicitarias, se abre camino entre los pobres que no tienen grandes influencias. Nosotros estamos al servicio de esta acción de Dios, para ello, debemos reconocer su presencia silenciosa y acompañar su dinamismo vital.
El reino es un don del Padre, que debemos pedir, como nos lo enseña el Señor: "venga a nosotros tu reino". Y acoger con la sencillez y humildad de María, que reconoce al Poderosos y sus grandes obras.
Si Dios es amor, y quiere establecer su reinado en cada corazón, familia, sociedad y nación, no debemos anteponer nuestros intereses a los de Dios, de hacerlo, se prescinde del verdadero rey y nos termina gobernando algún tirano. Pidamos ojos capaces para reconocer los dinamismo del amor que tiene el reino y su capacidad de transformación de cada corazón, familia y sociedad.
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