viernes, 23 de agosto de 2013

HANS URS VON BALTHASAR: VIGÉSIMO PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

"De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas".La profecía del final final del libro de Isaías (primera lectura) dice al pueblo de Israel con toda claridad que Dios llamará también a hombres de paises lejanos, que nunca oyeron su fama, y que entre ellos escogerá a algunos como sacerdotes y servidores particulares. para Israel es una tarea sumamente dificil saberse el pueblo elegido y a la vez tener que relativizarse hasta el punto de tener que admitir esto: la misma elección afectará a otros cuando llegue el momento, un momento que solo Dios conoce. Estos otros, que en general eran considerados por Israél como enemigos de Dios, son ahora llamados por Dios "vuestros hermanos". Los sacrificios que ellos ofrecerán en el templo del señor no están manchados ni carecen de valor (como los sacrificios paganos), pues traen ofrendas " en vacijas puras"¿Cómo se comportará israél con respecto a esta promesa?

"No sé quienes sois". El evangelio da respuesta a esta cuestión, pues se dirige ante todo a ese Israel que no quiere admitir la ampliación anunciada por el profeta.Que desconocidos de "Oriente y Occidente, del Norte y del Sur", vengan a sentarse a la mesa en el reino de Dios con los patriarcas de Israél, es algo tan insoportable para los interlocutores de Jesús que éstos, "con rechinar de dientes", pasan a convertirse en últimos, aunque eran los primeros, e incluso ya no se les permite entrar. Tienen que reconocer que se comportaron como auténticos "malvados" cuando se empecinaron en su presunta prerrogativa mientras comían y bebían con Jesús y éste enseñaba en sus plazas. Las duras palabras que oyen por boca de jesús son palabras de advertencia, de aviso, pero pueden provenir de su amor. Y aunque al final se les dice que serán los últimos, convienen no olvidar que este último puesto (como confirmana muchas profecías: Ez 16,63) es ciertamente el lugar de la verguenza, pero no el de la desesperación. hay una esperanza para todo Israel (Ro 11,26).
"El Señor reprende a los que ama". La segunda lectura, que habla de la reprensión de Dios, de la corrección que procede del amor, se dirige ciertamente primero a los cristianos.Estos deben sentirse igualmente interpelados por las advertencias del evangelio.Pues también ellos pueden, como los judíos, alaedear de su elección y de sus presuntas prerrogativas, y por eso precisamente pueden quedarse fuera y ser relegados al último puesto. Por ello han de recordar que no deben entender la corrección simplemente como en un castigo en su vida, sino como un necesario instrumento pedagógico que quiere conferir a su fe y a su vida relajadas un nuevo vigor cristiano. Pero también el Israel postcristiano debería recordar estas palabras a propósito de la corrección, que ya le fueon dichas en als Escrituras de la Antigua de la corrección, que ya le fueron dichas en la Escritura de la Antigua Alianza (Pr 3,11-12). Si es verdad que los dones y las llamadas de Dios son irrevocables (Ro 11,29), entonces la larga pasión de Israel no puede ser más que un acontecimiento histórico dentro de su elección.

No hay comentarios: