Teresa Martín nació el 2 de enero de 1873, a la edad de 4 años muere su madre, quedando bajo el cuidado de su hermana mayor Paulina, y de su padre Luis Martín. Estas dos figuras, su padre y Paulina su hermana, serán de gran consuelo durante toda su vida. Ante la muerte de su madre se mudan a Lisieux para ponerla bajo la protección de una tía. Cuando Teresa cuenta nueve años, sufre la separación de su hermana Paulina que ingresa en el Carmelo. A los 15 años entra en el Carmelo con una autorización especial debido a su corta edad. Muere el 30 de septiembre de 1897.
Teresa fue enterrada el 4 de octubre de ese año, en el nuevo cementerio de las Carmelitas, que ella inauguró. Se puso sobre su tumba una cruz de madera, con esta inscripción: "Sor Teresa del Niño Jesús, 1873-1897". La Madre Inés de Jesús (Priora) que había pintado la cruz, había escrito antes, estas palabras: "Que quiero, Dios mío, llevar lejos tu fuego; acuérdate". Pero resultó que esta inscripción fue borrada por el obrero que llevó la cruz, cuando la pintura estaba fresca., "La Madre Inés de Jesús vio en este hecho una indicación de lo alto, y sustituyó la inscripción borrada por otra que figura en ella desde entonces: "Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra", inscripción que ella no se había atrevido a poner desde un principio" .
Teresa fue enterrada el 4 de octubre de ese año, en el nuevo cementerio de las Carmelitas, que ella inauguró. Se puso sobre su tumba una cruz de madera, con esta inscripción: "Sor Teresa del Niño Jesús, 1873-1897". La Madre Inés de Jesús (Priora) que había pintado la cruz, había escrito antes, estas palabras: "Que quiero, Dios mío, llevar lejos tu fuego; acuérdate". Pero resultó que esta inscripción fue borrada por el obrero que llevó la cruz, cuando la pintura estaba fresca., "La Madre Inés de Jesús vio en este hecho una indicación de lo alto, y sustituyó la inscripción borrada por otra que figura en ella desde entonces: "Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra", inscripción que ella no se había atrevido a poner desde un principio" .
"Teresa no ha aportado por sí misma ninguna novedad conceptual a la doctrina cristiana. Ha sido proclamada doctora de la Iglesia no por una particular aportación propia a la doctrina de la gracia, que ya definieron de manera clara y realista tantas fórmulas dogmáticas hasta el decreto de la justificación de Trento. Más bien, como recordó en París, Juan Pablo II, la enseñanza de Teresa es " la expresión luminosa de su experiencia personal de la gracia"
Al penetrar en la vida de Sta. Teresita; en su amado Carmelo, sus compañeras, su Francia natal y todo lo que hace al entorno de esta nueva doctora de la Iglesia, nos invade una gran alegría. Al dar una mirada rápida a todo el entorno, se dibuja en nuestro rostro una leve sonrisa; nada de todo lo encontrado explica el fenómeno desatado por Teresa. Como dice Péguy:"si se viese el inicio de tus santos, si se viese brotar el inicio del reino de tus santos".
"Hay santos que no solo permanecen escondidos para sí mismos (como es el caso de todo verdadero santo), sino también para el mundo, pero que sin darse cuenta han producido los mayores frutos de la historia en virtud de sencillos actos de oración y de entrega de sí mismos que sin embargo, valorados psicológicamente, parecen no ser nada especial"1 .
Una hermana de clausura, que vivió tan sólo 24 años, nueve de ellos fueron en medio del claustro, conocida únicamente por sus hermanas de congregación, familiares y amigos, ha desatado una repercusión poco creíble. Su vida transcurre cuando el siglo XIX muere, "Teresa era una pequeña hija de la burguesía francesa. Vivió una vida normal, en un período que por lo que se refiere a la historia de la Iglesia los expertos consideran mediocre, sin grandes novedades ni pasiones".
¿Por qué esta repercusión?. Comenta Jean Guitton, que en 1954 escribió un ensayo sobre el genio espiritual de la doctrina de Sta. Teresita; "porque Teresa expresa en un lenguaje sencillo, infantil, genial -es decir ingenuo- lo que dijo San Pablo, que la caridad difundida por el espíritu en los corazones de los fieles es todo, y que un único acto de esa caridad vale más que todas las prácticas ascéticas. Así Teresa testimonió, casi sin darse cuenta, el conocido pensamiento de Pascal :
"Todos los cuerpos, el firmamento, las estrellas, la tierra y sus reinos no valen lo que el más pequeño de los espíritus; porque éste conoce todo esto y se conoce a sí mismo; y los cuerpos nada. Todos los cuerpos juntos, y todos los espíritus juntos, y todas sus acciones, no valen la más pequeña acción de caridad. Este es un orden infinitamente más elevado. De todos los cuerpos juntos no se puede hacer surgir un pequeño pensamiento: es imposible, es de otro orden. De todos los cuerpos y de todos los espíritus no sería posible sacar ni siquiera una única ación de verdadera caridad: esto es imposible, es de otro orden, es sobrenatural."
1. Hans Urs von Balthasar,TD vol III, pag.5.
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