Para un cristiano ortodoxo, la Santísima Virgen María es la Madre de Dios y por lo tanto, se le debe veneración y honra. María, tiene un lugar privilegiado en la Iglesia Ortodoxa, pues creemos que ha llevado una vida de castidad y pureza, de tal manera que Dios la consideró digna de ser la mujer, en la cual se encarnó el Verbo de Dios. Y esta elección divina no se basó sobre la predestinación, sino sobre la plenitud de las virtudes que ella manifestaba. Dios miró su corazón invadido por la fe y la humildad; esto está claro en sus palabras: “...porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava.”(Lucas 1:47) Este texto no necesita ninguna interpretación, pues vemos, en la humildad de la Virgen, la máxima expresión de sus virtudes. María se humilló y Cristo descendió; ambas cosas, humildad y descenso, se unieron en la realización de la Encarnación Divina.
El largo proceso de purificación e iluminación de la raza judía, tan vivamente descrito en el Antiguo Testamento, alcanzó su culminación en la santísima Madre de Dios. En ella hallaron cumplimiento la fe y el heroísmo de muchas generaciones del pueblo elegido. Aceptó con humildad el reto de la Anunciación; durante la vida de su Hijo, permaneció en último término; y estuvo con los Apóstoles el día de Pentecostés, cuando el nuevo período de la historia de la humanidad comenzó con el advenimiento del Espíritu Santo.
Un teólogo ortodoxo escribe: “el alma de la piedad ortodoxa, es una calurosa veneración de la Virgen María, la Madre de Dios” Su nombre es constantemente invocado en las oraciones litúrgicas comunitarias y personales, porque se la ama no solamente como la madre de Cristo, sino también como la madre de toda la humanidad, pues abraza en su caridad a toda la familia humana, de la que su Hijo es el único Redentor.
La función de María en la Encarnación es doble. Por un lado, ella asegura la continuidad de la raza humana. Su Hijo es Hijo de David, Hijo de Abraham y de todos los padres progenitores. Por otro lado, Él exhibió una nueva fuente de generación. El fue el nuevo Adán.
La Encarnación está estrechamente ligada con dos conceptos ortodoxos acerca de la Virgen María: a) Su perpetua virginidad; b) Su denominación de Theotokos.
En el texto de San Lucas (1:26-37), se ve al arcángel Gabriel manifestándose a María. Ésta, maravillada por las palabras del ángel, comenzó a dialogar con él, hasta que finalmente ella misma acepta la propuesta divina diciendo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.” Libremente ella aceptó la voluntad de Dios, por lo tanto, en el divino misterio de la encarnación del Salvador, no fue un simple instrumento sin opinión. La voluntad divina fue transmitida por el ángel y la voluntad humana se pone de manifiesto en la respuesta de la Virgen.
No podemos negar la lucha de María por alcanzar y perfeccionar las virtudes. Tampoco podemos rechazar la idea de su libertad. Ella opinó y eligió a Dios. Allí encontramos el acuerdo divino-humano: Dios ofrece a la Virgen ser la Madre y ella acepta voluntariamente y con alegría.
El ángel aseguró a María que sería la madre del Hijo del Altísimo. Como creemos en la Santísima Trinidad, creemos que Jesucristo es Dios y el Unigénito Hijo de Dios el Padre. Por lo tanto, los cristianos Ortodoxos creemos y proclamamos que la Virgen María es la Madre de Dios. Hay grupos de cristianos que consideran que esto es un error, pero ¿por qué no podemos llamar a la Virgen, Madre de Dios?... San Mateo, haciendo referencia a una profecía de Isaías, dice: “ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros.” (Mateo 1:23) Entonces Emmanuel es Dios. Por otro lado el ángel le dice a José: “Dará (la virgen) a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”(Mateo 1:21) La palabra Jesús es en hebreo Yehosu’a, que significa Yahveh salva (o el Señor salva) Entonces Jesús es el Hijo del Padre, el Hijo del Altísimo, Emmanuel, Yahveh el Señor. Y en consecuencia, la Virgen María es la madre del Hijo de Dios, la madre del Hijo del Altísimo, la madre de Emmanuel, la Madre de Yahveh, en definitiva la Madre de Dios.
Pero algunos dicen que María dio a luz la naturaleza humana de Jesús y no la divina. Eso es cierto. Entonces, ¿por qué la llamamos Madre de Dios? ...La llamamos Madre de Dios, porque Jesús es una sola persona, a pesar de tener dos naturalezas. Ambas naturalezas están unidas sin confusión ni mezcla en la persona de Jesucristo. Si hablamos de nosotros, no decimos que nuestro padre y nuestra madre son los que engendraron mi cuerpo, sino todo mi ser. Así tampoco podemos dividir al Señor.
Cuando Jesús se dirige al Padre, no le dice: “Oh Padre de mi esencia” o “Oh Padre de mi naturaleza divina,” sino lo llama “Padre mío”. Todas las evidencias son claras, es por eso que para el cristiano ortodoxo, María es la verdadera Madre de Dios y a ella honramos y engrandecemos en cada Divina Liturgia, en cada oración y en todo momento nos encomendamos a sus intercesiones ante su Hijo, el Salvador y Redentor de nuestras almas.
Ella es el Paraíso místico, la Puerta infranqueable del Señor, el Puerto seguro, la Muralla y protección de los que buscan a Dios, la que intercede ante Cristo Dios por la salvación de nuestras almas, la Defensora infalible de los cristianos, la siempre bienaventurada, santísima, Purísima Madre de Dios.
La Virgen María en la Liturgia Ortodoxa
En la Liturgia Ortodoxa se venera a la Madre de Dios, se la recuerda, se menciona su nombre y se pide su intercesión.
Por las oraciones de la Madre de Dios, Salvador, sálvanos.
Conmemorando a la santísima, purísima, bendita y gloriosa Señora nuestra, la Madre de Dios y Siempre Virgen María…
Verdaderamente es justo el celebrarte, Madre de Dios, siempre bienaventurada y exenta de pecado, Madre de nuestro Dios. Eres más venerable que los querubines y más gloriosa que los serafines. Te magnificamos, pues diste a luz al Verbo Dios, sin dejar de ser virgen. Tu eres la verdadera Madre de Dios.
Celebraciones Litúrgicas Marianas en la Iglesia Ortodoxa
1) Anunciación (25 de marzo)
2) Dormición (15 de agosto)
3) Nacimiento de la Madre de Dios (8 de setiembre)
La fiesta del nacimiento de la Madre de Dios, probablemente tiene su origen en Jerusalén, a mediados del siglo V. Porque allí fue donde se mantuvo viva una tradición según la cual la casa natal de María se encontraba junto a la puerta de la Piscina Probática. San Juan Damasceno (675-749), en uno de su himnos dice: "Entonad vuestra alabanza, regocijaos y no tengáis miedo, porque en la santa Piscina Probática nos ha sido engendrada la Madre de Dios, por quien el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo le plugo ser engendrado" (Homilía sobre la Natividad de María, 6, PG 96, 661-670)
El porqué se escogió el mes de setiembre, puede ser porque si tomamos las palabras de san Juan Damasceno que dice: "Hoy es el comienzo de la salvación del mundo", y consideramos que el nacimiento de María es el comienzo histórico de la obra de redención, probablemente se ha querido situarlo a principios de dicho mes pues con él se daba inicio en el imperio bizantino al año civil y también al año eclesiástico.
San Andrés de Creta (+740) dirá: "La celebración de hoy es para nosotros el comienzo de todas las fiestas"(PG 97, 805)
Por qué el octavo día?... Porque el octavo día sucede a los seis días de la creación y al sábado. Es el día del Señor y anuncia el futuro de la vida eterna.
La fiesta del nacimiento de María se basa sobre un relato que aparece en un escrito apócrifo llamado Protoevangelio de Santiago que se remonta al siglo II. A él hacen referencia muchos de los Padres que escribieron acerca de la vida de la Madre de Dios, tales como Gregorio el taumaturgo, Atanasio de Alejandría, Gregorio de Nisa, Dionisio el Aeropagita, Máximo el confesor, entre otros.
Por qué María fue engendrada por una estéril?... San Juan Damasceno responde: "Era necesario que a ella, la maravilla de las maravillas, se le preparase una entrada al mundo con otras maravillas, y para que, poco a poco, de las situaciones más pobres y miserables, brotasen las más grandiosas realidades" Y agrega: "era necesario que naciese primogénita la que había de engendrar al Primogénito de toda la creación, en quien todo el universo tiene su fundamento"
4) Presentación de María en el Templo (21 de noviembre)
La Virgen María en la Iconografía Ortodoxa
1) La Virgen del Signo
Es la virgen orante que con el niño recibe el nombre de virgen del signo. Cristo está representado en un círculo, fuera y delante del vientre de Su madre.
Suspendido misteriosamente parece escapar a las reglas de la gravedad de la Tierra. Puesto que es Dios, a quien todo el Universo no puede contener, sin embargo se ha confinado al vientre de la Virgen.
La alusión a las palabras del profeta Isaías no se puede omitir aquí: "Por lo tanto el Señor Dios os dará un signo, la virgen está encinta y dará a luz un hijo que llamará Emmanuel que quiere decir Dios con nosotros" (Is. 7:14)
El rostro del niño es el de un adulto, con una frente ancha que representa su plenitud de sabiduría. Tiene un rollo que contiene las escrituras y bendice con Su mano derecha.
El gesto de las manos con su palma hacia arriba expresa la espera del don que va a recibir, y al mismo tiempo una preparación total para quedar llena del altísimo. Estas manos levantadas son la renuncia a cualquier intervención autónoma en la historia. Crean un receptáculo invisible que sólo Dios puede llenar y del que fluye como de una vasija de una fuente la verdadera agua de vida.
2)La Virgen Hodiguitria
El nombre significa "la que señala el camino." La Virgen mira majestuosamente al espectador y señala con su mano derecha al niño que tiene en su brazo izquierdo. El niño está vestido con vestiduras brillantes para recordarnos Su Divinidad. Se presenta siempre como un adulto, bendiciendo con una mano y sosteniendo un rollo con la otra. Se lo ve como Emmanuel, consciente de Su rol de Salvador. La Madre, vestida con un manto púrpura oscuro, no ejerce un rol protector hacia su Hijo, sino más bien lo presenta a la humanidad, rogándole al mismo tiempo. Su mano derecha, en un gesto de gran riqueza, parece recibir y ofrecer al mismo tiempo. La expresión de su rostro es seria, plena de real serenidad.
3)Virgen de la Ternura
Representa el tierno afecto recíproco entre la Madre y el Hijo. La Mirada de la Virgen está dirigida hacia el vacío. Tiene en el rostro una expresión de profunda tristeza. Sus manos apenas tocan al niño. Parecen inmovilizadas por el pensamiento que la absorbe y contribuye aún más a dar esa expresión de intensa contemplación y melancolía.
El niño está representado con un impulso expresivo de ternura. Él, que conocía la tristeza oculta de Su madre, acerca su mejilla contra la de ella para consolarla. Su rostro, más brillante que el de María, manifiesta ese deseo de darle esperanza. Ella se inclina hacia Él implorando Su misericordia para aquellos que han solicitado su protección mediante su súplica delante de su Hijo.
1 comentario:
Hermoso el Tema. que viva la Iglesia Ortodoxa, la Verdadera Fe.
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