viernes, 20 de septiembre de 2013

HANS URS VON BALTHASAR: XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)

"Compráis por dinero al pobre". En la primera lectura se aborda el tema del "Mamón injusto" que continúa en el evangelio- de una manera que toda la injusticia se sitúa no en el dinero mismo, sino en el uso que los opresores hacen de él. No se trata sólo de ciertas manipulaciones sin escrúpulos en la vida económica ("disminuís la medida, aumentáis el precio"), sino del fraude manifiesto ("usáis balanza con trampa"), y esto unido a una valoración del pobre como pura mercancía ("compráis al mísero por un par de sandalias").Todo esto es un atentado contra el mismo centro de la Alianza de Dios, que no sólo condena la mentira y el robo, sino que exige amar al prójimo como uno se ama a sí mismo. En el pensamiento del mundo de fuera de la alianza muchos de estos hábitos pueden ser considerados "normales" (aunque también en él los hombres de Estado se hayan preocupado siempre de promover la justicia para todos), y Jesús puede en el evangelio servirse de estos comportamientos normales, calificados de astutos, para su enseñanza.

"Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz" El administrador del evangelio, que ha derrochado los bienes de su rico señor y al que éste le pide cuentas de su gestión, elige la estafa como salida astuta a su comprometida situación.Para él ésa es la forma de salir del atolladero en el último momento. Su calculada astucia consiste en que, cuando se produzca el despido anunciado, espera encontrar acogida en casa de los deudores a los que ha perdonado parte de lo éstos debían a su amo. Cristo (el amo del vers. 5) no alaba la estafa, sino la astucia, que en el ámbito mundano (en los usos de la economía mundial) supera muy a menudo la astucia de los cristianos, incluso cuando se trata de su ser o no ser. Los cristianos deberían tomar alguna precaución para que en su día los "reciban en las moradas eternas", al menos dar limosna, repartir su dinero entre los necesitados, en vez de esperar como holgazanes a que llegue el juicio y se produzca el eventual despido.

Las últimas cuatro sentencias de Jesús sobre Mamón(versículos 10-13) exigen formalidad en las cuestiones monetarias también en la iglesia (el dinero confiado a la Iglesia para las buenas obras debe administrarse concienzudamente), y finalmente una clara decisión: Dios y el dinero son dos amos que no comparten su soberanía, por lo que nadie puede pretender servir a los dos a la vez.

"Dios quiere que todos los hombres se salven". La segunda lectura ensancha la perspectiva: la Iglesia debe orar también por el gran ámbito no-cristiano, pues Dios ha incluido también a ese ámbito en su plan de salvación. Ella no puede dedicarse a la política, a la economía,y a las cuestiones sociales, pero debe hacer todo lo que esté en su mano para que la igual dignidad de todos los hombres, proclamada inequívocamente por Cristo, sea reconocida en todos éstos ámbitos.Como el plan divino de salvación incluye a todos los hombres, la iglesia debe, más allá de su ámbito propio, preocuparse de toda la humanidad. Pablo se denomina aquí "maestro de los paganos": esto significa no sólo que pretende convertir a algunos de ellos a la fe, sino que quiere que las normas auténticamente humanas que resplandecen en la Nueva Alianza sean reconocidas también más allá de las fronteras de la Iglesia.

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