Puede prescindir la teología contemporánea de las enseñanzas de santo Tomás de Aquino? SÍ, lo puede hacer, y de hecho acontece esto en muchos teólogos muy promovidos. Incluso algunos sienten la prescindencia como una suerte de liberación. Que este hecho sea constatable, no supone que sea lo más adecuado, ni lo sugerido por el Magisterio de la Iglesia .
La Iglesia ha ido enriqueciendo su reflexión en torno a la sabiduría divina, a lo largo de los siglos, este servicio a la verdad revelada ha contado con momentos de esplendor, en donde se aprecia un notorio progreso teológico.
Uno de sus exponentes más cualificados es santo Tomás de Aquino, dotado por Dios con una inteligencia extraordinaria, desarrollada con suma responsabilidad y con una profunda fidelidad en la búsqueda de la verdad. Todas estas aristas, y otras muchas que podrían agregarse, y que resplandecen en el “buey mudo”, no alcanzarían las dimensiones que alcanzaron en santo Tomás, si también no brillaran en él, la humildad y el profundo respeto que tenía por la tradición eclesial, fundamentalmente la de los Padres de la Iglesia.
La prescindencia, entre otras realidades, es fruto de la pereza intelectual que ha engendrado la cultura del relativismo. La teología de Tomás es sólida y muy necesaria para nuestro tiempo; el orden natural, el tratado sobre las virtudes, la relación entre fe y razón y la metafísica, son potentes focos de sabiduría capaces iluminar hoy, tantos caminos de fe que aparecen vacilantes. La pasión por la verdad le permite también a Tomás, irradiar una fuente de luz que resulta un bálsamo para los hombres de buena voluntad.
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