CARDENAL LUIS CIPRIANI: NO ES VERDAD QUE LO MODERNO ES BUENO Y LO ANTIGUO MALO...
“Al sacerdote se le pide que no tenga complejos, no es ningún artista, es Cristo. Que no se deje llevar por su inseguridad, por su aburrimiento o por su falta de preparación”, recomendó el Pastor de Lima comentando sobre lo que se espera de los presbíteros en el Año Sacerdotal iniciado recientemente en la Iglesia convocado por el Papa Benedicto XVI.
En tal sentido, animó a los sacerdotes a leer, estudiar y conocer más los problemas de los fieles para que les enseñen correctamente al momento de predicar la Palabra de Dios argumentando con razones claras y ejemplos concretos que sean de ayuda a los fieles.
“Cuando predique que la gente diga: ha enseñado algo. Una prédica de diez minutos: breve, concreto y rápido. La predicación de un sacerdote no se convierte en palabras, sino que el sacerdote predica la Palabra de Cristo. El sacerdote es la voz de La Palabra. Eso es lo que la gente necesita, sacerdotes que son la voz de la palabra, ser otros Cristos”, animó.
Ante las críticas hacia los sacerdotes, el Pastor de Lima señaló que no se puede caer en la ligereza de generalizar, porque la mayoría de sacerdotes se dedican con entusiasmo a cumplir las tareas propias de su ministerio.
“La gran mayoría de sacerdotes son verdaderos hombres que se entregan a Dios para servir al pueblo. Esta oración por los sacerdotes con fe, porque como todo hombre también tiene tentaciones y como toda persona tienen momentos mejores o peores. No se olviden lo que dice el Papa: El sacerdote trae a Cristo, si no hay sacerdote no hay Eucaristía. Hay que ayudarlos y rezar por ellos”.
El Arzobispo de Lima también resaltó que lo “moderno”, no es sinónimo de lo “bueno”. Por tanto, un sacerdote deberá entusiasmar a las personas con su preparación, buscando siempre las buenas acciones sin necesidad de ser “aburridos” (anticuados).
“No es verdad que lo moderno es bueno y lo antiguo es malo; lo bueno es bueno. Sacerdotes no sean aburridos, prediquen con más entusiasmo. El entusiasmo y el ser más entretenido tienen mucho que ver con la práctica de su propia fe. Si un sacerdote lee, estudia, tiene contacto con la gente joven, ese sacerdote está en permanente actividad porque tiene que dar respuestas válidas a las preguntas de los fieles”, recordó.
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