El cardenal Korec es una de las mayores figuras de la Iglesia del Este. Entró siendo un muchacho en la Compañía de Jesús, en 1939, e inmediatamente se encontró en el ojo del ciclón desde 1944, cuando el Partido Comunista checoslovaco cerró todas las escuelas católicas y comenzó a eliminar sistemáticamente a la jerarquía y a arrestar a sacerdotes y religiosas. La situación se hizo tan agresiva que se llegó a cerrar en marzo de 1950 la nunciatura, es decir, la embajada de la Santa Sede en aquel país.
En otoño de aquel año, Korec, que tan sólo tenía 27 años, fue consagrado obispo en la clandestinidad. Oficialmente trabajaba como obrero en una industria de vidrio. Por la noche, a escondidas, ordenaba sacerdotes, celebraba la Eucaristía, celebraba los sacramentos. En 1961 fue arrestado y condenado a 12 años de cárcel, tras ser declarado «traidor de la Patria». Salió de la cárcel durante la primavera de Praga, en 1968, pero cuando los tanques rusos acabaron con el movimiento de liberación --en el mes de agosto-- tuvo que quitarse el distintivo sacerdotal y regresar a la fábrica.
En 1969, en el clima de apertura que promovió el Vaticano con el bloque comunista, monseñor Korec pudo viajar a Roma donde Pablo VI le regaló el anillo episcopal, la cruz pastoral de oro e incluso la mitra que había usado como arzobispo de Milán.
En 1974, los comunistas volvieron a arrestarlo. Tras su liberación, tuvo que regresar a trabajar como obrero hasta 1984. Juan Pablo II lo proclamó oficialmente obispo de Nitra en 1990 y, más tarde, cardenal, en el siguiente consistorio de 1991.
Este hombre, que ha sufrido en su piel el precio de la fidelidad al Evangelio irradia como testigo la Luz del Señor...
Más información en la Enciclopedia católica. http://ec.aciprensa.com/k/korec.htm
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