Hay otra condición que Tomás pone de relieve, unida a la racionalidad: la dimensión comunitaria de la conquista de la verdad. El hombre es un ser cultural, tanto como natural. Y la cultura es lo que el hombre añade a la naturaleza. La verdad nunca es una conquista solitaria. Es siempre poco lo que un hombre solo puede añadir al saber. Tomás conocía el lema de su maestro San Alberto, que invitaba a trabajar en grupo, en sociedad con los demás y había instaurado en la comunidad de Paris el trabajo por equipos. Su fórmula latina es deliciosa y se aplica a cualquier trabajo de investigación: in dulcedine societatis quaerere veritatem!!!
Tomás conoce muy bien las dos dimensiones del ser humano, la personal, y la social que implica la relación de alteridad. Hay dos modos de aprender en la vida humana, uno por invención y otro por tradición. La invención es de pocos, lo normal es entrar en los conocimientos que otros nos han comunicado. En sus tratados, con el método de la duda y la cuestión, se comienza por recoger los pareceres opuestos. No importa quien lo ha dicho sino lo que ha dicho. Lo que importa es la verdad, la cual tiene que vencer porque convence por su propio peso. Cayetano dirá que esta apertura de Tomás a todos los que han pensado una cuestión antes que él, sobre todo de los pensadores cristianos, le han dado el don de poseer el talento y el ingenio de todos ellos.
El dilema del que aprende es el de repetir o el de crear, comenzar de cero, como prefieren algunos modernos, o seguir la marcha de las ciencias. El saber cristiano no comienza de cero. Parte de una Revelación y se despliega en una Tradición. Tomás penetró en esa Tradición. Es el primero que usa las fuentes: en Filosofía incorpora a Aristóteles, en Teología es el primero que utiliza a los Padres Griegos y los primeros Concilios. Tiene gran avidez por descubrir fuentes nuevas. Prefiere el texto de las homilía del Crisóstomo sobre San mateo a la misma ciudad de Paris.
La herencia en Teología se hace Tradición, escuela. Tomás opta por el realismo de Aristóteles, por la teología de Agustín. Y en esa posición encuentra un campo suyo. Está con Aristóteles contra los aristotélicos averroístas, está con Agustín en contra de los agustinianos de su tiempo. Este amor a la Tradición hace que sea muy amigo de los libros., y que esté siempre aprendiendo de los demás. Es un paso atrás para poder dar un salto hacia delante.
La novedad de Tomás es sólida y no flor de un día, porque se apoya en la roca del pasado. En la sabiduría acontece como con el vino: es mejor cuanto es más antigua. En Tomás resuena una herencia de 30 siglos de pensamiento y de 11 siglos de Teología. Todo ello asimilado y propuesto para proceder a una investigación ulterior. Uno de los lema de su obra coincide con el de Salomón: “La sabiduría que he recibido sin ficción, la comunico sin envidia” (Sab 7,13).
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