viernes, 6 de diciembre de 2013

HANS URS VON BALTHASAR: SEGUNDO DOMINGO DEL ADVIENTO (A)


El que está lleno del Espíritu. Dios viene ahora en una figura terrena, como "el renuevo del tronco de Jesé". Pero su venida es única y definitiva. Según la primera lectura, tres cosas caracterizan esta venida: en primer lugar la plenitud del Espíritu del Señor que capacita al que viene para las otras dos cosas:para el juicio separador en favor de los pobres y desamparados contra los violentos y los pecadores, y para la instauración de una paz supraterrenal que transforma totalmente la naturaleza y la humanidad. El Espíritu de sabiduría y de conocimiento que llena al que viene, se derrama sobre el mundo, de modo que el mundo queda "lleno de la ciencia del Señor, como las aguas colaman el mar". Lo que el que está lleno del Espíritu es y tiene, lo ejerce juzgando; lo reparte llenando al mundo con su espíritu. En la Biblia conocer a Dios nunca es un conocimiento teórico, sino impregnarse totalmente de la comprensión íntima de lo que Dios es; y este conocimiento es la paz en Dios, la participación en la paz de Dios.

Bautismo con el Espíritu Santo y fuego. El evangelio presenta al precursor en plena actividad. Prepara el camino al que viene, confesando a los pecadores que se convierten y bautizándolos, a la espera del que viene detrás de él y puede más que él. Se preparan para acoger al que viene. No puede uno fiarse simplemente del pasado, de la pertenencia carnal a la descendencia de Abrahan. Las palabras del Bautista:"Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras" son extrañamente proféticas: para los judíos esas piedras son los pueblos paganos; el que está lleno del Espíritu y viene detrás de Juan puede convertirlos en hijos de Dios. Juan se prosterna ante él en una actitud de profunda humildad. Porque, en lugar de con agua, el bautizará con el Espíritu Santo y fuego. Un fuego que es Dios mismo, el fuego del amor divino que viene arrojar sobre la tierra, un fuego que consume todo egoísmo en las almas;el fuego del amor que será al mismo tiempo el fuego del juicio para los que no quieren amar, para los que son paja:" Quemará la paja en una hoguera que no se apaga". Dios es un fuego devorador: quien no quiera arder en su llama de amor, se abrasará eternamente en su fuego. El amor es más que la moral de los fariseos y saduceos.La moral que no se consume y supera en el fuego del Espíritu, no resistirá ante el que tiene el bieldo para aventar su parva.

Acogeos mutuamente. La llama de amor que tare el portador del Espíritu desborda los límites del pueblo de Israel y llega al mundo. Los judíos, elegidos desde antiguo, y los paganos, no elegido pero ahora admitidos a la salvación, formarán en lo sucesivo una unidad en el amor. Pablo exige de ambos en la seguna lectura que se acojan mutuamente como y porque Cristo "nos ha acogido para gloria del Creador, que nos ha creado a todos con vistas a su Hijo. El Hijo realiza las dos cosas: la justicia de la alianza de Dios, pues en u existencia terrena cumple todas las profecías, y la misericordia divina para con todos aquellos que todavía no saben nada de la alianza. El portador del Espíritu que Isaías ve venir, instaurará una paz verdaderamente divina sobre la tierra: Si ls naciones quisieran -como lo espera el profeta-buscar este renuevo del tronco de Jesé, que darían también ellas llenas del Espíritu de la ciencia del eñor, en cuya paz" ya no se hace nada malo"

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