martes, 10 de abril de 2012

ENRIQUE CALICÓ: PADRE PIO; LA OBEDIENCIA ES UNA MURALLA QUE EL DIABLO NO PUEDE SALTAR



Barba Azul, viendo que no hacía mella en el Padre Pío, empezará a envenenar los corazones de determinadas personas, ya fuesen superiores religiosos, tanto canónigos como de su misma Orden, ya fuesen gente de menor relieve.
El primero que fue tentado fue el obispo de Manfredonia, Monseñor Pasquale Gagliardi, quien dejándose llevar por la envidia al ver la afluencia de peregrinos y de limosnas al convento de San Giovanni dentro de su diócesis, se inventó toda clase de artimañas para calumniarlo.

El padre Paolino Da Casacalenda, guardián del convento de San Giovanni Rotondo –quien había hecho posible que el Padre Pío fuese destinado a dicho convento, le había asistido tantas veces y había sido el primero en ver los estigmas –, con gran disgusto para ambos fue trasladado y sustituido por el padre Lorenzo de San Marco in Lamis.
También el padre Benedetto de San Marco in Lamis dejará su cargo de provincial en manos del padre Pietro Da Ischitella. A partir de ese momento nuestro beato será víctima de persecuciones, privaciones y órdenes absurdas e injustas muy graves que se sucederán a lo largo de los años y que él, sin discutirlas, acatará con paciencia y resignación cristiana:
–Si esta es la voluntad de Dios...
Preguntado en más de una ocasión por su total sumisión y por qué no se defendía de aquellas órdenes que demostraban ser verdaderos castigos intencionados,
–Pero, Padre Pío, ¿por qué no se rebela contra tamañas calumnias e injusticias?
Siempre respondía:
–La obediencia, hijos míos, es una muralla que el diablo nunca puede escalar.
A pesar de tantas calumnias, tantos informes maliciosos, no dejó de cumplir su misión, la que Dios le había destinado. La afluencia de peregrinos se irá incrementando, y la curiosidad creciente será una fuente inagotable de conversiones.

Vamos a destacar la de Emmanuele Brunatto, joven conocido por su vida disoluta y aventurera y por sus continuas quiebras fraudulentas. Él mismo reconoce no saber por qué un día fue y se mezcló entre la multitud al pie del monasterio. El Padre Pío al momento pesca este «pez gordo» y lo lleva a una confesión íntegra, lo cual da como resultado un cambio total de vida.

Ese joven se convierte en un gran defensor del Padre Pío, a quien tendrá una verdadera devoción, se quedará por un tiempo en el convento y luchará con todos los medios a su alcance para anular el daño que las calumnias e informes malintencionados fueron esparciendo por doquier. Trabajará con honradez en un nuevo negocio que le proporcionará una pequeña fortuna, gracias a la cual podrá colaborar en el gran proyecto que nuestro capuchino tiene in mente.

FUENTE: GRATISDATE

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