
sábado, 28 de febrero de 2009
MIGUEL A. TABET: LA NOCIÓN DE BIBLIA PROTESTANTE

viernes, 27 de febrero de 2009
Mons. José Luis Mollaghan:JESÚS ORANDO Y AYUNANDO

Carta pastoral de monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario para la Cuaresma 2009
Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos
Al comenzar este tiempo de Cuaresma, tiempo de preparación espiritual para vivir más de cerca el misterio pascual, y renovar nuestra vida cristiana, deseo invitarlos ante todo a meditar y seguir las palabras del Santo Padre Benedicto XVI en su Mensaje de Cuaresma de este año.
I. EL MENSAJE DE CUARESMA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Entre las prácticas cuaresmales, el Santo Padre se detiene este año a reflexionar sobre el ayuno.
El tema del ayuno lo lleva a recordar el libro del Génesis, cuando el Señor le impone al hombre abstenerse de comer del fruto prohibido (Gen.2, 16 -17), y a tener presente el comentario de San Basilio "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El ‘no debes comer’ es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia" (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 98).
El Evangelio de San Mateo, nos manifiesta que "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre" (Mt 4,1-2). Allí mismo, es Jesús quien nos enseña que al terminar los cuarenta días pasados en el desierto, debió decirle a Satanás: "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (ibídem, 4,4).
También este pasaje del Evangelio nos invita a contemplar cómo “Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador” (Benedicto XVI, Mensaje, 2009).
Asimismo, el ayuno nos ayuda a acrecentar la caridad. "Si uno vive en la abundancia, y viendo a su hermano que está necesitado, le cierra el corazón, y no se compadece de él ¿cómo puede permanecer en el amor de Dios?" (3,17). Privarnos de comer, nos permite descubrir el padecimiento de quiénes no tienen lo necesario para subsistir; y nos impulsa a compartir con ellos el fruto de nuestras privaciones.
La actitud del Buen samaritano del Evangelio, que se prodiga a su prójimo, sabiendo que prójimo es cualquiera que tenga necesidad de mi, y yo pueda ayudar (Dios es caridad, nº 15), nos invita a asemejarnos a él y a imitar su insondable amor.
II. CUARESMA Y ORIENTACIONES DIOCESANAS
De este modo, el ayuno de esta Cuaresma, unido a la oración, y a la limosna, van a acrecentar nuestra disponibilidad a las Orientaciones Pastorales Arquidiocesanas, que como un plan pastoral a la luz de “Navega Mar Adentro” y de las enseñanzas de la Va Conferencia Episcopal de Aparecida, afianzan la vida pastoral de la Arquidiócesis desde el año próximo pasado.
No solo de pan vive el hombre
La primera de las Orientaciones arquidiocesanas precisamente nos impulsa al conocimiento de la Palabra de Dios, a fin de que se revalorice la importancia fundamental de la Palabra de Dios, tanto personalmente como en cada decanato, parroquia, y comunidad de vida consagrada; en los movimientos y asociaciones, así como en las escuelas e instituciones de nuestra familia diocesana (cfr. Orientaciones Pastorales I, 1 -11).
Motivados por el espíritu cuaresmal y el ayuno, sabemos que para escuchar la Palabra de Dios, necesitamos momentos de silencio en el interior de nuestro corazón, y también donde ésta se lea y proclame, particularmente en nuestras iglesias y capillas, y nos ayude a escuchar la voz de Dios y al recogimiento (cfr. ibídem, nº 3).
Asimismo, la lectura orante de la Palabra de Dios, que es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino (cf. Salmo 118/119,105), nos ayudará a rezar y a crecer en la oración, y así podamos responder a su voz. Si la promovemos en forma habitual, traerá durante esta Cuaresma una profunda renovación en nuestra vida cristiana y en nuestra vocación de discípulos (cfr. ibidem, nº 4).
Esta lectura orante, nos conducirá al encuentro con Jesús - Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús - Mesías, a la comunión con Jesús - Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús - Señor del Universo” (D.Aparecida, nº 249); que podemos recibir cada día en la Eucaristía, y sobre todo el domingo, día del Señor y centro de la vida cristiana.
Jesús orando y ayunando se preparó a su misión
En este tiempo en que experimentamos el llamado a ser discípulos misioneros, año en que vamos a comenzar conforme a las Orientaciones Pastorales la misión arquidiocesana, también el ayuno y la oración son un camino penitencial muy rico para dar una mejor respuesta de nuestra parte.
Jesús nos invita a todos a participar de su misión. ¡Que nadie se quede de brazos cruzados! Ser misionero es anunciar a Jesucristo, particularmenteen todos los lugares donde el Evangelio no ha sido anunciado o acogido, en especial en los ambientes más difíciles y olvidados (cfr. Aparecida, nº 4).
Al seguir estas iniciativas pastorales, estamos asumiendo que somos discípulos misioneros, de tal manera que, con la ayuda de la gracia, podamos llevar adelante un camino que durante el año 2009 centre su atención en la misión parroquial y arquidiocesana (cfr. Orientaciones Pastorales).
Dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se ha recogido
Esta invitación tomada de la Didascalia, fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-27), y vuelve a ser propuesta por el Santo Padre en el Mensaje de este año:” Dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,18; Mensaje Cuaresma 2009).
A lo largo de las Orientaciones, siempre está presente en forma transversal, el llamado a vivir el amor como el centro de nuestra vida cristiana y de discípulos.
Sobre todo se pidió que durante este año continuáramos dedicando un tiempo a reflexionar sobre la obra de Caritas, en nuestras parroquias y decanatos, así como a nivel arquidiocesano; con el compromiso que nos impulse a hacer efectivos sus proyectos, sobre todo en el ámbito de la espiritualidad, de la formación y capacitación, en el crecimiento de un voluntariado genuino y creativo; en la búsqueda de recursos que provengan de la comunidad eclesial, como una respuesta de verdadera caridad y solidaridad.
III. VÍA CRUCIS
Ruego que en las comunidades parroquiales, en cada familia, así como personalmente, podamos estar disponibles para dar este año, con la ayuda de Dios, nueva vida al espíritu de la Cuaresma, que se manifiesta en el seguimiento de Cristo en la cruz, especialmente a través del ayuno, la limosna y la oración; así como del sacramento de la Reconciliación y del perdón.
Nos va a ayudar a revivir este espíritu, como una devoción expresiva de la Cuaresma, el seguir con piedad el camino de la cruz; por lo que invito a rezar cada viernes de este tiempo el Vía Crucis, en las Parroquias y Capillas de la Arquidiócesis, particularmente y en comunidad, y a recorrer sus catorce estaciones.
Por este motivo, deseo que tanto en la Iglesia Catedral, como en la Curia arquidiocesana, junto con los colaboradores y su personal, podamos también hacer el Vía Crucis todos los viernes durante este tiempo cuaresmal.
La Santísima Virgen del Rosario, nos ayude en el año Jubilar arquidiocesano, a vivir la Cuaresma, para celebrar gozosamente la Pascua de Jesús Resucitado.
Los saludo con afecto en el Señor.
Rosario, 23 de febrero de 2009
martes, 10 de febrero de 2009
Padre Matthew Habiger: Votar por los políticos que están a favor del aborto es a todas luces un pecado
Mi posición es que a todas luces es pecado votar por un político así. Examinamos este asunto. Apelaré a los argumentos que se basan en la autoridad y citaré las consecuencias de dicho voto.
Todo católico debe saber que el aborto es un grave mal, y como tal, no debe ser apoyado jamás. En la "Declaración sobre el Aborto Procurado", (Cardenal Seper, Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fé, 1974), hay una sección sobre la "Moralidad y la ley" (No. 19-23). "El hombre no deberá jamás obedecer una ley que sea en sí misma inmoral y tal es el caso de una ley que admitiera en principio la legalidad del aborto.Tampoco deberá tomar parte en las campañas publicitarias que apoyen tal ley, o votar a favor de dicha ley. Más aún, no deberá colaborar en su aplicación. Es por ejemplo, inadmisible, que los doctores o enfermeras se vean obligados a colaborar estrechamente, teniendo que escoger entre la ley de Dios y su situación profesional".(22)
El Papa Juan Pablo II en Evangelium Vitae afirma: "Declaro que el aborto directo, esto es, el aborto voluntario empleado como un fin o un medio, siempre constituirá un grave desorden moral, puesto que es la muerte deliberada de un ser humano inocente. Ninguna circunstancia, propósito o ley de ninguna naturaleza podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsicamente ilícito, puesto que es contrario a la ley de Dios que está escrita en cada corazón humano, está dictada por la razón misma y proclamada por la Iglesia" (EV 62C).
"El Código de la Ley Canónica de 1917 castiga al aborto con la excomunión. La ley canónica ya revisada continúa su tradición al decretar que una persona que se practica el aborto, automáticamente (latae sententiae) incurre en la excomunión (Canon 1398). La excomunión afecta a todos aquellos que cometen este crimen conociendo el castigo que conlleva y, por tanto incluye a los cómplices sin cuya ayuda no habría podido ser cometido el crimen (Canon 1329).
"Con esta sanción, la Iglesia deja claro que el aborto es un crimen muy grave y peligroso, e incentiva a los que lo cometen a buscar sin tardanza, el camino de la conversión. En la Iglesia, el propósito de la excomunión es concientizar plenamente a una persona de la gravedad de un pecado especifico, y de promover una auténtica conversión y el arrepentimiento" (EV62B).
Se podría argumentar que el voto es una forma muy remota de cooperar con el aborto. Pero en realidad, ¿es tan remota? El legislador que vota a favor del aborto es obviamente un cómplice formal. Comparte tanto en la intención del acto, como en el apoyo material al acto. Si yo voto por dicho candidato, sabiendo muy bien que va a ayudar a proporcionar fondos públicos para el aborto o a continuar con el proceso de facilitarlo, entonces lo estaré ayudando.
Es un hecho que cuando los fondos comienzan a escasear para las clínicas de aborto, los que practican los abortos despiden a su personal, lo cual reduce el número de abortos. A diferencia del movimiento pro vida, la industria del aborto no recluta voluntarios desinteresados que están dispuestos a trabajar sin ganar ningún beneficio comercial. Si los presupuestos se reducen, el personal se reduce. Si el negocio del abortista no es rentable, éste lo cierra.
No es lógico pensar que, puesto que el candidato X ha tomado una posición adecuada sobre otros temas tales como la economía, las relaciones en el exterior, la defensa, etc., pero no se opone al aborto, se puede votar por él "en conciencia." El aborto tiene que ver con el primero y más esencial derecho humano, sin el cual no queda nada de qué hablar.
¿Es esta una manera muy estricta de pensar? ¿No es lo suficientemente matizada o no le hace justicia a las complejidades de la sociedad pluralista? Considérelo a la luz de otro aspecto. ¿Serían los votantes considerados y tolerantes con un político racista? ¿O constituiría ese defecto en el candidato razón suficiente para que fuera considerado indigno de un cargo público? ¿Por qué debemos ser intolerantes cuando se trata de racismo, pero no si se trata de la matanza de bebés por nacer? El aborto no es simplemente otro "tema", es un asunto de vida o muerte, el principal asunto de derechos humanos de nuestra época.
En su homilía en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción el 21 de enero de 1996, el Cardenal Bernard Law dijo:
"Es a esto a lo que están llamados los católicos: a estar incondicionalmente a favor de la vida. No hay ambigüedad en las palabras del sucesor de Pedro. Ser católico significa ser incondicionalmente pro vida. Apoyar el aborto, propugnar el derecho a escoger el aborto, no puede ser considerada de ninguna manera una opción católica.
"Muchos de nosotros hemos escondido el Evangelio de la Vida debajo de la canasta de la comodidad es lo que respeta a la política. Qué escandaloso resulta ver cómo los votos católicos apoyan a aquellos que están en contra del Evangelio de la Vida. Es fácil criticar a los políticos católicos que están en contra de la vida. ¿No creen que necesitamos preocuparnos mucho más por el número cada vez mayor de votantes católicos que no desafían a estos políticos?
"Nuestra tarea en la fe está clara y es intimidante mis hermanos y hermanas. Debe de aclararse muy bien desde los púlpitos, en las aulas, en las salas de conferencias de nuestros colegios y universidades, en la prensa católica, en la manera en que votamos,que ser católico es ser incondicionalmente Pro vida".
Es un escándalo el que algunos prominentes políticos católicos voten a favor de proyectos que proveen fondos para el aborto o lo promueven de otro modo. Sus nombres deberían ser divulgados, ellos deben ser expuestos a la vergüenza pública y amonestados, para que cesen en el mal y regresen a Dios.
Votar por un candidato como éste es participar voluntariamente en sus acciones. Es un pecado que exige arrepentimiento.
Fuente: Publicado en inglés en el HLI Reports, abril de 1996 de Human Life International.
lunes, 9 de febrero de 2009
BENEDICTO XVI: ROMANOS 12,1

Inmediatamente después, san Pablo define así esta nueva forma de vivir: este es "vuestro culto espiritual". Los comentaristas del texto saben bien que la expresión griega (tēn logikēn latreían) no es fácil de traducir. La Biblia latina traduce: "rationabile obsequium". La misma palabra "rationabile" aparece en la primera Plegaria eucarística, el Canon romano: en él se pide a Dios que acepte esta ofrenda como "rationabile". La traducción italiana tradicional "culto espiritual" no refleja todos los detalles del texto griego (y ni siquiera del latino). En todo caso, no se trata de un culto menos real, o incluso sólo metafórico, sino de un culto más concreto y realista, un culto en el que el hombre mismo en su totalidad de ser dotado de razón, se convierte en adoración, glorificación del Dios vivo.
Esta fórmula paulina, que aparece de nuevo en la Plegaria eucarística romana, es fruto de un largo desarrollo de la experiencia religiosa en los siglos anteriores a Cristo. En esa experiencia se mezclan desarrollos teológicos del Antiguo Testamento y corrientes del pensamiento griego. Quiero mostrar al menos algunos elementos de ese desarrollo. Los profetas y muchos Salmos critican fuertemente los sacrificios cruentos del templo. Por ejemplo, el Salmo 49, en el que es Dios quien habla, dice: "Si tuviera hambre, no te lo diría: pues el orbe y cuanto lo llena es mío. ¿Comeré yo carne de toros?, ¿beberé sangre de cabritos? Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza" (vv. 12-14) En el mismo sentido dice el Salmo siguiente, 50: "Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias" (v. 18 s). En el libro de Daniel, en el tiempo de la nueva destrucción del templo por parte del régimen helenístico (siglo II a.C.) encontramos un nuevo pasaje que va en la misma línea. En medio del fuego —es decir, en la persecución, en el sufrimiento— Azarías reza así: "Ya no hay, en esta hora, ni príncipe ni profeta ni caudillo ni holocausto ni sacrificio ni oblación ni incienso ni lugar donde ofrecerte las primicias, y hallar gracia a tus ojos. Mas con corazón contrito y espíritu humillado te seamos aceptos, como holocaustos de carneros y toros. (...) Tal sea hoy nuestro sacrificio ante ti, y te agrade" (Dn 3, 38 ss). En la destrucción del santuario y del culto, en esta situación de privación de todo signo de la presencia de Dios, el creyente ofrece como verdadero holocausto su corazón contrito, su deseo de Dios.
Vemos un desarrollo importante, hermoso, pero con un peligro. Hay una espiritualización, una moralización del culto: el culto se convierte sólo en algo del corazón, del espíritu. Pero falta el cuerpo, falta la comunidad. Así se entiende, por ejemplo, que el Salmo 50 y también el libro de Daniel, a pesar de criticar el culto, deseen la vuelta al tiempo de los sacrificios. Pero se trata de un tiempo renovado, de un sacrificio renovado, en una síntesis que aún no se podía prever, que aún no se podía imaginar.
Volvamos a san Pablo. Él es heredero de estos desarrollos, del deseo del culto verdadero, en el que el hombre mismo se convierta en gloria de Dios, en adoración viva con todo su ser. En este sentido dice a los Romanos: "Ofreced vuestros cuerpos como una víctima viva. (...) Este será vuestro culto espiritual" (Rm 12, 1). San Pablo repite así lo que ya había señalado en el capítulo 3: El tiempo de los sacrificios de animales, sacrificios de sustitución, ha terminado. Ha llegado el tiempo del culto verdadero.
Pero también aquí se da el peligro de un malentendido: este nuevo culto se podría interpretar fácilmente en un sentido moralista: ofreciendo nuestra vida hacemos nosotros el culto verdadero. De esta forma el culto con los animales sería sustituido por el moralismo: el hombre lo haría todo por sí mismo con su esfuerzo moral. Y ciertamente esta no era la intención de san Pablo.
Pero persiste la cuestión de cómo debemos interpretar este "culto espiritual, razonable". San Pablo supone siempre que hemos llegado a ser "uno en Cristo Jesús" (Ga 3, 28), que hemos muerto en el bautismo (cf. Rm 1) y ahora vivimos con Cristo, por Cristo y en Cristo. En esta unión —y sólo así— podemos ser en él y con él "sacrificio vivo", ofrecer el "culto verdadero". Los animales sacrificados habrían debido sustituir al hombre, el don de sí del hombre, y no podían. Jesucristo, en su entrega al Padre y a nosotros, no es una sustitución, sino que lleva realmente en sí el ser humano, nuestras culpas y nuestro deseo; nos representa realmente, nos asume en sí mismo. En la comunión con Cristo, realizada en la fe y en los sacramentos, nos convertimos, a pesar de todas nuestras deficiencias, en sacrificio vivo: se realiza el "culto verdadero".
Esta síntesis está en el fondo del Canon romano, en el que se reza para que esta ofrenda sea "rationabile", para que se realice el culto espiritual. La Iglesia sabe que, en la santísima Eucaristía, se hace presente la autodonación de Cristo, su sacrificio verdadero.
Pero la Iglesia reza para que la comunidad celebrante esté realmente unida con Cristo, para que sea transformada; reza para que nosotros mismos lleguemos a ser lo que no podemos ser con nuestras fuerzas: ofrenda "rationabile" que agrada a Dios. Así la Plegaria eucarística interpreta de modo adecuado las palabras de san Pablo. San Agustín aclaró todo esto de forma admirable en el libro décimo de suCiudad de Dios. Cito sólo dos frases: "Este es el sacrificio de los cristianos: aun siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo". "Toda la comunidad (civitas) redimida, es decir, la congregación y la sociedad de los santos, es ofrecida a Dios mediante el Sumo Sacerdote que se ha entregado a sí mismo" (10, 6: CCL 47, 27 ss).
3. Por último, quiero hacer una breve reflexión sobre el tercer texto de la carta a los Romanos referido al nuevo culto. En el capítulo 15 san Pablo dice: "La gracia que me ha sido otorgada por Dios, de ser para los gentiles ministro (liturgo) de Cristo Jesús, de ser sacerdote (hierourgein) del Evangelio de Dios, para que la oblación de los gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo" (Rm 15, 15 s).
Quiero subrayar sólo dos aspectos de este texto maravilloso y, por su terminología, único en las cartas paulinas. Ante todo, san Pablo interpreta su acción misionera entre los pueblos del mundo para construir la Iglesia universal como acción sacerdotal. Anunciar el Evangelio para unir a los pueblos en la comunión con Cristo resucitado es una acción "sacerdotal". El apóstol del Evangelio es un verdadero sacerdote, hace lo que es central en el sacerdocio: prepara el verdadero sacrificio.
viernes, 6 de febrero de 2009
ALVARO FARÍAS: LA IGLESIA DE LA CIENCIOLOGÍA EN URUGUAY
Licenciado en Psicología
Director del Servicio de Estudio y Asesoramiento sobre Sectas del Uruguay (SEAS – Uruguay)
Miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas
e-mail: alvarod.farias@gmail.com
seas.uruguay@gmail.com
jueves, 5 de febrero de 2009
CARTA PASTORAL ADVIRTIENDO SOBRE LOS ESCRITOS DE PAGOLA
Me llegan noticias de que el libro de J.A. Pagola (Jesús. Aproximación histórica, PPC, Madrid 2007, 544 pp) se está vendiendo como rosquillas. Incluso en una de mis visitas pastorales de hace pocos días, quisieron regalármelo como el mejor de los presentes. Así se lo habían sugerido en la "librería religiosa" de turno.
En nuestra hoja diocesana, común para todo Aragón (16.12.2007, p. 7), venía publicitado y recomendado como libro de formación. En muchas comunidades religiosas, es el regalo obligado de Navidad para una hermana o para la madre superiora, que lo pondrán disposición de todas, como el libro de moda. No han faltado diócesis, incluso, en donde se ha hecho una presentación cuasioficial de la obra, sembrando confusión en tantos fieles católicos. Algunos curas de mi diócesis me han preguntado perplejos por esta obra.
Si de un libro bueno se tratara, la difusión me alegraría, porque se trata de dar a conocer a Jesús. Pero leyendo detenidamente su contenido, me produce profunda preocupación que este libro se difunda tanto, y precisamente en torno a la Navidad. El "Jesús" de Pagola no es el Jesús de la fe de la Iglesia.
Este libro, que se lee con gusto por el buen estilo literario de su autor, sembrará confusión, también en mi diócesis, pequeña y humilde, que vive influenciada como todas por los fenómenos de masas, tantas veces provocados con gran aparato mediático.
Muchos de sus lectores no tendrán elementos de juicio, y confían que sus pastores les alerten de los peligros que pueden acechar su fe en Jesucristo, el Jesús que anuncia la Iglesia y que es el único salvador de todos los hombres. Movido por esta inquietud pastoral, escribo estas notas que no pretenden ser exhaustivas y animo a otros, pastores y teólogos, a que examinen con atención este libro que tanta difusión está teniendo, y que tanto daño puede hacer a nuestros fieles, sobre todo a los más sencillos.
Es un libro que presenta a un Jesús vaciado y rellenado, según la técnica de la desmitologización promovida por R. Bultmann, y que otros autores han seguido en las últimas décadas: E. Schillebeecx, J. Sobrino, etc. cada uno a su manera. Se trata de aplicar acríticamente el método histórico-crítico (en sí mismo válido, pero que tiene sus límites) e ir seleccionando aquello que cuadra con el a priori que uno se ha formado.
Por este camino podemos presentarnos un Jesús a nuestra medida y a nuestro gusto, según la moda del momento, y hacerlo además con argumentos de crítica histórica. Pero ese Jesús debe someterse críticamente a la fe de la Iglesia. Dicho de manera sencilla, se presenta un Jesús en el que se seleccionan rasgos, se amplían otros, se suprimen bastantes, sin ninguna referencia a la fe de la Iglesia, que de manera viva nos ha transmitido a lo largo de los siglos el Jesucristo auténtico, el único que puede salvar.
Hay un silencio total sobre la reflexión que a lo largo de la historia ha realizado la Iglesia, particularmente en los siete concilios ecuménicos de la Iglesia indivisa a lo largo del primer milenio. Es como si la Iglesia hubiera adulterado el mensaje y tuviéramos que acudir a las fuentes más puras para reencontrar al Jesús perdido, y todo ello so pretexto de historicidad.
Esto me suena al prejuicio de A. Harnack (1851-1930), historiador protestante liberal, maestro de R. Bultmann (1884-1976). Por el contrario, la monumental obra del católico A.Grillmeier (1910-1998), honrado con la dignidad cardenalicia en sus últimos años por Juan Pablo II, ha demostrado minuciosamente que la fe de los primeros concilios (sobre todo, Nicea, Éfeso y Calcedonia) ha sido una obra impresionante de deshelenización de la fe.
Es decir, cuando la fe sobre Jesucristo ha corrido peligro de ser asfixiada por el helenismo que era la ideología de la época, la Iglesia en Nicea (325), Éfeso (431) y Calcedonia (451) ha devuelto esa pureza de la fe, proclamando las definiciones que rezamos en el credo.
Las definiciones de los concilios, por tanto, no son encorsetamiento de la pureza evangélica en fórmulas dogmáticas que nos distancian del auténtico Jesús histórico, sino que, gracias a tales concilios, ha llegado hasta nosotros la pureza de la doctrina predicada por Jesús, ha llegado hasta nosotros la imagen auténtica de Jesús de Nazaret.
La Iglesia de todos los tiempos, también la Iglesia de nuestros días tiene esta preciosa y grave responsabilidad: la de rescatar a Jesús de las ideologías de moda y presentar el auténtico Jesús, el Hijo eterno de Dios hecho hombre, el Cordero de Dios que ha derramado su sangre por nosotros y por todos los hombres, para el perdón de los pecados, el Jesús de Nazaret que nos presentan los evangelios y los demás escritos del Nuevo Testamento, el que la Iglesia ha presentado a lo largo de los siglos como el único salvador de todos los hombres.
Jesús es Dios, sabe que es Dios y habla continuamente de ello. J.A. Pagola elude este aspecto fundamental del perfil de Jesús. A lo sumo, admite que el título "Hijo de Dios" se lo dieron los cristianos tardíos de la primera comunidad. Jesús sería el profeta de la compasión de Dios. La tentación arriana, que ha recorrido la historia del cristianismo reduciendo a Jesucristo a un hombre excepcional, pero que no es Dios consubstancial al Padre, asoma en el conjunto de la obra, pero si Jesús no es Dios como su Padre, no podrá divinizarnos, y la salvación que nos aporta queda diluida simplemente en un buen ejemplo.
Jesús ha tenido conciencia de su muerte redentora. Es decir, ha vivido y ha caminado con plena libertad hacia el momento supremo de entregar su vida en rescate por todos los hombres. La muerte no es un accidente en la historia de Jesús, la muerte para Jesús es el momento supremo de la glorificación por parte del Padre, porque él entrega su vida para el perdón de los pecados. Para J.A. Pagola, Jesús es un terapeuta que acoge al hombre pecador. No hay perdón-absolución, sino perdón-acogida, y es que el autor ha vaciado de contenido el sentido del pecado, como ofensa a Dios, que Jesús restaura con la ofrenda sacrificial de su vida.
Remito a estudios más detallados, que han comenzado a aparecer tras la publicación de este libro de J.A. Pagola. En la página web de la diócesis de Tarazona ( http://www.diocesistarazona.org) aparecen algunas recensiones del libro (J. Rico, J.A. Sayés, J.M. Iraburu, L. Argüello). Nos encontramos ante una presentación de Jesús, que hará daño, sobre todo a quienes no tienen elementos de juicio para leerla críticamente. Es función de los pastores llamar la atención sobre esta presentación de Jesús, que no se atiene a la fe de la Iglesia. Que la luz del Verbo encarnado disipe todo tipo de tinieblas, sobre todo las que pueden cernirse sobre la figura de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.
+ Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, Navidad 2007
OBISPO DE AVIÑON: SI A LA VIDA EN EUROPA
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