sábado, 16 de mayo de 2009

Michel Schooyans: Obama y Blair. El mesianismo reinterpretado


La elección de Barack Obama para la presidencia de los Estados Unido ha suscitado numerosas expectativas en todo el mundo. En los Estados Unidos, los electores votaron por un presidente joven, mestizo y brillante. Se espera de él que, según sus promesas, corrija los errores del presidente que lo ha precedido. Han sido utilizadas formulas hasta excesivas, afirmando, por ejemplo, que había llegado la hora de "reedificar" los Estados Unidos o de reorganizar el orden internacional. Se notará aquí la influencia de Saul D. Alinsky (1909-1972), uno de los maestros del pensamiento del nuevo presidente y de Hillary Clinton. No les ha faltado celo a los admiradores del vivaz neo elegido, que han demonizado al desventurado presidente George W. Bush, invocando que se destruya lo antes posible la política que había desarrollado. Ahora, la administración Bush, que además no ha carecido de méritos, se caracteriza por fallas reconocidas, también por el círculo más cercano del presidente. Sin embargo, sobre un punto esencial y fundamental, el presidente Bush ha promovido una política meritoria de respeto y de continuidad: ofreció al ser humano no nacido, así como al personal médico, una protección jurídica, sin duda insuficiente, pero eficaz.


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