De la manera de celebrar los Sacramentos de la lniciación cristiana dependerá el rostro futuro del cristianismo en Occidente (Ins. Lab.131; Lin.18).
Es incorrecto que la diferenciación práctica, que pospone la Confirmación a la Eucaristía, sea de orden meramente pastoral y no dogmático (1.1.136). Al contrario, el orden de los sacramentos - bautismo - confirmación - eucaristía proviene de la Tradición autentica de Oriente y Occidente. Este dato dogmático debe guiar toda pastoral.
Por el bautismo y la confirmación somos insertos en la Nueva Alianza por la participación en la muerte y glorificación de Jesucristo y la efusión escato1ógica del Espíritu Santo. Esto proviene de las misiones de las Personas Divinas y, últimamente, de las Procesiones Trinitarias. La Misa es la actualización del sacrificio glorioso de Cristo y del envío del Espiritu. Por eso, la Comunión Eucarística es la culminación de toda la iniciación cristiana y su renovada actualización.
Altera la economía sacramental dar la Primera Comunión al bautizado no confirmado, que no está plenamente iniciado. Mayor violencia es dejar sistemáticamente la Confirmación para después de la Primera Comunión. La confirmación debe seguir al bautismo y anteceder a la Primera Comunión.
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