martes, 12 de mayo de 2015

DIÁCONO JORGE NOVOA: LA PUERTA ESTRECHA...

Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» El les dijo:Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán...

Seguramente la pregunta que realiza en este texto uno de los discípulos, también la haríamos nosotros, pero agregaríamos nombres concretos de familiares o amigos, que sabemos están viviendo alejados. Se salvará mi hijo, mi esposo, esposa, madre, hermano?

La pregunta tiene su origen en la comprensión de dos realidades importantes, que por gracia de Dios comenzamos a captar, en primer lugar, el pecado, la vida alejados de Dios, en medio de desórdenes personales, familiares y laborales. Ahora vemos claramente los desórdenes producidos por el pecado, y también captamos lo trágicos que son para nosotros y nuestro entorno. En segundo lugar, sabemos que la realidad puede ser transformada por el encuentro con Cristo, redentor del hombre, médico de cuerpos y almas .

De esta doble comprensión nacen nuestras preguntas, sabemos que en el encuentro con Cristo está la posibilidad de la conversión, pero también  conocemos cuanto depende de la libertad humana que herida por el pecado muchas veces resiste a la gracia de Dios.

Jesús ha enseñado a sus discípulos el camino de la salvación, y estos perciben las exigencias del seguimiento, y una cierta imposibilidad de salvación para muchos. De allí la pregunta, son pocos los que se salvan? La respuesta de Jesús no se detiene en resolver este interrogante, sino en invitar a ponerse firmes en el camino de la salvación.

San Cirilo comenta este pasaje diciendo:"No parece que el Salvador satisface al que pregunta si son muchos los que se salvan, cuando dice cuál es el camino por donde cada uno puede justificarse. Pero debe advertirse que el Salvador no acostumbraba a responder a los que le preguntaban, según lo que pensaban, cuando lo hacían sobre cosas sin importancia, sino atendiendo a lo que pudiera ser útil a los que le escuchaban. ¿Qué podría importar a los que oían si eran muchos o pocos los que se salvaban? Más necesario era saber el modo por el cual podría salvarse cada uno. Así que por su bondad, o contestando a las preguntas vanas directamente, lo hace hablando de lo que es más necesario".

Veamos la respuesta. Hay inmediatamente una invitación, que disipa cualquier abandono que apriori se quiera dar," luchad",  san Gregorio resalta esta invitación del Señor: "porque si no se excita el fervor del alma, será imposible dominar las olas del mundo, que siempre hunden al alma en el abismo". La palabra de Jesús ya introduce en el camino de la salvación, y para ello necesita que el corazón del discípulo, se disponga valientemente para enfrentar los obstáculos que aparecerán.

Nos nos quedemos en la reflexión inactiva sobre la salvación, transitemos por el camino que conduce a la puerta estrecha, y ayudemos a otros a descubrirlo y transitarlo. Será para nosotros la aventura más apasionante que podamos vivir, si nos animamos a seguirle a Él.

Cuidado con los caminos excesivamente espaciosos y las puertas anchas, en donde todo vale, donde para cada cosa tortuosa hay una explicación que justifica cualquier comportamiento. Cuidado, cuando la ley de Dios es despreciada y pisoteada, y Cristo desechado o redefinido según me convenga, silenciando pasajes como el que hoy la Iglesia nos invita a meditar.

A nadie se le oculta la verdad," la puerta es estrecha... muchos pretenderán entrar y no podrán", el camino que conduce a ella es arduo, y exige de nuestra firme resolución. La gracia de Dios suavizará y fortalecerá nuestro corazón en las horas de cansancio y desánimo, y Su presencia cercana y la de su Madre, siempre nos animarán a seguir avanzando. El Señor que nos acompaña en el camino, nos aguarda en la meta, anímate a ir por el camino que conduce a la puerta estrecha..

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