sábado, 28 de febrero de 2009

MIGUEL A. TABET: LA NOCIÓN DE BIBLIA PROTESTANTE


Como es sabido, con la revolución teológica y cultural realizada por la Reforma protestante en los albores del Renacimiento, surgió una nueva mentalidad que se separaba del modo en que hasta entonces había sido interpretada y estudiada la Biblia en el seno del cristianismo. Se trataba en definitiva de un modo nuevo de concebir y entender la misma naturaleza de la Sagrada Escritura. 

El fundamento de esa mentalidad fue la perspectiva que había sido forjada por el pensamiento inmanentista aplicado al campo religioso (interesa no lo que es Dios en sí mismo, sino lo que es para mí); y su principio hermenéutico, el de la sola Scriptura preconizado por Lutero. Este principio considera que la Escritura es el único depósito de la Revelación, la única autoridad divina, independiente, por tanto, de cualquier instancia externa; intérprete de sí misma (scriptura sacra sui ipsius interpres), siendo totalmente clara y persuasiva. 

Como consecuencia, Lutero afirmó que ante la Escritura solo se encontraba el juicio individual del lector o del intérprete, postulado que recibió en nombre de principio del ‘libre examen’. En esta perspectiva, los promotores del protestantismo, Lutero y Calvino, coincidieron; solo se diferenciaban en cuestiones de matiz. Lutero subrayaba la acción cuasi instrumental de la lectura de la Biblia: esta sería `autopistós’, es decir, llevaría consigo la fuerza de conversión; Calvino acentuaba la iluminación directa del Espíritu sobre cada fiel. Pero tanto uno como otro rechazaron la institución divina del Magisterio y el valor normativo de sus decisiones, y no dieron otrovalor a la tradición de fe que la de ser un mero fenómeno humano

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