Cuando Dios se compromete en una alianza con los hombres, quiere comportarse como un amigo y no como un déspota; quiere dejarse determinar, humanamente se puede decir que quiere que el hombre le haga cambar de opinión, como las oraciones de súplica veterotestamentarias mitigan muy a menudo la ira de Yahvé. El hombre que está en Alianza con Dios tiene poder sobre su corazón.
Perdónanos nuestros pecados.En el evngelio Jesús se dirige a Dios co l seguridad del que sabe que el padre le escucha siempre (Jn 11,42) Y, como esta oración, sus discípulos le piden que le enseñe a orar. Jesús les enseña su propia oración, el Padrenuestro, y además les cuenta la parábola del hombre que despierta a su amigo a medianoche para pedirle que le preste tres panes. En la parábola el hombre tiene que insistir hasta llegar a ser inoportuno para obtener lo que desea. Con Dios en realidad sobra la indiscreción, pero se exige la constancia en la oración, en la búsqueda: hay que llamar a la puerta para que Dios Padre abra a sus cristauras. Dios no duerme está siempre dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden, pero no arroja sus precisos dones a los que no lo desean o sólo los demandan con tibieza y negligencia. Lo que Dios da es su propio amor inflamado, y éste solopuede ser recibido por aquellos que tienen verdadera hambre de él.Pedir a Dios cosas que por su esencia él no puede dar (un escorpión, una serpiente) es un sinsentido; pero toda oración que es según su voluntad y sus sentimientos.Él la escucha, incluso infaliblemente, aunque no lo advirtamos en nuestro tiempo pasajero. Cualquier cosa ue pidáis en la oración, creed que os la han concedido,y la obtendreis (Mc 11,24) Si le pedimos algo según su volunta, nos escucha. Y si sabemos que nos escucha en o que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que le hayamos pedido (1 Jn 5,14).
Dios os dio vida en Cristo. la segunda lectura nos indica la condición para esta esperanza casi temeraria. Esta condición es que hayamos sido sepultados junto con Crsto en el bautismo y hayamos resucitado con él en Pascua mediante la f en la fuerza de Dios. De este modo entre Dios, el Señor de la alianza, y nosotros, sus socios, se establecen impedimientos- nuestros pecados, los pagarés de nuestras deudas y las acusaciones que pesan sobre nosotros. La cruz de Cristo quita todo esto de en medio; ella es la que ha derribado el muro separardor del odio, l que ha traido la paz (Ef 2,14-16)
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