martes, 9 de junio de 2009

PBRO. MIGUEL BARRIOLA: "JESÚS DE NAZARET" DE RATZINGER

       FRUTO MADURO DE TODA UNA VIDA

Jesucristo, objeto de veneración y amor para siglos y siglos de mártires, santos y todo el pueblo cristiano, también “signo de contradicción” (Lc 2, 34) a lo largo de todas las edades, nunca ha dejado de interesar a los hombres, o bien para encontrar en ÉL orientación y entrega para la vida entera o considerarlo como aguafiestas de la historia y la existencia humana.  Que siempre haya despertado búsquedas y nuevas profundizaciones, habla a las claras de sus “insondables riquezas” (Ef 3, 8).

Pero, nadie está libre de proyectar su mundo en el de Jesús. Porque individual y socialmente, somos portadores de todo un bagaje de precomprensiones y juicios, que exigen un verdadero discernimiento, para no distorsionar en demasía el objeto de la indagación, adhesión o rechazo.

¿A la luz de qué criterios llevar a cabo tal dilucidación? Hubo una respuesta aprobada por Jesús mismo: “Tú eres el Cristo” (Mc 8, 29), profundizada poco a poco, con la luz del Espíritu: “Tú eres el Cristo, el Hijo del dios vivo”, según completa Mt 16, 16. Y el mismo Pedro, autor de la confesión céntrica del Evangelio proclamará, contra el abandono de otros muchos discípulos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68).

Ante el hervidero de interpretaciones sensacionalistas, que se han ido popularizando en los últimos años[1], es consolador encontrarnos, en este 2007, con la respuesta, precisamente del sucesor de Pedro, que, retomando la antigua confesión, la ofrece profundizada, viviente y dialogante con los problemas actuales.

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